FT-CI

Crisis económica mundial

¿Podemos aún entrar en una fase más explosiva de la crisis mundial?

22/11/2010

El siguiente artículo, estuvo escrito antes de la llamada “guerra de las monedas” y del nuevo capítulo de la crisis europea, que tiene a Irlanda como eje. El mismo fue una de las bases del informe sobre la Situación Internacional de la Conferencia de la FT-CI a mediados de agosto en Buenos Aires. Sin embargo, creemos que su publicación es pertinente pues avanza mucho de los fundamentos de los actuales fenómenos económicos y geopolíticos de la realidad actual.

Una fase potencialmente más explosiva de la crisis y el comienzo de la desaceleración de la economía norteamericana y mundial

Tesis I

La crisis mundial ha ingresado, definitivamente, en una nueva fase potencialmente más explosiva que la de septiembre de 2008, cuando la quiebra de Lehman Brothers amenazó con producir un colapso del conjunto de la economía mundial. Es que en el marco que la economía de los países avanzados, artificialmente impulsada desde la recesión de 2008-2009 por un estímulo fiscal y monetario en gran escala y rescates financieros, se inclina a una fuerte desaceleración este año, al ir desapareciendo los efectos de esas medidas aún no se absorbieron los excesos que desencadenaron la crisis: demasiada deuda y demasiado apalancamiento en el sector privado. El desapalancamiento privado apenas ha comenzado y existe un enorme reapalancamiento público en las economías centrales, con enormes déficits presupuestarios y una acumulación de deuda pública impulsada por los estabilizadores automáticos, estímulos fiscales anticíclicos y costos de la socialización de las pérdidas del sistema financiero, además de una brutal caída de la recaudación como consecuencia de la recesión. El deterioro fiscal que estamos viviendo no tiene precedentes en su magnitud y alcance geográfico. A finales de este año, la deuda pública en la zona del euro habrá crecido más de 20 puntos porcentuales en un período de sólo cuatro años, de 2007-2011. Las cifras equivalentes para los EE.UU. y Japón están entre 35 y 45 puntos porcentuales.

En este marco, cualquier sacudida podría inclinar de nuevo la inestable economía mundial hacia una recesión. En el tercer año de la crisis, las reservas en todos los niveles -hogares, empresas y gobiernos -están agotadas. El cuerpo de la economía mundial está débil, vulnerable. Y sobretodo se ha roto la unidad entre las grandes potencias imperialistas y entre estos y los grandes países dependientes que se dio en las primeras fases de la crisis. En este contexto, una nueva relajación monetaria cuantitativa no cambiará gran cosa porque hay poco margen para un estímulo fiscal suplementario en la mayoría de las economías avanzadas y la capacidad para rescatar a las entidades financieras que son demasiado grandes para quebrar -pero también para ser salvadas- está por ende profundamente limitada. De esta manera, de desatarse otra crisis podría ser peor que la primera.

Esta situación difícil es descripta a su manera por el presidente del BCE, para justificar la necesidad de una consolidación fiscal: “... Dada la magnitud de los déficits presupuestarios anuales y el crecimiento acelerado de la deuda pública pendiente de pago, los modelos económicos lineales estándar utilizados para proyectar el impacto de la restricción fiscal o los estímulos fiscales ya no pueden ser fiables. En tiempos extraordinarios, la economía puede estar cerca de fenómenos no lineales, tales como un rápido deterioro de la confianza entre una amplia gama de interesados de los hogares, las empresas, los ahorristas e inversores. Mi opinión es que una abrumadora mayoría de los países industrializados están ahora en esas aguas desconocidas, donde la confianza esta potencialmente en juego”. (Financial Times, July 23, 2010)

Tesis II

La desaceleración mundial, evidente en los datos del segundo trimestre de 2010, es altamente probable que se acelere en la segunda mitad del año. Esto es una consecuencia de que los ajustes de inventario, que impulsaron el crecimiento algunos trimestres, se están acabando (ver grafico). A su vez, los efectos de las políticas tributarias -los incentivos a compradores de coches y viviendas, que inflaron la demanda en todos estos meses pero a costa de la demanda futura – están disminuyendo al expirar esos programas. Las condiciones del mercado laboral siguen siendo débiles. La situación más probable previsible en las economías centrales es una mediocre recuperación en forma de U.

En EE.UU., el crecimiento anualizado del PBI en el segundo trimestre fue tan sólo el 2,4 por ciento, una cifra preocupante porque indica una fuerte desaceleración, en comparación con las tasas de crecimiento de 5,0 por ciento y 3,7 por ciento en el último trimestre de 2009 y el primero de 2010 respectivamente. Una tasa de crecimiento de 2,4 por ciento es más baja que la tendencia y no es suficiente para reducir el desempleo. A su vez, la provisión de inventarios contribuyó 1,1 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento del PBI del 2,4 por ciento, dejando sólo un 1,3 por ciento para todos los otros factores combinados. Este 1,3 por ciento es una primera aproximación razonable a lo que la tasa de crecimiento puede parecer cuando el ciclo de inventario se agote por completo, que seguramente va a hacer en los próximos meses. Esta es una tasa miserablemente baja de crecimiento para una economía con tanta capacidad ociosa.

La oscilación en los inventarios ha explicado gran parte de la recuperación de la economía en el último año, pero ahora está más allá de su punto máximo

Por último, los estadísticos de los EE.UU. han revisado a la baja su trayectoria estimada para el PBI a partir de 2007. Incluso en los datos anteriores, la recesión ya se parecía mucho peor que todo lo experimentado en la era post-guerra. Con la nueva revisión, la caída estimada en el PBI desde el final de 2007 a 2009 fue del 4,1 por ciento, que es del 1 por ciento peor de lo estimado previamente. Esto significa que el PBI esta aún más debajo de la tendencia de lo que se pensaba anteriormente. La última estimación del CBO para la brecha de producción es de aproximadamente 6,5 por ciento, por lo que una conjetura razonable sería que esta ha crecido a más del 7 por ciento. La economía de EE.UU. no tiene experiencia reciente de vivir con una brecha de producción de este nivel, cuestión cuyas consecuencias políticas y económicas van a ser enormemente difíciles.

Globalmente, según Nouriel Roubini: “En el mejor de los casos, afrontamos un período prolongado de crecimiento anémico en las economías avanzadas. En el nivel mundial, los países que gastaron demasiado -EE.UU., Reino Unido, España, Grecia y otros- deben desapalancarse. Pero los países que ahorraron demasiado -China, Asia emergente, Alemania y Japón- no están gastando más para compensar la reducción del gasto en los países que se están desapalancando…La situación previsible en las economías avanzadas es una mediocre recuperación en forma de U…. Sea cual fuere la letra del alfabeto que los resultados económicos de los EE.UU. representen en última instancia, lo que viene será como una recesión. Una mediocre creación de empleo y mayor aumento del desempleo, mayores déficit presupuestarios, nueva baja de los precios de las viviendas, mayores pérdidas de los bancos con las hipotecas, el crédito al consumo y otros préstamos, y el riesgo de que el Congreso apruebe medidas proteccionistas contra China contribuirán a ello.

En la eurozona, las perspectivas son peores. El crecimiento puede estar próximo a cero a final de año. Marcados aumentos en los márgenes soberanos, empresariales y de la liquidez interbancaria aumentarán los costos de capital y aumentos de aversión al riesgo, volatilidad y riesgo soberano socavarán más la confianza de las empresas, los inversores y los consumidores. China está dando muestras de desaceleración por los intentos de su gobierno de controlar el recalentamiento. La desaceleración en las economías avanzadas, junto con un euro más débil, minarán más el crecimiento chino, con lo que su tasa de crecimiento pasará de más de 11 a 7% al final de este año. Una mala noticia para el aumento de las exportaciones en el resto de Asia y entre los países ricos en materias primas. Una importante víctima será Japón, donde el anémico crecimiento de la renta real está deprimiendo la demanda interna y las exportaciones a China mantienen el poco crecimiento que hay…. A medida que se evaporen las ilusorias esperanzas optimistas de una rápida recuperación en forma de V, el mundo avanzado se encontrará en el mejor de los casos en una larga recuperación en forma de U, que en algunos casos -la eurozona y Japón- puede ser lo suficientemente larga para extenderse en una casi depresión en forma de L. Será difícil evitar la recesión con caída doble”. (“Double-Dip Days”, Project Syndicate 16/7/2010).

El fracaso de los planes estatales y el falso dilema de ajuste o mayor gasto fiscal como mecanismo de salida de la crisis

Tesis III

La perspectiva anterior pone de manifiesto el fracaso de los rescates estatales en revivir la economía internacional. Como dijimos en la EI n°26/diciembre 2009: “El intento de atemperar la forma catastrófica de destrucción de valor dificulta la recuperación económica”. La intervención estatal ha preservado el control de las grandes finanzas, quienes han utilizado la gigantesca emisión de moneda, de parte de los bancos centrales, para socorrer al sistema financiero, para financiar un nuevo proceso especulativo. Las autoridades no sólo que se opusieron a un saneamiento de los bancos (la purga de los préstamos incobrables o los llamados “activos tóxicos”) como forma de lidiar con la crisis financiera priorizando, por el contrario, una restauración de la burbuja en aquellos activos en los cuales los bancos y firmas del mercado de capitales están fuertemente expuestos ya sea en la bolsa, las materias primas y en otros nuevos como la acumulación de títulos de la gigantesca deuda estatal. Esto ha permitido la sobrevivencia de numerosos bancos (los llamados bancos “zombies”) sostenidos por fondos públicos o emisión de moneda, bloqueando el mecanismo capitalista de la quiebra y el ‘default’. Pero al operar de esta manera no han detenido el racionamiento del crédito impidiendo una recuperación, es decir una salida capitalista a la crisis. Por ejemplo, el crédito para el consumo en EEUU: en comparación con el año anterior, los nuevos préstamos ha sufrido su más profunda caída desde la Segunda Guerra Mundial! De hecho, esta es la segunda vez en los últimos 60 años que hemos visto realmente a los consumidores pedir prestado menos de lo que está pagando como reembolso. La última vez fue en 1991, esta vez, el descenso es más del doble de malo y con una duración de mucho más tiempo.

En este marco, y a nivel de los distintos sectores de la clase capitalista, la intervención estatal ha preservado los intereses de la élite financiera, como demuestra su presión redoblada en relación a la necesidad de ajustes fiscales buscando que sean las masas las que rescaten el capital ficticiamente inflado por sus negocios especulativos. En otras palabras, que se haya evitado el crack y una Gran Depresión por ahora explica que a diferencia de los años 30, el establishment financiero sigue reinando como muestra la diferencia entre las tibias nuevas regulaciones sobre las instituciones financieras aprobadas por el gobierno de Obama comparadas con la Ley Glass-Steagall promulgada en 1933 por la administración Franklin D. Roosevelt y que separaba la banca de depósito o comercial y la banca de inversión.

Tesis IV

La fragilidad de la economía mundial se demuestra en la paradoja de sus principales economistas y/o gobiernos que están divididos en las medidas a seguir. La realidad de déficit fiscal sin precedentes en muchos países se suma a la falta de demanda en gran parte de la economía mundial. Esto último alienta tensiones deflacionarias, es decir a la caída de los precios, proceso que ya se puede ver en Japón, se está acercando en Europa y posiblemente en EEUU. Por eso un sector de la clase capitalista y sus economistas como Krugman, temerosos de que la demanda se desplome y aumente aún más el desempleo, están pidiendo que se mantenga el gasto público. Pero, por otra parte, el aumento del déficit fiscal lleva al aumento de las tasas de interés y a la inestabilidad de los mercados financieros en muchos países. La crisis de la deuda griega podría haber sido el catalizador del desinfle de la burbuja de los bonos de deuda soberana. Las fases finales de exceso de ésta burbuja fue desatada por las respuestas sin precedentes fiscales y monetarias frente al colapso de la burbuja hipotecario (y de Wall Street) de EE.UU en 2008. Haciendo un paralelismo con el punto más álgido de la crisis, es importante notar, que más de un año pasó antes que la crisis subprime afectara gravemente el núcleo del sistema de los EE.UU. de crédito. No sería sorprendente que la crisis de la deuda pública global evolucione en forma similar a lo largo de los meses, con altos y bajos en los mercados. (Por ejemplo, ahora “aparentemente” la crisis europea ha amainado después de unos test de stress bancarios hechos a la medida de la banca).

Por eso, el dilema que se presenta es cómo transitar entre la debacle de una caída de la demanda efectiva internacional, que llevaría a una depresión mundial, y el abismo de una crisis financiera internacional generalizada, que podría desembocar también en una gran depresión. Eso evidencia que las contradicciones de la economía mundial, que están en la base de la crisis, no se solucionan ni con mayor gasto fiscal, ni aplicando el ajuste generalizado. Los proponedores del gasto fiscal yerran en su visión de los EEUU, Inglaterra o la UE en 2010 como una reproducción suave de la década perdida de Japón, es decir, un proceso lento y benigno de deslizarse a la deflación en la medida que el desapalancamiento de la deuda ejerce su disciplina. Japón era el acreedor externo más grande del mundo cuando estalló la burbuja Nikkei hace veinte años. Tenía una tasa de ahorro privado de los 15% del PBI. Los japoneses han reducido gradualmente este porcentaje al 2%, amortiguando los efectos de la prolongada caída económica. Los anglosajones no tienen tal colchón, lo que podría desencadenar una alta inflación. Evitar esta perspectiva a mediano y largo plazo exige ajustes que terminan reduciendo la demanda. Después de haber utilizado el endeudamiento masivo para inflar la demanda durante el periodo neoliberal que liquidó la correspondencia entre las ganancias de productividad y el poder de compra durante el boom en respuesta a la crisis de 1974-75, la formula keynesiana de aumentar la deuda pública demuestra tener contradicciones insalvables para salir de la crisis. Sin embargo, los proponedores de la renovada ortodoxia olvidan que en un ambiente económico caracterizado por una multitud de negocios mantenidos artificialmente en actividad por el crédito gratuito, un ascenso de las tasa de interés de referencia conllevará el hundimiento de la economía-zombie (incluida y fundamentalmente la banca), es decir una desplome fatal de la economía mundial.

La paradoja sin salida entre los ortodoxos renovados que han vuelto a aparecer con fuerza de la mano de la crisis griega y los neokeynesianos que se fortalecieron en los primeros momentos de la crisis, muestran que la «solución» de la crisis pasa por el aumento de la explotación, por la desvalorización de los capitales improductivos y la concentración del capital, única forma de crear nuevas oportunidades de inversión reales y duraderas.

Tesis V

Es por esto último que no debemos dejarnos engañar por las excepcionales ganancias que algunas empresas han logrado en el último tiempo al mismo tiempo que se reduce la demanda, esto es mediante una fuerte contracción de costos. Como da cuenta el New York Times ,tomando el ejemplo de Harley-Davidson, quien en el segundo trimestre tuvo ganacias de 71 millones de dólares, el triple del año pasado, : “Muchas empresas se están centrando en la reducción de costos para mantener el crecimiento de los beneficios, pero los beneficios van en su mayoría a los accionistas en lugar de la economía en general, en la medida que el management conserva efectivo(o cash) en lugar de afianzar la contratación y la producción. Harley, por ejemplo, ha anunciado planes para recortar 1.400 a 1.600 puestos de trabajo más para finales del próximo año. Eso se suma a los 2.000 recortes de empleos el año pasado - más de un quinto de su fuerza laboral” (“Industries Find Surging Profits in Deeper Cuts”, NYT 25/7/2010). Y agrega: “La tendencia no se limita a Harley. Gigantes como General Electric y JPMorgan Chase, así como pequeñas compañías como Hasbro, el fabricante de juguetes, todos mejoraron sus resultados finales a pesar de desaceleración en las ventas del segundo trimestre. Entre las 500 empresas del S. & P. que han reportado los resultados del segundo trimestre, más de uno de cada 10 tenía mayores beneficios por menores ventas, casi el doble del número en un típico trimestre antes de la recesión…”. Según el diario, los márgenes de beneficio se desmoronan en la mayoría de las recesiones, como consecuencia de la caída de ventas globales, mientras los costos fijos como la infraestructura, los productos básicos y el alquiler siguen siendo los mismos. En 2002, durante la recesión que siguió al estallido de la burbuja tecnológica, además de los ataques del 11/9, los márgenes de ganancia se hundieron hasta el 4,7 por ciento. A pesar de que la recesión más reciente fue mucho más grave, los márgenes de beneficio tocaron fondo en el 5,9 por ciento en 2009 y se recuperaron rápidamente. Para el próximo año, los analistas esperan que los márgenes de ganancias alcancen un 8,9 por ciento, un nivel récord. “La diferencia esta vez es que las empresas se arrancaron un mayor ahorro de sus fuerzas de trabajo, dijo Neal Soss, economista jefe de Credit Suisse en Nueva York. De hecho, mientras que los salarios y los sueldos apenas se han movido desde los mínimos de la recesión, los beneficios han llevado a cabo una vigorosa recuperación, saltando un 40 por ciento entre fines de 2008 y el primer trimestre de 2010”.
Sin embargo, ésta puede resultar una solución ultrapasajera que puede redundar un crecimiento de las ganancias de muy corto plazo, mediante la reducción de su fuerza de trabajo y exprimiendo a los trabajadores restantes, hasta que se topen con la dura realidad de la grave deflación.

Crisis sincronizada, dispersión política: La crisis de liderazgo norteamericano y el rápido fracaso de la ilusión del G20

Tesis VI

La última reunión de los ministros de finanzas de los países del G-20 reunidos en Busan, Corea del Sur el pasado 3 y 4 de junio, mostró el fracaso de la ilusión de que este nuevo organismo, que abarca a los países imperialistas y los llamados países emergentes incluido China, pudiera ser, como apuntaban las declaraciones oficiales de hace un año, un nuevo órgano central de la gobernabilidad mundial. Lejos de esto, la reunión mostró un “sálvese quien pueda”: estos países no sólo no se pusieron de acuerdo para imponer una tasa bancaria mundial (una idea defendida por Washington, Londres y la UE), sino que se rechazó la propuesta estadounidense (quedando solo esta vez) para continuar con un nuevo plan de estímulo económico, no definiéndose por el contrario prácticamente nada en común, o que cada uno haga lo que pueda o quiera en función de sus medios. Esta falta de coordinación es expresión de la crisis de liderazgo norteamericano, debilitado económica y geopolíticamente, cuyas reglas no son seguidas por sus pares como Alemania o los nuevos interlocutores del mundo dependiente o semicolonial, y a la vez de la enorme diferencia de intereses nacionales entre los países que componen este organismo. Si en la primera fase de la crisis hubo una cierta convergencia de intereses, frente a una nueva fase de recesión económica sincronizada en la que podríamos estar entrando en los próximos meses, ahora los contextos político, social y presupuestario de las principales potencias económicas del mundo son tan diferentes que ya no pueden tener respuestas conjuntas, expresión a su vez de la debilidad del poder norteamericano.

Tesis VII

La realidad de la crisis apunta no a una fácil vuelta a un nuevo equilibrio capitalista, sino más bien a una profundización de las tendencias a los roces y enfrentamientos entre potencias que puede abrir la vía a conflictos y/o tensiones no sólo comerciales sino políticos y militares de envergadura entre las grandes potencias en la próxima década o la siguiente.
El restablecimiento de un nuevo equilibrio, el llamado neoliberal o de “restauración burguesa”, luego de la crisis del equilibrio de la post guerra a comienzos de los años 70 pudo lograrse en forma relativamente pacífica (ver “En los límites de la ‘restauración burguesa’”) a pesar de todas las contradicciones latentes del mismo, consecuencia de la forma en que se restableció la rentabilidad luego de la crisis de acumulación de la década de 1970, mediante una salida limitada de la misma, es decir con una limpieza solamente parcial del capital sobrante. Desde el punto de vista económico, las contradicciones latentes de este nuevo equilibrio -que logró recomponer las ganancias fundamentalmente mediante un ataque brutal a los salarios y las condiciones de trabajo, pero no fue acompañado por un aumento de la acumulación al mismo nivel - pudieron ser saldadas mediante un reciclaje de la plusvalía no invertida hacia los sectores de la alta burguesía y altas capas medias para un consumo suntuario, el endeudamiento de los sectores asalariados como forma de sostener su consumo a pesar de sus menores ingresos y, en el plano internacional, por el financiamiento a los desequilibrios mundiales, en especial entre EEUU y el resto del mundo. La crisis actual puso en cuestión estos parámetros de la salida neoliberal y saco a la luz la “estrechez del mercado mundial” mitigada en las décadas pasadas por estos mecanismos. La restauración capitalista en China, aunque fue un elemento esencial en ayudar a recuperar la rentabilidad presionando a la baja de los salarios en el mundo entero a la vez que abaratando el valor de los elementos de capital variable, abonaron a ésta resolución al acrecentar mucho más la capacidad de producción que el desarrollo del mercado para absorberla.

Conjuntamente con estos elementos estrictamente económicos, en el terreno de la distribución del poder económico mundial, la influencia geoeconómica y geopolítica de los países de la Tríada (EEUU, la UE y Japón), se está erosionando en detrimento de los países asiáticos, en especial China. Durante estos años, esta tendencia declinante pudo ser acolchonada por las ganancias geoeconómicas y geopolíticas de la periferizacion de los países de Europa del este y Rusia. Llegado este proceso a un piso, a la vez que hay un intento de recuperación de la zona de influencia rusa, la continuidad del crecimiento de China solamente puede darse a expensas de los países imperialistas centrales, lo que garantiza la posibilidad de conflictos geopolíticos entre ambas partes, como ya puede verse con el aumento de las tensiones comerciales y la creciente retorica acerca de la “amenaza china” que han crecido con la crisis. Tanto los elementos económicos como los factores geopolíticos alientan a un periodo largo de crisis cuyo desenlace aún no puede verse y cuyo carácter relativamente pacífico como fue el caso de la restauración neoliberal es cuanto menos dudoso.

Hacia una agudización de la crisis en Estados Unidos: caída imparable de la construcción, la disfuncionalidad de su mercado de trabajo y el peligro latente de la deuda

Tesis VIII

Aunque con la crisis griega, Europa se ha transformado en el epicentro más reciente de la segunda fase de la crisis mundial, los EEUU en realidad nunca se han recuperado realmente. El dato más contundente del impasse de Estados Unidos es el continuo derrumbe del mercado hipotecario, que desencadenó la crisis, y que fue objeto de las mayores operaciones de rescate. La construcción de viviendas - la medida más importante de la industria de la vivienda - sigue siendo una zona de desastre. Comenzando en enero de 2006, sufrió su peor caída en la historia registrada - de una tasa anual de 2,3 millones a un exiguo 477.000 en abril de 2009. Desde entonces, a pesar de una serie de programas de la agencia del gobierno para apuntalar la industria, entre los cuales más $ 1,25 billones de la FED para comprar valores respaldados por hipotecas, además de un crédito fiscal importante a los compradores de nuevas casas, el inicio de construcción de viviendas se animó muy ligeramente: se recuperó a un ritmo anual de 612.000 en enero de este año. Pero esta recuperación fue muy pequeña, retrocediendo sólo un 7,5 % de la caída previa. En otras palabras, incluso después de los esfuerzos masivos del gobierno, e incluso en el punto más alto en su recuperación este año, la industria de la vivienda recuperó menos de una décima parte de su bancarrota histórica de tres años desde 2006 hasta 2009.Y lo peor, es que en junio ha retomado la caída como consecuencia de la desactivación de las compras de la Fed de MBS (valores respaldados por hipotecas). El factor más alarmante: una extendida "defaults estratégicos" de hipotecas de viviendas, esto es propietarios que pueden pagar sus pagos mensuales de la hipoteca, pero han decidido deliberadamente dejar de pagar debido a la caída de valor de la misma.

Como consecuencia de esto, las agencias hipotecarias, Fannie Mae y Freddie Mac, con alrededor de cinco billones de dólares en garantías hipotecarias, fueron primero nacionalizadas y, recientemente, retiradas de la Bolsa, cuando sus acciones cayeron por debajo del dólar. Lo más grave aún, es que esto puede ser el disparador de una nueva crisis financiera, a medida que más estadounidenses entran en default sobre los préstamos hipotecarios en tanto toda una serie de hipotecas buscan refinanciación, lo que puede llevar a una nueva caída en el precio de las viviendas y trasladarse en nuevas pérdidas para las instituciones financieras aún expuestas al mercado hipotecario.

Tesis IX

Desde el ángulo de su mercado laboral, EE.UU. está actualmente atrapado en su peor recesión desde la década de 1930. La tasa oficial de desocupación, 9.5%, está groseramente subestimada, pues no tiene en cuenta a las personas que han dejado de buscar trabajo, como a aquellas que están forzadas a trabajar tiempo parcial. El porcentaje de desempleados de larga duración en los Estados Unidos es el peor desde que el gobierno comenzó a llevar registros en 1948. Dos hechos muestran el nivel de deterior estructural del mercado laboral:

Hecho # 1: Un record de 4,39 por ciento de la fuerza laboral - o 46,2 por ciento de los desempleados - han estado sin trabajo durante 27 semanas o más. Eso es el doble del peor nivel jamás registrado y triplica el nivel más alto visto en cinco de los últimos seis recesiones.

Hecho # 2: En promedio, los desempleados norteamericanos han estado sin trabajo durante 35,2 semanas, también el más alto de la historia.

Según la propia medida amplia del gobierno, la tasa de desempleo real en los EE.UU. no es de 9,5 por ciento. Es un 16,5 por ciento - o siete puntos porcentuales completos más de la cifra que Bernanke dio recientemente al Congreso. Esta medida más amplia incluye a los trabajadores que buscan empleo a tiempo completo, pero de forma provisional aceptan empleo menos remunerado a tiempo parcial. Además, se supone que debe incluir también a los "trabajadores desalentados" - aquellos que han renunciado a buscar trabajo porque no hay empleos que se encuentran. Hay que recordar que, durante la administración Clinton, los trabajadores desalentados fueron "redefinidos" en las estadísticas para excluir a los que habían estado sin trabajo durante más de un año - y es la definición que se sigue utilizando hasta hoy. Al agregar estos trabajadores desalentados a largo plazo de nuevo en la tasa de desempleo, se encuentra que la tasa real de desempleo en los EE.UU. es en realidad un 21,6 por ciento, según John Williams de Shadow Government Statistics la Sombra Estadísticas del Gobierno. En las ciudades y las regiones más afectadas por la crisis esta tasa alcanzaría entre el 30% y el 40%. No por casualidad, nunca tantos estadounidenses han estado dependiendo de los bonos de alimentación del gobierno federal (un record de 40,8 millones en mayo. Se espera que crezca a 43,3 millones en 2011), que representan una importante proporción jamás alcanzada de las rentas familiares.

Tesis X

El financiamiento de la deuda pública de Estados Unidos, la mayor del mundo, por parte de capitales internos y externos, se torna cada vez más difícil. Los vaticinios de un default de su deuda -bajo la forma de una devaluación del dólar, o sea del 70% de las reservas internacionales- pueden resultar exagerados para muchos. Es que si vemos su déficit fiscal de 66% del PBI resulta una cifra bastante manejable para el gobierno federal - y es sin duda mejor que muchos otros países. En el peor de los casos, los participantes del mercado perciben todavía que hay todavía unos años antes de que deban ocuparse del servicio de la deuda de EEUU. También hay una creencia en que el crecimiento económico vaya rectificando los déficits masivos de EEUU. Pero estas visiones tranquilizadoras, no toman en cuenta algo esencial: en la post-crisis la recuperación económica estará en el mejor de los casos muy por debajo del potencial de crecimiento con serio efectos en la recaudación impositiva.

Más estructuralmente, como porcentaje del PBI, la deuda federal terminó en los años sesenta en 33,8% y en los años setenta en 30,4%. Enormes déficit, sin embargo, vieron este ratio deteriorarse notablemente durante los años ochenta, terminando 1989 en un 49,3%. Unos cuantos años de déficits record hizo que este ratio llegara a 58,9% en 1993. Desde ese entonces el rápido deterioro de la situación fiscal norteamericana sólo fue interrumpido por una extraordinaria (e irrepetible) boom de 15 años en la creación de crédito del sector privado. Hoy, luego de la crisis financiera, el crédito del sector privado (hogares y sector financiero) se ha contraído y hay pocas posibilidades de una expansión significativa para los próximos años. A diferencia de los años noventa, no habrá ningún tipo de milagro de nuevas formas de financiación para alimentar los auges en la economía, el precio de los activos y los ingresos del gobierno. Visto desde esta perspectiva la situación comienza a ser preocupante: es que su estructura o patrón económico ultra dependiente del endeudamiento no se ve bien en un mundo en que el miedo a la quiebra soberana condujo a la Eurozona y al resto de G-20 a privilegiar el restablecimiento de los equilibrios presupuestarios estructurales y en consecuencia a rechazar el continuo endeudamiento público y a exigir el pago de sus deudas.

La crisis de la aristocracia obrera o mal llamada clase media, y las tendencias a la polarización o crisis del centro. El test de las elecciones de noviembre y el peligro para Obama.

Tesis XI

La crisis ha acelerado la caída y pauperización de importantes sectores de la clase obrera blanca, mal llamados en EEUU clase media. La lenta estrangulación económica de estos sectores sociales comenzó mucho antes de la Gran Recesión, que ha agravado la realidad personal que los estadounidenses ordinarios habían estado sufriendo durante años. Es así que los ingresos anuales del 90 por ciento de las familias de EE.UU. han sido esencialmente plana desde 1973 - habiendo subido sólo un 10 por ciento en términos reales durante los últimos 37 años. Eso significa que la mayoría de los estadounidenses han estado sobreviviendo durante más de una generación. Durante el mismo período los ingresos del 1 por ciento de la parte superior se han triplicado. En 1973, los jefes ejecutivos cobraban en promedio 26 veces el ingreso medio. Ahora el múltiplo está por encima de 300.

El deterioro de las condiciones de vida de estos sectores sólo ha sido cada vez más fuerte. La mayoría de los economistas ven el estancamiento como un problema estructural - lo que significa que es inmune al ciclo económico. En el último ciclo de crecimiento, que comenzó en enero de 2002 y terminó en diciembre de 2007, el promedio de ingresos de los hogares en EE.UU. se redujo en $ 2.000 - la primera vez donde la mayoría de los estadounidenses estaban en peor situación al final de un ciclo de crecimiento que al comienzo.

Durante años, el problema fue amortiguado y parcialmente oculto por la disponibilidad de crédito barato. Estos asalariados fueron alentados activamente a endeudarse basado en la diferencia entre el valor de la casa en el mercado y lo que debían por la hipoteca, en la confianza de que los precios de la propiedad y los mercados de valores permanentemente subirían. Ese colchón se ha ido. El dinero fácil se ha convertido en una fuerte deuda. Los baby boomers han pospuesto jubilaciones. Los graduados universitarios están volviendo de nuevo con sus padres.

Tesis XII

Paralelamente, a esta crisis social de la mayoría de la población afectada por el deterioro de sus condiciones de vida o, peor aún, por el desempleo, los estados están obligados a multiplicar los recortes presupuestarios y suprimir servicios sociales de todas clases, agravando simultáneamente el paro. Ya en muchas localidades no hay recolección frecuente de la basura domiciliaria, se redujo un día de distribución del correo, disminuyeron los policías, hay colas interminables frente a las ventanillas de las administraciones como consecuencia del despido de los funcionarios, hay menos profesores en las escuelas, las que a su vez brindan menos servicios (cafetería, transporte escolar). En general, son las administraciones locales y los Estados quienes efectivamente han implementado una política de austeridad, tan dura como la europea, desde hace muchos meses, que se acelera cada día más ¡Y esto en el medio de que el impacto del plan de estímulo económico de la administración Obama alcanza su máximo! En este marco, no puede descartarse que las dificultades socio-políticas internas estadounidenses, sumado a las presiones económicas-financieras externas, hagan inevitable la adopción del primer gran plan de austeridad presupuestario estadounidense a nivel federal desde hace más de sesenta años.

Tesis XIII

Combinando esas dos tendencias profundamente arraigadas con una tercera – el aumento abruptamente de la desigualdad – y pueden encontrarse las bases de la crisis de la democracia bipartidista norteamericana y sus tendencias al populismo y a la “latinoamericanización”. "¿Quién mató al sueño americano?" (“Who killed the American Dream?”), dicen las pancartas en las marchas de protesta de sectores críticos por izquierda a la administración. "Devuélvannos los EEUU” (“Take America back”), gritan los manifestantes derechistas del Tea Party. A su vez, una creciente mayoría de estadounidenses ha estado diciendo a los encuestadores que esperan que sus hijos van a estar en peor situación que ellos.

Es en este marco de deterioro social y de polarización que se desarrollaran las elecciones intermedias de noviembre de 2010. Estas serán la primera prueba electoral de Estados Unidos en crisis. Como dijimos en su momento, fue el salto en la crisis económica en septiembre/octubre de 2008 cuando se produce el colapso de Wall Street que permitió el triunfo de Barak Obama. Sin embargo, en ese momento, aún el conjunto de la población estadounidense todavía no tenía una visión precisa de la magnitud de los perjuicios económicos y sociales que causaría. Ahora, en el marco de las enormes consecuencias del derrame de petróleo en el Golfo de México y de una gran desilusión acerca de la capacidad del gobierno de Obama para revertir las tendencias negativas que se desarrollan en el país como la continuidad de la desindustrialización, la pauperización de la clase obrera comentada más arriba, los más de cuatro millones de embargos inmobiliarios en los pasados tres años, el desempleo masivo, las guerras interminables en Irak y en Afganistán estas elecciones constituyen un grave peligro para la administración.

China sigue postergando la resolución de sus desequilibrios internos, mientras el despertar del movimiento obrero y la presión imperialista sobre su mercado estrecha su margen de maniobra para una transición no traumática a un nuevo patrón de crecimiento

Tesis XIV

Comparado con el bajo crecimiento de los países centrales, las altas tasas de crecimiento chino parecen los signos de una economía robusta ajena a las contradicciones. En realidad, la economía china esta cada vez en un dilema durísimo a largo plazo: o trata de frenar su rápido crecimiento pero cada vez mas improductivo y desequilibrado a costa de un fuerte aumento del desempleo y las bancarrotas a corto plazo o, por el contrario, continua con su política de subsidio a la acumulación de capital aumentando la mala asignación del mismo aumentado el riego de una crisis mayor en el futuro. No estamos hablando acá solamente de la burbuja inmobiliaria que es lo que tiene en alerta a los principales periódicos y economistas occidentales. Esto es coyuntural. Estamos hablando de los crecientes signos de sobreacumulación y la fuerte dependencia de su patrón de crecimiento de las exportaciones agravados en los últimos tiempos por las inversiones improductivas ligadas al masivo plan de estimulo. Este último fue un gran éxito que permitió a China tener una tasa de crecimiento del 9,1% en 2009, baja para los niveles chinos pero impresionante frente a las tasas negativas que tuvieron los países centrales. La mayoría del mismo fue nueva inversión en infraestructura, la cual probablemente sumo 8 puntos porcentuales, que compensó la fuerte caída en las exportaciones. Pero a pesar de estos logros, los costos a largo plazo son enormes. Como dice un académico miembro de la Academia China de Ciencias Sociales y partidario de un crecimiento “más lento y mejor”: “Inversiones apresuradas en carreteras y edificios lleva al despilfarro, lo que tendrá consecuencias nefastas a largo plazo para el mejorado, pero aún frágil, sistema bancario. La inversión en infraestructura evita el exceso de capacidad, pero supone rendimientos sólo si va de la mano con una mayor producción y otro crecimiento. ¿De dónde saldrán la recaudación de los peajes si no hay tráfico en una autopista de ocho carriles? ¿Cómo entonces serán los créditos bancarios reembolsados?”(“China needs slower, better growth”, Yu Yongding, Financial Times 5/8/2010). Este reequilibrio es fuertemente resistido no solamente por el lobby exportador, sino también por la mayoría de los gobiernos locales, uno de los principales agentes en el desarrollo de la burbuja inmobiliaria de la cual obtienen sus fuentes de recaudación y de prebendas para sus gestiones. Económicamente, la salida ideal sería una salida lenta y gradual, la cual reduciría el crecimiento pero sufriendo aun de varios años de fuertes desequilibrios hasta que estos pudieran ser absorbidos. Pero esta salida necesitaría para funcionar, un sector externo muy acomodadizo ya que los desequilibrios domésticos de China- la sobre-dependencia de las inversiones y la demanda externa, un fuerte desequilibrio de ingresos y de rentas a nivel regional y al interior de cada región, un infra desarrollado de la seguridad social y un escaso sector de servicios – requieren fuertes superávits comerciales hasta que sean finalmente revertidos. En el medio de la actual crisis mundial y “estrechamiento del mercado mundial”, más bien la presión imperialista es la contraria de lo que necesitaría una no traumática transición china a un nuevo patrón de crecimiento.

Tesis XV

Es que cuanto más se estrecha el mercado mundial, más agresivas se tornan las multinacionales por penetrar en el mercado chino -uno de los que más crece en importancia, en el medio de la crisis de los países centrales y del fin del sobreconsumo norteamericano. A la medida que el mercado chino deviene cada vez más importante para las compañías globales, las operaciones de éstas en el país sufren una creciente presión para convertir las pasadas inversiones en beneficios. Con la economía China creciendo a tasas de dos dígitos y las ventas chinas constituyendo un pedazo más grande de los ingresos básicos de las multinacionales, sus ejecutivos ya no pueden explicar sus pérdidas en ése país como el costo de entrada en el mercado o esperar a una mejora del ambiente de regulaciones para los negocios. China es ahora por ejemplo el quinto mercado más grande para GE.

Esto es lo que explica el cambio de actitud de las empresas europeas y estadounidenses con respecto a China. La reciente ola de quejas no viene de las pequeñas empresas domésticas, la base tradicional de las presiones proteccionistas. Crecientemente la avanzada comienzan a jugarlo las grandes transnacionales, instaladas desde hace años en China y a hasta ahora los mejores aliados de Pekín contra estas presiones que amenazan al comercio mundial. Este es el caso de las recientes y duras quejas de los CEOs de General Electric en EEUU o de Basf y Siemens en Alemania. Estas presiones son demasiadas graves para que Pekín las ignore. Estas empresas emplean un total de 62.500 personas en el territorio chino, trabajan con éste durante más de un siglo y están invirtiendo en él mismo desde hace varias décadas. Su caso, por ejemplo, es distinto de Google, el gigante norteamericano de Internet que se había rebelado contra la censura china en enero. Más, en general estas empresas tienen un poder de influencia más extendido. Estas empresas líderes dominan las tecnologías que China sueña adquirir para desarrollar su industria, como los trenes Maglev o ciertos motores de avión. A su vez, las empresas multinacionales, que son los principales empleadores en sus países de origen, pueden ejercer presión sobre él para aplicar sanciones en represalia. A las frecuentes quejas sobre la fragilidad legal a los derechos de propiedad intelectual, se suman en forma cada vez más insistente los crecientes requerimientos chinos en relación a la transferencia de tecnología y la contratación pública sesgada hacia las empresas nacionales. En relación a la tecnología, los capitalistas europeos y estadounidenses son cada vez más reacios a otorgar ciertas concesiones porque quieren entrar a China solamente para extraer las ganancias y mantener a China en una situación de dependencia, a la vez que cada vez más, éstas empresas tienden a ver a China no solo como un complemento de sus propias industrias, sino que crecientemente como un potencial competidor que podría desplazarlos no solo en el mercado chino sino afuera de China, con una industrialización cada vez más avanzada. Un ejemplo es la industria solar, donde las compañías chinas apoyadas por subsidios estatales se están preparando para tomar el liderazgo mundial de sus rivales alemanes. Otro es el sector de la energía eólica, donde el país asiático puede ostentar 70 empresas que han puesto en marcha una carrera para superar a los gigantes globales del mercado como GE, Siemens y Vestas de Dinamarca. Pero la presión más fuerte es hacia la apertura del mercado chino de la contratación pública. Este sector es enorme, si se tiene en cuenta el número de empresas de propiedad estatal que hay, en la cual las compañías chinas tienen una enorme preferencia. En realidad las compras oficiales son una gran parte del mercado interno chino, una porción significativa que las multinacionales se pierden y quieren de ahora en más entrar.

Sin embargo, China no se siente atacada sólo en el frente económico. En el mes de julio, Estados Unidos llevó a cabo ejercicios de guerra anti-submarina con Corea del Sur en el Mar de Japón, además de crecientes visitas de políticos de los EE.UU. de alto nivel y figuras militares a Corea del Sur, Vietnam e Indonesia. China protestó abiertamente contra los ejercicios como una amenaza a su seguridad y criticó la oferta de la secretaria de Estado Hillary Clinton para ayudar a resolver las disputas territoriales entre los estados del Sudeste Asiático y de China en el Mar Meridional de China, donde Pekín está ocupado en reafirmar su soberanía. Por otra parte, han trascendido los planes de Japón para una mejora aún mayor de sus Fuerzas de Autodefensa, incluyendo la ampliación del tamaño de su flota de submarinos en el contexto de aumento de las capacidades navales de China. En otras palabras, China no sólo está sintiendo la presión de países extranjeros sobre los negocios y el comercio, sino también se siente físicamente rodeado por las fuerzas militares de la principal potencia militar del mundo y sus aliados (y aliados potenciales) en la zona de influencia de China.

Tesis XVI

A la renovada presión imperialista sobre la burocracia restauracionista de Pekín, se ha sumado ahora un actor inesperado: la emergencia del nuevo movimiento obrero chino. Los recientes acontecimientos laborales que han sacudido el país están mostrando las primeras brechas estructurales de un modelo de control y gestión de la fuerza de trabajo que permitió una enorme maximización de la explotación de los trabajadores, y para los grandes conglomerados como Foxconn o Yue Yuen Industrial (un gigante industrial de propiedad taiwanesa que produce el 17% de las zapatillas del mundo en especial para Nike y Adidas) que aprovechan la economía de escala para bajar sus costos, la obtención de suculentos beneficios. Estos acontecimientos ,a su vez ponen en tensión una relación de proveedores y clientes lograda durante años que permitió una división mundial del trabajo en donde firmas y marcas gigantes como Apple, Nike (para tomar los ejemplos paradigmáticos en sus sectores) se dedicaban al diseño, la innovación y el marketing, mientras se desprendían de todo contacto con la producción, en la cual se especializaron estas grandes firmas en las que los patrones taiwaneses formados en el modelos de militarización del trabajo japonés y aprovechando sus buenas conexiones en China continental y el vasto ejército de reserva de la misma, prosperaron a niveles inimaginables. La emergencia de una nueva generación de trabajadores chinos está cambiando estas coordenadas que algunos economistas y empresarios occidentales creían como sustentables indefinidamente.

Esta nueva situación de la clase obrera abre un momento peligroso para las autoridades de Pekín que aún no ha tomado conciencia de la nueva realidad en el mundo del trabajo. Como dice Andy Xie: “Los acontecimientos recientes en Foxconn y las fábricas de Honda son símbolos de esta nueva China. La fuerza de trabajo no es tan abundante u obediente como antes, y las formas en que los gobiernos y las empresas están manejando las situaciones exponen su ignorancia de la nueva realidad. Ellos todavía creen que estos son incidentes aislados y, a través de la presión y el soborno (por ejemplo, un aumento salarial para todos y luego el despido de los líderes rebeldes) puede que la situación vuelva a la normalidad. Ellos piensan de esta manera debido a una brecha generacional, y la relación inusual entre los gobiernos locales y las empresas en China. La economía ha corrido tres veces más rápido que las economías occidentales lo hicieron hace un siglo atrás, y la brecha generacional parece tres veces más grande también. Los adultos jóvenes de hoy y sus padres pueden ser también de distintos siglos. Pero los líderes de gobierno y de los negocios son todos de la generación de los padres, manejando esta crisis laboral desde esta vieja perspectiva. La clase gobernante juzga todo a corto plazo, desde la mejora económica marginal y no en función de los sueños y las metas a largo plazo. Los jóvenes de hoy están más preocupados por lo que les va a pasar en el futuro. Ellos quieren establecerse en las grandes ciudades y tener interesantes y bien remunerados puestos de trabajo - al igual que sus homólogos de otros países. Esta inmensa brecha generacional en la percepción es la fuerza detrás de la tensión social en la burbuja inmobiliaria de China, así como las condiciones de trabajo en las fábricas” (“Dismantling Factories in a Dreamweaver Nation”, Andy Xie Caixin 7/6/2010). Aunque el elemento generacional existe, lo fundamental es que esta falta de adecuación a la realidad de la burocracia restauracionista es no sólo la colusión de intereses con los empresarios sino su desprecio a las masas, a las que tratan como una masa de ignorantes y a los cuales primero las burocracias locales y regionales y por último la burocracia central desestiman la mayoría de los reclamos de los obreros y campesinos explotados mediante una combinación de engaños, desgaste y aprietes morales o físicos.

En este marco de una creciente brecha entre los trabajadores chinos y sus gobernantes, patrones como Terry Gou, el dueño de Foxconn, buscan cambiar las reglas del juego en las relaciones obrero-patronales, creando una nueva grilla salarial y dejando atrás el modelo de ciudades-empresas, tirándole a la vez el pesado fardo de las condiciones de la reproducción de la fuerza de trabajo al estado. Este movimiento de patrones como el de Foxconn puede hundir a muchas empresas que no pueden absorber los aumentos de sus costos laborales, que aunque marginales para muchos de los grandes fabricantes, pueden no serlo para muchas otras empresas de menor tamaño y productividad que se van a ver condenadas a la quiebra. Ya la crisis económica mundial ha liquidado a centenares de empresas del sur de China, cuyo costo social solo fue atenuado por el rol que aún juega la aldea como colchón social para reproducir a la fuerza de trabajo, aunque cada vez más averiado.

Pero aunque este movimiento es inevitable, el gobierno y las autoridades chinas temen por la transición, intentando manejar el proceso de forma gradual y lo más cuidadosamente posible. Sin embargo, las intenciones de Pekín podrían chocar con los fuertes intereses de las autoridades de la costa que saldrían claramente como perdedores de este proceso. Además y más importante, la aceleración del despertar de esta segunda generación de trabajadores chinos podría desestabilizar los planes de la burocracia central y hacer fracasar la transición a un nuevo modelo más equilibrado si el despertar obrero adquiere un carácter autónomo y va mas allá de lo quiere la burocracia restauracionista. Si este fuera el caso, por el nuevo peso de China en la economía mundial, sus consecuencias se harían sentir a nivel global, cuestión que el resto del mundo teme, por eso el grito de alarma en todos los diarios imperialistas por los recientes movimientos de los trabajadores chinos. Un nuevo batallón de la clase obrera mundial, uno de los más fuertes y poderosos estructuralmente, ha comenzado a entrar en escena. En el marco de la presión imperialista sobre su mercado, esto estrecha los márgenes de la burocracia de Pekín para una transición no traumática a un nuevo patrón de crecimiento, aumentando las probabilidades de que la restauración capitalista que solo tuvo un gran sobresalto con los levantamientos de la Plaza de Tian an Men de 1989( aunque múltiples incidentes posteriores en el campo y en la ciudad ) se ha de caracterizar, de más en más, por crisis políticas, luchas de las masas campesinas y proletarias, y crecientes tendencias a la revolución y a los golpes contrarrevolucionarios en el próximo periodo histórico probablemente.

Europa, el continente donde la crisis ya adquiere formas de brutales planes de austeridad contra las masas, crisis de la derecha y tendencia bonapartistas y xenófobas a la vez que avances imperialistas agresivos, como el de Alemania, que arriesga generar un salto en la lucha de clases y fuertes dislocaciones geopolíticas

Tesis XVII

Durante el primer semestre, el peligro inminente de default de la deuda griega, junto a la explosión de los problemas de deuda soberana en Europa, en particular en los demás países del sur de Europa (Portugal, el Estado Español, Italia) además de Irlanda, aunque también países centrales como Inglaterra y Francia, y las fuertes tendencias a la desintegración de la zona euro pusieron a Europa en el epicentro de la segunda fase de la crisis capitalista mundial. Aunque el anuncio del “mega–rescate” y sobre todo el sostén chino al euro – a cambio de poner un pie en Europa, con el arrendamiento de parte del puerto del Pireo en Grecia, que piensa convertirlo en un puerto mayor que Rotterdam como puerta de entrada de sus containers en el viejo continente- permitió ganar tiempo en relación a los peligros inminentes que se abrían sobre el euro, a la vez que sobre la sustentabilidad de varios de los más importantes bancos europeos, en especial de Francia y Alemania -que tienen sus carteras llenas de bonos de la deuda soberana de Grecia y otros países fuertemente endeudados- , aún no están resueltos ni mucho menos las contradicciones fundamentales de la eurozona que ha puesto al descubierto la crisis más grande del capitalismo desde la década de 1930.

Tesis XVIII

Las medidas exigidas a Grecia a cambio del “rescate” de su deuda soberana constituyen el ataque deflacionario -o sea la disminución del nivel económico de los trabajadores mediante (la rebaja de los salarios y sueldos), la ampliación del desempleo, ruina de los pequeños productores agrarios y de la pequeña burguesía de las ciudades- más importante desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En particular, busca liquidar conquistas históricas de los trabajadores griegos. El plan de ajuste y austeridad impuesto por el PASOK, el FMI y la UE es similar a los planes que aplicó la burguesía en la década de 1930, durante y en las postrimerías de la Gran Depresión. Este ataque en toda la regla implica una baja significativa del nivel de vida, afectando principalmente a los empleados públicos y jubilados, pero también a los empleados del sector privado con el aumento del IVA y la mayor facilidad de los despidos, así como a sectores de la pequeña burguesía como mostro el reciente conflicto de los camioneros. Medio siglo después de su creación, el PASOK ha abolido toda una serie de conquistas obreras como los salarios extraordinarios de Navidad y Pascua, así como las vacaciones pagas para empleados públicos y jubilados, además de alargar la edad y los años de cotización para una pensión hasta un 18% inferior a las actuales para los nuevos jubilados a partir de 2011.

Estas medidas reaccionarias y anti obreras lejos de evitar el default pueden acelerarlo. Es que el brutal ajuste provocará una profunda recesión, incrementando el déficit fiscal, generando bancarrotas y pérdidas significativas, pues provocaría una menor recaudación de impuestos y un elevado nivel de impagos de la población, en el marco de un déficit estructural de ahorro privado y la cultura de economía en negro existente en el país. Parte aguda de este escenario de catástrofe que enfrenta Grecia es la situación de suma fragilidad en la que se encuentran los bancos. La posibilidad de su colapso está latente en un momento en el que no hay ya recursos para su nacionalización ni para garantizar sus depósitos y en el marco del aporte insuficiente fijado en el Plan UE-FMI y las medidas excepcionales tomadas por el BCE para el sostén del sistema financiero griego. De esta manera, Grecia se aproxima cada vez más a la película que se vio en Argentina durante la crisis de 1999-2001 y que terminó con el desordenado default y la devaluación de fines de 2001-comienzo de 2002. En este caso la crisis tardó tres años en alcanzar su punto culminante. En el caso griego, en el marco de una crisis histórica del capitalismo mundial que aún no ha terminado, su desenlace puede ser mucho más rápido. Sin embargo, a diferencia de Argentina cuyos títulos de deuda estaban dispersos en multitud de inversores a la vez que el riesgo de contagio se había alejado, en el caso griego, la concentración de la duda en pocos acreedores de peso de los principales países de Europa y el fuerte efecto contagio que podría desencadenar, alienta por un lado los intentos “reformistas” de buscar una reestructuración ordenada para evitar la catástrofe, aunque no puede descartarse el fracaso de este camino si los bancos franceses y alemanes no se resignan a admitir buena parte de sus pérdidas que podría generarles un estado de insolvencia, cosa altamente probable lo que haría la crisis de la deuda griega y de los países del sur de Europa siguieran el calvario seguido por Latinoamérica durante la llamada década perdida (una vez que los bancos pudieron recomponer su base de capital).

Sin embargo, el caso griego, es solo el caso más avanzado de un ajuste brutal que recorre a toda Europa. España, Portugal, Italia, Reino Unido, Francia, Dinamarca y Alemania se han sumado a los recortes que previamente, y con mayor dureza, habían aprobado Irlanda y Grecia. El gobierno de Zapatero anunció el mayor ajuste del gasto público desde el fin de la dictadura. Ni siquiera durante las crisis de los años ‘70, ‘80 y ‘90 un gobierno se había atrevido a bajar el sueldo de los empleados públicos un 5%. A lo sumo, se había impuesto una congelación salarial en tiempos de Aznar. Sarkozy está intentado aumentar la edad jubilatoria. La canciller alemana, Angela Merkel, anunció un drástico plan de austeridad que contempla medidas de ajuste presupuestario, como la reducción de 15000 empleados públicos (lo que equivale a un 2,1% del total de trabajadores públicos de la administración central de Alemania) y una bajada de sueldo del 2,5% al resto de empleados públicos, así como medidas , que pretenden reducir el déficit germano en 80.000 millones de euros hasta 2014, lo que representa el mayor programa de ahorro de éste país desde la Segunda Guerra Mundial. A su vez, ha anunciado que se reducirán las ayudas por hijo y se endurecerán las condiciones para que los desocupados de larga duración accedan a las prestaciones. El objetivo de esta medida, defendida por Merkel, es presionar al regreso al mercado del trabajo de los desempleados con más de medio año sin empleo empujando aun más a la precarización del mercado de trabajo germano. Y más recientemente, la coalición conservadora liberal demócrata británica presentó un presupuesto de emergencia con los mayores recortes desde la Segunda Guerra Mundial. Este plan aumenta los impuestos, en especial el IVA del 17,5 al 20 por ciento -aunque se excluyo la vestimenta para los chicos y los alimentos de primera necesidad- lo que afecta fundamentalmente a los asalariados. Se congela los salarios de los empleados públicos durante dos años. Pero también avanza en desmontar el Estado benefactor reduciendo las ayudas en vivienda, desempleo y discapacidad. Los que reciban ayudas del Estado deben probar su discapacidad según una revisación médica. La intención a su vez es reducir las expensas en 25% en el NHS (el servicio de salud) y en la ayuda al desarrollo. La reducción afectará el funcionamiento de los hospitales, en un país donde se espera al menos 18 días para ver un médico especialista y meses para una operación importante. Todo este brutal ajuste recubierto malamente con un gravamen contra la banca.

Tesis XIX

La agudeza de la crisis ha sacado a la luz crudamente la principal contradicción de la construcción europea: la incapacidad de la UE de conquistar un supraestado capaz de actuar colectivamente frente a las grandes crisis y de llevar adelante una política y operaciones en el exterior (inclusive en el plano militar) común. La gravedad de la crisis actual hace que la convergencia de intereses que venían logrando los distintos gobiernos y burguesías europeas desde el comienzo de la construcción comunitaria –a pesar de las crisis y a las grandes tensiones a las que se vio sometida a lo largo de su historia–, y cuyo máximo logro es el lanzamiento y la existencia del euro, esté entrando en contradicción cada vez más abierta con los intereses particulares de cada burguesía nacional.

La muestra más palpable de esto último es la política imperialista abiertamente agresiva de Alemania hacia el seno de la UE. Estamos en presencia de un giro en su tradicional política de compromiso –como fue el caso tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial hasta el Pacto de Maastricht, que sentó las bases de la creación del euro luego del avance que significó para su poder la unificación alemana en 1990– a una política más coercitiva que busca avanzar en imponer sus designios –es decir, una tendencia a la semicolonización– no sólo a los países periféricos del Este de Europa, sino a algunos de los imperialismos más débiles de la UE. Esta política agresiva de la potencia más fuerte de la UE, desestabiliza la relación de fuerzas en Europa no sólo entre los países más fuertes y los Estados más débiles de la UE, sino entre los más grandes, como es el caso de las tensiones de los pasados meses entre Alemania y Francia en torno al camino a seguir en la UE. Sin embargo, la gravedad de la crisis ha mostrado a Paris que su destino está ya sea con Alemania como el segundo al mando o como el receptor de las directivas alemanas. Paris ha optado, por ahora, en una relación más parecida a la de la supuesta "relación especial" entre el Reino Unido y los Estados Unidos -con seguramente muchas más contradicciones que ésta por su proximidad geográfica- que una verdadera alianza de cooperación o de liderazgo.

A los tumbos y con fuertes crisis internas, el imperialismo alemán está tratando de buscar una nueva forma de expansión que le permita salir del ciclo de crecimiento europeo de la pasada década, que ha quedado agotado y que se basó en el desarrollo exportador alemán a sus vecinos europeos, a cambio del desarrollo de la burbuja inmobiliaria y el turismo en países como el Estado español o Grecia en los cuales la banca alemana financiaba el desarrollo de mercados que absorbieran su producción industrial y no le hicieran a su vez competencia en éste terreno. Frente a la crisis, Alemania está buscando asegurar a su manera la estabilidad de la zona del euro. Berlín exige un mayor control sobre las políticas económicas de los países de la UE, a través de las nuevas normas y órganos de control. Según "Der Spiegel" la canciller Angela Merkel y su ministro Schäuble encargaron un borrador de medidas para el caso de que el paquete de ayuda al euro se demuestre insuficiente para sacar de apuros a los bancos europeos y las economías nacionales. Se trataría de lo siguiente: A cambio de una reestructuración de la deuda, arrebatar a los gobiernos de países como Grecia, Portugal, España y otros, importantes atributos de soberanía, estableciendo un directorio con amplios poderes con base en Berlín que gobierne importantes aspectos de sus economías y políticas presupuestarias. Este escenario, señala el documento, "requeriría restricciones de la soberanía" y poner la política presupuestaria bajo control de, "un individuo, o grupo de individuos, familiarizados con las características regionales de la nación deudora", y que serían nombrados por un comité de expertos en Alemania. En otras palabras, aunque como vimos, todos los países de Europa se enfrentan a los recortes en los servicios sociales y un crecimiento lento, esta presión no es igualmente distribuida entre los países: el sur de Europa se encuentra en la posición más débil y el norte de Europa, en particular Alemania, buscan aprovechar su relativa fortaleza en beneficio propio para forzar a sus pares a adoptar estas medidas. Los planes de Alemania están creando una grave fisura en Europa que tiene implicaciones geopolíticas. Es que no es lo mismo imponer planes como los que EEUU impuso en América Latina en la llamada década perdida en 1980 y que terminaron con un drenaje de fondos inaudito y con la enajenación del patrimonio nacional de varios países con el Plan Brady al final de la misma a países semicoloniales que a potencias imperialistas, ya sea de segundo o tercer orden, pero con más recursos que muchos de los primeros. En otras palabras, una reestructuración de la eurozona más a tono con sus crecientes ambiciones de hegemonía puede disparar un nuevo ascenso de los nacionalismos en el seno de Europa. Desde ya que en esta ecuación, la lucha de clases en Grecia y de los trabajadores en general es un palo en la rueda para cualquier intento de avance imperialista de la actual UE o de una reformada con un mayor peso de Alemania. Por el momento, en el marco de estas tensiones no sólo económicas sino también geopolíticas, las instituciones europeas salieron a flote del primer gran embate contra el euro, pero no está claro que el sistema puede soportar cualquier crisis mayor.Por ende el verdadero test de la eurozona es de largo plazo y no uno inmediato: ¿Podrán los mecanismos de coordinación que actualmente se están poniendo en marcha sobrevivir a una década de crecimiento extraordinariamente bajo en las economías más afectadas? Puesto de otra manera, aún es demasiado temprano para ver si los movimientos de Alemania serán exitosos, pero Berlín ha hecho más para que las economías europeas sigan sus designios en los últimos tres meses que lo que ha logrado en la última década. Es que Berlín no está dispuesto a rifar 60 años de integración europea así no más. A la vez, las dificultades en el seno de la UE y la crisis griega, la han llevado a reconsiderar – o más bien avanzar más rápido en esa toma de conciencia – sus relaciones con Rusia. Esta suministra a Alemania con casi el 40 por ciento del gas natural que Alemania utiliza. Sin la energía rusa, la economía alemana está en problemas. Al mismo tiempo, Rusia necesita la tecnología y pericia para desarrollar su economía lejos de ser un simple exportador de materias primas. El objetivo del nuevo plan de privatizaciones recientemente lanzado por Medvedev es un primer paso en ése objetivo. Por otra parte, los alemanes ya tienen miles de empresas que han invertido en Rusia. Por último, en el largo plazo, la población de Alemania está disminuyendo por debajo del nivel necesario para mantener su economía. Al mismo tiempo, no quiere aumentar la inmigración en Alemania debido a los temores de inestabilidad social. La población de Rusia también está disminuyendo, pero aún tiene exceso de población en relación con sus necesidades económicas y seguirá teniéndola por un buen periodo de tiempo. Las inversiones alemanas en Rusia permitirían a Alemania obtener el trabajo que necesita sin tener que recurrir a la inmigración moviendo las instalaciones de producción hacia el este, a Rusia. En el terreno geopolítico, las alianzas tradicionales de Berlín están cada vez más tensas, especialmente con Washington. Las relaciones entre Estados Unidos y Alemania fueron ya socavadas por la guerra de EE.UU. contra Irak, el apoyo de EE.UU. al ataque de Georgia a Rusia en 2008 y la debacle en curso de la ocupación de la OTAN liderada por Estados Unidos en Afganistán. A la vez, más fuertes diferencias surgieron con Washington sobre el timing de las medidas de austeridad durante la crisis de la deuda griega, y las críticas públicas del presidente de EE.UU., Barack Obama, a Alemania por no importar más bienes del extranjero.

Alemania y Rusia comparten la visión de que los Estados Unidos están constantemente y en forma inconveniente presionándolos a ellos a correr riesgos en las zonas donde se sienten que no tienen interés. La OTAN puede no ser funcional en un sentido real, pero la presión EE.UU. está siempre presente. Si los alemanes y los rusos actuaran juntos estaría en una mejor posición para desviar esta presión que cada uno por su parte.

Pero debido a que este movimiento geopolítico trastocaría mucho de la política europea, Berlín busca asegurar a sus socios europeos intentado relanzar una “cooperación en seguridad” ruso-europeo para tranquilizar los miedos eventuales de Francia y Polonia. Por su parte EEUU hará todo de su parte para socavar esta eventual alianza. Lo que está claro que la crisis europea está abriendo un periodo bien fluido en las relaciones internacionales de la principal potencia de Europa.

Tesis XX

Debido a que los planes de ajuste y de contra-reformas abarcan a amplios sectores de la sociedad, incluso capas consideradas de la clase media, muchos de los partidos conservadores tradicionales están en crisis. En Alemania, la coalición de la canciller Merkel de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Unión Social Cristiana (CSU) y Partido Democrático Libre (FDP) está paralizada por conflictos internos. En Italia, el partido en el gobierno de Berlusconi (Pueblo de la Libertad) se dividió. En Francia, la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, se ha desplomado en las encuestas luego de la colusión de intereses entre el partido del gobierno y una de las más grandes fortunas de Francia (el “affaire” Bettencourt, heredera del grupo L’Oréal). Por eso, en muchos países, la élite gobernante está recurriendo a los socialdemócratas y sus satélites de "clase media" a la izquierda para hacer cumplir los ataques contra la clase obrera.

En Grecia, la sustitución del gobierno conservador de Karamanlis por el PASOK de Papandreu fue la condición previa para la aplicación del programa de austeridad en curso. En Alemania, una campaña deliberada está en marcha para promover el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes. Los dos partidos, gobernando en coalición bajo el canciller Gerhard Schröder, impusieron la Agenda 2010 de contra-reformas del estado de Bienestar, que hizo más para empobrecer a amplias capas de trabajadores que el actual gobierno conservador bajo Angela Merkel (CDU). Esto ya es una realidad en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia (NRW), el más poblado de Alemania donde el SPD y los Verdes han decidido formar un gobierno de minoría.

Pero frente a la gravedad de la crisis, esto sólo puede ser una solución temporal. Su éxito electoral (o crecimiento en las encuestas como es el caso del PS en Francia) se debe en gran medida al retroceso de los conservadores. Su solidez, no tiene nada que ver con la que gozaron en el pasado ya que han perdido su base social entre los trabajadores y se mantiene mayormente por el sostén del aparato burocrático de los sindicatos y propio aparato de sus partidos. Una vez en el gobierno, están expuestos al mismo proceso de erosión política que los conservadores.

La crisis posiblemente obligue a respuestas políticas más contundentes. El periodista Rafael Poch-de-Feliu se pregunta: “El problema es cómo mantener cierta estabilidad y consenso social en la aplicación de esta línea, teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de la población no está compuesta por empresarios, sino por asalariados y usuarios del Estado social. En Berlín se habla de estos días del Profesor Herfried Münkler, de la Universidad Humboldt, un "historiador de las ideas" que afirma, en la revista de la Sociedad Alemana de Política Exterior (DGAP), que no nos vendría mal un poco de dictadura y rehabilita, "la necesidad de una solución Bonapartista" a la crisis en Europa, mientras otro "pensador", el filósofo de amplio consumo en televisión, Peter Sloterdijk, denuncia la "dictadura del Estado social" y del sistema impositivo en su último libro. Son mensajes del mismo tenor que lanzó el Presidente de la Comisión Europea, José Durao Barroso, en la reunión que mantuvo en junio con representantes sindicales europeos: "si no se aplican los paquetes de medidas de austeridad en los países más endeudados podría desaparecer la democracia como la conocemos actualmente", dijo Barroso, según palabras del sindicalista John Monks.

¿Bonapartismo?, ¿dictadura? En el mundo desarrollado esos recursos no son necesarios ¿Cómo calificar el forzado giro de Zapatero en España, o de los socialistas griegos, obligados ambos en cuestión de horas a practicar lo contrario de lo que fue su discurso o sus promesas electorales? Algo muy parecido a un golpe de estado derrocó, el 24 de junio, al primer ministro australiano Kevin Rudd, que había chocado con los intereses del poderoso sector minero, al que quería imponer un millonario "Impuesto a los superbeneficios con recursos" (RSPT). La prensa de Robert Murdoch, que controla el grueso de la información en el país, había llevado a cabo una agresiva campaña contra el impuesto, presentado como una amenaza a las inversiones y al empleo. Rudd también apoyaba una perspectiva de retirada de Afganistán, en dos o cuatro años, para el contingente australiano allá destacado, que era apoyada por el 61% de los australianos e irritaba en Washington. La sucesora de Kudd, Julia Gillard, aupada al cargo de primera ministra por el golpe en el seno del Partido Laborista, se ha desdicho de todo” (“Directorio alemán”, La Vanguardia 18/7/2010). El dialogo entre Monk y Barroso no tiene desperdicios y muestra el pensamiento de las elites político y sociales europeas: “El jefe de los jefes sindicales de Europa, John Monks, ha advertido de que los paquetes austeridad que están siendo impuestos en todo el bloque enviará al continente ‘de nuevo a la década de 1930’. Informó que el presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, teme que los Estados miembros darán la espalda a la democracia, pero por la razón opuesta. ‘Esto es extremadamente peligroso. Se trata de 1931, nos dirigimos de nuevo a la década de 1930, con la Gran Depresión y que terminó con dictaduras militares", dijo el secretario general de la Comunidad Europea de Sindicatos (CES) en una entrevista con EUobserver. ‘No estoy diciendo que estamos allí todavía, pero es potencialmente muy grave, no sólo económicamente, sino políticamente también’. Monk informó que el señor Barroso tiene una preocupación similar, pero basado en un razonamiento diametralmente opuesto. Dijo que el jefe de la comisión cree que los paquetes de austeridad van a salvar a Europa de regresar a los días más oscuros del siglo pasado en lugar de precipitar la caída.‘Tuve una discusión con Barroso el pasado viernes acerca de lo que se puede hacer para Grecia, España, Portugal y el resto y su mensaje fue contundente: ’Miren, si no llevan a cabo estos paquetes de austeridad, estos países prácticamente podrían desaparecer en la forma que los conocemos como democracias. No tienen elección, esto es la sola’. ‘"El está muy, muy preocupado. Él nos sorprendió con una visión apocalíptica de las democracias en Europa colapsando debido a la situación de endeudamiento” (“Union chief, Barroso fear Europe ’returning to 1930s’”, EUobserver 14/6/2010).

En consecuencia, se están haciendo esfuerzos para encontrar nuevas formas autoritarias de gobierno. Estas preparaciones se pueden ver en una forma u otra en todos los países europeos.

En Hungría, el nacionalista de derecha Fidesz y los abiertamente fascistas Jobbik se han beneficiado de la disminución de los socialdemócratas y ahora están tratando de consolidar su dominio incitando al racismo, a las tensiones con los países vecinos y el desarrollo de estructuras autoritarias.

En Holanda, el racista Partido de la Libertad de Geert Wilders ha proporcionado la mayoría para el gobierno y se incorporara formalmente a la coalición.

Y en Francia, el gobierno está tratando de movilizar a los seguidores del Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen, a través de del Frente iniciativas legales provocadoras contra los gitanos y los musulmanes. A finales de julio, lanzo una propuesta de quitar la nacionalidad francesa a las personas de origen extranjero que cometan actos de violencia contra las fuerzas del orden. Hay que recordar que la última vez que se revocó la nacionalidad a unos ciudadanos fue bajo el régimen de Vichy. Ya mismo, la policía de Sarkozy comenzó a arrasar campamentos gitanos, ya que el presidente prometió expulsar a los roms itinerantes de un modo que ya ha sido comparado a las limpiezas étnicas. Más grave aún, el uso de los militares internamente se está debatiendo abiertamente bajo el pretexto de "combatir el terrorismo." En Alemania, un conflicto abierto hace estragos entre dos cámaras del Tribunal Supremo, que están discutiendo si estas operaciones militares deben ahora ser aprobado después de 60 años durante los cuales fueron prohibidos. Y que estas elucubraciones no son sólo eso lo muestra la reciente huelga de los camineros en Grecia: el gobierno desplegó el ejército para romper la huelga y suministrar combustible a los aeropuertos, las centrales eléctricas y otras instalaciones. Esta acción muestra un salto en la represión a los trabajadores y una radicalización de los métodos contras las luchas que hasta ahora eran desviadas con la colaboración fundamental de la burocracia. Es también un llamado de alerta a todos los trabajadores europeos.

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