Crisis económica: nacionalizan los gigantes hipotecarios
¿Funcionará esta vez?
07/09/2008
Nacionalización de los gigantes hipotecarios Fannie y Freddie
Al igual que el 13 de marzo y el 16 de julio pasados, hoy 7 de septiembre las autoridades norteamericanas han hecho de nuevo un gran anuncio político un domingo. En este caso, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, ha anunciado que la Administración estadounidense toma el control de las dos gigantes hipotecarias estadounidenses, Fannie Mae y Freddie Mac. Estas dos empresas se encuentran en estado de insolvencia y no poseen el capital suficiente para seguir jugando su rol crucial de financiar las hipotecas inmobiliarias.
Paulson informó que estas dos compañías pasarán a estar dirigidas temporalmente por la Agencia Federal Financiera de Casas (FHFA, por sus siglas en inglés) y el Tesoro hará una inyección de capital millonaria hasta el 31 de diciembre de 2009. La misma supondría el mayor plan de rescate de la historia de EE.UU., en un intento de evitar un mayor desgaste del mercado inmobiliario en EE.UU., que sufre su peor crisis desde la Gran Depresión. Más aun, las autoridades están tratando de prevenir que los problemas de Fannie Mae y Freddie Mac disparen una nueva oleada de bancarrotas bancarias, que poseen importantes reservas de bonos y acciones preferenciales emitidas por estas dos compañías. Lo que está en juego fue explicitado por el mismo secretario del Tesoro norteamericano: "Fannie Mae y Freddie Mac están tan interrelacionadas con el sistema financiero que el fracaso de cualquiera de ellas podría causar grandes trastornos en nuestros mercados financieros y en todo el mundo", dijo Paulson. Los dos principales aspirantes en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, John McCain y Barack Obama, apoyaron sin ambigüedades la acción adoptada por el Departamento del Tesoro.
¿Funcionará esta vez?
La nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac es la última muestra de que el sistema financiero e hipotecario norteamericano viene atravesando una brutal devastación. El daño ya comienza a afectar a la economía real como demuestra la caída del empleo, el consumo y la inversión en EE.UU. y el resto del mundo. De ahí la importancia de frenar este círculo vicioso de desendeudamiento.
Fannie Mae y Freddie Mac, que sustentan más de la mitad de la deuda hipotecaria del país y que en los recientes meses son responsables del financiamiento del 70% de lo que queda del golpeado mercado hipotecario norteamericano, han sufrido pérdidas combinadas de 14.000 millones de dólares en el último año.El Congreso aprobó a finales de julio un plan de emergencia que presentó el secretario del Tesoro para ofrecer una cantidad indeterminada de crédito público a estas empresas, o incluso para que el Gobierno comprara acciones en caso de que fuera necesario para evitar su desplome. Sin embargo, en este período las compañías no han conseguido ganarse la confianza del mercado y la Administración ha decido actuar para evitar el impacto mundial que tendría su colapso. ¿Funcionará esta vez? Está por verse. El éxito del rescate estatal depende parcialmente de que el mismo libere capital tanto de los inversores domésticos como externos. El compromiso del gobierno con el balance de las dos compañías es necesario pero no suficiente. Dado que el gobierno norteamericano ya tiene un creciente déficit fiscal y EE.UU. de conjunto tiene un importante déficit de cuenta corriente, su balance debe ser apoyado por otros flujos de capital, especialmente de los poseedores de de la deuda norteamericana quienes se han vuelto más reacios en las últimas semanas. Por otro lado, el rescate es difícil que funcione en sí mismo si no es acompañado de un conjunto de medidas que logren poner un parate a la monumental destrucción de riqueza en el sistema inmobiliario como muestra la aceleración de los trámites de bancarrota, ya que muchos de sus clientes se dan por vencidos y entregan sus casas al prestamista porque simplemente no pueden pagar las mensualidades.
Las próximas semanas y meses serán claves. Si el plan funcionara podría frenar la incertidumbre en el mercado en torno a Freddie Mac y Fannie Mae, y facilitaría a las empresas acceder a una financiación con tasas más baratas, lo que a su vez podría tener un efecto en el mercado global de las hipotecas, la reducción en los tipos de interés y sería una ayuda para intentar recuperar el maltratado mercado hipotecario. En otras palabras, poner un freno al desendeudamiento e iniciar un proceso ordenado de saneo. Si, por el contrario, estas condiciones no son alcanzadas, la economía mundial podría experimentar una devastación mucho mayor que vaya más allá del mercado hipotecario, con fuertes consecuencias para las economías más endeudas como es el caso de EE.UU. e Inglaterra y el conjunto de la economía mundial.