Argentina - Editorial La Verdad Obrera N° 563
Que CTERA convoque al paro nacional y un plan de lucha ya. El 10 de abril, ¡paro general activo!
27/03/2014
Son doce las provincias donde las y los docentes están en conflicto contra el tope salarial de Cristina y los gobernadores. Pero en Buenos Aires, la principal provincia del país, el paro ya lleva 16 días mientras siguen firmes Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, La Rioja y Jujuy. Al cierre de esta edición la paritaria bonaerense daba como resultado una nueva burla. La oferta de Scioli fue la misma que una semana atrás: un 30,9% para el maestro inicial (una minoría respecto al conjunto del gremio) y un 21% para la mayoría. El Frente Gremial Docente anunció la continuidad de las medidas de fuerza. Está a la orden del día exigir a la CTERA que convoque a un paro nacional y un plan de lucha ya, para que triunfe la huelga de la docencia bonaerense y lograr todas las reivindicaciones. Ese es el grito que viene de abajo, que se escuchó con fuerza en la marcha de CTERA del miércoles 26 y que hay que hacer realidad votándolo en las asambleas, en los plenarios de delegados, en cada movilización: hasta imponer una política a la altura de esta gran huelga que ya es un hito de la lucha de clases y es referencia de la gran pelea que recorre el resto del país. Ese es el camino para comenzar a superar las divisiones en 24 distritos que impuso el menemismo en los ‘90, continuó el kirchnerismo y que avala la CTERA A su vez hay que impulsar este reclamo y todo tipo de acciones de solidaridad desde los sectores obreros y el movimiento estudiantil que apoyan a los docentes.
La lucha docente es el hecho más importante de la política nacional. Los trabajadores de la educación constituyen uno de los gremios más fuertes y extendidos, que tiene relación directa con la comunidad y por ende un peso social relevante.
No es casual que todos los medios de comunicación, desde Clarín a 6-7-8 intenten tapar la magnitud del conflicto. El activismo que emerge en las escuelas y se renueva día a día; las movilizaciones de una masividad impresionante; el apoyo de los padres; las bases que se autoconvocan más allá de los dirigentes y el peso que adquirió la izquierda -sobre todo en provincia de Buenos Aires donde recuperó 9 seccionales del SUTEBA, es un ejemplo que hay que ocultar. Pero más allá de la censura planificada, no hay ciudad o municipio donde los guardapolvos blancos no ganen las calles.
El kirchnerismo y los gobernadores del PJ eligieron a los docentes como caso testigo para fijar el techo salarial en las paritarias. Por eso hacen todo lo posible para quebrarlos: Cristina los atacó públicamente desde el Congreso, suspendió de hecho las negociaciones en la paritaria nacional, largó junto a Scioli la conciliación obligatoria en la provincia y hasta un juez se animó a intimar a los docentes amenazándolos con la ilegalidad. Les salió mal. El gobierno bonaerense se compró una derrota política porque fracasó jurídicamente su intentona contra el derecho de huelga.
Los docentes dan clases de lucha. Desacataron la conciliación obligatoria, rechazaron la medida precautelar judicial y cada día el paro en la provincia de Buenos Aires tiene más fuerza. Es una gran huelga activa. Como parte de esta pelea, las seccionales opositoras de SUTEBA tuvieron una destacada participación el 24 de marzo en Plaza de Mayo junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, denunciando la impunidad de ayer y de hoy, el ajuste y la represión del gobierno kirchnerista. Y todo esto pese a que al frente de su lucha está una de las burocracias más oficialistas del país, la de Yasky/Maldonado y Baradel, que hace equilibrio para no ser desbordada por la rebelión de las bases.
No es un conflicto más. Es una lucha política que expresa la bronca acumulada de un sector que ayer nomás fue base social del gobierno y que hoy se pasó con todo a la oposición, demostrándolo en las calles. La bronca al gobierno también evidenció la reacción que generaron las palabras del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, cuando los acusó de “desacato”.
El impacto de la política del Frente de Izquierda, concretada en un proyecto de ley para que los diputados y funcionarios ganen lo mismo que un docente es enorme. El diputado nacional Nicolás Del Caño indagará el 3 de abril en el Congreso a Capitanich preguntándole si él puede vivir con el salario que quieren imponer a los maestros. Y en la Legislatura bonaerense Christian Castillo exigirá que la ministra de Educación provincial dé explicaciones sobre sus declaraciones contra el derecho a huelga cuando amenazó con declarar a la educación un “servicio esencial”.
10 de abril: paro activo con asambleas y piquetes por las reivindicaciones de toda la clase trabajadora
La huelga docente se convirtió en el desafío más importante para el gobierno. Pero no es el único frente de tormenta que deberá encarar con la clase trabajadora.
Finalmente, Hugo Moyano de la CGT Azopardo y Luis Barrionuevo de la Azul y Blanca lanzaron un paro general para el 10 de abril que cuenta con el apoyo de la CTA de Pablo Micheli. Era de esperar, el paro no será activo ni tendrá continuidad. Estos dirigentes ya dejaron pasar la devaluación de enero y no hicieron nada por los maestros. Ahora ponen la fecha del paro lo más lejos posible del conflicto más importante del país. Van a querer hacer lo que hicieron luego del 20 de noviembre de 2012: poner la fuerza de la huelga al servicio de los políticos patronales.
Contra el gobierno del ajuste, ni Massa, ni Macri, ni Binner ni De la Sota son una salida. Todos son variantes del mismo ajuste. El Senado acaba de dar media sanción al pago de U$S 5.000 millones a la Repsol por la “expropiación” trucha de YPF. Uno de los aliados del oficialismo fue nada menos que el segundo de la CGT moyanista, el cacique neuquino del gremio petrolero Guillermo Pereyra. Por su parte, en sintonía con CFK, Sergio Massa acaba de decir que hay que regular los piquetes. Era la voz que faltaba al coro de reaccionarios que se anotaron en cadena luego que la presidenta hablara contra los cortes de calle.
Ni a Moyano ni a Barrionuevo les interesa derrotar el ajuste. Pero si tomamos este paro nacional en nuestras manos se puede convertir en una gran medida de lucha por el salario equivalente a la canasta familiar, por paritarias libres y por las reivindicaciones de toda la clase trabajadora. Es nuestro método de lucha para hacer pesar nuestra bronca en la vida política nacional.
En el Encuentro Sindical Combativo del 15 de marzo en el estadio de Atlanta levantamos junto a cientos de sindicatos, comisiones internas, delegados y activistas un programa de lucha contra el ajustazo. No sólo tomando los reclamos de los trabajadores en blanco que tienen paritarias, sino los de toda la clase obrera, los precarios, los que están en negro, los contratados, los desocupados, los jubilados. En ese Encuentro, desde el PTS destacamos la importancia de exigir el paro nacional a las centrales sindicales y que en estos grandes hechos los sectores antiburocráticos intervengamos de manera independiente.
Este paro debe servirnos para levantar también una gran bandera democrática, elemental y de autodefensa frente a la represión: absolución inmediata para los petroleros de Las Heras y libertad a los nuevos detenidos del mismo sindicato y localidad en las últimas semanas.
El paro del 10 será un parazo contra el gobierno y el ajuste si la clase obrera lo toma como propio, si impulsamos asambleas y plenarios de base en todos los gremios, sean o no de la CGT y la CTA convocantes. Si hacemos una gran jornada activa con piquetes en las calles. Si votamos cómo le imponemos a toda la burocracia sindical un plan de lucha nacional con continuidad hasta obtener todas nuestras reivindicaciones. Desde el Encuentro del sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda tenemos que pelear para concretar esta política independiente de la burocracia sindical.