Polémica con PO
¿Qué política frente al gobierno del MAS?
25/01/2006
Como muestran varias notas de Altamira y otros dirigentes de PO y el CRCI [1]
, y de la LOR-CI y el PTS [2], hay una polémica pública entre nuestras corrientes sobre los problemas del proceso revolucionario boliviano. Proponemos acordar el amplio desarrollo del debate, reproduciendo en “El Obrero Internacional” (CRCI) y “Panorama Latinoamericano” (FTCI) los textos de ambas corrientes y organizando en común eventos en el marco del apoyo a la lucha por la nacionalización de los hidrocarburos y la unidad de la lucha continental contra el imperialismo, en la perspectiva de la Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina.
La asunción presidencial de Evo confirma los análisis de la Liga Obrera Revolucionaria Cuarta Internacional. Hasta Altamira debe reconocer ahora que “en las elecciones se ha impuesto la línea de compromiso con el imperialismo que han encarnado Evo Morales y el MAS desde antes”; pero contra su definición de que “la política de compromisos está agotada” lo cierto es que comienzan las “grandes” maniobras del frente popular en el poder para conciliar con la clase dominante, regatear mejores condiciones frente al imperialismo y contener el proceso revolucionario, y la línea de PO sólo ayuda a confundir a la vanguardia.
PO profundiza la teoría de los campos
Ahora PO acentúa su crítica al MAS pero su lógica es inmutable: PO se felicita de estar en el campo “que derrotó al imperialismo” recayendo en la concepción oportunista de que si un “campo progresista” enfrenta a un “campo reaccionario”, no queda más que apoyar políticamente al “mal menor”, renunciando de hecho a desarrollar el “campo” independiente del proletariado.
Para defender su adaptación política PO falsea nuestras posiciones, adjudicándonos el decir que “Evo y Tuto son lo mismo” y otras ridículas tergiversaciones. Invitamos a los militantes de PO a comprobar qué dijimos en nuestra web: www.lorci.org o en las publicaciones del PTS.
Un tal Luis Gurevich escribe en PO N° 929: “La guerra es la continuación de la política por otros medios. ¿Había que esperar a que la primera bomba cayera sobre Bagdad para luchar contra la agresión yanqui a Irak?” ¿PO piensa que luchar contra la agresión yanqui obligaba a darle apoyo político a Hussein? ¿Es lo mismo participar en el mismo campo militar con direcciones nacionalistas que apoyarlas políticamente? La posición marxista es opuesta. En la España de los ‘30 Trotsky insistió en la diferencia entre participar del campo republicano en la guerra civil y comprometerse con el gobierno del frente popular. Por eso afirmaba que: “Participamos en la lucha contra Franco como los mejores soldados, y al mismo tiempo, en interés de la victoria sobre el fascismo, agitamos la revolución social y preparamos el derrocamiento del gobierno derrotista de Negrín. Sólo una actitud semejante puede acercarnos a las masas” [3], y consideraba un crimen político ceder al FP.
Ahora PO tergiversa también la política de Trotsky en la II Guerra Mundial. Trotsky definió una correcta táctica ante la movilización militar que se hacía bajo el engaño de “defender la democracia” pero denunció la guerra como imperialista y nunca cedió a la visión que dividía los campos en fascista y democrático (como planteaban el stalinismo y lamentablemente pequeños sectores de la IV Internacional).
Aunque le cause gracia a Gurevich, la distinción entre lo militar y lo político es fundamental para los marxistas y en Bolivia sigue abierta en la etapa la posibilidad de explosiones de guerra civil en los que haya que enfrentar a la reacción imperialista junto a los Kerensky [4] bolivianos como hicieron Lenin y Trotsky, sin darles ni sombra de apoyo político.
Por eso es muy distinto -aunque no lo entiendan los Gurevich que pululan en la izquierda- votar negativamente en el referéndum revocatorio contra Chávez, impulsado por la oposición proimperialista en Venezuela (como planteamos en su momento); que votar positivamente por el garante frentepopulista del desvío electoral ante el ascenso de las masas bolivianas, como capitula el PO. Aún si el MAS se viera obligado a tomar medidas nacionalistas, estaría planteada su defensa frente a la eventual reacción imperialista sin dejar de denunciar sus límites ni darle apoyo político al gobierno.
El ”frente único antiimperialista”: un pasaporte al frente popular
Los dirigentes de PO-CRCI niegan que el MAS y su gobierno sean frentepopulistas reduciendo el concepto marxista de frente popular a una definición de diccionario. Pero la forma del FP puede variar (por ejemplo, si no hay partidos obreros reformistas) y lo decisivo es el contenido de colaboración de clases con la burguesía. Por eso Trotsky definió a los movimientos nacionalistas burgueses y pequeñoburgueses en América Latina como “el frente popular en forma de partido” aclarando que podía “no ser tan reaccionario” por la eventualidad de choques con el imperialismo pero rechazando toda subordinación al mismo.
Al mismo tiempo, Fernández, dirigente del grupo uruguayo del CRCI, reivindica “la táctica del frente único antiimperialista (...) en las colonias y semicolonias, cuando estamos frente a un movimiento nacional, es decir, cuando las masas siguen a una dirección nacionalista burguesa (o pequeño burguesa) que está enfrentada al imperialismo.” No repetiremos aquí los argumentos del artículo publicado en LVO N° 178. Pero si el CRCI rechaza con tanto énfasis el carácter frentepopulista del MAS por su perfil nacionalista y reivindica la táctica del FUA ¿es que propone un FUA con el MAS en el gobierno o, al menos con su ala izquierda, que según PO está llena de “diputados electos por el MAS que son verdaderos militantes revolucionarios y cuyas candidaturas fueron resueltas por votación en Asambleas Populares.” [5]? Es una lástima que Altamira y el tal Gurevich guarden silencio sobre este problema crucial, pero sostenemos que el planteo del FUA es sólo una excusa teórica para adaptarse al frente popular.
Los ”radicales” frente al MAS y la crítica de PO
PO pretender “pegar” a la LORCI a las posiciones de la COB, COR alteña y otros sectores considerados en Bolivia como “movimientos sociales radicales” por oposición al moderado MAS. PO falsea la historia reciente, adjudicándoles “un cuarto intermedio ininterrumpido de once meses”, aunque los paros cívicos en El Alto de enero y marzo del 2005 y la movilización de Junio fueron convocados por ellos pese a la oposición del MAS (entonces principal socio de Carlos Mesa). Claro que nunca levantaron una alternativa consecuente, pues estos “radicales” comparten la estrategia frentepopulista del MAS aunque difieran en el discurso y parcialmente en los métodos (algunos son “antiparlamentarios” y preferirían un bloque detrás de un oficial nacionalista, “un revolucionario como Chávez”, como dice Solares). Ahora se reposicionan para presionar con “plazos” al mismo tiempo que colaboran “críticamente” con el gobierno, y se postulan como una barrera de contención sindical para impedir que las masas sigan un camino de clase al avanzar en su experiencia con el MAS.
PO se muestra inflexible -lo que no está mal- con este ala frentepopulista que también votó o dejó correr el voto por Evo, pero para defender su apoyo electoral al frentepopulista MAS, que después de todo, es quien hoy dirige el estado burgués.
Peleas que el PO no dio
PO nos acusa de “seguidismo parasitario a la burocracia de la COB” ignorando hechos políticos elementales (¿será por la práctica disolución del pequeño grupo de PO en Bolivia?).
Desde la LOR-CI y la FT-CI, en la crisis de Junio combatimos la política de la cúpula cobista, que sólo quería presionar al MAS y a la burguesía con el espantajo de la Asamblea Popular; peleando por una genuina asamblea con delegados de base en la perspectiva de desarrollar órganos de poder obrero y de masas.
Ya impuesto el desvío electoral, en los Ampliados de la COB donde se debatía un instrumento político de los trabajadores, peleamos por un IPT basado en los sindicatos y con democracia obrera, por una salida obrera y campesina a la crisis nacional, para oponer una alternativa de independencia política de clase al reformismo del MAS; pero la deserción de los dirigentes sindicales que no querían romper con Evo y el abstencionismo sectario del POR frustraron esta posibilidad.
La (ex)OT y el PO no dieron ninguna importancia a estas luchas políticas, renunciando a influir en la delimitación de la vanguardia respecto a Solares y compañía, quizás porque estaban preparando ya su adaptación “realista” al MAS.
¿Apoyo al gobierno de Evo o independencia política?
PO no cesa de felicitarse por el triunfo de Evo ni dice claramente qué posición adoptar frente a su gobierno. Quizás por eso, en la fiesta popular del 22 en La Paz, junto a banderas de la CCC maoísta y Patria Libre, flameaba una roja y amarilla del Partido Obrero saludando los discursos frentepopulistas de Evo, García Linera y el vicepresidente de Cuba. Como los “radicales” que tanto critica, PO mantiene un discurso ambiguo frente al gobierno de Evo y lucha por un “gobierno homogéneo del MAS”, algo que en el actual clima de conciliación democrática sólo sirve para embellecer al gobierno.
El ”no derecho a reclamo” de Altamira y la próxima Constituyente
Altamira afirmó que “En el caso de Bolivia, en particular, los sectores que se encuentran a la izquierda del MAS han fracasado políticamente en forma completa. No pueden presentar reclamos.” Así justifica la adaptación política al MAS.
Pero si no hay “derecho a reclamo” en diciembre, ¿por qué debería haberlo en tres, cuatro, o seis meses? Ahora, ante la convocatoria a la Asamblea Constituyente para el 6 de agosto sostenemos que será preciso pelear por una representación obrera independiente del MAS, retomando el combate por la independencia política de los trabajadores. Pero como PO descubrió “diputados electos por el MAS que son verdaderos militantes revolucionarios” [6] se prepara a apoyar al ala izquierda, que a su vez apoya a Evo, reeditando así la escuela de capitulaciones que Guillermo Lora [7] enseñó en 1952 y 1970.
El punto de partida de una política revolucionaria hoy en Bolivia es “no ceder a los cantos de sirena del frente popular” (Trotsky), defendiendo una consecuente política de independencia de clase, impulsando la recomposición del proletariado (otra cuestión clave que PO desconoce) y la autoorganización. Compañeros de PO, los invitamos a reflexionar sobre estos cruciales problemas.
NOTASADICIONALES
[1] PO N°929. Luis Gurevich. Charlatanería y pasividad. Derrota de las fuerzas empresariales. Jorge Altamira. Bolivia un tsunami popular. El Obrero Internacional. Enero de 2006. El día que Trotsky quedó pegado. Indymedia Argentina. Una crítica fraccional de la LOR-CI (Bolivia) a la CRCI. Rafael Fernández.
[2] LVO 178. Los marxistas y el gobierno de Evo. LVO 177. Altamira vota por Evo Morales, el aliado de Lula, Kirchner y Chávez. Eduardo Molina.
[3] Trotsky, León, La revolución española, T. 2, p. 166.
[4] Alexander Kerensky, líder del gobierno conciliador tras la revolución rusa de febrero de 1917. Su gobierno se caracterizó por la debilidad debido a la dualidad de poderes entre el gobierno provisional y los soviets. Fue derrocado en octubre de ese año por la revolución bolchevique.
[5] Comunicado de Prensa del PO, 19 de diciembre de 2005.
[6] Comunicado de Prensa del PO, 19 de diciembre de 2005.
[7] Guillermo Lora: dirigente del trotskista Partido Obrero Revolucionario de Bolivia que en 1952 apoyó al ala izquierda del gobierno burgués del MNR. En 1971 formó el Frente Revolucionario Antiimperialista junto al derrocado Gral. Torres y el Partido Comunista boliviano, entre otros.