Argentina: Nada nuevo en la Plaza del SI
Kirchner en el escenario y el viejo aparato del PJ en la Plaza
26/05/2006 La Verdad Obrera N° 188
El gobierno quiere mostrar como un logro que “recuperó” la presencia en la Plaza de Mayo el 25. Desde el palco se anunció la asistencia de 350.000 personas, pero un cálculo real indica que a lo sumo se aproximó a los 100.000 manifestantes. Hagamos una cuenta sencilla para medir la veracidad del discurso oficial. Si es cierto que la Plaza y adyacencias ronda los 40.000 metros cuadrados, los entusiastas locutores oficiales habrían logrado concentrar en cada metro cuadrado 8,75 “compatriotas”, tal vez uno arriba del otro o desafiando las leyes de la física. No se aconseja viajar en el subte a las 18 hs. de un lunes porque somos cuatro por cada metro cuadrado.
Pero hay otra mentira más ¿Puede contarse como un gran triunfo gubernamental movilizar sólo decenas de miles contando con todo el aparato de Estado nacional? ¿Es todo lo que puede movilizar como muestra de apoyo popular esta clase dirigente? ¿Con intendentes, gobernadores, punteros de todo el país, burócratas sindicales a su disposición, con cientos de micros, transporte público gratuito, artistas populares, con una costosísima publicidad en radios, TV, diarios y afiches?
Todo el despliegue del aparato clientelar y de publicidad, utilizando los fondos públicos y los sindicales, lejos de sumar manifestantes espontáneos, más bien provocó rechazo o indiferencia. Era un objetivo del gobierno movilizar a sus votantes por fuera de los aparatos pero no lo logró. El amplio apoyo de las clases medias y los trabajadores que Kirchner muestra en las encuestas, no significa apoyo a burócratas sindicales y punteros. Más difícil que meter 9 personas en un metro cuadrado es hacer digerible a Othacéhe o Barrionuevo y conseguir que a su lado marche una trabajadora docente.
Kirchner quiso disfrazar esto con un palco junto a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y volviendo a reivindicar a los 30 mil desaparecidos. Pero abajo del palco estaban, no muy visibles para las cámaras, muchos de los que impulsaron las Tres A y los ex-menemistas de los indultos a los militares en los ’90.
La Plaza del SI fue un acto copado por el “pejotismo” con un intento de disfrazarlo desde el palco y para la TV
En el discurso que hizo Kirchner en 14 minutos no hubo nada nuevo.
Repitió con tono de tribuna electoral los logros de su gestión: que pagó la deuda al FMI como si fuera un acto de soberanía y no un favor a los usureros internacionales. Pidió que lo apoyen para “tener fuerza” y no doblegarse a “ciertos intereses” que lo “quieren ver arrodillado”. Pero en Argentina los que tienen el poder económico son los grandes capitalistas nucleados en la AEA y la UIA, la “patria empresaria” que hace pocos días firmó con la CGT una solicitada de apoyo a Kirchner. Por eso el presidente no habló de salarios ni “distribución de la riqueza”, ni siquiera de los proyectos de reformas a las leyes laborales de los ’90. Solo habló de “crecimiento de la industria”, es decir, de las superganancias de las grandes patronales como “logro de tres años de gestión”.
No tocó el tema que apenas hace días sacudió la política latinoamericana: la decisión del gobierno de Bolivia de nacionalizar una parte de la renta petrolera. Hubiera sido nombrar la soga en la casa del ahorcado ya que la medida de Evo Morales -más allá de sus límites- puso de manifiesto la relación sumisa de Kirchner con la Repsol. ¿Será por eso que no habló del 25 de mayo de 1810 con tal de no molestar a los colonialistas españoles de ahora?
No se animó a plantear su reelección en el discurso, salvo vagamente diciendo que se “necesita tiempo” para “reconstruir la Argentina”. Lo que habían pronosticado los periodistas y voceros del gobierno como un “operativo clamor” por su candidatura para el 2007 sólo fue coreado por algunos. Tampoco pudo entenderse qué significa la famosa “concertación” que intentaban presentar como lo nuevo que iba a decir Kirchner. Se dijo que esto era su nueva “estrategia” para atraer a un sector de la UCR que incluía una fórmula compartida con un vicepresidente radical. Pero ningún sector representativo de la UCR estuvo en la Plaza. Es más, los supuestos aliados radicales del kirchnerismo el día anterior votaron contra la iniciativa oficial para no permitir la asunción del torturador Luis Patti en el Congreso.
Esto habla de una debilidad política de la Plaza del SI. Muestra que el gobierno no puede ensanchar sus alianzas y que, para movilizar en su apoyo o ganar elecciones, depende del aparato “pejotista”. Este a su vez utiliza la figura presidencial para reciclarse y mantener su cuota de poder. No los une “el amor” que proclamó Kirchner en el acto, sino la caja de recursos del Estado con la que se hace política clientelar. En la misma Plaza que el 20 de diciembre de 2001 se levantó el “que se vayan todos”, Kirchner -que se presentó como la respuesta a este reclamo popular- festejó el “día de la patria” con todos los que no se fueron. Es verdaderamente lamentable que el prestigio ganado en la lucha por los derechos humanos por Hebe Bonafini y las Madres de Plaza de Mayo sea puesto al servicio de semejante operación política.
Una de las fortalezas de Kirchner es que se enfrenta a una oposición burguesa muy reaccionaria que le permite al presidente quedar como “progresista”. Es increíble que Elisa Carrió haya coincidido con el discurso del Obispo Bergoglio en el Tedeum en la Catedral quien fue portavoz de las criticas de la derecha más recalcitrante atacando a Kirchner de “populista” y de buscar “el aplauso de las masas”. Al revés de esta crítica de la derecha, el discurso vacío de contenido que dio el presidente se debe a que tiene por estrategia "no agudizar las contradicciones". Por eso el lema del palco fue "La Patria somos todos", las Madres y Barrionuevo, los empresarios y los trabajadores, los piqueteros K y los ex-duhaldistas.
Los trabajadores miraron el acto por televisión, pasivamente. Pero no es mayoritariamente una muestra de oposición al gobierno sino de indiferencia política e ilusiones en que los cambios vendrán de arriba. Esto muestra una debilidad de la conciencia obrera. Pero nadie “da la vida” por Kirchner. La diferencia con el primer peronismo no es sólo el uso del "balcón” de la Rosada, sino que aquél dio concesiones y resistió tibiamente al imperialismo. Este mantiene solo el discurso de conciliación de clases del viejo peronismo, pero sin dar nada. Los aumentos salariales logrados son producto de las luchas en las que las patronales han cedido muy poco de sus enormes ganancias. Estas luchas chocan con el aparato que estuvo en la Plaza y le pone techo al aumento de salario. En esta situación, cobraría fuerza la unidad militante del activismo opositor a la burocracia en los sindicatos y los nuevos delegados en las empresas, el movimiento estudiantil activo y las fuerzas de la izquierda. Nuestro partido, el PTS, insiste en el llamado a la coordinación de los organismos combativos de los trabajadores y la unidad clasista y socialista de la izquierda, para fortalecer las luchas reivindicativas, ser alternativa a la burocracia sindical y superar los límites del sindicalismo reivindicativo llamando a romper con Kirchner, el PJ y los partidos patronales para conquistar la independencia política de los trabajadores.