Elecciones en Italia
La “Victoria” de Prodi
20/04/2006 La Verdad Obrera N° 185
Mientras en Francia se retiraba el CPE para impedir que la crisis social y política pase a mayores, en Italia se conocían los primeros resultados electorales. La fase pos electoral iba a convertirse pronto en una pésima comedia napolitana. Un Berlusconi invocando fraudes para quedar aferrado al poder, un Prodi avergonzado por la estrecha mayoría lograda en ambas cámaras, la burocracia sindical y la mayoría de la izquierda celebrando una victoria que les asegurará importantes prebendas; mientras que los grises tecnócratas de la Unión (de Prodi) acordaban con la gran patronal (Confindustria) las primeras medidas antiobreras y antipopulares que habría de implementar y la permanencia del contingente militar italiano que ocupa Nassirya en Irak. Los resultados de los comicios volvieron a confirmar la crisis multifacética en la cual está sumida Italia.
El hecho de que Prodi haya ganado tan ajustado y que Forza Italia (de Berlusconi) siga manteniéndose como primer partido, a la cabeza de una alianza política nacional -la Casa de las Libertades, CdL- cada vez más populista y abiertamente xenófoba, representan dos elementos importantes del juego político e institucional de la península.
La campaña política que llevó adelante la CdL hizo mella no sólo en aquella franja de la pequeña y mediana burguesía del Norte. Tocó también buena parte del electorado popular calando hondo el discurso demagógico que insultaba en forma bufonesca y vulgar a la centro izquierda, a la gran patronal, a los inmigrantes y prometía reducciones de impuestos. No lo podía contrastar en este terreno una campaña de la Unión que a duras penas prometió migajas redistributivas, pero sí se esmeró en tranquilizar a la burguesía destacando que todas las leyes antiobreras y antipopulares de los gobiernos precedentes no serían derogadas.
Por otra parte, los resultados electorales indican una tendencia seria no sólo a la crisis de los mecanismos de representación democrático burgueses, sino también a una crisis latente del régimen. No bastó con que Confindustria, los sindicatos, la prensa, la Iglesia católica y la intelectualidad llamaran a votar a Prodi. La Unión asume con una ventaja de votos restringidísima y tendrá que gobernar con escasa mayoría en el Senado, lo que aumenta la incertidumbre alrededor de su futura estabilidad.
Este es el panorama político que Prodi y sus ministros tendrán que tomar en cuenta para tratar de revertir la situación económica desastrosa (con un crecimiento cercano al 0%) en que está hundido el país. El futuro Primer Ministro ya indicó cuáles eran las recetas que pretendía aplicar: una tímida política redistributiva para alentar el consumo pero sobre todo para encubrir los ataques brutales a los trabajadores, siguiendo de esta forma las pautas de su primer gobierno y el camino de las reformas laborales que Berlusconi no pudo llevar adelante por la fuerte oposición social y la conflictividad laboral que dio lugar a varias huelgas generales y “paros salvajes” (por fuera de la dirección sindical), desde 2001 hasta hoy en día.
Estas son las razones por las cuales Confindustria encomendó las riendas del país a “Il Professore” Prodi, asegurado del más firme apoyo de las direcciones sindicales (CGIL en particular) y de la izquierda (los Demócratas de Izquierda - DS y el Partido de la Refundación Comunista - PRC sobre todo). Tanto es así que Bertinotti (PRC) ya proclamó abiertamente que lo que estaba al orden del día ya no era la “alternativa” tantas veces prometida sino nada más que “la alternancia”. Desde este punto de vista, los temores de los analistas burgueses que fingen temer que la heterogeneidad de la coalición de la Unión sea un factor de inestabilidad son exagerados o más bien ocultan la realidad. El principal factor de inestabilidad del futuro gobierno de Prodi es la debilidad estructural del régimen y del capitalismo imperialista italiano. Italia hoy en día es el eslabón débil de la cadena imperialista europea. De esta situación podría sacar provecho el movimiento obrero para proponer una salida progresiva. Al estar hoy maniatado al gobierno a través de sus direcciones con las cuales no rompió, esta alternativa no está aún al orden del día. Sí está planteada, sin embargo, la lucha por construir una herramienta política independiente, internacionalista y revolucionaria que necesitará más que nunca el proletariado nativo e inmigrante para contrarrestar los golpes que se preparan a asestarle la burguesía con la complicidad de la burocracia sindical. Volveremos sobre este punto próximamente en las páginas de La Verdad Obrera.