Crisis en Paraguay. Fernando Lugo aceptó la destitución y abandonó el cargo
Derrotar el “golpe institucional” de la derecha con la movilización obrera y popular independiente
22/06/2012
En un juicio político cuasi “sumario”, que había sido votado el día de
ayer, el Congreso dominado por los partidos de la derecha –el Partido Colorado y el Partido Liberal -, destituyó al presidente Fernando Lugo de su cargo. En su lugar asumió el vicepresidente F. Franco del tradicional Partido Liberal, que hace tiempo rompió su alianza con Lugo.
El proceso destituyente fue lanzado el viernes 15/6 aprovechando la
sangrienta represión a campesinos sin tierra que terminó con la vida
de 11 “carperos” y 6 policías (que Lugo reivindicó de hecho
respaldando a los policías). Instituciones clave como la reaccionaria
Iglesia Católica y el imperialismo yanqui, habían dado su apoyo más o menos directo al golpe de mano. No tuvo que llegar a la etapa de intervención militar ya que Lugo aceptó sin más el “juicio” y la destitución, mostrando que prefiere retirarse y dejarle el camino
despejado a la derecha que desatar la movilización popular.
Desde que asumió la presidencia en 2008 en alianza con el derechista Partido Liberal, Lugo dio sobradas muestras de que no iba a tomar ninguna medida que afectara los intereses de los grandes latifundistas –en particular la oligarquía sojera que se desarrolló estos últimos años, expulsando a miles de campesinos sin tierra. Su promesa de reforma agraria había despertado ilusiones en los campesinos pobres.
Sin embargo, una vez en el poder, Lugo intentó una tibia reforma que dejaba intacto el latifundio. Esto envalentonó a los grandes
terratenientes que armaron guardias blancas y desataron una verdadera guerra contra el campesinado. El último servicio que le prestó Lugo al empresariado paraguayo fue la brutal represión en Curuguaty.
Cínicamente, la derecha stroessnerista, para quien la vida de los
campesinos no vale nade, usó la represión como excusa para avanzar aprovechando la extrema debilidad de Lugo que prácticamente se quedó sin ningún sostén. Este “golpe blanco” busca imponer un gobierno que sin barniz “populista” responda directamente a los intereses de los terratenientes y los grandes empresarios.
La UNASUR denunció la destitución de Lugo como un “golpe
institucional”. Incluso Dilma Rousseff planteó que esto puede tener
consecuencias para la permanencia de Paraguay en el organismo. Sin embargo, la diplomacia de la UNASUR busca una salida consensuada con la derecha y a lo sumo, exige un proceso “justo”, lo que en última instancia terminará legitimando el golpe. Esto ya lo vimos en Honduras luego de que un golpe cívico militar derrocara al presidente Zelaya.
En ese momento, la OEA actuó como cobertura de la política golpista
del imperialismo, las fuerzas armadas y los empresarios y sus
partidos. A pesar de que las organizaciones campesinas se venían movilizando en repudio a la represión de Lugo, miles de manifestantes se congregaron en la plaza del Congreso y muchos más se movilizaban en el interior del país mientras se gestaba el golpe institucional.Pero Lugo mostró que no está dispuesto a enfrentar a la derecha y a los poderes a los que responde. Solo la más amplia movilización obrera, campesina y popular, independiente de todos los partidos del régimen, podrá derrotar este golpe palaciego de la derecha y sus planes de estabilizar un gobierno que pueda garantizar los intereses de los grandes empresarios, y luchar por resolver los grandes problemas del país, empezando por aplicar una reforma agraria que ponga fin al latifundio y le dé la tierra a los campesinos y terminar con la sumisión del país al imperialismo, en la perspectiva de la lucha por un gobierno obrero, campesino y popular.
Desde el PTS llamamos a las organizaciones obreras, populares y de la izquierda a movilizarnos en solidaridad con la lucha de los
trabajadores, campesinos, indígenas y sectores populares del hermano país del Paraguay contra este golpe de la derecha y por una salida independiente obrera y popular.