Argentina: El "nuevo" Congreso
Ilusiones y realidades
10/12/2009
La derrota sufrida por el kirchnerismo en la votación de las autoridades de las comisiones de la Cámara de Diputados fue saludada exultantemente por La Nación y, especialmente, por Clarín, que se esforzó por presentarlo como la suerte de inicio de una nueva era política. Lo cierto es que si bien el oficialismo tuvo que aceptar quedarse con la presidencia de sólo 20 comisiones sobre 45 y no llegar a la mayoría propia en ninguna, lo que hubo fue un pacto de reparto de poder donde el “rejuntado” opositor, de la mano de Graciela Camaño (la esposa de Luis Barrionuevo) convocando a la sesión parlamentaria y Pinky presidiéndola, impuso la fuerza del número para forzar a ceder a un kirchnerismo cada vez más débil. La oposición terminó aceptando que el oficialismo se quede con la presidencia de la Cámara -lo contrario hubiera sido una especie de aviso de golpe “destituyente”- y los diputados del Frente Para la Victoria bajaron al recinto a votar la nueva composición de las comisiones. La sangre esta vez no llegó al río, pero queda una situación de fragmentación del poder político que es la marca de este fin de ciclo kirchnerista y una muy importante debilidad gubernamental en las Cámaras. Una cuestión que llevará al gobierno a tratar de formar mayorías ocasionales, en función de cada tema particular, o a recurrir al veto presidencial y a los DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia); situación esta última que daría lugar a un conflicto entre dos de los tres poderes del Estado.
Después del 28 de junio, el gobierno aprovechó al máximo el peso que conservaba en ambas cámaras para retomar la iniciativa política quitando banderas tanto a la oposición derechista como a la centroizquierda. Se creó por esta vía la ilusión óptica que los K habían logrado reponerse de los golpes sufridos. La votación del miércoles 3 muestra que ese tiempo se agotó y que ahora los Kirchner deben gobernar sin mayoría propia en diputados y, casi seguro, tampoco en el Senado, en el medio de un fuerte desprestigio social. Con este cuadro, ahora Clarín alimenta otra ilusión: la de que el arco opositor que se expresó en esta votación pueda constituir un bloque permanente que imponga al kirchnerismo la nueva relación de fuerzas parlamentaria y se presente como alternativa de gobierno, un poco como cuando la Alianza venció en las elecciones legislativas de 1997 y canalizó el descontento con el menemismo a la vez que garantizaba la continuidad de lo esencial de su política económica. Pero la realidad actual no es equiparable a la de aquellos días, aunque el bloque de las patronales sojeras, Clarín y la cúpula de la UIA y la AEA alienten la continuidad del acuerdo opositor. Aunque puedan darse ciertas coincidencias en temas puntuales (como sobre la normalización del INDEC o un cambio en la composición del Consejo de la Magistratura) dentro del bloque opositor hay una fuerte competencia por ver quién va a proyectarse finalmente como la alternativa al oficialismo en el 2011. Mientras Cobos negocia un futuro pacto de gobernabilidad con Duhalde -vía el plan presentado por Terragno- , ya sea con fórmula común o en listas separadas, Carrió prepara todas las condiciones para presentarse en soledad si fuera necesario, disputándose ambos -y también Pino Solanas- a Binner como posible aliado. El PRO, por su parte, se encuentra debilitado como alternativa presidencial por la crisis del gobierno de Macri, pero eso no significa que se haya bajado de la competencia. Es decir, queda mucha tela para cortar en lo que hace a cuál será la variante de recambio burgués para el 2011, sin claras mayorías y con la inestabilidad política como constante. Bien visto, todas las salidas que entrevé la clase dominante son relativamente endebles, muestra que la crisis del régimen de partidos que se expresó en el 2001 nunca logró ser revertida a pesar de los años de fuerte crecimiento económico. Que Cobos -un tránsfuga entre tránsfugas que traicionó primero a los radicales, después a los Kirchner y ahora cuenta con el Coti Nosiglia como asesor estrella- sea una de las esperanzas centrales de la burguesía habla por si solo de la precariedad de todas las variantes de recambio que se plantean.
En esta situación, hay que remarcar el alineamiento mostrado por la centroizquierda en este enfrentamiento, que expresa que no fue casual el posicionamiento de Proyecto Sur el año pasado junto a las patronales agrarias. ¿Será esto el preludio de un futuro voto favorable de Pino Solanas y sus aliados para la baja de las retenciones sojeras?
Ni con el gobierno de los “capitalistas amigos”, el pago a los bonistas y la burocracia sindical ni con la oposición de los sojeros, Clarín y la UIA. Para la clase trabajadora, que ha empezado a levantar cabeza, se trata más que nunca de avanzar en poner en pie su propia herramienta política y enfrentarse con este régimen decadente al servicio de los explotadores.