Argentina | Editorial La Verdad Obrera N°588
No aceptamos pagar la crisis
09/10/2014
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La recesión económica, el fin de ciclo kirchnerista y las batallas de la izquierda
No hace falta leerlo en los diarios o escuchar a los analistas. Se palpa en la calle. La economía argentina, atada inevitablemente a lo que pasa afuera del país, sigue dando malas noticias: Griesa y los fondos buitres, caída de la cotización de la soja y el maíz, fracaso del plan oficial de volver a endeudarse en los mercados internacionales, inflación. Ahora, los grandes empresarios y los sojeros presionan para una nueva devaluación del peso (ver página 3).
Ellos quieren seguir “levantándola en pala”, el gobierno “pasar la primavera”. Pero el panorama es complicado: la recesión de la economía avanza sin pausa. Todo indica que el plan de Cristina es llegar a un acuerdo con los buitres en enero y poder contraer nueva deuda. Por las dudas, ya ofreció el petróleo y el gas argentino a las grandes multinacionales.
Pero las medidas del gobierno detienen las tendencias recesivas. Y ya están descargando la crisis sobre los trabajadores. Mientras la inflación devora el salario, llegaron los tarifazos, las paritarias ya se quedaron cortas, conseguir trabajo se hace cada vez más difícil (efectivo ni hablar), y en muchos sectores siguen los despidos y suspensiones. Las patronales utilizan la recesión para “limpiar” a los activistas.
No permitamos que usen la crisis para atacarnos.
Le abren paso a la derecha
El gobierno sabe que está en retirada, y quiere que la transición hacia 2015 sea lo más ordenada posible, como pidió el Papa. Francisco consiguió, a cambio de sus servicios, la sanción de un Código Civil y Comercial a medida de la Iglesia y el empresariado. Una ley que bendice la tercerización laboral y traba el derecho al aborto gratuito y seguro, como reclama el movimiento de mujeres que realiza este fin de semana su XXIX Encuentro Nacional (ver suplemento).
Consciente de su fin de ciclo, mientras posa de duro con “los buitres y corporaciones”, el gobierno negocia. La danza de candidatos propios y la polarización con Macri se transformó ahora en una negociación por listas y cargos con Scioli, que se muestra como “la continuidad con cambios”. La Cámpora se prueba la remera naranja.
Macri habla el lenguaje de los buitres, Massa lo traduce para quienes suena muy noventista, Binner y Cobos quieren ser candidatos de los sojeros. El FA-UNEN se divide entre estas variantes.
Todos coinciden con que los trabajadores paguen el agotamiento del “modelo”.
Clase obrera e izquierda
Pero 2014 es también el año del resurgir de la clase obrera y de su vanguardia combativa. Los paros nacionales de abril y agosto fueron masivas demostraciones de la bronca contra el gobierno, aunque la CGT Moyano y la CTA Micheli luego volvieron a la tregua. Pero además, ante las primeras consecuencias de la recesión y los ataques duros al activismo, hubo quienes se plantaron.
Primero fueron la autopartista Gestamp y la alimenticia Calsa. Después arrancaron los conflictos a la vera de la Panamericana , en el corazón industrial del Gran Buenos Aires. Dos peleas que están haciendo historia. Por Lear, desde hace 4 meses madruga Berni y su ejército antiprotestas. Los despedidos y sus delegados se transformaron en causa nacional, porque se convirtieron en una barrera contra los despidos. El resultado está abierto por el vergonzoso servilismo del gobierno a la patota del SMATA y la empresa yanqui, pero ya deja un enorme aporte. Para el movimiento obrero son un ejemplo de cómo luchar duramente contra semejantes enemigos. En las reuniones con funcionarios en las que he participado, con aval de los trabajadores, he podido constatar que, para las patronales y el gobierno, el caso Lear les mostró lo que les espera si piensan en despidos masivos.
En Donnelley, los buitres no se pudieron salir con la suya porque los trabajadores respondieron al cierre con la única salida clasista posible: la ocupación y puesta en producción bajo gestión obrera. Levantan la misma bandera que Zanon hace 13 años (ver páginas 8 y 9). Ya hemos presentado en la Legislatura la ley de expropiación y estatización bajo gestión obrera, y exigimos que el juzgado no pretenda imponer condiciones leoninas a los trabajadores.
Hoy son dos causas nacionales. Pero además confirman una opción estratégica: en ambas fábricas se habían conquistado las organizaciones de base gracias a la fusión entre una joven vanguardia obrera y la izquierda trotskista, en particular nuestro partido, el PTS.
Según la editorial sindical del diario Clarín, el PTS “se convirtió en la pesadilla del kirchnerismo por sus protestas en la Panamericana , su denuncia del gendarme “carancho” y su inserción entre delegados sindicales”. En realidad, lo que hemos hecho estos meses es apoyar consecuentemente y proponer una orientación a la pelea de los indomables obreros de Lear y Donnelley, como antes lo hicimos con otros conflictos.
Nuestras batallas
Mientras hoy esa vanguardia obrera ligada a la izquierda encabeza duras luchas, la burocracia acaba de confirmar que seguirá en la tregua. El verdadero enfrentamiento a esa tregua es que triunfen los trabajadores de Lear, Valeo y Donnelley. Es impulsar una campaña nacional e internacional en defensa de Rubén Matu y otros delegados de Lear que quieren ser sancionados por el SMATA (ver página 7).
Estas batallas hacen imprescindible profundizar la unidad para la acción en la lucha de clases. Solidaridad y coordinación para que nadie pelee solo.
En esta situación, desde el PTS venimos proponiendo al PO e IS, nuestros compañeros del FIT, coordinar un encuentro unitario del movimiento obrero combativo y la izquierda. Que funcione con plena democracia y sea acordado entre todos, en especial junto a los delegados y comisiones internas que han conquistado prestigio en las luchas (ver página 11).
Creemos que, mientras la mayoría de las fuerzas políticas que se preparan para suceder al kirchnerismo levantan una salida hacia la derecha, la izquierda tiene que postularse como una opción para el pueblo trabajador.
Tenemos que apoyarnos en todos los avances de la última etapa. Al protagonismo en la lucha de clases se suma la presencia que hemos tenido los diputados de izquierda. En el parlamento, denunciando las políticas entreguistas del gobierno y la oposición, el Código Civil reaccionario y el dibujo del Presupuesto, impulsando la expropiación de Donnelley. Pero también en las calles. Con mi compañero de Nicolás del Caño hemos sido reprimidos por hacer lo que siempre dijimos: poner nuestras bancas al servicio de los trabajadores y defender el programa de los revolucionarios en cada lugar que nos toque.
El inicio de la experiencia de La Izquierda Diario , el primer diario digital de la izquierda argentina y latinoamericana, es más que auspicioso. Ya apunta a las 500 mil visitas en menos de un mes, y ha impactado en la intelectualidad y el periodismo de izquierda. Pero también entre decenas de miles de trabajadores y estudiantes. Nuestro objetivo es formar redes en fábricas, empresas, escuelas, facultades, colegios y barriadas populares para transmitir sus denuncias e ideas, y que gran parte del periódico sea escrito por cientos de corresponsales. Es un medio extraordinario para extender una corriente revolucionaria no solo entre los trabajadores, sino también en el movimiento estudiantil.
Junto a las cuestiones que antes planteábamos, demuestra que podemos transformar el protagonismo de la izquierda en influencia política, para construir un partido que agrupe a los sectores avanzados de la clase trabajadora que defiendan un programa de lucha para recuperar los sindicatos, vencer a los capitalistas y apuntar a un gobierno de los trabajadores.