Movimiento antiguerra en Italia, fortalezas y debilidades (Sólo en Internet)
31/08/2003
Introducción
El
movimiento pacifista-antiguerra
que recorrió el mundo, finalmente no logró su objetivo:
el de impedir la guerra. ¿Era posible pararla? Las únicas
posibilidades de hacer parar la guerra desde fuera del
teatro de conflicto, era parando la maquinaria que la
hacía posible. La “maquinaria de guerra” se compone principalmente
por los estados y gobiernos que la llevan adelante, más
las burguesías imperialistas que la financian y esperan
obtener beneficios de ella. Sólo con una gran lucha obrera
contra los gobiernos de la guerra se podía parar la agresión
imperialista, o aún darla vuelta y transformarla en una
lucha social contra los gobiernos imperialistas. En el
caso de Inglaterra y España estaban dadas las condiciones
para un llamado a un paro general contra la guerra, que
inclusive podía transformarse en una lucha contra los
reaccionarios gobiernos de Blair y Aznar. Pero en el caso
italiano, la prolongada movilización antiguerra,
más la conflictividad social que recorrió la península1,
bloquearon al gobierno de Berlusconi con su intención
de enviar tropas a Irak y lo pusieron en una complicada
situación internacional (al final no estuvo con el eje
franco-alemán, y no pudo posicionarse con los EE.UU.).
Precedidos por movilizaciones históricas en defensa del
artículo 18 del estatuto de los trabajadores, los meses
de septiembre de 2002 hasta marzo y abril de 2003 fueron
esmaltados por una sucesión de paros y huelgas, manifestaciones
callejeras y acciones directas contra los símbolos del
aparato militar de la OTAN.
Las
últimas movilizaciones, en las cuales los asalariados
fueron un componente central, mostraron una fuerte disposición
a la combatividad. La amplitud y la magnitud de estas
expresiones dejaban entrever perspectivas nuevas para
la clase trabajadora italiana, en términos de inversión
de la relación de fuerza con su propia burguesía -sea
esta “pacifista”, es decir europeísta o no- y el gobierno
Berlusconi aliado de los guerreristas.
Al
sacudir fuertemente los cimientos del gobierno Berlusconi,
el movimiento antiguerra hubiera
golpeado fuertemente la coalición imperialista. Existían
potencialidades enormes para tratar de parar la maquinaria
guerrerista. Trataremos de analizar
las características, los alcances y los límites objetivos
y subjetivos de las movilizaciones en la península para
tratar de sacar lecciones revolucionarias y rescatar lo
más valioso del combate que libró la vanguardia juvenil
y obrera. Estudiaremos también cuales fueron los límites
que las direcciones tradicionales y alternativas del movimiento
obrero y juvenil impusieron al movimiento, impidiendo
la metamorfosis del movimiento antiguerra en una lucha por la caída del gobierno de Berlusconi,
la única forma inclusive para luchar por la paz reclamada
por las grandes masas.
La
etapa preparatoria en el marco de la crisis de Eurolandia y las divisiones de la burguesía italiana y su
gobierno
La
emergencia del movimiento antiglobalización
en gran escala, sumado a la masiva intervención del movimiento
obrero, de mitad de 2001 en adelante, ponía al movimiento
de masas italiano a la vanguardia de la lucha en el viejo
continente. Las luchas sociales italianas lograron colarse
y aprovechar las brechas y las crisis internas generadas
en el seno mismo de la burguesía y de la patronal italianas,
cuyo ejemplo paradigmático fue la crisis que sacudió el
símbolo mismo del capitalismo italiano y del imperio Agnelli: la crisis de Fiat Auto
a fines de 2002. El mismo gobierno Berlusconi, electo
a mediados de 2001, es un gabinete cruzado por fuertes
contradicciones internas tanto a nivel político2
como a nivel institucional3.
Sobre
el debate iraquí, como en el caso de la solución para
rescatar a FIAT Auto, la mayoría gubernamental y la burguesía
se encuentran profundamente fraccionados entre atlantistas
y europeístas. El debate se cristaliza alrededor del unilateralismo
norteamericano y el papel de la ONU. En realidad esconde
dos alternativas divergentes y dos horizontes estratégicos
distintos, es decir qué papel y qué futuro hay para la
burguesía italiana en cuanto a burguesía imperialista
de segunda categoría en el ajedrez europeo y mundial;
qué papel respecto a los dos bloques incipientemente rivales,
el franco-alemán y el norteamericano.
En
este marco, la manifestación de Florencia de noviembre
de 20024 se realizó con los obreros de la
FIAT a la cabeza, ya que en ese momento protagonizaban
una lucha contra el plan de despidos y suspensiones llevado
adelante por esta multinacional. Más allá del rol que
juegan en la producción y el papel de líderes sociales
respecto de las clases subalternas en Italia, el sentimiento
antiguerra de la clase trabajadora ya había forzado a los
reaccionarios líderes sindicales de la CGIL a tomar las
reivindicaciones antiguerra e inscribirlas en el llamado a la huelga general
del 18 de octubre. Estaba abierta la posibilidad de una
combinación explosiva entre la lucha contra la guerra
y la antigubernamental, que podría haberse expandido por
Europa occidental. La derrota parcial de la lucha de la
FIAT en diciembre del 2002 impidió objetivamente este
escenario. La intervención de las direcciones sindicales,
el Olivo y Rifondazione Comunista
tuvo el objetivo de evitar que este escenario se reabra.
Si
bien la lucha en la FIAT estaba congelada, la conflictividad
social en Italia continuaba. Las huelgas de estatales,
ferroviarios, maestros, etc., mostraban que el estado
de ánimo de los trabajadores continuaba siendo hostil
hacia el gobierno derechista. Las manifestaciones de centenares
de miles contra las leyes racistas antiinmigratorias5 se transformaban en proclamas contra
la guerra en Irak. El sentimiento contrario a la guerra
había alcanzado una masividad impresionante. Para canalizar
sus distintas expresiones, las instituciones burguesas
que tienen algún vínculo con las clases populares se juegan
todo. Por ejemplo, la bandera arco iris que dice “pace”
fue colgada en la mayoría de los balcones de Italia retomando
abiertamente los colores de la estola que llevaba el Papa
durante las Jornadas Mundiales de la Juventud de París,
en 19976. Los tres millones que se manifestaron
el 15 de febrero provocaron una crisis a todos los partidos
y sindicatos en Italia.
La
fractura del Olivo se acentúa7
y la oposición se divide claramente en dos alas. La dirección
de Fassino, D’Alema y Rutelli8
plantea en el Parlamento que apoya la guerra en Irak sólo
si va la ONU, mientras que el ala minoritaria9
vota junto con los Verdes y Refundación Comunista (PRC).
Esta fracción parlamentaria es contraria a la guerra,
con o sin ONU. El ala cristiana del gobierno10
sostiene virtualmente la posición de la dirección del
Olivo, que no es otra que la posición del Vaticano y de
Chirac-Schroeder. El presidente de la República Ciampi se apoya en el famoso artículo 11 de la Constitución
italiana de 1948 para presionar al gabinete de Berlusconi11.
El gobierno se ve obligado a no enviar tropas a Irak,
y de hecho queda afuera de la Cumbre de las Azores de
Bush, Blair y Aznar. Su equilibrio internacional es muy
precario ya que no está sostenido abiertamente por la
coalición anglo-americana y es rechazado por el eje franco-alemán.
En
los primeros meses de 2003, un verdadero paro general
activo contra Berlusconi y la guerra estaba a la orden
del día, y podía potencialmente revivir inclusive los
conflictos sociales apagados, como el de la FIAT. De hacerse,
se corría el riesgo de que se dirigiera inclusive contra
la patronal “europeísta” y “pacifista” como los Debenedetti,
Illy o inclusive Agnelli.
Inmediatamente después se planteaba el problema de las
bases norteamericanas en Italia. Los “Desobedientes”,
los más conocidos no global en Italia12,
empiezan a multiplicar las manifestaciones frente a las
bases militares de la OTAN13. Pero lo más importante comienza
a ser los llamados al bloqueo de transportes de armas
que transitan en Italia hacia los puertos, con destino
al Golfo. Se recuerdan en los medios las huelgas de los
años 1970 para frenar los transportes de armas a Vietnam.
Algunos miles de jóvenes bloquean las vías de los trenes
especiales para impedir el paso de los convoy. Durante
casi una semana en febrero, el transporte ferroviario
estuvo semi-paralizado en el
noreste del país, hasta que la policía reprime firmemente
la protesta pacifista. Sin embargo, más allá del gran
coraje personal demostrado por la juventud italiana, las
personas más adecuadas para frenar el paso de trenes son
los trabajadores ferroviarios. Ninguna central sindical
(ni siquiera los COBAS que tienen un relativo peso) llamó
a paros ferroviarios para bloquear el envío de armamento.
Los trabajadores eran amenazados de despidos y, en forma
individual, colaboraban con los jóvenes antiglobal
avisándoles del recorrido que iban a hacer los trenes,
pero no contaban con el sostén de las centrales obreras.
Las
centrales sindicales, sobre todo la CGIL, se dedicaron
a no llamar a la huelga, salvo cuando la presión de la
base era tal que no se podía actuar de otra forma, como
durante la huelga de los portuarios de Livorno (Toscana) de donde partían
armas y medios. En estos casos, se combinaban llamados
a paros parciales para descomprimir y declaraciones de
Epifani14
que planteaban sobre todo, para no asustar a la burguesía
europeísta, que “la CGIL tiene las mismas posiciones
que el Papa y la acción de la Iglesia” 15.
Mientras tanto, Cofferatti se
encarga de presionar a los opositores a la guerra para
que “no caigan en la ilegalidad” 16.
Como deja en claro Epifani,
miembro de uno de los mayores sindicatos afiliados a la
CES17, “antes luchábamos para que la
guerra no se hiciera, ahora debemos luchar para que la
guerra se pare, impidiendo que millares de inocentes sean
víctimas de una confrontación desastrosa, dando espacio
al rol de la ONU y a la diplomacia (...). Es una guerra
inútil, equivocada, sin razón y sin cobertura de la ONU,
destinada a cambiar muchas cosas en el orden mundial”
(reportaje en el sitio www.libereta.it).
Ellos eran los combatientes de la causa del Papa, Chirac
y la “Vieja Europa”, la de colonizar Irak a través de
las Naciones Unidas, dándole un rol importante a los imperialistas
europeos, haciendo fuerza para impedir que los yanquis
rompan a su favor las relaciones de fuerza entre las potencias
imperialistas.
Los
paros semiespontáneos y masivos
del 20 de marzo contra
la guerra
Sin
embargo, toda esta bronca contenida y afán de combatividad
estalla, se extiende a todo el territorio y es retomado
por todos los sectores del asalariado cuando las primeras
bombas caen sobre Bagdad el 20 de marzo. Se puede hablar
de huelga semi espontánea ya
que coincide por el llamado al cese de las tareas de quince
minutos de la CES el primer día de la guerra, retomado
por las centrales italianas -dos horas de las 15 a las
17- articulado en función de la conflictividad de cada
área por las Cámaras locales de trabajo18. Pero lo que golpea es la masividad
de la huelga que abarca todos los sectores -desde los
más combativos tradicionalmente a los más tibios-, y también
su carácter activo.
La
huelga estalla al alba, y al paralizar el aparato productivo
italiano, pone a la clase obrera y a la juventud en movimiento.
Los primeros que cesan el trabajo son los 45 operarios
del Tubefficio de Lecco
(Lombardía), que trabajan de
noche. A las cuatro de la madrugada, están todos afuera.
“Si empieza esta noche, paramos todo de inmediato”,
esto es lo que habían decidido en asamblea19.
A partir del turno de la mañana las fábricas tradicionalmente
combativas intervienen, sobre todo las que conocieron
duros conflictos estos últimos meses, como Zanussi
de Susegna (Veneto), que anticipa el
paro de los astilleros de Monfalcone,
el complejo petroquímico de Porto Marghera,
mientras que la plaza mayor (Piazza
Ferretto) de Mestre -polo industrial frente a Venecia- se llena de manifestantes
todo el día. También participan las plantas del grupo
FIAT que estuvieron en lucha. La fábrica Alfa Romeo de
Pomigliano d’Arco (Campania)
casi no funciona a la mañana. Ni siquiera es menester
citar los altos acatamientos al paro en el Norte del país,
ya que en grandes empresas industriales de Brescia
(Lombardía) el 80% de la OMIveco
cesan el trabajo y el 90% de Mollifico Sidergarda
también. La situación en Milán demuestra la masividad
del paro. En la Plaza de la catedral, “todos están,
obreros y empleados, las cajeras de la Rinascente20,
jóvenes empleados de los call
center21, los trabajadores municipales...” 22.
La
camisa de fuerza de las dos horas de paro articulada localmente
no es respetada por los trabajadores. Frente a esa disposición
a la lucha, algunos burócratas sindicales no vacilaron
en transformar esta desaprobación demagógicamente. “La
huelga se extendió durante todo el día, y es justo que
cada lugar de trabajo haya reaccionado con sus propios
ritmos”. Esta jornada también fue marcada por una
voluntad de acción clara. Se podían ver banderolas de
los Consejos de Fábrica23 y de Empresa. En Boloña,
estudiantes manifiestan con la banderola “Stop the
Bombs” que habían realizado
en 1999. Pero el movimiento no tiene nada que ver con
las movilizaciones de vanguardia de aquel entonces. En
esta ciudad, a la mañana, se cuentan alrededor de 10.000
personas que se reúnen en la marcha estudiantil, del foro
social local y del sindicalismo de base. Cuando los Desobedientes
rompen la comuna y se dirigen hacia la estación, toda
la marcha les sigue y bloquean el tráfico durante dos
horas. A la tarde, 60.000 trabajadores desfilan en las
calles detrás de las confederaciones, síntoma de los niveles
altísimos del paro en esta provincia (Emilia Romaña),
con un 80% en la metalurgia, 80 a 90% en el sector textil
y 90% entre los estatales24.
Las
primeras lecciones que podemos sacar de este momento inédito
e inesperado de lucha, es por supuesto la extensión de
la huelga, su carácter obrero masivo y la tendencia al
desbordamiento de las burocracias en los hechos. Sin embargo,
por los niveles de subjetividad obrera, por la falta de
política alternativa por parte de RC y el sindicalismo
de base respaldado por los Desobedientes, esto no desemboca
en un cuestionamiento de la naturaleza crónicamente conciliadora,
pro capitalista y pro imperialista de las direcciones
sindicales. Además, la yuxtaposición o conjunción del
movimiento obrero organizado con el movimiento juvenil
no global no se traduce en una fusión y una radicalización
mutua, a diferencia del ciclo de lucha 1969-1980. Más
allá de que intervenga la clase obrera, por sus bajos
niveles de subjetividad que sólo desde 2001 está en proceso
de recomposición, esto no es suficiente para que tenga
una efectividad clara sobre el movimiento no global y
que éste rompa con sus direcciones neo autonomistas o
neo reformistas. El problema de la lucha por la hegemonía
obrera, es decir de la lucha por la intervención de la
clase como tal y con sus métodos, recuperando sus organizaciones
y creando nuevas instituciones, está más que nunca al
orden del día. Pero luego de estas primeras consideraciones,
analicemos el papel de las direcciones confederales
durante el curso de la guerra.
La
combatividad obrera y el papel nefasto de la burocracia
sindical en general, y de la CGIL en particular
Una
de las características centrales de la burocracia sindical
es tener que tomar en cuenta el pulso de la combatividad
de su propia base y de la clase en general para mejor
poder frenarla, canalizarla, o en caso extremo llevarla
a un callejón sin salida cuando la situación está por
escapársele de las manos. El ejemplo italiano es paradigmático
en este caso. Los paros semi
espontáneos y masivos del jueves 20 prosiguen en las calles
bajo la forma de manifestaciones el sábado, como en toda
Europa con un fuerte componente obrero y popular según
los distintos países.
La
CES lanza desde Bruselas un llamado a seguir con las acciones
“hasta reconquistar la paz” y “contra la guerra
ilegítima”25.
Esta consigna significaría en el caso italiano intensificar
un movimiento que cuestiona no solamente el control estricto
del movimiento por las direcciones oficiales, sino sobre
todo la estabilidad misma de uno de los gobierno centrales
– aunque no hubiera mandado tropas- de la coalición bélica26. Estas son las razones por las cuales
la burocracia italiana se niega a respetar las consignas
de Bruselas y da un vuelco total en pocos días frente
a la masividad inesperada del movimiento y sus potencialidades27.
La marcha del sábado de Roma deja bien en claro la fractura
que existe en el movimiento entre las viejas direcciones
– Olivo, CGIL- y las nuevas mediaciones -neo autonomismo,
RC, sindicalismo de base- que manifestaron a varias cuadras
de distancia. En estas condiciones, es impensable darle
más confianza a la juventud y al asalariado.
Son
las conclusiones a las cuales llega Epifani
luego de las movilizaciones del fin de semana28.
Cuando se le pregunta: “¿Ud
se negó a llamar de nuevo a una huelga general. Cómo piensa
seguir la línea de la CES que consiste en seguir con las
movilizaciones hasta el restablecimiento de la paz?”,
Epifani contesta descaradamente
“excluimos volver a llamar a una huelga, porqué no
podemos seguir así, parando todo el tiempo. No lo excluimos
si pensamos que surge una situación [todavía más grave]
que haga necesario convocar a otra huelga. Nuestro objetivo
(y nos alegramos que sea el de la CES también) es el de
reconquistar la paz. Para tal fin, es menester multiplicar
las iniciativas. Claro que las manifestaciones centrales
son importantes, pero todas las iniciativas que se toman
todos los días en todas las ciudades también son importantes”29. La burocracia de la CGIL no excluye
llamar de nuevo a la huelga si la situación empeora, mientras
que Bagdad, Basora y las principales ciudades de Irak
están sometidos días y noches a los bombardeos angloyanki.
En cuanto al programa mínimo impulsado por las direcciones
sindicales, la reivindicación de la paz, Epifani
se esmera en no materializarlo a través de un movimiento
unitario y centralizado del asalariado y de la juventud.
Al contrario, llama a llevar el movimiento hacia los callejones
sin salida e inofensivos de la atomización y el aislamiento.
Sin
embargo, la situación sigue mostrando un gran afán de
combatividad contra el gobierno derechista. Sólo tomaremos
dos ejemplos.
El
lunes 24 tenía que ser una jornada de acción sindical
del sector de la Educación contra las reformas gubernamentales.
El fin de semana la prensa de centroizquierda indica:
“(...) si bien la huelga [llamada por la tres confederaciones,
el sindicato autónomo Snals
y el sindicalismo de base] nació para protestar contra
la no renovación del convenio colectivo [del sector de
la Educación] y la aprobación de la reforma [impulsada
por la ministra de la Instrucción Pública] Moratti,
hoy en día la reivindicación central es el ‘no a la guerra’.
Es una señal muy importante. Junto con los maestros y
profesores estarán también los no docentes y los estudiantes"30. La huelga con consignas anti
gubernamentales y pacifistas es un verdadero éxito. Según
las cifras sindicales, el 80% del personal acató la huelga
y el 60% de las escuelas y colegios permanecieron cerrados.
El gobierno tiene que reconocer un 40% de huelguistas.
En la marcha de Milán se juntan 50.000 personas31.
El
segundo ejemplo es todavía más llamativo. El sindicato
portuario de la CGIL tuvo que llamar a paros puntuales
contra la guerra para descomprimir. Pero la base está
dispuesta a ir más lejos todavía y no quedarse a medio
camino. Lo demuestran los operarios de los Astilleros
Orlando, de Livorno. A pesar de la situación de la empresa que adeuda
los salarios a los trabajadores, la RsU
del astillero se niega durante tres días a reparar un
buque de guerra yanqui, el Cape Horn. Frente a ese tipo de
acción radical contra la agresión imperialista, la única
realmente eficiente cuando la clase trabajadora para la
maquinaria guerrerista, la burocracia
sindical aísla el astillero y no se da como objetivo la
generalización de estos métodos32.
La
huelga del 2 de abril llamada por el sindicalismo de base,
entre sectarismo y oportunismo
Frente
a la negativa reiterada varias veces de la burocracia
respecto a la necesidad de un paro general contra la guerra
y en particular la de Epifani,
el sindicalismo de base33
decide llamar a la huelga solo. El movimiento se convoca
alrededor de la consigna “paremos el trabajo para parar
la guerra”, levantada por los Cobas, RdB
CuB, y otros sindicatos menores
como los SlaiCobas, SinCobas y la UsiAit, con el respaldo
local de los estudiantes en lucha dirigidos por los no
global, los centros sociales, etc. Esta valiente huelga
se organiza en un clima de extrema presión y ataques directos
de la patronal y su gobierno que afirman reiteradamente
que con la participación a una huelga política, los trabajadores
firmarían sus propios telegramas de despido.
Las
movilizaciones se desarrollan en unas quince ciudades,
con un éxito relativo según las zonas, como lo muestran
los niveles de acatamiento al paro. Para ilustrarlo sólo
con un ejemplo, entre 10 y 15.000 trabajadores34 desfilan por las calles de Milán
con columnas, entre otros, de bomberos, trabajadores de
la salud, de los transportes de los RdB,
detrás de una banderola que dice “contra la guerra
del capital, huelga general”, junto con los trabajadores
de la FIAT de Arese. También se puede leer en una banderola “grupo de
trabajadoras y trabajadores libres de las televisiones
del régimen”. Su portavoz subraya el alcance de la
acción: “somos una delegación de trabajadores de Telepiù,
Mediaset [grupo Berlusconi], pero también de la RAI, y trabajamos
en un clima tenso, bajo la amenaza constante aunque solapada”35.
Al contrario, en Nápoles, sólo unos centenares de trabajadores
bajan a la calle mientras que los trabajadores de la automotriz
FIAT de Pomigliano d’Arco lograron
paralizar el primer turno36.
Más
allá del debate sobre las cifras37,
el principal límite de este valiente movimiento fue en
última instancia la política de sus dirigentes. Estos
no llamaron a la unidad de clase contra la guerra al resto
de los trabajadores, sindicalizados o no, a través de
asambleas de base, inclusive sin el acuerdo de los burócratas
sindicales si era necesario. Tienen una concepción totalmente
opuesta del frente único. Durante las huelgas unitarias,
llaman a manifestar aparte, con otras consignas -a veces
más justas- pero sin confrontarlas a las de los burócratas,
lo que en última instancia tiende a respetar el status
quo de la influencia y del peso de las direcciones oficiales
se niegan a unificar a los trabajadores con una línea
combativa contra sus dirigentes conciliadores38.
El
2 de abril, al revés, hacen todo lo posible para que se
sumen... los burócratas. Bernocchi
declara: “[los organizadores] estamos insatisfechos
ya que hubiéramos preferido una huelga general europea
contra la guerra llamada por la CES a la cual volvemos
a invitar”
39. Pero no se trata de una política
de exigencia para desenmascarar a la CES y sobre todo
la CGIL porqué no se acompaña de una política activa hacia
la base que se manifestó casi diariamente desde el 20
de marzo. Los dirigentes regionales se hacen eco de las
declaraciones de Bernocchi,
subrayando que “la única amargura que nos deja [esta
jornada] es que hoy no están con nosotros los sindicatos
confederales [oficiales] para
decir ‘basta’ al conflicto en Irak"40.
Esta política se saldó con un rechazo -esperado- de los
sindicatos confederales, mientras
que en ciertas zonas como Florencia, participaron estatales
de la CGIL41.
Pero,
lejos de llamar a asambleas, de ir a la lucha política
desde la base contra las distintas burocracias sindicales,
tuvieron una política sectaria y oportunista al mismo
tiempo. Los llamados “sindicatos de base” no confían...
en la base obrera. Ellos son contrarios a la organización
desde abajo (asambleas, consejos, etc.), no tratan de
ganarle la base a los sindicatos confederales.
Respetan los “espacios” con la burocracia, y por eso,
no hicieron ninguna lucha que pueda ser considerada seria
contra la guerra, ya que dejaron que la burocracia impusiera
su política entre las masas obreras. Aún dentro de los
ferroviarios (sector clave para el transporte de las armas)
los Cobas tienen un peso importante, pero igualmente allí
no hubo ninguna asamblea para hacer un intento serio de
detener las cargas de armas que se dirigían hacia Irak.
Los llamados “sindicatos de base” se comportaron como
pequeñas burocracias que ocuparon el espacio político
a la izquierda de las grandes burocracias sindicales.
Cómo
Refundación Comunista se negó a dar una perspectiva alternativa
al movimiento
Si
el estado de ánimo de las masas era favorable a llevar
una lucha más a fondo por la “paz” y contra Berlusconi,
pero la decisión de la burocracia sindical era la de seguir
la política del Papa y Chirac,
¿había alguien capaz de cambiar el curso de los acontecimientos?.
Refundación Comunista, que tiene una gran importancia
en la CGIL42,
gran cantidad de miembros en las diversas comisiones directivas
regionales y nacionales43, seguimiento entre la base obrera
y dirigentes muy populares como Fausto Bertinotti,
tenía la posibilidad de abrir otro camino. Si RC hubiera
lanzado la consigna de asambleas en cada lugar de trabajo
o de estudio, para exigirles a las centrales sindicales
una huelga general contra Berlusconi y contra la guerra,
apoyado en sus dirigentes más populares y con llamados
públicos, hubiera puesto contra la pared a la burocracia
sindical y al Olivo. La dinámica de la lucha era favorable
a un enfrentamiento de este tipo ya que la mayoría de
los trabajadores quería paz y rechazaba a Berlusconi.
Sin embargo, la estrategia de RC, que hoy cogobierna en
municipios y provincias con la centroizquierda burguesa
del Olivo, es crear una centroizquierda más hacia la izquierda
– una estrategia frentepopulista- y de ninguna manera llevar
la situación hacia un terreno revolucionario. RC al igual
que el “sindicalismo de base” ocupa el “espacio” de izquierda
en el espectro político pero siempre sin llevar la confrontación
hacia los grandes aparatos reformistas, sea la DS como
la CGIL.
RC
sostenía una posición progresista de oposición tajante
a la guerra bajo todas sus formas -”no alla
guerra, senza se e senza ma”-, pero en ningún momento el PRC lo tradujo en un terreno
de clase, la de la huelga general y la auto organización
de los trabajadores y de la juventud contra los preparativos
bélicos. Los carteles del PRC se contentaban con afirmar
“¡Contra la guerra, desobedezcamos!”, pero sobre
todo olvidándose decir cómo, de qué manera, con quiénes...
Una
vez iniciada la guerra, el PRC reivindica el “artículo
11 de la Constitución que claramente repudia la guerra
[y hace] ilegítimo la concesión del espacio aéreo y las
bases italianas a los EE.UU.”44. La unidad de acción tiene que hacerse
para el PRC con todos aquellos que “dicen ‘no’ a la
guerra de la misma forma, ‘no’ a la utilización de las
bases por las fuerzas norteamericanas de la misma forma"45. Pero, Rutelli D’Alema y Fassino, que estaban
a favor de la guerra si la ONU lo decidía, no tenían ninguna
intención de parar la guerra. Querían tropas de la ONU.
Nadie va a rechazar que los reformistas participen en
una marcha antiguerra, pero
RC nunca dio una pelea contra la política pro europea
(imperialista), o sea de colonización de Irak.
Luego
de la caída de Bagdad a mediados de abril se revela la
política del PRC. Si era contrario a la guerra con o sin
ONU, fue favorables después a la “paz” con la ONU -como
lo quería Chirac-. Es decir
que la dirección bertinottiana
defendía en última instancia los intereses imperialistas
de la burguesía europea frente a la rapacidad de los trusts
apoyados por los halcones de la administración Bush.
Un
ejemplo muy chocante es seguramente el de “R” -ex-Bandiera Rossa- corriente que pertenece
al SUCI y participa de la mayoría bertinottiana.
Una sola cita nos permite caracterizar su actitud que
podría ser reivindicada por cualquier tendencia europeísta
burguesa si no fuera de Salvatore
Cannavò46. “No es una casualidad, dice el
dirigente mandelista, si uno de los momentos más fuertes a nivel simbólico
[de la marcha del 15 de febrero] haya sido la presencia
en el palco de Oscar Luigi Saclafaro,
demócrata cristiano y ex presidente de la República, y
Pietro Ingrao, comunista y ex presidente de la Cámara, ambos miembros
de la Asamblea Constituyente [de posguerra] y en los hechos
‘padres’ de la Constitución italiana que aboga a favor
del ‘rechazo de la guerra’. Conmovidos, (...) demostraron
con su presencia que la guerra ‘preventiva, permanente
e infinita’ es un duro golpe para nuestro patrimonio colectivo,
ideal y social, representado y ordenado por nuestra Constitución.
Pero igualmente [mostraron] cómo la oposición a la guerra
tiene que ser un elemento decisivo para la nueva Constitución
europea en vía de definición. Por lo demás, como lo dijo
Bertinotti, ‘con esta jornada, la otra Europa nació’ y su
primera intervención no puede ser más que asegurar el
terreno de la Convención [europea] como un terreno decisivo"47.
En
vez de poner todo su peso en la balanza para luchar por
su programa -inclusive si lo consideramos pacifista-,
todas las vertientes de la mayoría bertinottiana
se pone a la disposición del europeismo burgués, traicionando
los intereses de la clase obrera y de la juventud que
influencia, pero sobre todo su voluntad de lucha. Cubrió
por izquierda, como durante el conflicto de la FIAT, al
centro izquierda olivista, para descomprimir las potenciales explosiones proletarias.
Esto pone a la izquierda del PRC frente a una encrucijada:
mientras siguen criticando rutinariamente en cada congreso
de RC la política de la dirección bertinottiana,
día tras día esta dirección se ocupa de desviar las energías
de la parte más combativa de la clase obrera y la juventud
italiana. Los trabajadores y los jóvenes combativos italianos,
que protagonizaron las jornadas de Nápoles, de Génova,
tres huelgas generales y multitudinarias acciones y movilizaciones
contra la guerra, necesitan y sobre todo merecen una dirección
que esté a la altura de las circunstancias, en un terreno
de clase, internacionalista y revolucionario.
Rifondazione, que cada vez es más “autonomista”
ideológicamente, junto con los antiglobal
no agrupados en partidos políticos, demostraron su impotencia,
ya que pese a la audacia de los jóvenes italianos que
hacían lo posible por bloquear los trenes de la muerte,
al no ser parte del aparato productivo, con solas acciones
de desobediencia civil, no lograron sus objetivos principales:
no pararon la guerra y no pudieron frenar el envío de
armas al teatro de conflicto.
El
denominador común de RC, los sindicatos de base y los
antiglobal (que normalmente actúan en común) fue que ninguno
de ellos tuvo una política antiimperialista, ninguno de
ellos estaba a favor del triunfo de Irak en el conflicto.
El llamado a una “paz” sin la derrota del imperialismo,
sin el levantamiento del embargo, sin el fin de los bombardeos
diarios sobre la población iraquí, o inclusive una ocupación
del país por la ONU no podía ser más que una “pax
colonial”. O sea la continuidad de la guerra contra las
masas iraquíes. La “paz” sin la derrota de los gobiernos
imperialistas guerreristas (o
los colaboradores más estrechos, como el del Cavaliere)
de parte de su propia población, se hace muy difícil debido
a la enorme desproporción desde el punto de vista militar.
Finalmente, la política que llevaron adelante terminó
siendo una variante más “radical” del europeísmo. La crítica
más importante que se les puede hacer es que no lucharon
en forma consecuente por la paz. Porque la paz para el
pueblo iraquí significa acabar con la opresión imperialista
sea angloyanqui o de parte de
la “Vieja Europa” (o con la ONU).
La
lucha continúa
Una
lucha que se transforme de marchas antiguerra
en una lucha social que cuestione los gobiernos de la
guerra (que podía cuestionar a los gobiernos “pacifistas”
como los de Schroëder o Chirac-Raffarin) fue posible durante
el periodo del 15 de febrero hasta el fin de la guerra.
En Italia, las condiciones eran más favorables que en
otro lugar, por el proceso de luchas que recorrió la península
desde 2001 hasta la fecha. La crisis actual de la coalición
de Berlusconi se da en el marco de una “tranquilidad social”
relativa, en comparación a lo que vivimos en los últimos
dos años. Las direcciones reformistas tradicionales, así
como los reformismos de “izquierda” como RC o los autonomistas,
demostraron no servir para lograr la paz solicitada por
los millones de manifestantes, y por su culpa, hoy las
masas están relativamente más débiles y desconcertadas
para intervenir frente a la crisis en la reaccionaria
“Casa de las Libertades”. Desde la FT aportamos esta contribución
en el camino de la discusión sobre la herramienta a construir
para acabar con este sistema inhumano que nos está llevando
a los abismos de la barbarie. Esperamos que este aporte
contribuya al balance necesario para la construcción de
un gran partido trotskista en Italia, como sección de
la IV Internacional.
1 Hoy por hoy, salvo
pequeños casos de vanguardia, encontramos un sentimiento
incipientemente internacionalista pero pacifista y no
antiimperialista. Esto es una de las mayores diferencias
para evaluar la subjetividad obrera y revolucionaria de
clase si comparamos la situación actual italiana con el
gran ciclo de lucha de clases abierto por el “otoño caliente”
y que se cierra en 1980, o inclusive su periodo preparatorio.
2 La coalición, la Casa de las Libertades,
representa una suma de intereses burgueses no hegemonizados
por una expresión clara de la gran patronal italiana.
3 Se pudo constatar con la ley Macanico, votada por el Parlamento italiano antes que asumiera
Berlusconi la presidencia de la Unión Europea en julio
de 2003. Concede una impunidad total al jefe del ejecutivo
y sus ministros frente a las acusaciones legales durante
su mandato. Esto le permitirá a Berlusconi evitar responder
ante el tribunal de Milán por corrupción de magistrados
(entre otras cosas). En realidad, a pesar que hayan pegado
“el grito al cielo” el resto de los gobiernos europeos,
esta medida está inscripta en la constitución de los países
imperialistas de primera categoría para maximizar la estabilidad
del ejecutivo, como es el caso de Francia y su V°
República. La ley Macanico no es más que la expresión de la debilidad institucional
de la II° República italiana.
4 Donde se movilizaron varios centenares
de miles de personas, un millón según el Foro Social Europeo
(FSE).
5 Conocidas como las leyes Bossi-Fini que tratan de articular la necesidad de controlar la
inmigración para garantizar mano de obra barata para la
pequeña y mediana patronal italiana en el contexto de
crisis y escasa productividad de estas pymes, y al mismo tiempo satisfacer los delirios xenófobos
y racistas de la base electoral de la Liga del Norte de
Bossi y de la Alianza Nacional
del vice-presidente Fini.
6 La estola arco iris de Juan Pablo II había sido concebida
por el costurero francés de Castelbajac
y retomaba en parte los colores de la bandera gay (rainbow
flag). Fue un escándalo para
la jerarquía católica más retrógrada, que no veía que
las JMJ masivas de París correspondían a una política
de apertura del Vaticano que coincidía en Europa con el
auge de la Tercera Vía que albergaba las ilusiones de
la mayoría de la juventud y de la clase obrera.
Obviamente, más allá de su alto contenido pacifista y
reaccionario, las banderas que colgaban por doquier en
Italia, desde las periferias populares hasta los cascos
históricos de las ciudades representaban un vasto movimiento
de protesta silenciosa contra el gobierno de Berlusconi;
una clara expresión des los alcances y límites de la desobediencia
civil.
7 Ya había sido el caso del FSE a
nivel de política interna, y a propósito del envío de
militares italianos (del cuerpo semi-especial de los alpinos) para reforzar las fuerzas militares
internacionales de ocupación de Afganistán, que con harta
dificultad controlan Kabul.
8 Respectivos líderes (DS, DS y Margarita)
del Olivo, coalición burguesa de centroizquierda que abarca
principalmente a la Margarita, los Demócratas de Izquierda
(DS) y los Verdes.
9 Llamado Correntone
de los DS cuyos principales voceros son Berlinguer
y Sergio Cofferati, hasta hace
poco figura más popular del electorado de centro izquierda
y ex-líder de la CGIl, quien
sigue controlando la central sindical más importante de
Italia, vinculada a los DS.
10 La UDC de Butiglione
y Cassini, quien es el presidente
de la Cámara de diputados.
11 El artículo 11 de la Constitución
italiana no tuvo ningún valor para el Olivo en los bombardeos
a Yugoslavia.
12 Que cuentan con el apoyo de RC y
la participación activa de los Jóvenes Comunistas.
13 Sobre todo las bases de Bagnoli
(Campania), sede del Comando
central de la OTAN para el mediterráneo, Camp
Darby en Toscana
frente a la cual el ala neo-autonomista del FSE y los
sindicatos de base habían manifestado antes de la Cumbre
antiglobalización de Florencia, Aviano
y Vicencia (Noreste), de los
cuales partieron los paracaidistas que abrieron el frente
Norte en Irak luego de la negativa del Parlamento turco
de dejar la coalición pasar por su territorio.
14 Nuevo líder de la CGIL desde octubre
de 2002.
15 Scioperi
di portuali, sì
di Epifani, en La Reppublica, Roma,
28/02/03. En ese mismo artículo, Epifani
dice a propósito de la huelga de los portuarios que “[el
conjunto] de la CGIL no eligió esta forma de lucha“ y
se contenta con poner de relieve que la Constitución italiana
rechaza la guerra para solucionar los problemas internacionales.
16 Después de la marcha de 60.000 trabajadores
y jóvenes frente a la base de Camp
Darby a inicios de marzo. Declaración
publicada en La Reppublica,
Roma, 10/03/03.
17 La Confederación Europea de los Sindicatos
(CES) dirigida en aquel entonces por Emilio Gabaglio,
planteó desde el inicio un apoyo acrítico
al eje franco alemán.
18 Por ejemplo, en Milán, se votó parar
el trabajo desde la mañana. En ciertas ramas como portuarios,
se votó parar el trabajo todo el día. De esta forma, la
burocracia intenta descomprimir en función de las zonas
para controlar el movimiento y que no salga del marco
impuesto por la burocracia.
19 Il Manifesto, Roma, 21/03/03.
20 Cadena de supermercados que pertenece
en gran parte al grupo Agnelli
y que conoció hace poco su primer gran lucha social, en
un sector con un alto nivel de precarización
y feminización del trabajo y sin tradición de conflicto
social.
21 Empresas de servicios por teléfono.
22 Il Manifesto, Roma, 21/03/03.
23 Consigli
di Fabbrica o RsU, representaciones
de base institucionalizadas que existen en todos los lugares
de trabajo, parecidas a las Comisiones Internas en la
Argentina.
24 Il Manifesto, Roma, 21/03/03.
25 El parlamento europeo también calificó
la guerra de ilegítima.
26 En este sentido, todos los gobiernos
del “ eje de la paz “, encabezados por Chirac,
abogan a favor de una salida rápida del conflicto. En
ningún momento, considerando la estabilidad mundial, quieren
que la coalición esté en dificultades, tanto militar como
políticamente. La caída de uno de los gobiernos centrales
de la UE tendría consecuencias imprevisibles para todos
los países de la Unión. La CES y sus correas de transmisión
italianas lo entienden perfectamente.
27 En este sentido, el jueves 20, los
secretarios generales de la CISL Savino
Pezzota y de la CGIL Guglielmo
Epifani afirmaban respectivamente
que “se reacciona frente a la guerra parando el trabajo,
parando los trabajadores dicen que quieren la paz“ y “los
trabajadores que dejan las fábricas y las oficinas manifiestan
sus sentimientos de paz y el rechazo de la guerra que
siempre caracterizó el mundo del trabajo“ (Il
Manifesto, Roma, 21/03/03). Luigi
Angeletti, secretario general
de la UIL precisará más brutalmente su punto de vista
en una nota editorial del cotidiano conservador Il Corriere de la Sera del 03/04/03:
“Es inútil limitarse a criticar a Bush. Al contrario,
hay que crear las condiciones para convencerle de un cese
el fuego“. La burocracia sindical se reparte las tareas
y cubre todo el espectro del pacifismo reformista filo
europeísta.
28 El domingo 25, las movilizaciones
siguen a lo largo y ancho del país. Van desde el tradicional
maratón de Roma del cual la gente participa con banderas
de la paz y una banderola “el deporte contra la guerra“
hasta las marchas contra las bases militares, como la
de Aviano, cuna del movimiento no global y antiguerra
italiano en 1999, frente a la cual se concentran 20.000
personas.
29 Entrevista con G. Epifani,
“La pace non accetta diktat“,
Il Manifesto,
Roma, 24/03/03, edición especial.
30 Il lunedì della scuola,
Il Manifesto,
Roma, 22/03/03.
31 Fermate
guerra e Moratti, Il
Manifesto,Roma, 25/03/03.
Pocos días después, el 3 de abril, varios centenares de
miles de personas manifestarán por las calles de París
en contra de la reforma del sistema de pensiones impulsada
por el gobierno Raffarin. No
se ve ninguna consigna o banderola contra la guerra o
pacifista. Esta diferencia permite evaluar con suma claridad
el abismo existente, hoy por hoy, entre la subjetividad
obrera e internacionalista entre los asalariados de estos
dos países limítrofes. Por lo demás, permite evaluar también
la excepcionalidad de la situación italiana.
32 US Navy in bacino, Livorno sciopera, Liberazione, Roma, 25/03/03.
33 El sindicalismo de base en Italia
es un vasto espectro de organizaciones sindicales alternativas
combativas que nacen a partir de los años ochenta, y agrupan
a los trabajadores de una empresa, fábrica o administración
sobre bases más ideológicas que sindicales. Suelen tener
una actitud generalmente sectaria no solamente hacia las
direcciones burocráticas oficiales, sino también respecto
a los otros trabajadores organizados en los sindicatos
mayoritarios. En este sentido, organizan por ejemplo sistemáticamente
columnas y marchas aparte durante las huelgas generales,
con mucho apoyo entre los no global, en vez de luchar
por una verdadera alternativa clasista y combativa que
abarque al conjunto de la clase en defensa de sus intereses.
Los más conocidos son la Confederación Unitaria de Base
(CUB) y la Confederación de los Comités de Base (COBAS),
con cierto peso entre los estatales, pero también en algunos
sectores fabriles.
34 Según las estimaciones de Il
Manifesto (10.000) y Liberazione
(15.000) del 03/04/03.
35 Liberazione, Roma, 03/04/03.
Respecto a los trabajadores de la televisión y de los
medios de comunicación, afirmábamos en este sentido en
la segunda declaración conjunta del 20/03/03 frente a
la guerra, firmada por la Liga por una Internacional Comunista
Revolucionaria (LICR) y la Fracción Trotskysta
Estrategia Internacional, que “los militantes antiguerra deben llevar la guerra hasta los estudios de los
medios globales, la BBC, la CNN, Sky
y los principales periódicos. Debemos desafiar las mentiras
en nuestros lugares de trabajo y de estudio. Los trabajadores
de la información tienen que desenchufar los micrófonos
cuando los profesionales de la mentira no informen la
verdad “.
36 Idem.
37 Según las cifras dadas por el sindicalismo
de base, y retomadas por Il
Manifesto y Liberazione
del día 03/04/03 -ya que esa jornada de huelga fue casi
boicoteada por completo por la prensa burguesa- un millón
de trabajadores habrían parado y 300.000 habrían bajado
a la calle en 20 ciudades donde estaban organizados actos.
Localmente, se habla de 20-10.000 en Roma, 15-10.000 en
Milán, 5-3.000 en Florencia, 3.000 en Turín, 1.000 en
Pisa, 1.000 en Palermo, 1.000 en Génova, y otros actos
menores en Reggio Emilia, Boloña,
Venecia, Vicencia, Grosseto,
Nápoles, Taranto. Las cifras,
a pesar de que sean contradictorias, indican sin embargo
una franca oposición a la guerra y disposición a luchar
en este sentido desde los lugares de trabajo por parte
de una vanguardia de varios decenas de miles de trabajadores
y jóvenes.
38 Para dar un ejemplo, durante el paro
contra la reforma Moratti y
la guerra del 24/03/03, o sea una semana antes de la huelga
del 2 de abril, los sindicatos confederales
y el Snals convocan a un acto
frente a la dirección provincial de la Pública Instrucción.
Los sindicatos de base organizan otro, frente al ministerio.
Roma va a scuola. Di pace, Il
Manifesto, Roma, 25/03/03.
39 Declaración de Bernocchi
Piero, dirigente nacional de
la Confederación Cobas, Il Manifesto, Roma, 03/04/03.
40 Declaración de Casali
Luigi, dirigente turinés
de los Cobas, idem.
41 Idem.
42 En el último congreso de la CGIL,
la Izquierda de la CGIL representó el 17% del principal
sindicato italiano. La izquierda de la CGIL está sobre
todo dirigida por RC.
43 Son públicas por ejemplo las afinidades
entre Bruno Cremaschi, líder
de la rama metalúrgica (FIOM) de la CGIL con la mayoría
bertinottiana de RC.
44 Declaración del vocero del grupo
PRC en la Cámara, Il Manifesto,
Roma, 26/03/03.
45 Declaración de Bertinotti
Fausto para reunificar a los opositores luego de la marcha
separada de Roma del sábado 22 de marzo, con la juventud
y los trabajadores combativos en la Piazza Venezia, y la derecha de
los DS y el Olivo en la Piazza
del Popolo. Il Manifesto,
Roma, 23/03/03.
46 Cannavò,
dirigente de “R“, forma parte del Comité Político Nacional
del PRC y es vice director de Liberazione, cotidiano
nacional del PRC.
47
Declaración del 28/02/03.
Publicada por Inprecor n°480-481,
París, marzo-abril de 2003, p.17.