Este sábado 16 se realizó frente a las puertas de Donnelley, hoy bajo gestión obrera, un encuentro que reunió a todos los sectores combativos del movimiento obrero. El grito “familias en la calle ¡nunca más!” retumbó en la Panamericana. Los delegados de Lear, Donnelley y EmFer presidieron el Encuentro.
Se realizó en un contexto donde crecen los despidos y las suspensiones, y el Gobierno y la burocracia sindical vienen atacando a los trabajadores en lucha y a la izquierda, al servicio de las patronales.

Miles de compañeros y compañeras, luego de una larga lista de oradores, votaron impulsar una campaña por la expropiación y estatización bajo gestión obrera de Donnelley; apoyar la lucha por la reincorporación de todos los despedidos en Lear y el reingreso y respeto a su Comisión Interna; la exigencia a las centrales sindicales para que le pongan fecha a un paro nacional y que sea activo y de treinta y seis horas, levantando las demandas del pueblo trabajador. Las Internas convocantes y la mayoría de los asistentes acordaron impulsar una mesa de coordinación en la zona para apoyar las luchas y propusieron que la próxima movilización a Plaza de Mayo que está por convocarse tenga entre sus principales oradores a representantes de Donnelley y Lear.

Aquí, una crónica del Encuentro

Sábado 16 de septiembre, 14 horas. Kilómetro 36 de la ruta Panamericana. De fondo, una hilera interminable de galpones y chimeneas se sucede hasta llegar a un óvalo imponente que corta el cielo: es la Ford, emblema supremo del capitalismo. ¿Quién puede dudar de que está en el corazón industrial de la zona norte?

Enfrente, desde adentro de la planta gráfica, sale una columna de obreros de buzos azules, con sus banderas, sus bombos, sus cantos. Los esperan otros, también embanderados, cantando. “Ya se escucha, ya se escucha / Lear, Donnelley, una misma lucha”. Los protagonistas de los dos conflictos más emblemáticos de los últimos tiempos se funden entre cientos de trabajadores que acudieron a su convocatoria. El Encuentro de Trabajadores en Lucha se organizó en pocos días; no había tiempo que perder. Pero tres mil compañeros y compañeras acudieron a la cita. La bandera del Encuentro resumía, para que cualquiera pueda entenderlo, el motivo del evento: “Familias en la calle ¡nunca más!”.

Donnelley está, desde hace cinco días, gestionada por sus trabajadores. Los patrones buitres, yanquis ellos, volaron. Querían dejar un tendal de familias en la calle y salirse con la suya. Pero los obreros demostraron que no estaban dispuestos a pasar hambre y que podían hacer funcionar la fábrica sin gerentes ni supervisores. Por eso, mientras afuera cientos de obreros debatían cómo enfrentar los despidos o echar a la burocracia de sus sindicatos, adentro de la gráfica las máquinas seguían funcionando. Como decía Martín Killing, dirigente de Donnelley que abrió el Encuentro: “Algunos compañeros están participando aquí, pero luego reemplazarán a los que están trabajando para que ellos también puedan participar del debate”. ¿Quién puede negar que ese hecho demuestra la fuerza y la conciencia que puede lograr la clase obrera? Dentro de la planta, salían las revistas para las grandes editoriales; afuera se debatían los grandes problemas del movimiento obrero.

Killing transmitió el mandato de los obreros de Donnelley: “Esto no fue algo improvisado. Se puede decir que nos venimos preparando hace años. El trabajo de tanto tiempo con los compañeros, en cada asamblea, cada acción, dio sus frutos”. Los obreros de Donnelley y su Agrupación Gráfica Clasista y la Lista Bordó han sido parte indiscutida de la vanguardia obrera que emergió en la última década en la Argentina. Hoy, que tenían la fábrica bajo gestión obrera, su objetivo era convertirlo en un centro de organización obrera. Pero, además, eran conscientes del desafío que tenían por delante. “La asamblea votó la pelea por la estatización de la fábrica bajo gestión obrera”.

Rubén Matu, delegado de Lear, tomó la posta: “Hace tres meses venimos luchando contra las suspensiones ilegales, los despidos, contra la patota del SMATA, la represión del Gobierno. Nos atacan porque apostamos a la organización de base, porque somos delegados combativos, porque decidimos en asamblea y peleamos por las condiciones de trabajo de nuestros compañeros. Por eso nos atacan”. ¿Quién puede negar que la lucha de Lear se ha convertido en el símbolo de la lucha contra los despidos, la que ha desnudado el rol patronal de la burocracia y el servilismo del Gobierno ante las multinacionales?

Matu denunció el fraude que quiere cometer el SMATA la próxima semana, con una nueva asamblea ilegal para “revocar” el mandato, cuando hay una resolución judicial de “no innovar” que los protege, cuando la fábrica viene de un lock out de quince días (recién el martes reabrirá), cuando hay aún sesenta trabajadores luchando por su reincorporación y cuando el SMATA ni siquiera cumplió los plazos legales elementales de una convocatoria de estas características. Todo esto junto al intento, con la patronal y el Gobierno, de dejar afuera a la decena de despedidos que pelean por sus puestos de trabajo.

Un parlamento obrero

Después de la intervención de los dirigentes de estos dos grandes conflictos y del compañero Alfredo Luque de EmFer, el Encuentro se convirtió en un gran parlamento obrero. Entre los primeros en tomar la palabra estuvieron los obreros de Zanon y los dirigentes del Sindicato de Obreros Ceramistas de Neuquén (SOECN). Marcelo Morales, secretario general del SOECN, planteó que “nosotros no solo recuperamos el sindicato para los trabajadores, sino que pusimos a funcionar tres fábricas bajo control obrero y funcionamos en forma coordinada”. Los ceramistas lo saben: han sido un faro, durante años, para cientos de militantes obreros que sembraron con paciencia e inteligencia la semilla de la organización y de la rebeldía. “Somos hermanos”, decía un obrero de Donnelley junto al escenario. Jamás se habían visto antes.
Por eso los obreros de Donnelley invitaron también a subir a Raúl Godoy, obrero de Zanon e histórico dirigente ceramista. Godoy destacó la trascendencia que tiene una gestión obrera en un centro industrial como aquel donde estaban realizando el Encuentro. Además, Godoy dejó claro que pronto los obreros de Zanon aprendieron que no podían conformarse con que haya otras experiencias aisladas de gestión obrera. Que ellos peleaban por organizar a la clase obrera de conjunto, que lo hacían desde una posición de independencia de clase y que la perspectiva estratégica tenía que apuntar a un Gobierno de trabajadores.

Los oradores obreros fueron planteando uno a uno los problemas no solo de su fábrica, sino de su gremio o de su zona. También fueron planteando propuestas concretas para la lucha. En ningún discurso estuvo ausente el orgullo de ser parte de una jornada tan importante ni la conciencia de que la unidad de los sectores combativos es necesaria para enfrentar semejantes enemigos.

Vale nombrar a muchos de ellos. Había delegados y trabajadores de decenas de gremios. Bancarios, telefónicos, del peaje, perfumistas, del neumático, aeronáuticos, docentes, gráficos, no docentes, de la alimentación, metalúrgicos y metalmecánicos, de prensa, ceramistas, camioneros, estatales, de la salud, de la construcción, ferroviarios, del subte, astilleros, plástico, jaboneros, de UTA, entre otros. Miembros de comisiones internas de la industria y de los servicios, juntas internas estatales (Indec, IOMA, varios ministerios de la provincia de Buenos Aires, hospitales desde La Plata hasta el Castro Rendón de Neuquén), comisiones directivas de gremios docentes, de los SUTEBA bonaerenses, Ademys y ATEN (Neuquén).

Una de las delegaciones más importantes fue la que llegó desde la zona sur del Gran Buenos Aires. Los obreros de Calsa, Shell, Honda y el Hospital Alende dejaron claro que querían extender los debates y experiencias que allí presenciaban hacia las fábricas de su zona.

El PTS y sus agrupaciones obreras fueron el sector más representativo del Encuentro, pero también participaron compañeros del Partido Obrero, Carlos Chile y Daniel Jorajuría de la CTA Micheli, Luis Zamora, delegaciones de Izquierda Socialista, Opinión Socialista, Nuevo Mas, MST, CCC, CPT y otras corrientes de izquierda.

Recuperar los sindicatos

Lorena Gentile, delegada de la Comisión Interna de Kraft, hizo uno de los discursos más claros y aplaudidos. Estaba acompañada en el escenario por Javier Hermosilla (junto a otros delegados de Kraft), Leonardo Norniella, Camilo Mones y Catalina Balaguer (y la Interna de Pepsico), junto a delegados de Lodiser y congresales de Stani, FelFort y otras empresas de la alimentación. “La Agrupación Bordó – dijo Lorena – viene peleando por recuperar el sindicato. Sacamos el 40 % y vamos por Daer. Y Zanon ha sido siempre nuestra referencia, por eso decíamos ’cuándo vamos a tener un Zanon en la zona norte’... y acá estamos, compañeros, haciendo este Encuentro de Lucha frente a esta fábrica gestionada por los trabajadores. Hoy las comisiones internas marcamos el ritmo, porque los sindicatos están en la tregua. A ellos les venimos exigiendo un paro de treinta y seis horas. Pero queremos llegar a ese día con asambleas en las fábricas, queremos hacer como el 10 de abril en la Panamericana, queremos mostrar un polo clasista e independiente. Porque Berni dice que somos la izquierda que para las fábricas porque somos vagos. Llaman sabotaje a organizarse para enfrentar los ritmos de trabajo que se sienten en nuestros cuerpos. Como las obreras de Kromberg, esas mujeres que no podían levantar a sus hijos después de cada jornada”. Lorena quiso agregar algo más: “Además, como militante obrera del PTS, quiero decir que nosotros también levantamos la causa de los pueblos oprimidos: viva la resistencia del pueblo palestino”. Todos se unieron en un solo canto: “La clase obrera es una y sin fronteras”.

Frente de Izquierda y de los Trabajadores

Christian Castillo, legislador bonaerense del PTS-FIT, fue uno de los que tomó la palabra. Fue recibido con muchos aplausos: los luchadores obreros, no solo de la zona norte, han visto en el FIT a sus referentes políticos. Son parte importante del millón doscientos mil votos que sacamos el año pasado y ven a estos dirigentes políticos como sus diputados. Lo acompañaba Nicolás del Caño, diputado nacional del PTS-FIT.
“El Gobierno ha tenido que lidiar, desde hace unos años, con las nuevas comisiones internas combativas. Estos compañeros de Lear, de Donnelley, de Emfer, son los que se le han parado a los buitres, a la Gendarmería de Berni, a la burocracia, con valentía, pero también con imaginación. Hoy estamos en el corazón industrial del país, que se está convirtiendo al mismo tiempo en un centro de organización obrera. Eso es lo que les molesta. Los diputados del Frente de Izquierda nos hemos puesto, como nos habíamos comprometido, al servicio de la lucha. No solo hemos aportado al fondo de lucha, hemos presentado proyectos, sino que hemos puesto el cuerpo acá en la Panamericana y en otros lugares donde nos ha tocado estar”. “Cristina dice que a su izquierda está la pared… pero a su izquierda está creciendo una alternativa política que avanza en las fábricas, en la juventud. Una alternativa no solo a la burocracia, sino también una alternativa política. Desde las bancas hemos aportado doscientos cincuenta mil pesos a los fondos de lucha, que creemos que han sido fundamentales para que las luchas no sean quebradas por hambre”.

Más tarde intervino el diputado del PO-FIT, Néstor Pitrola. Pitrola remarcó que “esta crisis es un capítulo más de la entrega y del saqueo que ha llevado adelante este gobierno. Ha fracasado el intento del Gobierno de resucitar el peronismo. Lo muestra esta camada de trabajadores y de jóvenes que mira a la izquierda obrera y socialista”.
Edgardo Reinoso, dirigente ferroviario y de Izquierda Socialista, reivindicó la consigna que viene levantando el Encuentro Sindical Combativo de estatización bajo control obrero, que, así como vale para los ferrocarriles, hoy vale para los compañeros de Donnelley. Además llamó a participar en el paro, que debería ser de treinta y seis horas, con marchas y acciones de los sectores combativos.

Como referente histórico del Astillero Río Santiago y actual dirigente del PTS en la zona norte, intervino también José Montes, que subió al escenario junto a Victoria Moyano, nieta recuperada a la que la Gendarmería detuvo en una de las caravanas en apoyo a Lear. Juntos vienen asesorando a la Comisión Interna y al activismo de Lear desde hace años. El “Negro” hizo una reflexión sobre el proceso que ha permitido que hoy surja una vanguardia obrera que, así como está en la mira de las patronales y del Gobierno, es un faro para cientos de miles de trabajadores que aún no están en la lucha. Montes recordó la experiencia que hicieron los trabajadores de Lear y de Donnelley, los procesos en la zona norte donde ha habido también derrotas, pero donde “ha habido compañeros que se han ido preparando durante años. Me ha tocado colaborar en ese proceso, un proceso que no es espontáneo. Porque para recuperar los sindicatos, que es una de nuestras grandes tareas, no los vamos a sacar [a los burócratas.] solo con elecciones, los vamos a tener que echar porque no se van a ir así nomás. Por eso es importante la preparación. Y en eso los compañeros de Lear y de Donnelley son un ejemplo”.

Montes reivindicó la tradición de lucha de los trabajadores, en particular de la zona norte, que en los 70 pusieron en pie las coordinadoras interfabriles. “Hay que recuperar las mejores tradiciones de la clase obrera”.

Para seguir luchando y organizándose

Una jornada de debate obrero fraternal estaba llegando a su fin.
Se acercaba el momento de las resoluciones. Delante de la bandera de “Familias en la calle nunca más” se pararon primero las compañeras de la Comisión de Mujeres de Donnelley. Dieron una breve clase sobre el rol que están jugando, desde hace años, en la lucha de los gráficos de la Bordó. El que cree que es un “simple apoyo” no entiende nada.

Pero otros personajes pidieron su espacio antes del cierre. Ellos mismos se presentaron: “Esta es la banda loca de los chiquitos / donde ayudamos a los trabajadores / para que en este mundo / no haya patrones ni explotadores”. La cantamos todos. Eran los hijos pequeños de los obreros, con bombos y redoblantes.

Entonces, sí, Jorge ‘Loco’ Medina (delegado de Donnelley) y Silvio ‘Marley’ Fanti leyeron las resoluciones y los acuerdos a los que se llegó en el Encuentro.

– Impulsar una campaña por la estatización bajo gestión obrera de Donnelley y por la dura lucha por la reincorporación de todos los despedidos en Lear y el reingreso y respeto de todos los derechos de su Comisión Interna.

– Impulsar una exigencia a las centrales sindicales para que le pongan fecha a un paro nacional y que sea activo y de treinta y seis horas. Para pelear por todos los reclamos y reivindicaciones de los trabajadores. Por asambleas en los lugares de trabajo para votar el programa y las medidas de lucha y una movilización a Plaza de Mayo.

– Continuar con la campaña “Un millón de pesos por Lear”, que ya lleva recaudado casi medio millón de pesos y que permite sostener a los despedidos.

Desde la mesa, los compañeros plantearon dos puntos más. “Ante la convocatoria, ya instalada, de una marcha para agosto, proponemos que en esa marcha haya oradores de Donnelley y de Lear, pero no se pondrá a votación en este momento porque hay organizaciones que así lo plantearon. Pero la propuesta es que esto sea así”. La organización que más cuestionó votar este punto fue el PO, que en todas sus intervenciones había insistido en la importancia de la movilización que convocarían junto a la CTA Micheli para el 26 de agosto. Es llamativo que no hayan querido que este punto se vote, amenazando con la unidad del propio Encuentro. ¿Estarán entonces negociando una movilización donde las emblemáticas luchas de Lear y de Donnelley tengan solo un lugar decorativo?

Por último, agregaron que “no se pondrá a votación, pero las comisiones internas que estamos en la mesa, de Lear, de Donnelley, de Emfer y Tatsa, proponemos impulsar en todas las comisiones internas y sindicatos la propuesta de poner en pie en la zona norte una mesa de coordinación, de apoyo a todas las luchas, que funcione regularmente”.

Las resoluciones se aprobaron por aclamación y la jornada terminó con el clásico canto: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”.
Había concluido una jornada de debate y organización histórica. Nada más ni nada menos que frente a un símbolo del capitalismo y junto a una fábrica bajo gestión obrera.