Desde Santa Cruz

La lucha de Santa Cruz entró en una fase de mayor dureza. Las asambleas docentes, que fueron masivas en todas las localidades, rechazaron por unanimidad la conciliación obligatoria dictada por el ministro Tomada desde Buenos Aires. Por su lado, Kirchner atacó públicamente a los docentes en huelga, como no lo había hecho antes con ningún conflicto, lo que habilitó a sus hombres en Santa Cruz a endurecer el ataque a los trabajadores.

Ya el martes 8 de madrugada, la Gendarmería había golpeado a los manifestantes que protagonizaron un cacerolazo frente a la residencia de los Kirchner (que en realidad está vacía y no reside su madre, como mintió el presidente). En repudio a esa represión, y mientras el Obispo Romanín de Río Gallegos convocó a una misa en el Colegio Salesiano, los trabajadores de la salud pararon los hospitales por 24 horas y se redobló la presencia en las calles con una nueva marcha. La misma noche un “Cabildo Abierto” en el acampe de los docentes frente a “la Rosadita” (la gobernación) de alrededor de 5.000 participantes reclamó la renuncia del gobernador Sancho y todos sus funcionarios. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” es una de las consignas más cantadas en las calles de Río Gallegos.

La jornada del miércoles 9 de mayo

Cuando en la madrugada del miércoles 9 llegamos a las carpas de los docentes frente a la Casa de Gobierno, los activistas nos comentaron que la presencia de docentes había aumentado a causa no sólo de la bronca por la represión del día anterior sino por el rumor de que los grupos de choque de Rudy Ulloa, el ex-chofer del presidente que actualmente controla los medios radiales, televisivos y gráficos del oficialismo, se aprestaban a desalojarlos.

En la carpa de los docentes de Río Turbio, un delegado del sindicato de los municipales, SOEM, nos anunció el paro que iniciarían esa misma mañana, en reclamo de fondos de la gobernación para aumentos de salarios a la planta de más de 3.000 trabajadores, algo que también reclama el intendente de la UCR, “Pirincho” Roquel.

La marcha de municipales arrancó a las 9 de la mañana con fuerte presencia de los obreros de las cuadrillas del corralón y de los demás sectores del gremio que se encolumnaron junto a un imponente convoy de máquinas viales que tenía por objetivo llegar a la gobernación. Las palabras del presidente Kirchner la noche anterior actuaron como una orden para uno de sus hombres en la provincia, el jefe de la policía Wilfredo Roque. La columna fue reprimida con un saldo de 12 heridos de balas de goma, y el obrero Miguel Aranda con un disparo de bala de plomo en el pie, que según denuncian los trabajadores fue disparado por policías de civil desde una Trafic. El ministro de gobierno provincial, Varizat, haciéndose eco de las declaraciones de horas atrás de su par Aníbal Fernández en relación a la represión frente a la residencia de los Kirchner, declaró que Aranda se había “auto-herido” en el pie con una barreta. La bronca se extendió y más de 1.500 municipales acompañados por delegaciones de docentes recorrió el centro de la ciudad. Primero frente al Obispado y luego en la municipalidad, los trabajadores exigían “vamos a las carpas” junto a los docentes, “paro provincial ya” y gritaban su bronca que contrastaba con los pedidos de “mantener la calma” que hicieron tanto monseñor Romanín, como el intendente y los dirigentes del SOEM. La concentración frente al municipio se transformó, de hecho, en una asamblea que le arrancó a los dirigentes el compromiso de paro por 48 horas para el jueves y viernes. Los municipales llegaron finalmente al acampe de los docentes e impusieron la convocatoria a la masiva marcha para esa tarde, la más grande desde el inicio del conflicto según muchos trabajadores, convocada por la Mesa de Unidad Sindical formada por las conducciones de ADOSAC, el gremio de judiciales, legislativos de APEL, ATE, el Sindicato de Televisión y el SOEM. En el acto hablaron los representantes de todos los gremios y también el intendente Roquel que, con pretensiones de candidato para las elecciones de octubre, prometió “un futuro mejor para Santa Cruz”. Sin embargo, el acto cerró con el reclamo de la “renuncia inmediata de Sancho y todos sus funcionarios” y el “retiro inmediato de la Gendarmería de la provincia”. Se convocó a una nueva marcha y paro provincial de todos estos gremios para el viernes 11, y se volvió a reclamar el paro nacional a la CTERA.

Ahora, además, los obreros municipales instalaron su propia carpa junto a las de los docente en el acampe frente a la gobernación. La acción represiva del gobierno nacional y provincial terminó fortaleciendo la huelga en Santa Cruz. Y la noticia de la represión a los municipales llegó a todo el país desenmascarando una vez más al gobierno de Kirchner.

¿Cómo ganar esta dura pulseada?

El reciente Cabildo Abierto es una muestra que es posible unir las fuerzas de los trabajadores docentes, municipales y estatales que engrosan las manifestaciones, protagonizan los escraches, cacerolazos, cortes de rutas y sostienen la huelga y las carpas, en una misma organización para debatir y resolver en común las medidas de lucha hasta triunfar. La Mesa de Unidad Sindical es, hasta ahora, una manifestación superestructural del frente único obrero, donde sólo debaten los secretarios generales y directivas; pero por abajo crece el protagonismo de las asambleas como la de los municipales que impusieron el paro de 48 horas, y en el caso de ADOSAC no sólo las asambleas que vienen impulsando la huelga hacia delante sino de un cada vez más extendido cuerpo de más de 80 delegados ligados a la base de las escuelas.

Para doblegar la intransigencia del gobierno nacional y sus títeres en la provincia, que se niegan a conceder a los reclamos salariales, se necesita profundizar esas tendencias a la acción independiente de los trabajadores, sin depositar confianza en que el triunfo se alcanzará por la intervención de la iglesia o el intendente. Como se canta en las marchas “esta lucha la ganamos con el paro provincial”, esto es intentando sumar a los trabajadores que, como los petroleros o de la construcción, aún no están interviniendo.

En un sentido similar, en la reciente huelga docente de Neuquén estuvo planteado, y las directivas de ATEN se negaron a hacerlo, convocar a una verdadera asamblea provincial de trabajadores para derrotar a los asesinos de Fuentealba. Es el camino que debe retomar la histórica huelga santacruceña junto a buscar la coordinación con los sectores combativos de todo el país que ayuden a nacionalizar esta lucha para ganarle la pulseada al gobierno de Kirchner.

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Santa Cruz debe triunfar

Por: Facundo Aguirre y Ruth Werner

La persistente lucha de los maestros y municipales de Santa Cruz merece la atención y el apoyo de todos los trabajadores del país. La huelga es un desafío a la política del gobierno de Kirchner quien atacó duramente a los maestros acusándolos de patoteros, luego de que éstos rechazaran la conciliación obligatoria y la oferta de aumentar 50 pesos el ya miserable básico de 161 pesos que cobran.

En esta pulseada se está revelando la verdadera cara del gobierno K. El presidente dice defender los derechos humanos pero envía a la gendarmería y a la policía de su provincia, que reprime a los que luchan. Mientras tanto, Aníbal Fernández y el propio Kirchner justifican con argumentos propios de lo más energúmeno de la derecha las apretadas y los palos contra los docentes y municipales en lucha.

La Patagonia Rebelde está diciendo basta. Pero esto es algo que no parecen entender los dirigentes sindicales. La CGT haciendo gala de oficialismo se abstiene de decir palabra. La CTERA y la CTA, la central sindical en la que están agremiados los docentes santacruceños se niegan a convocar a una medida de lucha nacional como exigen las organizaciones docentes de Santa Cruz y Tierra del Fuego. ¿Qué esperan para llamar a un paro nacional? ¿Que haya otro maestro muerto como pasó en Neuquén con el asesinato a mansalva de Carlos Fuentealba? No se puede esperar más: ¡Paro nacional ya! Los trabajadores de Santa Cruz deben triunfar.

La lucha de los docentes y trabajadores de Santa Cruz es una pelea política contra el gobierno nacional y provincial. Su huelga desafía el pacto de Filmus-Yasky-Kirchner que pretendió imponer el congelamiento de los básicos docentes y las sumas en negro, como parte de mantener a los estatales cobrando salarios por debajo de los que percibían a fines del 2001. Los sueldos de los empleados públicos sólo aumentaron el 49%, mientras que la inflación trepó al 95,5% según datos oficiales.

Como parte de la clase trabajadora, también la lucha santacruceña desafía el tope salarial del 16% acordado por Kirchner-Moyano y los empresarios. Pero además desnuda el verdadero “modelo santacruceño”: un gobierno de camarillas repleto de funcionarios corruptos y testaferros del poder K al servicio de las petroleras, pesqueras, mineras y los terratenientes, protegidos por Gendarmería.

La rebelión pone al descubierto además el doble discurso kirchnerista. Mientras dice ser la alternativa a la derecha y a los gobernadores “palo en mano”, no tiene otro método muy distinto para tratar la protesta social: conciliación obligatoria, intimidación, represión y la infamia contra los huelguistas. Como han aclarado los docentes de Santa Cruz, esta es la cara que oculta Kirchner tras los discursos progresistas. Mientras promete una equitativa distribución del ingreso se niega a aumentar el básico de los estatales y docentes.

Si los trabajadores santacruceños triunfan mostrarán al conjunto de la clase trabajadora que con la lucha se puede conquistar mucho más de lo que impone este gobierno al servicio de los empresarios, en el camino de lograr un salario equivalente a la canasta familiar de $2400, el fin de la precariedad laboral, la recuperación plena de los derechos perdidos en la década del ’90. Sería una derrota de toda política destinada a quebrar y silenciar a los que luchan, objetivo que hoy comparten los “progresistas” del gobierno y los cultores de la “mano dura”: Pero además haría tambalear al gobierno de Sancho y enturbiaría el panorama electoral para el gobierno de cara a octubre.

La CGT y la CTA

El rechazo a la conciliación obligatoria tramposa, el ataque del presidente y las jornadas de represión vividas por los trabajadores santacruceños han endurecido a las partes en conflicto. Una masiva marcha de docentes y municipales respondió las provocaciones lanzadas por el Presidente. Los tiempos se acortan y el gobierno busca por todos los medios a su alcance quebrar la huelga. Mientras tanto los burócratas sindicales guardan silencio.

Bien lejos de los convulsivos acontecimientos, Hugo Moyano junto a Luis Barrionuevo y otros dirigentes reunieron el Consejo Directivo de la CGT para formar una “mesa chica” que resuelva las disputas internas entre los “gordos” y los seguidores del camionero. Desde ya que no se les pasó por la cabeza pronunciarse ante la huelga que sacude a la Patagonia. Pero sí tuvieron tiempo para plantearse quién de sus pares se integraba a las listas del Frente para la Victoria junto a Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires. Entre los inscriptos en la carrera figuran Andrés Rodríguez (UPCN), Julio Piumato (Judiciales y mano derecha de Moyano), Viviani (Taxistas), Martínez (UOCRA) y Mastrocola (Plásticos).

Por su parte, la CTA y la CTERA se llaman a silencio y se vienen negando a convocar a una medida nacional de apoyo a los docentes y estatales. Están dejando solos a los trabajadores como lo hicieron en Neuquén hasta que fuera fusilado Carlos Fuentealba, y sin convocar ninguna acción luego del paro del 9 de abril. Así vuelven a dar la espalda a los mismos dirigentes de ADOSAC que exigían un paro nacional tras la violenta represión. La supuesta posición “ni oficialista, ni opositora” de Yasky se cae ante la evidencia de que la “central alternativa” se subordina a la necesidad de desmovilización del gobierno nacional.

Por la victoria de la huelga

Los trabajadores y el pueblo de Santa Cruz exigen la renuncia de Carlos Sancho y el retiro de la gendarmería. Hay que acompañar este reclamo rodeando la lucha de los docentes, estatales y municipales santacruceños, brindando todo el apoyo y la solidaridad hasta lograr la victoria plena de sus demandas.

La tarea de la hora es coordinar y organizar los esfuerzos militantes para efectivizar aquello que los dirigentes sindicales nacionales se niegan a hacer por su apoyo público vergonzante al gobierno. Desde cada empresa, en cada establecimiento, en cada lugar de trabajo, en cada barrio, escuela y universidad hay que debatir cómo movilizarse y difundir la verdad de los trabajadores santacruceños. Las seccionales del SUTEBA dirigidas por la oposición, AMSAFE Rosario, las listas opositoras de ATE y todo el activismo antiburocrático de la CTA, tienen la responsabilidad de coordinar la solidaridad efectiva y luchar por imponer a la CTERA y a la CTA el paro nacional. Los obreros ceramistas de Neuquén, el cuerpo de delegados del subte y de Astilleros Río Santiago, la comisión interna del Hospital Garrahan, todos los delegados combativos pueden comenzar a dar los primeros pasos en la coordinación para impulsar la solidaridad con los santacruceños.

Hay que transformar la lucha de los trabajadores de Santa Cruz en una causa de toda la clase trabajadora, por el salario, contra los atropellos y la represión.