Argentina
Después del 24 de marzo
05/04/2006 La Verdad Obrera N° 184
Después del fallido intento de Kirchner de transformar el acto en Plaza de Mayo por el 30 aniversario del golpe en una conmemoración oficialista, el gobierno prepara un acto en su apoyo para el 25 de Mayo. Detrás de las provocaciones del gobierno al masivo acto del 24 de marzo, están sus verdaderas intenciones que ya denunciamos desde La Verdad Obrera. El diario Clarín sostiene, por ejemplo, que: “En realidad, el kirchnerismo intentó hacer el pasado viernes 24 de marzo el primer gran acto con Kirchner, con la intención poco y mal disimulada de empezar a abrirle espacio público a su reelección. (...) Algunas voces en el Gobierno dicen ahora que esa frustración del 24 puede derrumbar por anticipado la convocatoria a la Plaza del 25. Pero otros sostienen que hacer ese acto con éxito operaría como una revancha a ese disgusto, además de aportar al proyecto reeleccionista que la Casa Rosada no menciona, incluso niega, pero alienta”1.
Sin duda Kirchner cuenta con un amplio peso de masas que el presidente lee en las encuestas, basado en el crecimiento económico y en atacar (mas en discursos que en hechos) a sectores popularmente odiados como los viejos militares genocidas o a la “patria ganadera”. Pero este apoyo de masas es pasivo. El kirchnerismo no ha logrado transformarlo en fuerza militante para su política, si descontamos las debilitadas huestes de Patria Libre y otros piqueteros K que hacen escraches disfrazados de vacas frente a la Sociedad Rural y otras patéticas manifestaciones por el estilo. Kirchner tiene que apelar al viejo aparato del PJ de privatizadores noventistas e indultadores de los genocidas a los que intenta reciclar; debe apoyarse en la burocracia sindical corrupta de Lingieri a quien ubicó en la dirección de la nueva empresa del servicio de agua; tener como alfiles a personajes como el “Chino” Navarro, hoy jefe de la bancada de Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados bonaerense y viejo puntero barrial de Lomas de Zamora que, dicen, tiene ascendente en la barra brava de Los Andes (¿el provocador que subió a agredir al palco de la Plaza el 24 de marzo tenía la camiseta de Los Andes, no?). Nadie puede decir seriamente que de este rejunte se trataba “el partido transversal” que proyectaba el presidente (¿o si?), o que esto puede reemplazar el rol de contención del viejo partido peronista.
La Plaza del NI
En esto de ejercer la memoria, viene bien recordar que hace exactamente 16 años, el 6 de abril de 1990, Menem salía al balcón de la Rosada para hablar ante lo que se denominó “La Plaza del SI”. Como lo cuenta Bernardo Neustadt, el mentor de la iniciativa, la “convocatoria tenía un desafío: ‘No permitan que minorías que aúllan tengan la calle ganada...” . Es que en los meses previos la Plaza de Mayo había sido ocupada por diversas movilizaciones, como la de más de 7 mil ferroviarios contra la privatización, o la que se vio obligada a llamar la CGT liderada por Ubaldini ante las huelgas de resistencia al plan menemista. Análogamente, hoy Kirchner quiere “ganarle la calle” a las diversas manifestaciones de oposición que se expresan en las luchas de la clase trabajadora y el pueblo por sus reivindicaciones, y a las organizaciones combativas, de los derechos humanos no oficialistas y de la izquierda que, en frente único, logramos el acto el pasado 24 de marzo. Porque si bien un dato insoslayable es el apoyo masivo, aunque pasivo, a la gestión presidencial, otro dato es también la existencia de un amplia vanguardia obrera y sectores avanzados que actúan en la realidad nacional y suelen desbordar la contención del viejo PJ en crisis y su burocracia sindical desprestigiada. Mientras los reclamos del movimiento de masas, como el del salario, intentan ser contenidos por acuerdos con la burocracia sindical (ese es el objetivo del reciente pacto con Moyano), las luchas duras protagonizadas por sectores combativos intentan ser aisladas, desprestigiadas o directamente reprimidas como en el norte de Santa Cruz. Estos son ataques preventivos para que no se organice una alternativa de dirección que pueda lograr peso de masas cuando termine el ciclo económico ascendente o sobrevenga una crisis política en su gobierno. Pero cuando esto sucede, generalmente el gobierno se pasa de la relación de fuerzas a su favor.
Volviendo al inefable Neustadt: “La Plaza del Sí no significaba solamente adhesión a la figura presidencial, a su persona. El deseo de la mayoría de los que estaban reunidos en la plaza era respaldar la política de ajuste y privatizaciones llevada adelante por Carlos Menem”. Más allá de la forma simplona de la definición, el proyecto de Menem se basaba en derrotar a la clase trabajadora apoyándose en las clases medias, que fueron a esa plaza, y sosteniéndose en la ofensiva imperialista a nivel mundial. Ejercía un discurso hegemónico, esto es: la pretensión de que el interés particular del capital financiero (de quedarse con los activos del Estado en bancarrota después de la catástrofe hiperinflacionaria del ‘89), aparecieran como los intereses del conjunto: “entrar al Primer Mundo” en el que las clases bajas recibirían el “derrame” de las inversiones extranjeras al país.El de Kirchner en cambio, es un gobierno que vino a desviar la situación abierta con las jornadas de diciembre de 2001. En pocas palabras, siendo parte de los políticos privatizadores de los 90, heredó a la Repsol con la que está en deuda y para la que debe gobernar; pero debe ensayar un discurso antinoventista hacia el movimiento de masas que se levantó contra el neoliberalismo en el 2001.
En cada ataque a los luchadores y a la izquierda que hace el gobierno se pone en evidencia su doble discurso. Como la contradicción entre su reivindicación de los derechos humanos con la acción de militarizar Las Heras; o con el repudiado ataque a la izquierda del verdaderamente “siniestro” Aníbal Fernández, que era el Secretario General del gobierno de Duhalde durante la masacre del Puente Pueyrredon, ...y “algo habrá hecho”.
1 Julio Blanck, “Kirchner quiere darse el gusto y ya le preparan la Plaza del 25 de Mayo”, Clarín 28-03-2006.
Pacto Kirchner- Moyano: sólo hasta 19% de aumento salarial
No sea cosa que pierda "la patria empresaria"
El llamado “conflicto testigo” de los camioneros que pedían un 28% de aumento salarial, terminó ante un llamado de Kirchner.
El líder de la CGT aceptó sin chistar el 19%, apenas unas migajas arriba del 16% que los empresarios ponen como tope “para no generar inflación”.
El presidente dijo en un acto en la Volkswagen de Pacheco que “los trabajadores no son los que manejan los precios”.
Un delegado del Smata le preguntó: “¿Dieciséis por ciento, presidente? Nosotros pedimos el 32% (...) La industria automotriz ha crecido mucho”. “Dieciséis por ciento. Vamos de a poquito”, le contestó Kirchner.
¿En qué quedamos? Si los aumentos no son los que generan inflación, el tope lo ponen para no tocar las superganancias de los capitalistas. No sea cosa que se enoje “la patria empresaria”.
Kirchner atacó a lo que llamó la “patria ganadera” en la pelea por el precio de la carne. Pero no sólo es ese sector el que se viene beneficiando con los bajos salarios, el trabajo en negro y la suba de las exportaciones facilitadas por el “dólar alto” al que rinden culto en la Rosada y en el Ministerio de Economía. “En 2004 el 57 por ciento de las empresas había obtenido ganancias, mientras que el año pasado ese porcentaje se elevó al 77 por ciento. Todas se beneficiaron en mayor o menor medida con la reactivación económica” (Suplemento Cash, Página/12 del 2 de abril). La que se favorece con el crecimiento económico es una verdadera “patria empresaria” que apoya fervientemente al gobierno. Para poner sólo un ejemplo: Techint, emblema del “capitalismo nacional” que promueve el presidente, facturó en el 2005, unos 6700 millones de dólares, 63% más que el año anterior. La propia Siderar de Techint obtuvo una ganancia neta de 1.164 millones de pesos el año pasado. Y es esta empresa la que tiene hoy en San Nicolás un conflicto con trabajadores que están ampliando su planta contratados bajo el convenio de la UOCRA, tal como hacen las petroleras para abaratar costos como salió a la luz por la lucha de los trabajadores de Las Heras en Santa Cruz.
Evidentemente, la clase empresaria no hace sus ganancias “de a poquito” como pide Kirchner que reclamen los trabajadores por su salario.
A igual trabajo, igual salario: $2000 para todos
Las paritarias restringidas que pactará el gobierno con los empresarios y las direcciones oficiales de los sindicatos en los próximos meses, están muy lejos de las necesidades de los trabajadores. Se discutirán sólo para los trabajadores registrados y bajo convenio, restringidas a los topes pactados de antemano según las necesidades de los empresarios y dejando afuera a la mitad de la clase trabajadora, contratada y precarizada. Se harán gremio por gremio, y no en una Paritaria Nacional Única como necesitamos para fijar el piso común de salario y condiciones de trabajo para todo el movimiento obrero de todas las ramas.
Los cuerpos de delegados y comisiones internas combativas no deben amoldarse a los límites que impone la burocracia de Moyano y Cía, arrodillada a “la patria empresaria” y al gobierno. Los sectores concientes debemos explicar a los compañeros en cada lugar de trabajo la necesidad de un nuevo programa para unir al movimiento obrero que parta de las necesidades básicas de los trabajadores: a igual trabajo, igual salario y no menos de $2000 para todos indexado automáticamente según la inflación.
El trabajador “en blanco” no conseguirá sumar fuerzas por mayor salario que el que impone la burocracia sino se apoya en sus compañeros de clase, los precarizados, que las patronales utilizan, junto a la desocupación, para tirar hacia abajo el salario. Los compañeros contratados y en negro deben dirigirse a las comisiones internas y delegados que no obedezcan a la burocracia para exigirles derechos sindicales que los sindicatos oficiales les niegan, y organizarse. Deben inspirarse en la valentía de la juventud de Francia que lucha contra la ley de trabajo precario y se movilizan por millones en las calles junto a los sindicatos a los que exigen la huelga general. O en los trabajadores latinos e inmigrantes de los EE.UU., los que realizan los trabajos mal pagos y flexibilizados, que salieron a las calles a luchar por sus derechos. Estos ejemplos de un nuevo movimiento obrero que se empieza a levantar en los centros imperialistas deben ser una bandera que guíe a la juventud trabajadora.
Para alentar esta perspectiva y apoyar cada lucha actual llamamos a la coordinación de todas las organizaciones obreras combativas, las agrupaciones sindicales antiburocráticas y los activistas.