Venezuela: la "nacionalización" de Sidor
Los negocios de Chávez y Techint
22/05/2008
“Con Rocca somos socios. Queremos que el grupo de Paolo siga operando en Venezuela. Queremos una sociedad equitativa”, declaró Chávez en Lima. Daniel Novegill, presidente de Ternium, le manifiesta en nota pública: “Deseamos que Sidor, cuya transición a manos del Estado ya ha comenzado, continúe el camino de éxito (...) Nuestro compromiso sigue firme para contribuir con nuestro aporte”. Ante tanta “camaradería”, un obrero se preguntaría: “Pero, ¿cuál es la vaina?”. Es que Chávez cuando les habla a los trabajadores de Sidor, dice de Ternium que es “la transnacional capitalista explotadora” y habla de “esclavismo”. En cambio, la realidad suele ser otra cuando de negocios se trata.
Negocios, mentiras y espejos
Es que esta “sociedad equitativa” entre los dos “socios”, luego de la tan ruidosa “nacionalización”, en verdad es un acuerdo mediante el cual el gobierno le propone a Ternium que acepte quedarse con el 20% de las acciones, le dejará otras empresas del grupo Techint como Tavsa (que controla la capacidad instalada de Sidor para la fabricación de tubos sin costura) y la fábrica de briquetas Matesi. Además, le otorga la comercialización de la producción en el exterior y los cupos de exportación de productos a sus plantas en México y Argentina, además de otros negocios como los del área petrolera, tal como hemos explicado en artículos anteriores.
Esto es lo que explica que el grupo Techint no haya puesto el grito en el cielo frente al anuncio de Chávez. Incluso, algunos diarios llegaron a especular en su momento con que Techint estaría “perdiendo dinero” en Sidor, por lo que supuestamente “la compañía está buscando una manera decorosa de salir de Venezuela. Bajo esta teoría, la nacionalización podría permitirle a Chávez llevarse los dividendos políticos y permitir a los propietarios de Ternium repatriar sus activos” (Wall Street Journal, 10/4).
Entre tanta cantinela, se ha creado una comisión de transición para garantizar las transferencias de las empresas filiales de Sidor al control del Estado, con fecha de operación hasta el 30/6. Se creó también una comisión técnica, integrada por representantes del Estado y del sector privado, para negociar por un período de 60 días el precio de las acciones que serán transferidas y los términos y condiciones de la posible participación accionaria con las demás empresas. ¿Acaso debaten si Sidor vale 800 millones o 4 mil millones de dólares? Pura bulla para cazar incautos y hacer creer que hay “una batalla anticapitalista” en esta “seudonacionalización”. Y esto se revela en el propio Decreto Ley 6.058, que aclara que en la compra de las acciones “no se tomará en cuenta ni los daños por lucro cesante ni los daños indirectos”.
Las decisiones del gobierno no son de extrañar, pues en estos casi 10 años de gobierno, Chávez designó directamente a funcionarios de alto nivel político para que representaran al Estado en los cuatro cargos en la junta directiva de Ternium-Sidor. Todos ellos avalaron sin objeciones las políticas de la empresa, incluyendo sus balances financieros y jamás denunciaron violaciones ni maltrato a los derechos laborales y mucho menos daño ambiental. Lo mismo hicieron durante los 16 meses de conflicto por el contrato colectivo. Lo firmado en la convención colectiva es prácticamente igual hasta donde el sindicato había “cedido” en la pulseada de fuerzas con la empresa. Estos son los espejos que quiere vender la “revolución bolivariana” del nacionalismo burgués “a lo Chávez”.
De cómo los obreros deben hacerse del control de la empresa
El anuncio de la “nacionalización” de Sidor por parte del gobierno de Chávez, como fruto de la fuerte lucha llevada a cabo por los trabajadores sidoristas, desató alegría entre los trabajadores. Pero es necesario distinguir entre esta alegría obrera y el “triunfalismo” de algunos partidos, grupos y dirigentes del gobierno que pretenden tomarlo como punto de apoyo para seguir embaucando a los trabajadores con el proyecto de “socialismo con empresarios” del chavismo.
Ante tanta desfachatez de esta “seudonacionalización”, los trabajadores deben luchar por la estatización total sin indemnización alguna, sosteniendo la necesidad de la administración directa de la empresa, que implica realmente hacer que el poder dentro de la empresa pase de manos de los capitalistas de Ternium a manos de quienes la hacen funcionar. Los trabajadores deben exigir el paso inmediato del total de los tercerizados a planta permanente no dejándose embaucar por el “peligro de quiebra” que alerta Chávez. La nueva junta directiva de Sidor estaría conformada por el actual ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, como presidente de la empresa. Supuestamente el vicepresidente será un obrero nombrado por el sindicato, además del representante del grupo Techint y otros accionistas, y aún no está claro de si los accionistas clase B y C tendrán representantes. Pero no se trata de gestionar en conjunto con los burócratas políticos y sindicales nombrados por el Estado y los capitalistas, sino de gestión netamente obrera de acuerdo a las necesidades e intereses de la clase trabajadora.
Chávez habla de una “nueva empresa socialista” y los embaucadores de izquierda lo repiten a coro. Toda una falacia. Ni aunque fuera nacionalizada en un 100% e incluso con una administración obrera, la empresa no podría abstraerse de la competencia con otras empresas capitalistas (que en este caso es una competencia internacional), de la presión por la productividad, etc. Por eso, en los marcos de un estado capitalista nunca una empresa puede ser “socialista”, y por eso para nosotros la nacionalización sin pago bajo gestión obrera es un primer paso para demostrar la necesidad de que la clase obrera se plantee tomar el control del conjunto de la economía, expropiando a los capitalistas, tomando el poder político. Trotsky, frente a un hecho concreto como las nacionalizaciones del gobierno nacionalista burgués del general Lázaro Cárdenas en México, afirmaba que “Estas medidas se encuadran enteramente en los marcos del capitalismo de estado (...) Sería un error desastroso, un completo engaño, afirmar que el camino al socialismo no pasa por la revolución proletaria, sino por la nacionalización que haga el estado burgués en algunas ramas de la industria”.
Que el Estado expropie sin pago Sidor significa no darle un centavo por tantos años de robo y explotación obrera, y hacerle pagar a la transnacional los daños causados sean estos ambientales o laborales. Las experiencias de la gestión obrera directa pueden ser valiosísimos puntos de apoyo de la clase obrera en su lucha contra la sociedad capitalista. Así además, las experiencias de control o gestión obrera pueden convertirse en verdaderas escuelas de planificación, que preparen a los trabajadores y trabajadoras para cuando el curso de la lucha de clases ponga a la orden del día la lucha directa por el poder político. Pero esta lucha es sólo un paso en el camino de la nacionalización y el control de todas las ramas de producción y la economía nacional, incluyendo la banca, en manos de los trabajadores y trabajadoras.
¿Y los tercerizados?... “Sin extremismos, compatriota”
La “nueva” Sidor, rebautizada pomposamente como “Siderúrgica Socialista Alfredo Maneiro”, muestra rápidamente su verdadero rostro negándose a incorporar a la planta a los más de 9.000 tercerizados, ingresando apenas menos de 1000 trabajadores (recordemos que “Paolo” -como dice Chávez- había propuesto incorporar a 600 de ellos). En el convenio colectivo firmado con el sindicato, se mantiene la cláusula 97 donde se ratifica la figura de Empresas Contratistas, que no elimina el problema de la tercerización sino que la ratifica permitiendo que siga la “esclavitud” de la que habla el “comandante”. Frente a las movilizaciones de los trabajadores tercerizados para ser incorporados a la planta fija, canallescamente Chávez dijo que esto no es posible porque la empresa “quebraría”, y llamó “contrarrevolucionarios” a los que reivindican su derecho a planta permanente.
La posibilidad de quiebra que plantea Chávez es toda una falsedad. La mayoría de estos realizan tareas conexas, y pertenecen a empresas “fantasma” de los propios ejecutivos de Ternium que se enriquecían con esa tercerización. Suponiendo que es verdad que esto provocaría un problema financiero, quien debe pagar por esta aberración es la transnacional. Sin embargo, el decreto de Chávez protege a la empresa de esos costos, ya que ni siquiera retrotrae las condiciones laborales al momento anterior a la privatización, cuando Sidor contaba con más de 15.000 trabajadores fijos. El gobierno ni siquiera abre los “libros de contabilidad”, pues desvelaría la falsedad de la supuesta “quiebra” de la empresa si se incorporan a los tercerizados, descontando que con el flujo petrolero es insólito que una empresa del gobierno pueda quebrar.
Por eso los tercerizados han salido a luchar por su incorporación como fijos a la empresa, paralizando parcialmente la fábrica durante 3 o 4 horas. Se vienen movilizando frente a la empresa y el sindicato, ya que la burocracia (ligada al gobierno) los deja afuera cuando ellos se sumaron a todos los paros anteriores, levantando la consigna “igual trabajo, igual salario”. Y las propias contratistas han salido a despedir, como es el caso de la Contrata Sersisa, donde más de 100 empleados han sido despedidos desde que se anunció la nacionalización de la acería, el pasado 9/4.