Un debate fraternal con la dirección de los metalúrgicos de São José dos Campos
Programa, táctica y estrategia para enfrentar los ataques de los patrones
26/07/2012
Correctamente la dirección del sindicato viene denunciando las altas ganancias de la GM y de las montadoras, los subsidios que reciben del gobierno y el hecho de que estos recursos aumentan las ganancias de las empresas y no garantizan más empleos, al contrario, costean los PDVs (retiros voluntarios) y los despidos. También alertan que las medidas de la GM son parte de un plan global de las multinacionales montadoras que busca competitividad, produciendo más con menos trabajadores y con menores costos. Además, convocan a todos los sindicatos y centrales sindicales a solidarizarse y participar de la defensa de los empleos de la GM. Sin embargo, no podemos dejar de abrir un debate fraternal con respecto al programa y la estrategia con los que dirigen la lucha contra la amenaza de despidos y por la garantía de los empleos.
En el afiche de campaña aprobada por el sindicato se puede leer “SOS Empleos. La GM no puede dar las espaldas a São José. ¡NO a los despidos! ¡Mantenimiento de los empleos! ¡Inversiones ya!” No quedan dudas de que el eje de la lucha es impedir los despidos y garantizar los empleos en la GM. Por tanto ha sido muy importante la denuncia que el sindicato viene haciendo sobre las altas ganancias de la empresa y las posibilidades de que, aún ajustando la producción, se mantengan los empleos. Las burocracias sindicales – y los gobernantes – crean en la mente de los trabajadores la falsa idea de que hay patrones “buenos” y “malos”. Los “buenos” son aquellos que “invierten” y están “interesados” en generar empleos y desarrollo social.
Con estos patrones “buenos” los trabajadores deben actuar como “socios”, defendiendo hasta incluso los intereses patronales – pidiendo al gobierno, junto a los patrones, la exención de impuestos, recursos del BNDES (banco público federal), subsidios, etc. Muchos trabajadores creen en esto e imaginan que, por ejemplo, si la GM “invierte” los trabajadores garantizarán sus empleos. Que los trabajadores tengan estas ilusiones, podemos comprenderlo. Sin embargo, es un enorme error de la dirección del sindicato contribuir en alimentarlas.
Es lo que podemos concluir del afiche central de la campaña “SOS Empleos” que la dirección del sindicato divulga, planteando la reivindicación de “inversiones, ya” sin ninguna denuncia de que en realidad no hay plan de inversiones sino de superexplotación y de que la GM no está interesada en garantizar empleos sino apenas en “invertir” para asegurar sus ganancias. Las “inversiones” de la GM no tienen el objetivo de garantizar empleos, salarios y desarrollo social. Al contrario, todos sabemos que cada centavo “invertido” tiene que generar decenas de centavos en ganancias, incluso a costa de la miseria y de la vida de los trabajadores y de la catástrofe social. Sólo colocando la producción bajo su control, los trabajadores organizados en sindicatos combativos y clasistas que se planteen la estrategia de expropiación de los capitalistas y del control obrero de la producción, podrán garantizar que las inversiones realmente sean “productivas” y “progresistas” garantizando empleos, salarios y derechos, o sea, mejoras en el nivel de vida de los trabajadores y de las masas y desarrollo social. Entonces, cuando la dirección del sindicato reivindica, sin denunciar el papel reaccionario de los capitalistas, más “inversiones”, termina, a pesar su voluntad, dejando a los trabajadores a merced de la falsa conciencia (estimulada por los burócratas sindicales y gobernantes) del papel de los patrones, no tomando en sus manos la tarea imprescindible de ayudar a elevar la conciencia de los trabajadores en sus propias fuerzas y contra los capitalitas.
En nuestra opinión, la dirección del sindicato debería dar mucha importancia a la denuncia del robo que los capitalistas hacen todos los días contra los trabajadores y el país para garantizar sus ganancias y absorber todo lo posible para las matrices de las multinacionales, demostrando que sólo los trabajadores y sindicatos de clase, anticapitalistas y anti-imperialistas, pueden dar una solución progresista frente a la crisis capitalista, organizando la producción – control obrero – y la economía – inversiones, planificación, finanzas, etc. – en favor de los intereses de la mayoría de la población y del desarrollo del país.
La dirección del sindicato – mayoritariamente influenciada por el PSTU – un partido que se reivindica trotskista – sabe bien que los revolucionarios actúan en los sindicatos también para elevar la conciencia de la clase trabajadora en el sentido de comprender que bajo el capitalismo y sus “ajustes” no quedará más que desempleo, miseria y catástrofe, y que por tanto los sindicatos deben luchar incansablemente por la unidad de todos los trabajadores en torno de un programa independiente de la burguesía, es decir, contra los intereses de la burguesía, demostrando que no es posible conciliar los intereses de los trabajadores y los capitalistas y solo nos resta avanzar con programas de medidas transitorias que partan de la defensa de las demandas fundamentales – empleo, salario, derechos – y eleven la conciencia de que sin controlar la producción en las fábricas y empresas estas demandas básicas estarán constantemente amenazadas, e incluso lo que conquistamos hoy podríamos perderlo mañana, pues en última instancia no hay salida por fuera de expropiar a los capitalitas, tomar las empresas bajo control obrero y planificar la economía al servicio de las necesidades e intereses de los trabajadores y de la mayoría de la población.
Lo que no se hizo en el pasado, ahora pasará factura
Nos parece un grave problema político ver que a pesar de que el PSTU está al frente del sindicato hace cerca de veinte años no se conoce un firme y decidido proyecto estratégico para que los trabajadores encaren la tarea estratégica de prepararse para enfrentar los ataques patronales y concientizar que la única alternativa para garantizar los empleos, salarios y derechos se encuentra en el control de la producción por los propios trabajadores y en la administración obrera de las empresas que deben ser expropiadas y estatizadas para evitar que cierren o despidan en masa
Estando hace tantos años con militantes y dirigentes en la GM, no conocemos batallas por la constitución de una comisión (o comité) de fábrica en el sentido revolucionario –órgano con tendencia al doble poder (quien manda en la fábrica, en la producción, etc.). Si es importante aprovechar todos los espacios para organizar y dar cobertura a los activistas – CIPA, por ejemplo – un sindicato dirigido por los trotskistas debe tener como fundamento la estrategia de lucha por la independencia de clase para que los sectores de la clase trabajadora puedan emerger como sujetos políticos independientes de la burguesía. Las comisiones de fábrica, en las manos de la burocracia sindical o las organizaciones reformistas y conciliadoras son meros organismos de “colaboración de clases” al servicio de llevar adelante la lucha económica (sindical) por eso las pocas existentes terminan funcionando como “auxiliares” de la gestión patronal.
Para los revolucionarios (trotskistas), por el contrario, las comisiones de fábrica deben obviamente asumir la defensa de los intereses económicos (sindicales) de los trabajadores, pero en completa relación con la tarea esencial de elevar la conciencia y la práctica obrera en el sentido de un programa de independencia de clase para que los capitalistas paguen sus crisis y para que la clase trabajadora, aliada a los sectores más explotados y oprimidos de la población, pueda dar una salida de fondo a las demandas más sentidas del pueblo, lo que solo debe estar ligado a la estrategia de la eliminación del capitalismo y la institución del poder obrero. Tratando sobre esta cuestión – el doble poder, quién manda en la fábrica – el Programa de Transición (elaborado por el gran revolucionario Leon Trotsky) enseña que “el comité de fábrica le da a esta misma cuestión una expresión organizada. Elegido por todos los obreros y empleados de la empresa, el comité de la fábrica crea de inmediato un contrapeso a la voluntad de la administración [de la empresa]. A la crítica que los reformistas hacen a los patrones de tipo antiguo – los que se llaman ‘patrones por derecho divino’ como Ford – para favorecer a los ‘buenos’ explotadores ‘democráticos’, nosotros oponemos la consigna de comités de fábrica como ejes de lucha contra unos y otros”.
Las comisiones de fábrica, entonces, deben ser organismos de doble poder, que aprovechen todas las circunstancias para defender los intereses de los trabajadores y preparar batallas por el control de la producción, única posibilidad realista para que – ante los duros ataques con los que la patronal se prepara para descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores, ante la posibilidad de que se concreten los despidos masivos con los que nos amenazan – los empleos sean garantizados y la producción esté volcada hacia los intereses de la mayoría y no al lucro de la minoría parasitaria (capitalistas). La prueba de que este problema político – comisiones de fábrica, control obrero de la producción – no es un mero “debate” entre revolucionarios lo demuestra ahora la realidad de lo que ocurre en la GM. La empresa presenta su “plan de producción” eliminando la producción de modelos, reorganizando (anarquizando) nuevos productos, etc., mientras los trabajadores de la GM no tienen sus organismos internos – en el “piso de la fábrica” – para desenmascarar ese “plan” capitalista y debatir y presentar un “plan obrero” que apunte al control obrero de la producción (reorganización de la producción, planificación e inversiones) para luchar contra los despidos, ahora, y los nuevos “ajustes” que vendrán como consecuencia de la crisis capitalista mundial.
Para justificar sus ataques, los capitalistas alegan crisis económica, caída en las ventas, etc., y los burócratas sindicales y gobernantes se hacen eco de esa cantinela para hacer creer a los trabajadores que los capitalistas “están mal” y la salida está en que “nos sacrifiquemos juntos”. ¡Los revolucionarios denuncian que estas no son más que mentiras! Los argumentos de la dirección de GM esconden la verdadera situación, las escandalosas ganancias obtenidas en tantos años, la fuga de capitales a otros países y los subsidios recibidos por los gobiernos. ¡Abajo el secreto comercial, industrial y contable que permite a los capitalistas mentirle a toda la sociedad, escondiendo sus voluptuosas ganancias y negociados a costas de nuestro sudor! En ausencia de un comité de fábrica en la GM, el sindicato debe exigir que la dirección de la GM muestre la contabilidad real de la empresa en los últimos 10 años, y ahí todos veremos la riqueza arrancada a los trabajadores, hacia dónde van esas ganancias y cómo podrían ser reinyectados al servicio de organizar la producción a favor de los empleos, derechos y salarios. ¿Por qué debemos continuar creyendo en las mentiras de la empresa y en el engaño de los burócratas sindicales y gobernantes que ayudan a esconder la verdadera situación de la economía y de la producción capitalista para favorecer las ganancias patronales? La sociedad, y en primer lugar los obreros de la GM, deben conocer la situación real de la empresa, rechazando “planes de ajuste” enmascarados de crisis. En el Programa de Transición podemos leer que “las primeras tareas del control obrero consisten en clarificar cuáles son las recetas y los gastos de la sociedad, empezando por la empresa aislada; en determinar la verdadera cuota del capitalista individual y de todos los explotadores de conjunto en la renta nacional; en desenmascarar los acuerdos de bastidores y los fraudes de los bancos y trusts; en revelar, en fin, ante toda la sociedad, el espantoso desperdicio de trabajo humano que resulta de la anarquía capitalista y de la exclusiva caza al lucro”.
Las tácticas de lucha – actos, paros, huelgas, etc. – deben responder al desarrollo concreto de la situación. Los importantes paros ocurridos en la GM demuestran que los obreros comprenden la gravedad de la situación y están dispuestos a atender a los llamados de la dirección del sindicato en defensa del os empleos. Todavía, un plan de acción exigirá medidas más duras para enfrentar la firme decisión de la empresa de imponer sus objetivos, y para eso la dirección del sindicato, además de lo que ya viene haciendo, llamando a la solidaridad de los sindicatos y centrales sindicales, debe comenzar por preparar al conjunto de los metalúrgicos para batallas en defensa de los obreros de la GM, ya que los ataques patronales no se reducirán a esta empresa, y alcanzarán muy fuertemente a las pequeñas y medianas empresas. La lucha de la GM no puede quedar aislada de los demás metalúrgicos, aunque llegue a tener gran solidaridad de otros sectores. Asambleas en las fábricas y asambleas generales de los metalúrgicos de São José dos Campos deben ser parte fundamental del plan de lucha, garantizando solidaridad activa y medidas conjuntas de lucha (actos, atrasos en la producción, paros, etc.).
Prepararse para la radicalización de la patronal: ocupar la empresa para parar los despidos
Es necesario preparar a los obreros de la GM y a todo el sector para enfrentamientos más decisivos. La empresa no cederá fácilmente, ya que es un plan mundial y aún cuenta con el apoyo de los burócratas sindicales, del gobierno de la ciudad (PSDB) y del gobierno federal (Dilma). Con esta fuerza la empresa podrá radicalizar sus ataques, con cierre de turnos, paro de la producción y otras medidas para forzar la aceptación de los despidos (aún cuando sea una cantidad menor que la anunciada). La dirección del sindicato debe preparar a los obreros y a todo el sector para responder a esta situación, y no se puede dejar para más adelante el debate, agitación (aunque no sea ya para la acción) y preparación de la necesidad de ocupar la empresa y a prepararse para poner la producción – tarea difícil en una empresa tan compleja – bajo control obrero en caso de radicalización patronal, es decir, despidos masivos o amenaza de cierre de la planta industrial. Solo con un plan bien preparado, partiendo de la solidaridad obrera activa (todos los metalúrgicos de São José dos Campos primero y demás sectores) y popular (movimientos populares, movimiento estudiantil, organizaciones políticas y democráticas), que contemple la gravedad de la situación y la claridad de que un monopolio como la GM, con sus aliados, es un enemigo fuertísimo, que no será detenido con reuniones de negociación o presiones de ministerios, políticos y gobernantes, y que solo una sólida y firme decisión del sindicato puede dar confianza y decisión a los obreros de la GM y del sector para buscar (y encontrará) solidaridad y apoyo para su lucha por los empleos y contra los planes patronales.
Los capitalistas y sus auxiliares – gobiernos y burócratas sindicales – no nos pueden reservar otra cosa que no sean crisis, desempleo, ajuste salarial, retiro de derechos, miseria y catástrofe. Solo los trabajadores organizados y unificados podrán encontrar los caminos para garantizar empleo, salario y vida digna a la mayoría de la población, enfrentando firmemente las ganancias de los patrones.
¡SOLIDARIDAD OBRERA Y POPULAR INCONDICIONAL CON LOS OBREROS DE LA GM Y CON EL SINDICATO EN LA LUCHA EN DEFENSA DE LOS EMPLEOS!