Argentina - Editorial La Verdad Obrera N° 580
Los buitres de la deuda y los despidos
01/08/2014
Al cierre de esta edición Argentina entraba en default técnico. Mientras el gobierno atendía las exigencias de los fondos buitre, los reclamos de los trabajadores de Lear eran “atendidos” por las fuerzas represivas y la patota del SMATA.
El martes 29 el ministro Kicillof viajó de urgencia a Nueva York para negociar con el mediador Daniel Pollack. Los “gestos” mutuos desde el lunes hacían suponer un “final feliz” para todos. El juez Griesa había descongelado parcialmente los fondos inmovilizados y habilitó al Citibank los desembolsos para cancelar intereses del bono Discount. Pero la novedad llegaba desde la Asociación de Bancos Argentinos encabezada por Jorge Brito del Banco Macro dispuesta a armar un Fondo de Garantía de U$S 250 millones para respaldar el pedido de establecimiento de la cautelar que suspenda el fallo Griesa o comprar sus acreencias a los buitres. Un representante de los banqueros viajó a Nueva York.
Durante el miércoles el establishment financiero local parecía dar por hecho un acuerdo. La bolsa de Buenos Aires alcanzó niveles históricos y cayó el dólar paralelo. Pero esa tarde se decretó el default. Falló el plan de negociar “in extremis” para que Griesa y los buitres restablezcan la cautelar que suspenda momentáneamente el fallo.
Los bancos mandan
En la conferencia de prensa Kicillof volvió a responsabilizar a los buitres y a Griesa del cese de pagos de la deuda. Pero dejó abierta la posibilidad de un acuerdo “entre privados” que para los buitres significaría cobrar el 100%. La posibilidad de un acuerdo quedó en manos de los banqueros, aunque durante las últimas horas del día los trascendidos iban desde una frustración de las negociaciones hasta el optimismo moderado. El oficialismo no puede confesar que está detrás de las negociaciones “entre privados”. La cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) impide hacer una oferta mayor a los buitres que la acordada con los que entraron en los canjes de 2005 y 2010. Pero nadie creería el exceso de patriotismo de los banqueros locales comprando a pérdida unos bonos defaulteados para salvar al país. Sólo calculan cuanto van a ganar. El desconcierto reinante ante el default, según trascendidos, se reflejaría en internas dentro del gabinete hasta con intentos de renuncia.
Son todos buitres
Pagar la deuda, una enorme transferencia de riquezas que crea el pueblo trabajador y se llevan los especuladores, lejos de solucionar el problema trajo un nuevo default. Cada año los intereses de deuda absorben del presupuesto más dinero que la educación, la salud y la vivienda. Aún así la deuda no paró de crecer.
Más allá del resultado final, esta nueva crisis es un fracaso de los “pagadores seriales”: U$S 190 mil millones se desembolsaron para atender a los especuladores en la “década ganada”. No obstante, la voracidad del capital financiero confronta al país a una nueva crisis de deuda. Se acabó el verso del “desendeudamiento”. No hubo ninguna negociación soberana en los canjes anteriores. Allí el gobierno aceptó la jurisdicción de EE.UU. Incluso el descuento que se hizo a los especuladores en los canjes fueron más que recuperados con el cupón PBI (que desataba pagos en función de lo que creciera la economía) y otros regalos adicionales. Como reconoció Kicillof los buitres que entraron al canje ganaron 300%. Los que litigan en Nueva York quieren 1600%. Esta sangría solo la puede detener el pueblo trabajador. Por eso planteamos una consulta para que el pueblo decida, y levantamos la posición histórica de la izquierda del no pago.
Sigue el deterioro económico
La industria está en recesión y avanzan las suspensiones y despidos. La economía, enfriada tras la devaluación de enero no bajó la inflación que se sostiene elevada. Los desequilibrios económicos se suman. A estas condiciones de fin del ciclo ahora se agrega la crisis de la deuda. El gobierno aspiraba a cerrar el frente con los buitres (como con el Club de París, Repsol y el Ciadi), para lograr aire consiguiendo dólares con nuevo endeudamiento. Un acuerdo de último momento “entre privados” no va a revertir el deterioro económico. Sin entendimiento el panorama directamente empeorará con peligro de nuevas corridas sobre el dólar. El gobierno extorsiona con el fantasma de la deuda para cargar el ajuste sobre las espaldas de los trabajadores. Los buitres no están sólo en Nueva York. También habitan en Argentina donde el 80% del valor producido por las grandes empresas corresponde a multinacionales extranjeras.
Lear: una lucha que hace historia
Mientras el gobierno negocia con buitres y banqueros, con los que no tiene ninguna contemplación es con los trabajadores de Lear.
La multinacional yanqui manda con sus propias leyes, dejando afuera a los delegados pese a varios fallos que ordenan su ingreso. El Ministerio de Trabajo sigue la letra de los burócratas del SMATA y la empresa, que pretenden dejar en la calle a casi 200 familias. La Gendarmería y la Policía actúan como “marines” cuyo objetivo es reprimir a los trabajadores y las organizaciones solidarias y custodiar a la patota “verde” que quiere obligar a los obreros no despedidos a volver al trabajo.
Si el kirchnerismo arrió la bandera de la “defensa del empleo” y la “no represión” para izar la de la patronal yanqui, en cambio la lucha de los obreros se convirtió en bandera para miles de luchadores. Son cada vez más los que participan de las acciones o se solidarizan en sus lugares de trabajo y estudio. Esa fuerza impresionante atemoriza a burócratas, gerentes y funcionarios. Es la fuerza para seguir en lucha tras dos duros meses, la que les ha permitido sobrellevar tres represiones y el hostigamiento cotidiano. La que ha despertado una enorme simpatía popular. Es la fuerza con la que a pesar de los obstáculos y conspiraciones ya consiguieron reincorporar 50 despedidos, y la decisión de seguir peleando por los que siguen afuera y el ingreso de los delegados.
Y es la misma fuerza que ha generado la reacción del SMATA, que ve peligrar su unicato en las plantas automotrices, centros neurálgicos del capitalismo argentino. Y revela así el carácter de los sindicatos en esta época: si no los conquistamos los clasistas, se perpetúan como agentes de las patronales (nacionales o imperialistas), se subordinan totalmente al Estado y terminan siendo conducidos en el más absoluto totalitarismo, sin ningún tipo de democracia sindical. Como resumió un directivo del SMATA a los reincorporados: “si no podemos conducir esa fábrica, el gremio mismo va a hacer lo posible para que cierre. Olvídense de delegados de acá a dos años”.
Pero el SMATA y los patrones buitres siguen sin poder cumplir sus sueños. Ahí siguen los obreros luchando. La feroz represión “nacional y popular” del martes 29, que generó el rechazo de decenas de organizaciones sindicales y de derechos humanos, e incluso de sectores ligados al kirchnerismo, sumó bronca y argumentos para redoblar la pelea. La cuarta jornada de lucha del miércoles 30 fue otra vez un éxito. Otra vez, los viejos métodos de la clase obrera, el piquete y la movilización, fueron acompañados por el “novedoso” piquete móvil que copó la Panamericana. Los casi 200 trabajadores que estos días no entraron en solidaridad con los despedidos, los que entraron pero empiezan a cuestionar las instrucciones de los gerentes y burócratas, son una muestra de que la pelea es durísima y difícil, pero sigue firme.
Un paro activo nacional de 36 horas ya
A pesar del ajuste y la inflación, del impuesto al salario que afecta a un sector de los trabajadores, y los despidos y suspensiones en algunas industrias, la CGT oficial no mueve un dedo, encolumnada al gobierno. Los trabajadores de Lear, EmFer, Donnelley y los docentes que en muchas provincias no iniciarán las clases, necesitan una respuesta. O los trabajadores del empresario amigo del gobierno Cristóbal López, que está aplicando despidos y suspensiones en C5N, La Salamandra y Paraná Metal.
Moyano criticó la represión y despidos, y recibirá este jueves 31 a los delegados de Lear, pero no ha planteado aún ninguna medida efectiva que pueda parar los ataques del gobierno y las patronales.
Sigue vigente la necesidad de exigir, junto al Encuentro Sindical Combativo y las organizaciones que se reclaman clasistas como el PO, un paro nacional activo de 36 horas. Para pelear por todos los reclamos obreros: ni despidos ni suspensiones, reparto de horas de trabajo sin afectar el salario, salario equivalente a la canasta familiar, cláusula gatillo en función de la inflación y eliminación del impuesto al salario.
Frente a la crisis con los buitres y a la hipoteca que el gobierno y la oposición quieren imponer a las futuras generaciones de trabajadores repudiamos el pago de la deuda y las negociaciones secretas. Llamamos a una consulta popular para que el pueblo decida. No al pago de la deuda. Nacionalización sin pago de la banca y el comercio exterior. Que la crisis la paguen los capitalistas.