Elecciones en Uruguay
El Frente Amplio ganó en primera vuelta pero va a ballotage
31/10/2009
El domingo 25/10 se realizaron las elecciones presidenciales en Uruguay y, tal como preanunciaban las distintas encuestadoras, el Frente Amplio (FA) se impuso con el 48,16 % de los votos emitidos, que no alcanza para ganar la presidencia, por lo que irá a ballotage. Los partidos de la oposición obtenían 28,94 % el Partido Nacional (PN) del ex presidente derechista Luis Alberto Lacalle, y 16,90 % el conservador Partido Colorado, que postulaba a Pedro Bordaberry (hijo del ex presidente).
Aunque no logra evitar la segunda vuelta, el FA superó los votos sumados de blancos y colorados, ganó en la mayoría de los distritos del país incluyendo Montevideo y obtuvo la mayoría parlamentaria en ambas cámaras. Con respecto a la elección presidencial anterior (2004), el resultado evidencia un descenso de dos puntos del FA, como así también una caída de 5 puntos del PN y un repunte importante y fortalecimiento del Colorado que sube más de 6 puntos.
Este triunfo del FA muestra que grandes franjas de trabajadores y sectores populares aún mantienen expectativas en que el gobierno del FA pueda mejorar su situación en un segundo período. Explotando esta ilusión, el FA agitó los “logros” conseguidos y que “en 5 años no se puede cambiar todo”, que se necesita más tiempo. En esta línea Mujica prometió acabar con la indigencia.
Los sectores que durante estos años vieron frustradas sus esperanzas de un cambio social, se expresaron en el desencanto y muestras de apatía durante toda la campaña, en la reducida convocatoria de los actos y en las internas del 28/6, donde el PN obtuvo más votos que el FA. Pero este desencanto no tuvo expresión política por la positiva, como demuestra el resultado marginal obtenido por Asamblea Popular (0,7%), partido que rompió con el FA y se ubica a su izquierda en el arco político uruguayo.
El ballotage del 29/11 mostrará un escenario polarizado ya que el Partido Colorado votará por Lacalle. Los frenteamplistas deberán realizar un esfuerzo extra para captar los votos de otras fuerzas menores y del voto en blanco para ganar. Por este motivo el mismo Mujica ya está apelando a un discurso aún más conciliador para intentar atraer a sectores medios y altos de la población uruguaya.
La campaña y los proyectos capitalistas
La campaña electoral fue muy pobre en lo que refiere a la presentación de programas, plataformas políticas y propuestas de gobierno. Las frases más rimbombantes y los slogan partidarios hablaban de “aprontar el corazón”, “mantener la alegría”, “por un gobierno honrado, por un país de primera”, “su-mate”, frases vacías de contenido y muy generales, donde los distintos candidatos se dedicaron a insultarse mutuamente, a acusarse y menospreciarse.
No obstante, se dejó ver lo esencial de los proyectos políticos en disputa. Lacalle habló de pasarle la “motosierra” al gasto social, acusó a los beneficiarios de los planes sociales de “vagos atorrantes” y manifestó su intención de anular subsidios y congelar salarios. Por su parte, el FA tuvo un discurso “a dos bandas” prometiendo que la próxima presidencia pondría el eje en la “agenda social”, pero sin dejar de afirmar que en Uruguay hay “seguridad jurídica y sobre todo política” para que inviertan los capitales y dar muestras de confianza a EE.UU. y el FMI. Mujica afirmó que su gobierno impulsará el “diálogo” con el resto de los partidos y pondrá el “énfasis en los proyectos nacionales”.
Mujica tras los pasos de Tabaré
En su primera gestión al frente del ejecutivo, el FA contó con un excepcional ciclo de crecimiento económico que, al calor de abrir amplios sectores de la economía al capital trasnacional como la tierra, los frigoríficos y las zonas francas consiguió acumular un aumento del 30% del PBI en 5 años. Esto le permitió llevar adelante algunas medidas como el Plan Ceibal en la educación, el aumento de los planes sociales, la realización de algunos Consejos Salariales, etc. Pero el FA ha demostrado en su primer gobierno, del que Mujica fue ministro de Ganadería, su disposición a mantener (y hasta profundizar) lo esencial de las políticas neoliberales implementadas en gobiernos anteriores, a pesar de su discurso “progresista”. En definitiva, fue un gobierno que administró el estado capitalista, no tocó los intereses de ningún sector patronal, ni terrateniente y mantuvo la impunidad para los militares, habiendo tenido mayoría parlamentaria para vetar la Ley de Caducidad, que también se plebiscitó en estas elecciones (ver aparte). Tabaré Vázquez fue el abanderado de las empresas papeleras europeas, al permitir instalar y operar Botnia.
Además el gobierno de FA tomó medidas antipopulares como el veto del artículo de la Ley de salud sexual y reproductiva que habilitaba el derecho al aborto, la reafirmación y fortalecimiento del envío de tropas uruguayas para la ocupación en Haití, las negociaciones para establecer un acuerdo comercial bilateral con EE.UU., entre otras.
Quedó claro en esta campaña electoral, de ganar la presidencia, el de Mujica será un gobierno de continuidad con el anterior. Por eso dejó en claro que los empresarios pueden estar tranquilos y que estas son tierras seguras para invertir.
Aunque por su pasado tupamaro puede generar ilusiones de que gobernará a favor de los sectores populares, Mujica hace rato renunció a esas banderas. Incluso en mayo de este año renunció al Movimiento de Participación Popular para reforzar la idea que dentro del FA ya no hay diferencias entre sus alas y que todos están por seducir a los sectores medios de la sociedad.
Lamentablemente no hubo en estas elecciones una alternativa obrera y popular al FA que planteara una clara posición de independencia política de todas las variantes burguesas, que peleara por enfrentar las primeras manifestaciones de la crisis capitalista, que defendiera los intereses de los trabajadores, que planteara una salida de fondo a la decadencia capitalista y que atendiera los más postergados reclamos contra la impunidad y la sumisión al imperialismo. Es necesario que los trabajadores saquen las conclusiones de la prolongada experiencia con el FA y su estrategia de colaboración de clases, rompan con ese partido y avancen hacia la construcción de una herramienta política independiente.