XI Congreso del PTS
Nuestras tareas políticas para construir un partido en la lucha de clases
10/09/2009
En primer lugar, se abordó el contenido de los documentos de la situación internacional aprobados en la VI Conferencia de la FT-CI de los que ya informamos en estas páginas (ver LVO Nro. 339, 20-08-09…). La dinámica y el carácter histórico de la crisis capitalista internacional, a pesar de los efectos relativamente enlentecedores de las masivas intervenciones estatales y más allá de posibles recuperaciones parciales, se manifiestan en las tendencias a realineamientos y disputas entre países imperialistas, países dependientes y semicolonias, en el marco de la decadencia de la hegemonía norteamericana. Particularmente, a partir del comienzo de una política más agresiva del imperialismo norteamericano en Latinoamérica, expresada en el golpe en Honduras y la instalación de bases en Colombia, el Congreso definió redoblar la campaña antimperialista e internacionalista que venimos desarrollando con fuerza en la juventud, extendiéndola especialmente a la clase trabajadora y sus organizaciones combativas. Esta definición del carácter internacionalista de la actividad del PTS en el movimiento obrero fue la primera resolución adoptada por el XI Congreso.
EL PTS en la “escuela de guerra” de un nuevo movimiento obrero
Luego de los informes sobre la situación nacional y de orientación política, a cargo de los compañeros Christian Castillo y Fredy Lizarrague, el Congreso estuvo plagado de informes de los delegados sobre la intervención del PTS en la lucha de clases que ratificaron la nueva situación en la clase trabajadora. Sin duda, atravesamos un nuevo momento de la lucha de clases: luego de las elecciones del 28 de junio por la debilidad en que quedo el gobierno y el aparato de contención del peronismo así como de la fragmentación de la oposición, dio un salto el proceso que se venía dando desde fines del 2008 cuando la crisis internacional comenzó a golpear, y aceleró las luchas no sólo de enfrentamientos a los despidos sino también por reclamos salariales -o de condiciones de trabajo como frente a la gripe A- y la continuación de la elección de nuevos delegados en los lugares de trabajo ante el extendido desprestigio de las conducciones burocráticas de los sindicatos. Los delegados informaron con ejemplos de la intervención del PTS en los más variados procesos, como la lucha de los contratados de IVECO y Gestamp del SMATA Córdoba, las fábricas tomadas como Paraná Metal, Massuh, Indugraf, Mahle; el plan de lucha de la UOM, con paros nacionales y marchas del gremio que no se veían desde hace 15 años; en las marchas de 700 trabajadores en Siderca-Campana, que motivó la expulsión de la UOM de un delegado y activistas, y la respuesta de centenares de obreros repudiando la medida; o en el plan de lucha por el nuevo Sindicato del Subte, con paros y marchas contra las patotas de la UTA, por salario y el reconocimiento del sindicato. Los delegados al Congreso partieron de la experiencia del partido en las elecciones de nuevos delegados como el caso de las plantas automotrices de VW y Ford, en la Zona Norte del GBA; en los paros de los docentes y estatales de Córdoba, así como nuestra acción en el histórico despertar de los obreros del Polo Petroquímico de Bahía Blanca, la participación de nuestros compañeros y compañeras en la lucha del INDEC, o en los paros y piquetes en luchas duras por fábrica, como Tersuave en Villa Mercedes-San Luis, en Pilkington y FP de la Zona Norte-GBA, en Petinari, Fargo y Avón de la Zona Oeste-GBA), en la movilización de los obreros de Pepsico frente al cierre judicial de la fábrica. El nuevo estado de ánimo de la base trabajadora quedó demostrado en las verdaderas rebeliones fabriles que se dieron en pleno invierno reclamando medidas a las patronales frente a la gripe A en las principales empresas de la alimentación, como Terrabusi y Stani-Cadbury, lo que motivó de la represalia de la patronal norteamericana de Kraft-Terrabusi con los 160 despidos y el actual conflicto que cruzó las reflexiones del Congreso. Todos estos procesos en los cuales hemos participado, implican no sólo a una vanguardia y sectores avanzados de la clase trabajadora, sino que tiene como protagonistas a franjas de masas de la base obrera que intenta “conservar” lo que consiguió en los años de recuperación económica, arrastrando en muchos casos a las direcciones de los sindicatos, o enfrentándolas abiertamente. En este marco de crisis de los de arriba y creciente actividad desde abajo, observamos que ha disminuido el temor a la izquierda entre los obreros, producto de que el “fin de ciclo” del kirchnerismo también significa el comienzo del fin de la ideología hegemónica en estos años de ilusión en que, de la mano del gobierno se lograría un “progreso” común de obreros y empresarios. El nuevo panorama presenta, no sólo ataques patronales en la industria, sino que las crisis fiscales en varias provincias empiezan a golpear a estatales y docentes que ven peligrar salarios y jubilaciones. Junto a esto fue ratificado lo que señalábamos en documentos para el Congreso: “nuestro pronóstico es que el retorno de los sindicatos al centro de la vida política entrará en contradicción con la profundización de la crisis económica y política, y generará nuevos fenómenos políticos y sindicales”(…)“Los sindicatos estarán cada vez más sometidos a una doble tensión en la crisis capitalista. Desde abajo, la bronca y la presión de los trabajadores que sufren despidos y recortes de salario, y desde arriba la cooptación del Estado (integración en la administración de empresas como Aerolíneas, AySA, Correo, Ferrocarril Roca, etc., o colaborando con el gobierno en Massuh, Paraná Metal, etc., NdeR) y los ataques patronales. La misma burocracia sindical que en épocas de crecimiento aparece negociando a favor de los trabajadores en la puja por la ‘redistribución de la renta’y hasta con un barniz de introducir reformas’favorables (los varios proyectos de leyes con que amagó tantas veces el diputado Recalde), se transforman en auxiliares del capital en sus momentos de crisis”. Y que esta situación de la cúpula de los sindicatos no se confirma sólo en la CGT sino también en la CTA donde, mientras el ala de De Gennaro-Micheli dio un salto en su alineamiento con la oposición burguesa al impulsar como principal consigna del paro de ATE la “coparticipación federal”, el sector de Yasky llevó adelante el fraude en el SUTEBA La Plata. La estrategia de ambas fracciones, aunque apoyan distintas variantes de la centroizquierda, esta expresada en que no por casualidad preparan la reunión nacional Constituyente Social en Neuquén donde la CTA, a través del UNE, viene siendo parte del gobierno municipal represor de las ocupaciones de terrenos y se propone reconstruir el MPN de los orígenes”. De conjunto, el Congreso definió que, de esta “escuela de guerra”(como planteaba Lenin, debía ser tomada la participación de los revolucionario en las huelgas) los aspectos centrales que nos interesan “aprender” junto a la vanguardia obrera de las actuales luchas obreras son: 1) una política sistemática para lograr que el activismo, a la vez que se organiza y lucha decididamente, pelee por ganarse a la mayoría de la base y no se descuelgue, lo que implica una disputa permanente, con exigencias y denuncias, con la burocracia de los sindicatos; 2) la preparación científica de la lucha, conociendo el stock de la patronal, las relaciones con el gobierno y la burocracia, sus puntos débiles y fuertes; 3) saber utilizar las treguas momentáneas (como las conciliaciones obligatorias en ciertas circunstancias) para fortalecer las fuerzas propias, contra el “ablande””por desgaste y desmoralización que alientan las patronales, la burocracia y el Ministerio de Trabajo; 4) considerar que todo triunfo de un conflicto, sobre todo en la industria, es en realidad un “armisticio” ya que las patronales utilizarán su poder para preparar contragolpes, y la verdadera relación de fuerzas no se puede establecer en un acto, sino en el mediano plazo; 5) que debemos articular la defensa de las posiciones que se conquisten en la industria -más inestables dados los constantes movimientos de ataques y contrataques de las patronales-, con la participación desde los sindicatos o juntas internas en estatales, docentes y las empresas de servicios públicos como el subte que, al permitir un desarrollo más estable para la vanguardia, pueden jugar un rol de trinchera con mayor continuidad para todo el movimiento obrero. Y que con esta práctica en la lucha de clases (incluyendo también los combates del movimiento estudiantil) en función de nuestro programa transicional “para que la crisis la paguen los capitalistas”, está planteada una nueva etapa para el PTS. Más allá de los ritmos de la lucha de clases se abre un período que plantea la posibilidad de construcción de un partido revolucionario de vanguardia. El Congreso reafirmó nuestra concepción de que un partido que se pretenda revolucionario y leninista sólo puede irrumpir en la escena política si agrupa y expresa a sectores avanzados de la clase obrera, de su vanguardia y que no se trata de una cuestión sólo del crecimiento del número de militantes, sino de la capacidad de dirigir en la acción y tener influencia política que pueda ser alternativa en medio de los acontecimientos de la lucha de clases, para derrotar a las direcciones burocráticas y conciliadoras. La existencia de “partidos” con cierta influencia en los sectores avanzados pero estériles para enfrentar seriamente la influencia de los reformistas en el movimiento de masas, dio su veredicto en los años 90 cuando el MAS, que contaba con una organización de miles de militantes, fue impotente para enfrentar con una política revolucionaria el ataque de las privatizaciones y ser una alternativa en las grandes huelgas de resistencia del período. Esta es la consecuencia de considerar como clave para la construcción de partido, la conquista de espacios (electorales, sindicales, estudiantiles) en las instituciones del régimen burgués. Para nosotros la actuación de los revolucionarios en estos ámbitos, debe estar al servicio de la intervención en la lucha de clases. El gran paso adelante que dimos poniendo en pie el primer canal de tv por Internet de la izquierda, TvPTS, integrado a nuestro “sistema de medios” que incluye programas de radio semanales, el semanario La Verdad Obrera, la revista Lucha de Clases, así como la publicación de libros y folletos del IPS, también se guían por el objetivo de poner en pie un gran partido revolucionario. Nuestra estrategia es la construcción de un partido que agrupe a la vanguardia obrera para que esta se transforme en dirección de la mayoría de la clase trabajadora e impulse las tendencias al surgimiento de organismos democráticos de las masas en lucha que superen los límites de los sindicatos para, en alianza con los pobres de la ciudad y el campo, preparar la insurrección y la toma del poder.
Una corriente político sindical y un movimiento por un Partido de Trabajadores
Los delegados constataron cientos de ejemplos del impacto que en los lugares de trabajo y estudio causó el triunfo histórico alcanzado por los ceramistas de Neuquén con la ley de expropiación de Zanon. Como corriente orgánica de ese proceso, el PTS tiene la posibilidad de demostrar, en un ejemplo pequeño pero muy significativo y difundido a nivel nacional e internacional, cómo nuestra estrategia no parte de un dogma sino de una confianza científica en la capacidad de la clase obrera de luchar contra la burocracia, la patronal y el estado, autoorganizarse, unir sus filas y proponerse como fuerza hegemónica de los demás sectores explotados y oprimidos, si cuenta con una dirección revolucionaria que permita que se expresen sus tendencias más progresivas y combate incansablemente sus tendencias reaccionarias y conciliadoras. Por ello, en primer lugar el Congreso del PTS resolvió comprometer todo su apoyo a las iniciativas que adopten los dirigentes del Sindicato Ceramista de Neuquén en función de impulsar la construcción de una corriente político-sindical, tanto en la CGT como en la CTA, junto a todos aquellos dirigentes o corrientes dispuestos a defender en la lucha de clases un programa combativo, antiburocrático consecuente y clasista. Consideramos que la puesta en pie de esta corriente nacional no puede sino surgir a partir de la respuesta a los procesos reales de lucha de clases y a las necesidades del agrupamiento amplio de la vanguardia obrera -lo que supone desigualdades en las distintas zonas del país-, como lo es ahora el amplio frente único que en la Zona Norte del Gran Buenos Aires impulsamos en defensa de la lucha de los trabajadores de Terrabusi. Ligado al desarrollo de esta corriente nacional, la segunda resolución del Congreso es que el PTS buscará la mayor cantidad de aliados posibles en los dirigentes sindicales que se reivindiquen clasistas y/o de la izquierda, para impulsar un movimiento político por un Partido de Trabajadores con el objetivo de dialogar con los obreros que están haciendo su experiencia política con el kirchnerismo y las nuevas camadas de activistas señalando una perspectiva de superación del peronismo y de confluencia de la izquierda obrera y socialista con los sectores de la clase trabajadora que rompan con los partidos patronales, lo que estará planteado en la etapa que se abre.
Juventud Anticapitalista, socialista y revolucionaria
En el punto sobre la resolución a adoptar para los frentes juveniles del PTS y sus agrupaciones estudiantiles y de la juventud trabajadora, se constató la disposición de sectores, especialmente secundarios, a organizar e impulsar acciones contra el golpe en Honduras. Como afirmamos en el Proyecto de Resolución sobre los frentes juveniles, el conservadurismo de las clases medias ante los inicios de la crisis capitalista ha empujado a sectores mayoritarios a posiciones de derecha, como se expresó en el apoyo de vastos sectores a las demandas de la burguesía agraria, en el voto a las distintas variantes reaccionarias en las elecciones, o en las campañas por la “seguridad”. No obstante, un polo minoritario con respecto a las masas pero muy amplio de capas medias y la juventud se expresó en las elecciones a la izquierda del gobierno y la oposición de derecha, sobre todo en la CABA votando a Pino Solanas, o un fenómeno similar aunque con más rasgos reaccionarios, la alta elección del UNE (CTA) que en la capital de Neuquén casi le gana al MPN. Las capas más activas y sensibles de la juventud son expresión de esta minoría “progresista” que antes tenía depositadas sus ilusiones en los cambios “desde arriba” con el kirchnerismo, así como hemos visto en la juventud plebeya fenómenos populares progresivos como los enfrentamientos a la gendarmería en la Villa 31 y a la policía en Tolosa, o la recepción entre los jóvenes de La Matanza a la campaña por la aparición con vida de Luciano Arruga.
Sobre esta base, el Congreso resolvió impulsar, como norte de las agrupaciones En Clave Roja, No Pasarán y la rama juvenil de Pan y Rosas, la construcción de una gran JUVENTUD ANTICAPITALISTA, antimperialista, socialista y revolucionaria, llamando a discutir su programa y hacerla en común a todas las corrientes juveniles que se reivindiquen anticapitalistas consecuentes, señalando la necesidad de poner en pie una organización juvenil de miles que sea capaz de unirse a los sectores avanzados de la clase obrera, luchar consecuentemente contra el imperialismo y la derecha, señalar la impotencia y claudicaciones de los gobiernos “progresistas” y nacionalistas, y la necesidad de un programa revolucionario que apunte a un gobierno de los trabajadores. Es decir, articulamos nuestro programa histórico para la juventud, jerarquizando sus aspectos anticapitalistas y antiimperialistas, para dialogar con los estudiantes y jóvenes trabajadores que se ubican a la izquierda del gobierno, con el objetivo no de “ocupar un espacio” adaptando el programa al gusto de la centroizquierda sino de ganar a los sectores más de izquierda para construir fracciones juveniles revolucionarias en el movimiento estudiantil y la juventud trabajadora.
En función de ello, el Congreso del PTS debatió contra la orientación “alternativista” de las corrientes autonomistas que buscan crear movimientos por fuera de los centros de estudiantes universitarios y secundarios, o la izquierda burocrática que los vacía de contenido, e impulsar consecuentemente nuestro programa de construir verdaderos centros de estudiantes militantes, transformando a los organismos de masas de la juventud en polos de agrupamiento de la vanguardia juvenil que combata la pasividad que, en especial en la Universidad, impera en amplias capas. Desde esta perspectiva es que llevamos a los centros y federaciones universitarias, constantes y sistemáticas iniciativas para que tomen en sus manos el apoyo a los conflictos de la clase trabajadora, como ahora lo hacemos con la heroica lucha de los obreros de Kraft-Terrabusi, o campañas políticas como la de la movilización contra el golpe de Honduras, así como nos planteamos formar bloques y frentes con todas las agrupaciones, de izquierda o independientes, que se reivindiquen anticapitalistas para la participación en elecciones de centros o congresos de Federaciones.