Elecciones municipales en Italia
Derrumbe electoral de Berlusconi
02/06/2011
El domingo 30 se celebraron elecciones municipales en Italia, la oposición centroizquierdista triunfó a lo largo de todo el país y el Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), en el gobierno, perdió en varias ciudades clave. La victoria electoral de la centroizquierda en Milán de la mano Giuliano Pisapia del PD (Partido Democrático), con el 55,1% de los votos que derrotó al oficialismo por más de 11% de diferencia, representó un duro golpe para Il Cavalieri, teniendo en cuenta que Milán es la capital financiera de Italia, y cuna de Berlusconi y de su movimiento, gobernada por la derecha desde 1994. La derecha también salió derrotada en muchas otras ciudades como Nápoles, Cagliari, Trieste y Novara (baluarte de la xenófoba Liga Nord). En la primera vuelta del 15/5 la centroizquierda se impuso en Bologna y en Turín. Esto marca para gran parte de los medios italianos el fin del ciclo de Berlusconi.
No todo estaba a la derecha
La situación italiana viene avanzando en los últimos meses: la lucha del movimiento estudiantil contra los recortes, las movilizaciones de los metalmecánicos (FIOM ), uno de los más importantes sindicatos; y la semana pasada, la lucha de los obreros del Astillero Fiancantieri (2.500 trabajadores), que desafiaron el intento patronal de cierre del astillero con duros enfrentamientos con la policía en Genova, con heridos y detenidos, donde los obreros atacaron la prefectura y en Castellamare de Stabbia en Nápoles con cortes y bloqueos de la ciudad por parte de los trabajadores.
En Milán como en Nápoles triunfaron los sectores más antiberlusconianos de la tímida centroizquierda italiana: Giuliano Pisapia en Milán (proveniente de Refundación Comunista y acusado de ser “amigo” de las Brigadas Rojas) o el ex juez Luiggi de Magistris en Nápoles, fueron los que lograron imponerse.
No funcionaron esta vuelta los clásicos ataques macartistas y racistas de Berlusconi, cuyo discurso derechista era “evitar que Milán caiga en mano de comunistas”, atacando a la justicia que lo investiga por prostitución de menores, con consignas como “Fuera las Brigadas Rojas de los Tribunales”, y que entre otras cosas planteaba que Milán terminaría invadida por mezquitas y terroristas musulmanes. Pero la demagogia de la derecha no funcionó: los escándalos sexuales pueden haber desplazado parte del voto católico que lo venía apoyando; también hay que tener en cuenta la ruptura del neofascista Fini de Alianza Nacional, que promueve una derecha respetuosa, en teoría, de las leyes. A su vez la Liga Norte, desde que forma parte del gobierno, participa de decisiones como la guerra de Libia que entran en contradicción con su retórica xenófoba y ha creado hondo malestar en su base.
El gobierno se viene debilitando, y el resultado electoral es una muestra de esto, la propia burguesía ve difícil aplicar los planes que tiene por delante con un gobierno en estas condiciones. Sumado a esto la Cofindustria y el conjunto de la patronal que ven que prevalecen siempre los intereses personales de Il Cavaliere y ya están cansados de ello desde hace tiempo, más ahora que Italia tiene que enfrentar la crisis que recorre el Europa y se ha instalado en el país: según el Instituto de Estadísticas 1 de cada 4 italianos corre el riego de vivir en la pobreza. Mientras el crecimiento económico de la Eurozona es del 1,1%, el italiano es sólo del 0,2%. Esto, en medio de los vientos que soplan tanto de la Primavera de los Pueblos en el Magreb y Medio Oriente y ahora desde el Estado Español, hace imprescindible para la burguesía consolidar un gobierno de mayor consenso que el ya desgastado y desprestigiado de Berlusconi.
Nada se puede esperar de un gobierno de la centroizquierda, por más antiberlusconiano que se ubique, demostró cada vez que gobernó el país que lo hace para los planes dictados por la patronal imperialista y que ha llevado adelante leyes y acciones antiobreras y contra los inmigrantes que no han tenido nada que envidiarle a Il Cavalieri, eso sí, buscando “consensos y sin forzar las leyes”. La misma centroizquierda del PD que intervino con tropas o prestando las bases italianas cada vez que hizo falta, para garantizar ataques imperialistas tanto en Europa, como en la ex Yugoslavia, o en el mundo semi colonial.
Por una política independiente de la clase obrera
Los trabajadores italianos no deben volver a confiar en la centroizquierda que como señalábamos antes ha gobernado siempre para la patronal imperialista. Es necesario que los sectores opositores de los sindicatos de la CGIL y el sindicalismo de base rompan con la centroizquierda y pongan todas sus fuerzas en coordinar ante todo las luchas hoy existentes como la de los trabajadores del astillero Fiancantieri y organizar una alternativa para la clase obrera italiana, que enfrente tanto los planes patronales, la política xenófoba, y derrote la política imperialista retirando las tropas tanto en Afganistán y el Líbano, entre otras y el fin inmediato de los ataques a Libia desde bases italianas. Para que la crisis la paguen los capitalistas.