Basta de impunidad para los genocidas
El 24 de marzo marchamos para que la crisis la paguen los capitalistas
07/03/2009
El próximo 24 de marzo marcharemos a Plaza de Mayo y en todas las ciudades del país a 33 años del golpe genocida y se están haciendo los preparativos en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia. Esta vez, la crisis capitalista es el escenario de fondo.
Hace tres décadas las corporaciones patronales que hoy reclaman mayor devaluación, suspenden y despiden en la industria, los que, como la Sociedad Rural, exigen el fin de las retenciones, todos llamaban a las puertas de los cuarteles.
“Entraron a casa pateando la puerta. Le preguntaron a Luis dónde trabajaba. Dijo ‘Peugeot’ y se lo llevaron”. Era el caso Luis Pender y varios activistas de Peugeot, de Ruben Caddeo y toda la comisión interna de Mercedes Benz, de Adolfo Sánchez junto a 20 delegados de la Ford. “El día del golpe vinieron las tanquetas y helicópteros. Estaban las colas y buscaban a los delegados. Los militares estaban en la línea de producción con los fusiles al hombro” cuenta Pedro Troiani delegado de la Ford en los ’70. Cientos de mecánicos fueron asesinados o engrosaron las listas de miles de trabajadores desaparecidos.
¿Y los empresarios del campo? Al cumplirse un año del golpe y con motivo de la visita de Videla a la planta de SanCor en Santa Fe la Sociedad Rural señalaba en un comunicado que “La lucha contra la subversión ha sido llenada con alto valor y éxito creciente... Se han puesto en marcha las acciones que conducen a la Argentina a un destino de orden, progreso y felicidad”. En el primer año de la dictadura, los precios en la producción ganadera habían aumentado 722 %.
A 33 años del golpe genocida no sólo sigue impune el 95% de los militares que fueron parte del plan de terrorismo de Estado, y hay actualmente en actividad más de 9000 policías bonaerenses que comenzaron en la época de Camps y Etchecolatz de donde salieron los secuestradores de Julio López. Además, no ha sido juzgado un solo responsable civil de la clase capitalista que promovió el golpe y colaboró con el genocidio, pero nunca fue puesta en el banquillo de los acusados.
Es esta misma clase social, en sus distintas fracciones, la que hoy trata de descargar la crisis sobre los trabajadores. No puede haber ninguna conciliación con la farsa del “gobierno de los derechos humanos” ni con ningún bando de sus opositores patronales, como los De Narváez y Macri que reclaman “mano dura” contra los pobres en su campaña contra “la inseguridad”, o la Coalición Cívica de Carrió que ha reclamado “reconciliación” con los militares.
Por el contrario, estamos con la resistencia de la nueva generación de trabajadores que, surgida al calor del 2001, se viene expresando en los trabajadores del Subte y su cuerpo de delegados que luchan por su sindicato independiente, en los ceramistas neuquinos que mantienen el control obrero de Zanon y son una fuente de inspiración para los que enfrentan los cierres de empresas en Massuh o Indugraf, en los jóvenes contratados de IVECO y los que resisten despidos y rebajas de salario en las automotrices; en los que le hacen frente a las persecuciones de las multinacionales contra delegados y activistas en el cordón industrial de zona norte del Gran Buenos Aires, en las docentes que en todo el país que se levantan por el salario, en los estudiantes que ponen sus centros y organizaciones al servicio de los trabajadores y el pueblo, en la juventud combativa.
Este 24 de marzo marcharemos con ellos y por ellos. Para reclamar castigo para todos los genocidas y para apoyar las luchas. Para decir que la crisis la pague la clase capitalista: los patrones, banqueros y terratenientes.