México | Boletín Desde las Bases N° 3
PEMEX: Por un a salida obrera independiente en beneficio de las grandes mayorías
31/08/2013
En continuidad con las reformas estructurales que vienen siendo aprobadas en el marco del Pacto por México, con la propuesta de reforma energética presentada por Peña Nieto se pretende abrir PEMEX a la participación de la iniciativa privada a través de la figura de “contratos de utilidad compartida”, que no es otra cosa que una forma de transferir la renta petrolera a manos privadas. Ya en la actualidad, sectores como el de la petroquímica básica se encuentran privatizados, además de que gran parte de los recursos generados por la paraestatal van a parar al sector privado mediante la contratación de empresas de servicios para la actividad petrolera y mediante el endeudamiento multimillonario por conducto de los llamados PIDIREGAS.
A pesar de ello, PEMEX continúa siendo la principal fuente de ingresos del país, de donde se obtiene la mayoría del financiamiento para el gasto social, como la educación y la salud públicas, lo cual se traduce en que gran parte de la renta petrolera se destine a estos rubros; y mientras se mantienen regímenes fiscales privilegiados para las grandes empresas privadas y se abarata la mano de obra para aumentar sus ganancias (reforma laboral), sólo una pequeña parte de las grandes sumas generadas por la paraestatal se reinvierte en la industria petrolera nacional, haciéndola depender del financiamiento y las tecnologías externas, y a los requerimientos de consumo del país, de la importación de gas, petróleo y sus derivados.
De este modo, PEMEX ha perdido el control sobre importantes áreas de la actividad petrolera, se ve obligada a operar asfixiada en su presupuesto, se impide el desarrollo de la industria petrolera en beneficio de las grandes mayorías, y se ha orillado a la empresa estatal más importante del país a una situación financiera crítica. Esta es la expresión, en el terreno petrolero, de la relación de subordinación y dependencia que mantiene nuestro país respecto a las potencias imperialistas, principalmente Estados Unidos.
Presentada con argumentos falsos como que la apertura a la inversión privada es la única forma de sanear las finanzas de PEMEX, que no se tocará la renta petrolera o que el Estado mantendrá la rectoría sobre los hidrocarburos, la propuesta privatizadora y entreguista de reforma energética del PRI, responde en realidad a los compromisos adquiridos por Peña Nieto y su partido con el imperialismo y los magnates nacionales, luego del apoyo recibido para su retorno a Los Pinos.
Aún más privatizadora, entreguista y antiobrera, la propuesta del PAN busca reducir a PEMEX a una empresa más en competencia directa con las grandes transnacionales del petróleo, mientras la propuesta del PRD, aunque más moderada, también contempla la necesidad de la inversión privada en algunas áreas.
Por su parte, AMLO propone combatir la corrupción en la paraestatal y reducir los sueldos de los altos funcionarios, lo cual resultaría absolutamente insuficiente, además de que no plantea la renacionalización de las áreas ya privatizadas de PEMEX. Sin embargo, aunque con una propuesta limitada, AMLO llama a la movilización para enfrentar la entrega del petróleo; si bien consideramos necesaria la más amplia unidad en las calles de todos aquellos dispuestos a enfrentar la ofensiva privatizadora, consideramos indispensable que los trabajadores marchen levantando una política y un programa claramente diferenciados.
Para poner los recursos y la industria energética del país realmente al servicio de las necesidades sociales, los trabajadores debemos levantar un programa por la renacionalización sin indemnización de todas las áreas ya privatizadas de la industria energética, por el control obrero de PEMEX e, íntimamente ligado a ello, por una lucha sin cuartel contra los charros del STPRM por la democratización del sindicato petrolero y su independencia política del Estado; para imponer este programa, es indispensable la más amplia organización y unidad de las filas obreras (en primer lugar de aquellas organizaciones sindicales que se reclaman opositoras), así como soldar la alianza obrero-popular para la movilización en las calles hasta llegar al paro general; llamamos a la conformación de comités en centros de trabajo, escuelas, colonias y comunidades para discutir esta perspectiva.
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