Sarkozy interviene militarmente en Costa de Marfil
Otra sucia guerra del imperialismo francés a expensas de los pueblos de África
07/04/2011
Desde hace algunos días la situación se está acelerando en Costa de Marfil, un país estratégico para el imperialismo francés y sus multinacionales en África, primer exportador de cacao a nivel mundial
Las raíces de la guerra civil y las elecciones de diciembre de 2010
A la cabeza de una coalición de partidos burgueses que incluye el RDR y el PDCI, el ex partido único del dictador Félix Houphouët-Boigny, Alassane Ouattara ganó con algo más de la mitad de los votos las últimas elecciones presidenciales el pasado 04/12. Las elecciones tenían que poner fin a una guerra civil, orquestada en buena parte por Francia, que desgarra el país desde septiembre de 2002. En el Norte estaban los “rebeldes” de las “Forces Nouvelles”, dirigidas por los ouattaristas, mientras que el Centro Sur del país estaba en manos de Laurent Gbagbo, presidente electo en 2000, histórico opositor a la dictadura sostenida por París de Houphouët. A pesar de haber sido encarcelado por éste por su actividad sindical y política a la cabeza del FPI, Gbagbo dirigió a su vez el país con los mismos métodos que el ex dictador, apelando inclusive a la misma demagogia racista para marginar a los marfileños musulmanes oriundos del Norte del país o de los países limítrofes para asentar su poder y dividir profundamente a las clases populares. A diferencia de Houphouët, Gbagbo pretendía sin embargo renegociar su sumisión al imperialismo francés abriendo discusiones y el mercado interno a rivales imperialistas o competidores secundarios (como China) de Francia en su histórico patio trasero africano.
De ahí la intentona de golpe de 2002 que se transformó en una guerra civil prolongada a lo largo de estos años y desembocó en una especie de larga y tortuosa transición pactada entre los ouattaristas y el FPI de Gbagbo (iniciada con los acuerdos de Marcoussis en 2003) y tenía que coronarse con las elecciones de diciembre de 2010. Gbagbo se negó a reconocer los resultados de las elecciones a pesar de las presiones de Francia, de la ONU y de la CEDEAO. En este marco se rompió el precario equilibrio, reabriendo el conflicto entre los dos bandos, Ouattara apoyándose en la legitimidad de las urnas y de la ONU mientras Gbagbo se aferraba al poder, denunciando demagógicamente las presiones de Francia y la ONU. Atrapada en medio de ambos bandos la población marfileña empezó a huir de los combates.
La ofensiva de marzo de los ouattaristas contra Gbagbo
Frente al impasse de la situación desde diciembre los cascos azules de la ONUCI que ocupan el país desde febrero de 2004 y las tropas francesas estacionadas en Costa de Marfil, dejaron que se armaran las milicias de Ouattara (ex “Forces Nouvelles”) para que éste pudiera lanzar una ofensiva militar contra los baluartes del FPI y la capital económica del país, Abijan, férreamente controlada por Gbagbo que no vaciló en disparar a las manifestaciones organizadas por los partidarios de Ouattara en los últimos meses. En menos de un mes, desde inicios de marzo, las principales ciudades del país cayeron en manos de las fuerzas ouattaristas como Yamoussoukro, la capital administrativa el 30/03, y San Pedro, principal puerto exportador de cacao a nivel mundial. La resistencia opuesta por los sectores del ejército aún fieles a Gbagbo resultó más importante que lo previsto en Abijan. Esta es la razón por la cual, para acelerar la caída de Gbagbo, amparándose tras una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que prevé la defensa de los civiles, las tropas francesas de la “Operación Unicornio” junto con los cascos azules de la ONUCI entraron en acción directamente. Las tropas francesas bombardearon en particular posiciones militares aún en manos de Gabgbo el 04/04 que aún se niega a dejar el poder a pesar de importantes defecciones en el ejército y la gendarmería.
Una situación incierta
Mientras cerramos este artículo la situación aún no se clarificó.
Aunque las fuerzas ouattaristas pretenden desde hace días que no es sino una cuestión de horas terminar militarmente con Gbagbo, éste sigue resistiendo.
Francia, por su parte, tuvo que reconocer que ya no sólo apoyaba indirectamente las milicias ouattaristas sino que intervino directamente, por más que no quiera abrir un segundo frente en África cuando el mismo Alain Juppé, el ministro de Asuntos exteriores, reconoció que la situación en Libia corría el riesgo de empantanarse.
Por fin el derrocamiento militar de Gbagbo no soluciona nada a largo plazo para los intereses del imperialismo francés ya que podría abrir una nueva etapa en la guerra civil que atraviesa el país, con una movilización de los partidarios de Gbagbo de los barrios populares de la capital si a éste lo liquidan los outtaristas, transformándolo en un mártir.
Lo cierto es que París está sacando provecho de la situación para incrementar la cantidad de tropas estacionadas en Costa de Marfil (con 1.600 hombres hoy en día) para estar en capacidad de enfrentar cualquier situación y reafirmar su “soberanía” imperialista en su patio trasero africano.
¡Abajo la injerencia imperialista francesa en Costa de Marfil y en Libia!
¡Fuera las tropas francesas y de la ONU de Costa de Marfil!
La injerencia de París y el intervencionismo imperialista francés, aun bajo pretextos humanitarios como en Libia, sólo amplifican los males que padece el pueblo marfileño y cuyas raíces están en los tres siglos de trata de negros y luego de colonialismo y las últimas cinco décadas de “independencia” controlada por la ex potencia colonial. La condición para que el pueblo marfileño pueda decidir libremente de su futuro no pasa exclusivamente, como lo plantea la izquierda francesa, por salir de la encerrona reaccionaria en la cual lo tienen atrapado los dos bandos burgueses en pugna, los ouattaristas por una parte y los gbagbistas por la otra. Pasa por acabar con la injerencia imperialista francesa, tanto militar como económica, siendo las multinacionales francesas las que controlan el conjunto de la economía marfileña. Desde este ángulo, como ya planteábamos los camaradas de la Tendencia Revolucionaria del NPA en Francia en nuestra declaración sobre Costa de Marfil del 08/01/11 , el deber del movimiento obrero y estudiantil combativo y de la izquierda en Francia es denunciar y enfrentar el papel de nuestro propio imperialismo. Adquiere aún mayor importancia a la hora en que Francia es uno de los cabecillas de la actual agresión contra Libia.