Argentina | Editorial LVO 544
El 27, Frente de Izquierda
24/10/2013
El reciente choque en la estación de Once que ocasionó decenas de heridos volvió a mostrar con toda crudeza la falsedad de la “revolución ferroviaria” pregonada por el kirchnerismo. Los K imitan a la derecha de Mauricio Macri en eso de eludir responsabilidades en el manejo de los servicios públicos y culpar a los trabajadores por la tragedia. La campaña oficialista contra los trabajadores ferroviarios tiene entonces un doble objetivo: deslindar la culpabilidad gubernamental en la crisis de transporte y criminalizar a los trabajadores.
A tres años de que la patota de la burocracia de la Unión Ferroviaria asesinara a Mariano Ferreyra, sigue la fiesta de desidia, desinversión, subsidios y negociados con la que se enriquecen empresarios, funcionarios y burócratas sindicales. Como denunció la abogada del PTS y candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires por el FIT, Myriam Bregman: “Randazzo habla de sabotaje para tapar sus responsabilidades (…) oculta que el Sarmiento funciona con señales de hace cien años y carece de las elementales medidas de seguridad como el frenado automático, tecnología que existe hace cuarenta años”. El papel de la Cámpora, D´Elía y compañía a la cabeza de la campaña sucia contra los ferroviarios, centrando toda la responsabilidad del choque en el motorman, es una demostración cabal de la decadencia del progresismo kirchnerista. Mientras acusan a los trabajadores, los verdaderos responsables de la destrucción del sistema de transporte ferroviario como Schiavi, Jaime, Luna, Cirigliano o Taselli siguen libres e impunes. Un cinismo sin límites, cuando los que pierden la vida en las masacres anunciadas son los usuarios, que son en su inmensa mayoría trabajadores y pobres. El adelanto de la “estatización” del Ferrocarril Sarmiento, ya decidida por el ministro Randazzo en septiembre, no sólo muestra que la política de transporte oficial es un fracaso: también es una farsa. No sólo porque la “estatización” es gestionada por los mismos funcionarios vaciadores, sino además porque mantiene los contratos de obras con los mismos contratistas del Estado que vienen saqueando el ferrocarril.
Giro a la derecha, endeudamiento y cierre de campaña
El derrumbe del progresismo K es la consecuencia lógica de un giro económico destinado a captar la confianza de los organismos crédito internacionales, y una campaña electoral centrada en tomar la agenda de la oposición de derecha en materia de seguridad. El acuerdo con el CIADI para pagar a multinacionales que lucraron con exorbitantes contratos durante las privatizaciones menemistas fue la llave que permitió contraer un préstamo con el Banco Mundial. Todas las corporaciones empresarias aplaudieron este gran gesto que da inicio a un nuevo ciclo de endeudamiento. Poco tienen que envidiarle los K a Sergio Massa, quien se hizo ver en estos días por el empresarial coloquio de IDEA planteando un programa favorable al establishment de baja de impuestos a los industriales y disminución de las retenciones al agro, además de condenar las “deficiencias” del gasto público. La orientación en la que acuerdan todos los sectores patronales y sus políticos, más allá de los tiempos y formas, es la del ajuste. El gobierno ya eligió, su camino es el de la inflación con devaluación administrada, el aumento de tarifas y los techos salariales.
La recuperación del financiamiento externo para dar tranquilidad a los “mercados”, contrarrestar la salida de dólares y la baja de las reservas, junto al acuerdo con la mayoría de los gobernadores peronistas y parte de los intendentes del conurbano para revivir la interna del PJ, hablan de que el gobierno se postula para dirigir una transición ordenada hacia 2015 tras la segura derrota electoral el próximo domingo 27. Todos los políticos patronales y el conjunto de la corporación empresaria tienen acuerdo en evitar sobresaltos institucionales. En este contexto, los multimedios Clarín y La Nación buscan en esta última semana desgastar aún más al debilitado kirchnerismo para fortalecer las chances electorales de la oposición patronal. La campaña largada contra el gobierno atribuyendo los hechos de violencia política -como el repudiable atentado contra Milagro Sala de la Tupac en Jujuy, el ataque a la caravana de Massa en La Matanza o los sucesos entre los barras de Colegiales- al método de “polarización permanente” del kirchnerismo tiene ese objetivo. Es evidente, sin embargo, que la decadencia del oficialismo y la división del peronismo llevan inscriptas la posibilidad de choques violentos entre las distintas camarillas que pueden amenazar el acuerdo más general de conservar la estabilidad durante la transición hacia 2015. Para los luchadores y la izquierda se trata además de estar atentos para reaccionar con toda fortaleza y contundencia cuando los métodos de estas “bandas” sean utilizados en su contra. La persecución de una patota armada que responde al Intendente de Luján de Cuyo en Mendoza contra el candidato a concejal del FIT, Facundo Terraza (PO), donde el FIT y Nicolás del Caño (PTS) pelea una banca nacional, es una demostración de cómo los partidos patronales pueden utilizar este método contra los luchadores y no sólo para resolver sus propias rencillas.
En la recta final
La decadencia del kirchnerismo, las contradicciones acumuladas por el “modelo” K y la experiencia que están haciendo importantes sectores de trabajadores y especialmente entre la juventud trabajadora y estudiantil, ante la decadencia y giro a la derecha del kirchnerismo plantean grandes perspectivas para la izquierda. Por primera vez en su historia, un frente de la izquierda clasista está a las puertas de que ingresen diputados en el Congreso Nacional así como legisladores provinciales y concejales en distintos puntos del país. Como dijo el candidato a diputado, Christian Castillo en el acto de cierre del Frente en la provincia de Buenos Aires: “La llegada del FIT al Congreso y a las legislaturas será un gran logro de todo el pueblo trabajador”.
Llegamos al 27 con una campaña que ha ganado la simpatía de cientos de miles, con la militancia y los simpatizantes del Frente peleando el voto en las fábricas, en los colegios, en las universidades. Es la expresión de un sector de la clase obrera y de la juventud que han iniciado un proceso de ruptura con el gobierno frente al agotamiento del modelo K y que busca una salida por izquierda.
El Frente de Izquierda levanta un programa anticapitalista y de independencia de clase. Ante la crisis del sistema ferroviario plantea que la única salida para lograr un servicio barato, eficiente y seguro es la estatización bajo control obrero, junto a comités de usuarios, del Ferrocarril y todo el transporte público. Ante la sumisión del gobierno y toda la oposición patronal al Banco Mundial y el CIADI rechazamos los acuerdos, estamos por el no pago de la deuda externa, la nacionalización de toda la banca y el monopolio estatal del comercio exterior. El FIT llama a los trabajadores y a la juventud a prepararse para enfrentar los ajustes que preparan el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, levantando la pelea por la escala móvil de salarios según la verdadera inflación, un mínimo equivalente a la canasta familiar, la lucha contra los tarifazos, contra la precarización laboral y el trabajo en negro y por los derechos de las mujeres trabajadoras. El FIT denuncia, además, los privilegios de los legisladores y los funcionarios públicos que conforman una casta ajena a la vida del pueblo trabajador que gobierna al servicio de las patronales y postula que todos cobren lo mismo que una docente.
En estos días que restan hacia el 27 llamamos a nuestros simpatizantes y amigos a reforzar la campaña militante. Contra la maquinaria millonaria de los partidos patronales, defendamos con la fiscalización cada voto de la izquierda clasista.