Convocatoria abierta del PTS
Por sindicatos sin burócratas, por un partido de trabajadores sin patrones
23/05/2012
8 DE JULIO: Conferencia Nacional de Trabajadores en el Estadio cubierto de Ferro
La vuelta del “sindicalismo de base” a la política nacional es un hecho. Las nuevas condiciones de crisis económica mundial han hecho entrar en desaceleración al capitalismo argentino, y esto se trasmite a la clase trabajadora por múltiples formas. Inflación y más presión contra el salario, menos horas extras, mayores ritmos de trabajo, inicio de suspensiones, incertidumbre en los empleados estatales de varias y grandes provincias por las cuentas fiscales que amenazan con retrasos y desdoblamientos salariales.
Todo esto va iniciando un descontento de la clase trabajadora que obligó a los dirigentes sindicales a convocar a paros y movilizaciones, aunque luego terminaron firmando, sin consultar a las bases, paritarias por debajo de la inflación.
La mayoría de los asalariados sigue apoyando a Cristina y su gobierno, que presentó como una gran “gesta nacional” la expropiación parcial de YPF, aunque lo hacen luego de años de complicidad con la privatización y el vaciamiento, y para intentar volver a hacer acuerdos con monopolios internacionales, sobre todo norteamericanos. Pero, a pesar de este apoyo, todos pierden expectativas en un futuro de mejoras en el nivel de vida.
Cristina y sus gobernadores no se cansan de atacar el derecho a huelga y condenar las acciones de protesta de los trabajadores. La CGT se divide en camarillas a favor y en contra de Moyano, en disputa por un lugar bajo el sol del régimen. En este marco de disputas burocráticas, hasta los medios, tan reacios a mostrar la voluntad de la clase trabajadora, hablan de una “doble representación” en los sindicatos: el poder formal de las cúpulas y lo que viene desde abajo.
En la industria de la alimentación, esto es patente. El ex jefe de la CGT menemista y hoy amigo de Cristina, Rodolfo Daer mantiene el control del sindicato, pero en las fábricas avanzamos los clasistas de la Lista Bordó. Obtuvimos el 40% de los votos en la minoría de agremiados al sindicato de Capital y parte del Gran Buenos Aires que maneja Daer, ya que de 12.000 trabajadores (80.000 a nivel nacional) están afiliados sólo 5.000. Y somos mayoría en las principales plantas multinacionales que dirigen las internas antiburocráticas, como Kraft o Pepsico. También en Felfort y Bonafide. Una fuerza militante de la clase obrera que nació de la combativa gesta de Kraft del año 2009, que se difundió desde la Panamericana a todo el país, junto a la dura lucha de los obreros de Arcor en Córdoba en el 2010. El poder real de las organizaciones de base del movimiento obrero, tiene un emblema en el corazón de la industria copada por poderosas multinacionales.
Los resultados en las elecciones de la alimentación fueron festejados por cientos de obreros, que habían salido de sus plantas para fiscalizar y, después de una jornada de militancia, muchos de ellos se concentraron en las puertas del sindicato. Adentro, se parapetaba tras las rejas la patota de Daer. “Hay que saltar, hay que saltar, volvé a la línea, a trabajar”, les cantaban en la cara los trabajadores y trabajadoras de la Lista Bordó. Los “ganadores” no sonreían. La moral de triunfo estaba afuera de la sede del STIA, donde se hermanaba la militancia obrera con los estudiantes que habían colaborado decisivamente en la campaña, llevando los volantes fábrica por fábrica en todo el Gran Buenos Aires y la Capital. La Juventud del PTS se propone atraer a cientos y miles de estudiantes para ser un componente de apoyo imprescindible para la formación de este nuevo movimiento obrero.
Pero la corriente de militantes clasistas de la Lista Bordó en la alimentación encabezada por “Poke” Hermosilla, Catalina Balaguer y Lorena Gentile es sólo la avanzada de un proceso que ocurre más extendidamente. En la misma industria de alimentación crecen las oposiciones a la vieja burocracia, tanto en el sindicato de la planta de Arcor de Arroyito, como en Tucumán.
Los “metrodelegados” del subte volvieron a la lucha con un paro de 36 horas levantando sus propios reclamos en las paritarias, independientes de la burocracia de la UTA donde la izquierda clasista tiene su referente en nuestro compañero Claudio Dellecarbonara.
Los delegados clasistas gráficos de la Bordó ganan los principales y mas grandes talleres de la zona norte del conurbano bonaerense, como Donelley y Word Collor, alcanzan el 36% de los votos del gremio con el frente clasista junto a la Lista Naranja, e irrumpen con un corte de la 9 de Julio por sus derechos.
Los delegados de la comisión interna de Volkswagen de Córdoba recorren las plantas automotrices del gremio llamando a la acción por el salario y contra las suspensiones, en oposición a la directiva del SMATA del ministro de Trabajo provincial, Omar Dragún.
La asamblea de los azucareros en huelga del Ingenio La Esperanza en Jujuy destituye a un directivo sindical vendido a la patronal y eligen nuevos delegados por las condiciones de trabajo del explotador Grupo Roggio.
Los obreros de UATRE de Tucumán, cosecheros y embaladores del citrus, marcharon exigiendo a la nueva directiva no acatar la conciliación obligatoria, reavivando la lucha antiburocrática del 2009.
Los jaboneros clasistas presentan batalla en el gremio, con una lista formada por la iniciativa de los combativos delegados de la ex Jabón Federal de La Matanza, con el apoyo de trabajadores de grandes multinacionales como Procter & Gamble.
Desarrollar el clasismo en todo el país
La Conferencia Nacional de Trabajadores en Ferro es una convocatoria abierta del PTS para impulsar con todas las expresiones del sindicalismo de base, un polo clasista en todos los sindicatos del país, que sea una alternativa a las burocracias de las CGTs y las CTAs.
Esta Conferencia del PTS, integrante del Frente de Izquierda y los Trabajadores, propone una gran asamblea clasista unitaria impulsada en común con el Partido Obrero, Izquierda Socialista y todas las fuerzas de la izquierda clasista, que sea la contracara de las internas de fracciones de la burocracia que se disputan la CGT y que son una casta enquistada en los sindicatos.
Luchamos por llevar al interior de los sindicatos un programa de reivindicaciones que termine con esta situación en la que los trabajadores ponen el lomo y los capitalistas “se la llevan en pala”, como reconoce la presidenta.
Ante las divisiones en la cúpula de las CGTs y las CTAs, nuestra bandera para enfrentar a los capitalistas es la “unidad de los trabajadores” desde abajo, entre afiliados y no afiliados, efectivos y contratados, la unidad intersindical que rompa las fronteras entre una fábrica y otra, entre un gremio y otro, entre ocupados y desocupados.
Luchamos en todos los sindicatos de todas las “centrales” por un programa entre cuyas demandas destacamos: por un Congreso de delegados de base que lance un Plan de lucha por paritarias sin techo y sin piso y por un salario mínimo equivalente a la canasta familiar de $6000 para todos, indexado por la inflación, pasando a convenio a contratados y tercerizados, y eliminando los impuestos al salario. Para que se deje de trabajar los domingos dejando la vida en las fábricas, proponemos la reducción de la jornada de trabajo sin afectar el salario. Queremos el 82% móvil para las jubilaciones y viviendas populares para todos, para no vernos forzados a ocupar terrenos o depender de los punteros en los barrios. Luchamos por transporte seguro, barato y de calidad, en manos del estado y bajo administración obrera junto a comités de usuarios, para terminar con los negociados de los empresarios asesinos de TBA, Metrovías y todas las privatizadas.
Desde los sindicatos a toda la clase obrera
La intervención en las luchas sindicales y la formación de listas antiburocráticas tiene una gran importancia sólo si la ponemos en perspectiva de dirigirnos a toda de la clase obrera que tiene millones por fuera de los sindicatos, empleados en negro y desocupados.
Militamos para recuperar los cuerpos de delegados y comisiones internas, y por conquistar franjas de los trabajadores en las elecciones sindicales, como puntos de apoyo para llegar a las decenas de miles de obreros de la Alimentación, de las grandes terminales automotrices, de las fábricas metalúrgicas y siderúrgicas, de las empresas del transporte y los servicios de todo el país. La reciente elección en la alimentación demuestra que la izquierda obrera puede y debe luchar por fracciones clasistas y en perspectiva revolucionarias. Las enseñanzas de las históricas organizaciones revolucionarias de la clase obrera, como la Tercera y la Cuarta Internacional, consideraron decisiva la inserción en las “organizaciones de masas”, que son los sindicatos, al mismo tiempo que remarcaban que estos solo agrupan a una minoría de la clase trabajadora. Luchamos en los sindicatos, no para acceder a cargos y pertenecer a la minoría de sindicalizados, sino para transformarlos mediante la más amplia democracia obrera y la independencia del Estado capitalista, lo que impone terminar con la burocracia sindical.
El muro que se interpone entre los trabajadores sindicalizados y el resto de la clase obrera, y de ésta con el pueblo pobre, es antes que nada la burocracia sindical y sus privilegios: 70 mil pesos cobra Daer del STIA, 50 mil es lo declarado por el jefe del SMATA Córdoba y Ministro Dragún. Y así haríamos una interminable lista de un ejército de parásitos al frente de nuestras organizaciones sindicales en todos los gremios y en todo el país. Para mantener sus sueldos millonarios y sus prebendas, los burócratas blindan a los sindicatos contra la entrada de los trabajadores peores pagos, los precarizados, los contratados y tercerizados. Ni hablar de los desempleados y sin techo que luchan como pueden por un pedazo de tierra donde construir su vivienda. En la enorme lucha de los tercerizados del Ferrocarril Roca impulsada por nuestros compañeros de la Lista Bordó está la muestra: la burocracia de Pedraza defendió a sangre y fuego sus negocios y la división de la clase obrera asesinando al joven militante del PO Mariano Ferreyra.
Basta de dirigentes millonarios y trabajadores pobres. Una de las banderas de un nuevo movimiento obrero es que todos los dirigentes sindicales cobren lo mismo que sus afiliados y vuelvan a la línea de producción después de 4 años de mandato, como han puesto en práctica nuestro dirigente Raúl Godoy y el compañero Alejandro López en el sindicato ceramista de Neuquén. Al mismo tiempo, impulsamos la elección de nuevos compañeros y compañeras a los cuerpos de delegados que unifiquen las filas de la clase trabajadora empresa por empresa, para renovar las organizaciones del movimiento obrero de abajo hacia arriba. Luchamos por la más amplia democracia obrera donde las decisiones se tomen por asambleas y los delegados funcionen con mandatos de base.
Claro que estos no son fines en sí mismo, sino medios para llegar al conjunto de la clase obrera y dotarla de un programa que vaya más allá de sus reivindicaciones inmediatas. Nuestra lucha es para que la clase trabajadora, partiendo de recuperar sus organizaciones para la lucha, creando todas las instancias de coordinación democrática necesarias, y la formación de su propio partido, se convierta en la verdadera “abanderada de los humildes”, dando una salida a todos los explotados y oprimidos.
Un gran partido de la clase trabajadora, para luchar por su propio gobierno
La enorme fuerza social de la clase obrera, cuando se organiza, está para los más grandes objetivos y no puede limitarse a conquistar un porcentaje mayor en el reparto de las riquezas como pregona la “ideología” del peronismo, pues esto implica que una ínfima minoría de capitalistas se siguen apropiando de gran parte de lo producido por los trabajadores. La experiencia mostró que lo que se conquista hoy se puede perder mañana, mientras el poder lo tengan los capitalistas. Por el contrario, la historia de lucha de la clase obrera muestra su enorme capacidad creativa. Hemos puesto en pie Estados que expropiaron a los capitalistas y consiguieron las conquistas más grandes de la Historia de la Humanidad, revoluciones que sacudieron a la sociedad desde sus cimientos. Hemos creado, además de los sindicatos de masas y grandes partidos obreros, organismos democráticos como los Consejos Obreros de la Revolución Rusa, que fueron la base de un nuevo estado mil veces más democrático que cualquier parlamento burgués, porque sus miembros eran revocables en forma inmediata, y debían mantener contacto cotidiano con sus electores que podían mandatarlos. Cada vez que la clase trabajadora irrumpió tomando su destino en sus propias manos, tendieron a surgir este tipo formas de autoorganización como los cordones industriales en Chile en el 73, o las Coordinadoras interfabriles de comisiones internas en la Argentina del ‘75 que superaron los marcos gremiales.
A su vez, “Los sindicatos no ofrecen, ni pueden ofrecer, dadas sus tareas, composición y formas de reclutamiento, un programa revolucionario acabado; por tanto, no pueden sustituir al partido”, sostenía León Trotsky. Se necesita la palanca que, tomando como un punto de apoyo a los sindicatos y las formas de autorganización que se formen al calor de la lucha de clases, pueda dirigir la fuerza de millones para imponer la voluntad de la mayoría sobre la clase capitalista. Esa palanca es un gran partido de la clase trabajadora que luche por construir una nueva sociedad sin explotadores ni explotados. El desarrollo de esta sola idea hecha carne en decenas de miles, generará las tendencias de derecha contra los intentos de liberación de los trabajadores. Ya se ven gérmenes de esos grupos en Europa ante las primeras batallas de la lucha de clases. Así ha sido siempre. La necesidad de defender lo conquistado planteará la formación de comités de autodefensa desde las organizaciones de base de los sindicatos, las comisiones internas y los cuerpos de delegados.
El PTS convoca a esta gran Conferencia Nacional de Trabajadores para discutir cómo impulsar las luchas, enfrentar a la burocracia sindical en todas sus alas, conquistar la independencia política del gobierno y de todas las variantes patronales, y multiplicar las fuerzas de una corriente militante de los trabajadores, enraizada en las principales fábricas y establecimientos, con una estrategia para vencer.