Mexico: La ofensiva patronal y la derechización del régimen
Editorial: ¿Hacia una situación de retroceso de los trabajadores?
28/11/2005 Estrategia Obrera N° 47
Los últimos hechos de la política nacional muestran una mayor derechización del régimen de la alternancia que pueden llevar a un fortalecimiento de las instituciones la clase dominante, y a un gran retroceso de las luchas de los trabajadores y sus organizaciones. Hoy están primando los elementos de carácter reaccionario, que buscan revertir la potencialidad mostrada por las tendencias progresivas expresadas en las luchas de los trabajadores desde las movilizaciones de finales del 2003 cuando mostraron su descontento con la política económica del gobierno foxista y los partidos del nuevo régimen. Para fortalecer esta perspectiva reaccionaria, es que el clero, los partidos de la alternancia, las cúpulas empresariales -con el apoyo de los intelectuales «progresistas» y los analistas «marxistas antineoliberales»-, tratan de desviar el descontento popular hacia la confianza en el Congreso de la Unión y en las elecciones del 2006.
Al mismo tiempo, aparecen elementos bonapartistas que muestran la preocupación del régimen ante el desgaste de la política del «cambio democrático» y de sus instituciones oxigenadas con la «transición pactada» legitimada en el 2000. Así lo muestra el plan del gobierno de hacer del CISEN una secretaría para el espionaje, donde la policía política vigile y controle a los ciudadanos como es costumbre en los gobiernos dictatoriales. Es una política preventiva ante un eventual desbordamiento del descontento popular o probables estallidos sociales, y sería un salto en el papel policiaco de la ya de por sí intervencionista Secretaría de Gobernación.
Cada vez es más evidente que el ex -presidente Carlos Salinas (y los sectores del PRI que le son afines) y Fox impulsan una alianza reaccionaria contra las masas trabajadoras (como con el ataque a la seguridad social y la aprobación del presupuesto para el 2006) y una mayor subordinación al gobierno de George W. Bush, como lo mostró la provocadora y lacaya actitud de Fox y la SRE impulsando el ALCA en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Y es que el programa de foxismo es continuidad de la política económica priísta neoliberal.
La reyerta radiofónica entre el salinista Roberto Madrazo y la cuasi-panista Elba Esther Gordillo, mostró la existencia del pacto de éste para hacer pasar los planes de miseria y antidemocracia, ya sea con Madrazo como presidente o con Calderón Hinojosa. Por su parte, el PRD viene rompiendo sus promesas democráticas con sectores populares y empobrecidos, para quedar bien con los sectores conservadores del país y dar una imagen de confianza hacia el 2006. Ya en la Asamblea de Representantes del DF propuso una ley para regular las marchas, una medida antidemocrática e intimidatoria que muestra como este partido se divide tareas con el gobierno federal en el control de la población trabajadora. En este clima de derechización de la política del régimen y de clericalismo gubernamental, es que la Iglesia exige tener representantes populares en el reino de la tierra. A su vez, el «centroizquierdista» rector de la UNAM exige una «impostergable» reforma de la ley de ISSSTE (que liquidaría una conquista central de los trabajadores). A esto se suma la derechización de política de la dirección de la UNAM y la reaparición abierta del porrismo que intenta evitar cualquier actividad independiente en las escuelas, como parte de las medidas para imponer el orden necesario para la coyuntura electoral y contra el descontento con la política económica, laboral y educativa. Ya antes la CTM había amenazado con sus grupos de choque si los trabajadores del IMSS estallaban la huelga, apelando así a medidas que eran comunes en el priato.
Avanzan los planes de los ricos y sus partidos
Parte importante de esta coyuntura, es el golpe al régimen de pensiones y jubilaciones de los trabajadores del Seguro Social (con la abierta complicidad de la dirección sindical nacional) para avanzar en el desmantelamiento de la seguridad social y los derechos de los sindicatos. Este golpe fue la pauta para que la patronal y el gobierno anunciasen una ofensiva nacional contra esta importante conquista social. La burguesía necesitaba romper la espina dorsal del sistema de jubilaciones del IMSS para avanzar sobre el conjunto de las jubilaciones y contratos colectivos de los demás sindicatos. Y es que si estallaba la huelga en el IMSS (y más aún si triunfaba), hubiera alentado otras luchas y presionado a las direcciones sindicales que se reclaman combativas a dar pasos a izquierda en defensa de las conquistas de los trabajadores que desde hace tiempo presionan con sus reclamos. De igual forma, si otros sectores de trabajadores salieran a la calle, potenciarían los efectos de las luchas de Sicartsa y Bachilleres y se podría haber combinado con la «otra campaña» del EZLN, profundizándose la polarización política y social. Es decir, se abriría un escenario nacional de inestabilidad que dificultaría la sucesión presidencial y posibilitaría que un sector de masas cuestionara concientemente la transición.
La burocracia sindical contra los trabajadores
La UNT, esta central sindical «opositora», ha mostrado ser tan charra, que la dirección del SNTSS (integrante de su dirección colegiada), debido a que impuso en su congreso sindical una propuesta patronal a sus agremiados, fue felicitada por el presidente Fox. Y es que la dirección de la UNT, en Teléfonos, Stunam, Seguro Social, Volkswagen y tranviarios, ha negociado salarios miserables, «cierres técnicos», despidos y productividad, bajo el argumento de actuar «responsablemente» con la patronal. Y si prometieron estallar huelgas por solidaridad en apoyo a los trabajadores del IMSS, fue porque sabían que su socio Vega Galina ya había pactado con el gobierno la mutilación al CCT del SNTSS y que no recurriría a la huelga. Al mismo tiempo, estas direcciones buscan puestos electorales para fortalecer su rol de agentes de los patrones dentro del movimiento obrero, ya sea bajo el registro del PRI, del PRD o el PT. Ni a ellos ni a los «izquierdistas» que están en estos partidos, les interesa -más allá de su fraseología demagógica- defender un programa al servicio de los trabajadores. Es gracias a este aparato de control sindical que se sostiene el régimen de la alternancia y sus instituciones y se impone la reaccionaria estabilidad política y social.
Lamentablemente, la Promotora Nacional contra el neoliberalismo (que agrupa a sectores de la izquierda) sigue llamando a confiar en esto charros «anti-neoliberales» y no denuncia su rol traidor. La dirección de la Promotora -donde están la CUT y el FPR- debe definir si hará frente único con la base trabajadora del IMSS, o mantendrán su alianza con el CEN del SNTSS bajo su muy particular punto de vista sobre el frente único obrero. Y es que su política es ajena a la lucha por la independencia de clase en los sindicatos. Ya en los «Diálogos Nacionales», habían convivido cómodamente con el salinista-lópezobradorista Camacho Solís y Muñoz Ledo. La lucha por la independencia de clase de las organizaciones de los trabajadores es un reto para la clase obrera.
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Por la organización independiente y clasista
Ante este panorama, los trabajadores, en su lucha contra los planes anti-obreros, tienen que superar el cerco ideológico que significa la política electoral hacia el 2006. Donde los intelectuales de «izquierda», no sólo defienden al «Peje» de las válidas críticas de Marcos, sino que, bajo una supuesta cruzada democratista contra el sectarismo y el dogmatismo, llaman a votar por el «mal menor» (un representante del capital menos salvaje). Este cretinismo parlamentario crítico, lo hacen desde un supuesto análisis «marxista», para legitimar estas elecciones entre los partidos de la alternancia. Para ellos, el voto por un partido patronal, represor y corrupto como el PRD (como lo denunció el EZLN y otros movimientos), sería un avance en la conciencia de los trabajadores. Bajo esta visión, «acumular fuerzas» lo es todo; y por ello es que al programa y la estrategia independiente de los trabajadores los califican como dogmatismos de la vieja izquierda que no se renueva.
Para revertir esta pinza, los trabajadores y organizaciones que se reclaman independientes y combativas deben organizarse y dar continuidad a las tendencias progresivas que los trabajadores mostraron desde fines del 2003 y retomando el camino de los trabajadores combativos del IMSS. De lo contrario, se impondrán las tendencias reaccionarias que muestra la actual coyuntura: ningún representante del capital aplicará sus planes sin restringir las libertades democráticas y los derechos sindicales de la población trabajadora.
Las organizaciones de la clase obrera y sus aliados de clase, tienen el reto de superar esta ofensiva que busca desarticular sus fuerzas y las conquistas que les quedan. Sindicatos como el SME deben discutir en el FSM y el FNRCPIE una política independiente, ajena a cualquier negociación de puestos electorales con los partidos del Congreso, y que esté basada en la consigna: «Ni un voto a los partidos del régimen y de la burguesía (Ni PRI, ni PAN, ni PRD, ni PT)». A estas movilizaciones deberían sumarse el EZLN y los simpatizantes de la «otra campaña», pues como ya mostró el conflicto del IMSS, su política fue insuficiente para movilizar en torno a esta combativa resistencia.
Nosotros creemos que hay que convocar a un Encuentro Nacional de organizaciones obreras, sociales y campesinas, basado en delegados de base, donde se acuerde un programa contra el régimen y su tramposa «democracia para ricos», sobre todo, ahora que también los trabajadores electricistas enfrentan el riesgo de liquidación de su régimen de pensiones y jubilaciones, y un plan de lucha que nos permita salir como uno solo. En particular el SME (que denunció la traición del dirigente del SNTSS), la CNTE y los sindicatos que han salido a luchar por sus derechos, pueden avanzar en este camino sí, por ejemplo, se solidarizan en los hechos con los trabajadores del IMSS que resisten la traición de Vega Galina, y contribuyen a su reorganización, impulsando juntos un frente nacional contra la privatización de la seguridad social que rechace las reformas a la ley del IMSS y la del ISSSTE y luche por las demandas de los campesinos e indígenas zapatistas.
En este Encuentro, los trabajadores y las organizaciones allí presentes podríamos discutir una política electoral independiente, clasista y combativa. Pues no es «castigando» a los «malos» con el voto (para favorecer otra opción patronal), como se avanzará hacia una salida independiente y combativa. Hace falta una política electoral y una estrategia obrera.
Por ello es que debemos retomar las calles, luchar por una alternativa que no se base en los resultados electorales o los puestos en el congreso para los sindicalistas. Es necesario que los trabajadores rompan toda ilusión en una opción «anti-neoliberal» como el PRD. Ya Lula en Brasil, Lucio Vázquez Ecuador, Toledo en Perú y Tabaré Vázquez en Uruguay, mostraron a donde nos quieren llevar los intelectuales de «izquierda.