Mexico
La crisis política de la alternancia
30/07/2006 Estrategia Obrera N° 52
México vive una profunda crisis institucional y una confrontación entre el PAN y el PRD. Las multitudinarias manifestaciones como la del domingo 9 de julio son un peligro para la clase dominante: que se profundice y radicalice la lucha en las calles.
El fraude mostró la antidemocracia de la alternancia
La maniobra fraudulenta del PAN desencadenó gran enojo contra las instituciones entre millones de trabajadores, campesinos y clases medias empobrecidas. Y es que la “democracia para ricos” pisoteó el más elemental derecho democrático, de forma semejante a como lo hicieron las instituciones del priato durante más de 70 años. Esto fue visto por millones que votaron por AMLO confiando en que un gobierno del PRD resolvería sus aspiraciones; y ahora se encuentran con que la alternancia democrática no respeta siquiera sus propios mecanismos. Quede quien quede, este hecho representa un profundo desgaste de un régimen acordado hace apenas 6 años para desviar el odio hacia el priato.
La camarilla de Felipe Calderón, a pesar de los millones que votaron por AMLO, encontró la fuerza para hacer esta jugada no sólo en el control panista sobre las instituciones electorales, sino también en su importante base social entre los sectores acomodados y en el apoyo de las cámaras patronales beneficiadas con la política económica foxista. Y es que éstos consideran que sus negocios estarán mejor garantizados con un gobierno panista y abiertamente proimperialista, en lugar de una administración perredista que podría otorgar ciertas concesiones a los millones de trabajadores y campesinos que lo votaron.
Si la “democracia” mexicana no puede garantizar el derecho al voto contemplado por sus propias leyes, es consecuencia de que los planes del FMI empujan a avasallar las conquistas de las masas. Y se transforma cada vez más en una “democracia degradada”, basada en medidas abiertamente autoritarias, represivas y antidemocráticas. Por eso, como explicamos en la edición anterior de EO, si la intentona fraudulenta se impone, el paso siguiente será una mayor ofensiva contra la autonomía de las organizaciones obreras, sobre las comunidades indígenas y la represión a los sectores que luchan.
Crisis entre los partidos y movilización de masas
Hoy hay enfrentamientos políticos entre los partidos del régimen, y no se descarta que, en caso de no haber acuerdo, realicen nuevas elecciones. Sectores de la patronal piden “prudencia”, y la misma iglesia se ofreció a mediar. En el caso del PRI, como resultado de la debacle electoral surgen divisiones; mientras sectores de las direcciones sindicales priistas (como Víctor Flores del CT-CTM) se “acomodan” a la sombra de Calderón (como la expulsada Elba Esther Gordillo), entre los diputados y gobernadores están quienes avalan abiertamente el triunfo de Calderón (como Enrique Jackson y Eduardo Bours) y, quienes, como Manlio Fabio Beltrones, hablan de un posible recuento, buscando recomponer su imagen ante los trabajadores y campesinos que dejaron de votar al PRI.
Lo que está por detrás de la crisis de las instituciones y los intentos por una mediación o acuerdo, es la profunda polarización y división social nacional, y que ya dio pie a las grandes movilizaciones democráticas. Para la clase dominante, el gran peligro es que se generalice esta lucha de los explotados y oprimidos.
Hoy es difícil prever que salida le darán a la crisis política. Mientras sectores (como en el PRI) sugieren un posible recuento (con el fin de evitar una mayor crisis de las instituciones), otros afines al PRD hablan de un posible interinato. Sin embargo, la mayoría del régimen aún se inclina porque el Tribunal electoral avale el triunfo de Calderón, jugándose al desgaste del movimiento contra el fraude.
Cualquiera sea la salida, significará un gran costo para el régimen: el desprestigio de sus instituciones y de partidos como el PAN y el PRI. Los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los estudiantes y todos los sectores populares, debemos movilizarnos contra el fraude, y por el respeto a la demanda de conteo voto por voto, profundizando la movilización y la lucha, incorporando nuestras demandas y poniendo en práctica nuestros métodos de lucha.
Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
Los socialistas de la LTS-CC, al mismo tiempo que repudiamos y llamamos a luchar contra el fraude, sostenemos que la salida para garantizar el justo sentimiento democrático no vendrá de elecciones realizadas por este régimen antidemocrático ni por sus instituciones burguesas, por más “transparentes” y “democráticas” que se presenten. Nosotros estamos por un gobierno de los trabajadores y los campesinos como la salida de fondo a este sistema basado en la explotación, la opresión y la antidemocracia. Pero ante el hecho de que los millones que se están movilizando aún no acuerdan con esa salida, les proponemos, ante el desprecio de la voluntad popular que se expresó en el fraude y hoy se continúa en la negativa a aceptar la demanda de conteo voto por voto, que luchemos por la única salida consecuente para conquistar la democracia anhelada y evitar que se les estafe y robe su voto.
Para eso, impulsemos una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, basada en el desconocimiento y la anulación de las elecciones, organizada en forma democrática, sin ningún «árbitro» como el IFE al servicio de los intereses de los capitalistas y los poderosos. Esta Asamblea Constituyente, una vez convocada debería debatir nuestras demandas, y por eso mismo no será convocada por las instituciones enemigas de que los trabajadores discutamos libremente cómo resolver los problemas reales de los explotados y oprimidos. Una Asamblea donde las organizaciones sindicales, sociales y de izquierda podamos presentar nuestros candidatos sin condicionamientos ni proscripciones, con pleno acceso a los medios de comunicación y, donde los representantes sean electos bajo un único distrito nacional (por ejemplo 1 representante cada 20 mil habitantes).
Esta asamblea sólo podremos hacerla realidad con una gran movilización en las calles, con la más amplia organización democrática desde las bases, y donde la clase obrera y sus organizaciones se pongan al frente. Solo con una gran lucha hasta el final podrá garantizarse el respeto a la voluntad de las masas obreras, campesinas y populares. Para fortalecer esta lucha e incorporar a todos los que este régimen ha defraudado con el Fobaproa, la deuda externa, el TLC, la subordinación al imperialismo; el desempleo, las contrarreformas a las pensiones y jubilaciones, a la educación y la cultura, a la salud, a la industria energética, la ruina de los pequeños productores y los negocios corruptos de los gobernantes, los trabajadores tendremos que poner en pie organismos amplios y democráticos de masas donde se discutan y voten las formas de lucha con delegados elegidos en sus colonias, unidades habitacionales, fábricas, talleres escuelas y ejidos; que impulsen la preparación de una verdadera huelga general nacional, como parte de una gran lucha contra los planes de hambre y miseria impuestos por la clase dominante y el imperialismo.
La movilización del 30 de agosto tiene el reto de imponerle a los partidos de la burguesía y a las fraudulentas instituciones de la alternancia, una salida que impida que se consume el fraude.
Para luchar contra el fraude
El domingo 16 de julio, cientos de miles salieron a las calles a defender su voto, desbordando el zócalo de la Ciudad de México y abarrotando las calles y avenidas circundantes, y mostrando gran disposición a luchar por este derecho democrático elemental. Ante eso es fundamental discutir qué política requerimos para enfrentar hasta el final el fraude perpetrado por el gobierno, el PAN y el IFE
Confiar en nuestras propias fuerzas
Los cientos de miles que salieron a las calles, demostraron la fuerza de la movilización. Ante el fraude, hay que desarrollar y profundizar esta movilización en las calles, desconfiando en el IFE, que ya demostró su carácter tramposo y antidemocrático; así como de las instituciones del régimen que intentan garantizar el “triunfo” de un sector de los representantes políticos de la clase dominante (el PAN), el cual no esta dispuesto a dejar el poder y perder los enormes privilegios adquiridos, aún a costa de mayor crisis y polarización.
Debemos desconfiar de cualquier pacto o mediación que busque negociar la justa demanda de ¡Abajo el fraude!, lo cual es sería una salida para evitar la radicalización del movimiento. No debemos bajar la guardia, ni atarnos de manos confiando en que las instituciones vayan a actuar en contra de la política del gobierno del PAN, cuando es evidente que los mismos que manipularon la información del PREP y del primer conteo, tienen los recursos para hacer lo mismo en los paquetes electorales. Por todo esto, no acordamos con la postura de AMLO que ya anunció que detendría las movilizaciones si el IFE y el PAN resuelven la apertura de los paquetes.
Sólo una firme decisión por parte de los millones de que se están movilizando, puede obligarlos a las instituciones de esta “democracia” a echarse atrás. No hay que frenar la lucha hasta derrotar el fraude y la imposición de Calderón, confiando solo en nuestras propias fuerzas y desconfiando en la acción de las instituciones de esta “justicia para ricos”.
Fortalecer las tendencias a la autoorganización
La movilización y el llamado a formar comités en defensa del voto, plantean la necesidad urgente de construir organismos amplios y democráticos, en donde miles de trabajadores, campesinos y jóvenes discutamos el curso del movimiento, su plan de acción y las perspectivas de la lucha. Para esto debemos ir más allá del llamado del PRD a conformar “comités de difusión”, ya que es insuficiente y limitado. Los comités deben darse como objetivo profundizar y extender la organización y la lucha concurriendo a las colonias, las fábricas y los centros de trabajo y de estudio, a la vez que discuten cómo incorporar y unificar las demandas de los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los estudiantes, como el alto a la represión y la libertad de los presos políticos.
En la LTS-CC pensamos que construir los comités, bajo la perspectiva de enfrentar el fraude y la antidemocracia que se cierne sobre los explotados y oprimidos, es el primer paso para desarrollar la autoorganización democrática de las masas. Los sindicatos y las organizaciones políticas y populares, como el SME, la CNTE, la “Promotora” y la “otra campaña”, tienen que impulsar activamente la organización de estos comités.
El movimiento obrero debe hacerse parte de esta lucha
Hasta ahora, las organizaciones sindicales y de los trabajadores casi no participaron como tales de las manifestaciones, ni llamaron a acciones con sus métodos de lucha, como la huelga y el paro. Sin embargo, cientos de miles de trabajadores tomaron parte en las movilizaciones. Aunque las concentraciones en el zócalo muestran la fuerza de la movilización de masas, si buscamos frenar el fraude y echar atrás la negativa de las instituciones a respetar la voluntad popular, la clase trabajadora debe participar y encabezar la lucha con sus propios métodos, para lo cual sindicatos como el SME y la UNT deberían movilizarse y preparar un paro nacional contra el fraude.
Un paro nacional demostraría la fuerza de la clase obrera, y posiblemente obligaría al PAN y a las instituciones del régimen a retroceder. Sería también una gran demostración de fuerza que nos dejaría en mejores condiciones para enfrentar la ofensiva en curso sobre los derechos democráticos y las organizaciones obreras y populares. Una acción de la clase obrera permitiría radicalizar la lucha y avanzar en un pliego único de demandas que parta de la lucha por abajo el fraude.
Para eso debemos realizar, en los centros de trabajo, en las fábricas, los hospitales y los centros de servicios, asambleas para discutir como hacemos realidad un paro nacional, como parte de un verdadero plan de lucha.
Luchar contra el fraude y por nuestras demandas
La lucha contra el fraude no debe detenerse ahí. Debe ser un poderoso impulso para pelear por un programa que unifique las reivindicaciones más sentidas de todos los explotados y oprimidos. En vista de la antidemocracia que impera en nuestro país, es fundamental levantar las banderas de la lucha por la libertad de todos los presos políticos del país, contra la represión en el campo y la ciudad; por la solidaridad con las luchas en curso (como la de la CNTE en Oaxaca); contra la represión a “la otra campaña”, por el castigo a los represores de Atenco y Sicartsa y contra la intromisión del gobierno que viola la autonomía de las organizaciones obreras. Así como discutir cómo luchamos por los problemas más acuciantes que afectan a los trabajadores y campesinos, como la subordinación al imperialismo, el reparto agrario o la autonomía de los pueblos originarios.
Estas demandas no son tomadas en cuenta por el PRD que ha sido parte (a pesar de que sufra el fraude), del régimen que garantiza la antidemocracia, la opresión y la explotación.
Los socialistas de la LTS-CC participamos de la movilización sin ningún sectarismo. Y creemos que, si buscamos derrotar el fraude y lograr las demandas más elementales, la movilización obrera y popular debe desconfiar de las instituciones de la “alternancia”, apostando sólo a nuestras propias fuerzas, con independencia política y organizativa del PRD y de AMLO, en el camino de derrotar el conjunto de la antidemocracia y la represión del régimen de la alternancia.
Impulsamos esta lucha al mismo tiempo que planteamos que, para terminar de una vez por todas con los padecimientos de las masas y el recorte de sus conquistas y libertades democráticas, hay que luchar por un verdadero gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo, que avance en expropiar a los expropiadores y construir una sociedad sin explotadores ni explotados.