INFLACIÓN Y TARIFAZOS: EL GOBIERNO, LA OPOSICIÓN Y LOS EMPRESARIOS VAN POR MÁS
Que se ajusten ellos
14/11/2013
El reciente cónclave de las cámaras empresarias en el Palacio Duhau permite entrever hacia dónde marcan el paso los partidos patronales. Más allá de las disputas entre la AEA y otros sectores empresarios más afines al kirchnerismo, el establishment local ya discute una salida propia ante la crisis del “modelo”. En un contexto de pérdida acelerada de las reservas, de abultado déficit fiscal y de la disparada inflacionaria de las últimas semanas, sobre todo en los alimentos y las naftas, sus planes no auspician nada bueno para los trabajadores. Los patrones patalean en defensa de la propiedad privada y contra el intervencionismo estatal para desde un discurso neoliberal marcarle la cancha al gobierno. El objetivo es empujar, más tarde o más temprano, a una devaluación abrupta del peso. Si la devaluación administrada que aplican los K ya provoca una pérdida considerable del salario obrero, con el pan aumentando más del 20% en un mes y la carne otro sólo en la última semana, la presión de las patronales promete algo todavía peor. Lo dicen claramente los amigos de Sergio Massa, como De Mendiguren de la UIA o Remes Lenicov, promotor de la brutal devaluación con Duhalde que hoy también juega para el Frente Renovador.
Pero como venimos marcando desde LVO, el kirchnerismo opone a las pretensiones neoliberales el rescate del “modelo” haciendo cada vez más propia la agenda de la derecha y las patronales. El regreso de Cristina a la escena política se da en este contexto. El gobierno trabaja a toda máquina para anunciar antes de fin de año el pago al Club de París. Si toda la deuda externa es una estafa, mucho más lo es esa deuda contraída en gran parte por la dictadura y pagada una y mil veces por el radicalismo, el menemismo y la Alianza. Pese a los discursos, toda la orientación de los “nacionales y populares” es atar la suerte del “modelo” a los designios del capital financiero internacional.
Mientras, el fantasma del ajuste ya cobra cuerpo en la provincia de Buenos Aires, donde el presupuesto presentado por el Frente Para la Victoria incorpora un recorte extraordinario del gasto público y un impuestazo inmobiliario que es todo un indicio de a quiénes se pretende cargar los costos de la crisis. Poco tiene que envidiarle Scioli a Macri que en la Ciudad de Buenos Aires acaba de regalarle al Grupo Roggio (esa aspiradora de subsidios) un nuevo tarifazo en el Subte (pág. 3).
Todos con la agenda de la derecha
El giro a la derecha que desbandó al progresismo K no para. Frente a un gobierno débil la Iglesia se hizo vocera del reclamo de seguridad propio de la oposición (y que el kirchnerismo hiciera suyo en la campaña). A tono con la Curia, la Corte Suprema pidió a los ministerios de Justicia y Seguridad y al Consejo de la Magistratura que arbitren medidas para combatir al narcotráfico y la trata de personas. La respuesta de los K no se hizo esperar. Más allá de matices, oficialistas y opositores comparten la política de mayor despliegue policial, o sea poner al lobo a cuidar las ovejas. Todos buscan fortalecer a la policía, una institución mafiosa que está al frente del tráfico de drogas y la trata de personas, como se demostró en Córdoba, Santa Fe o Tucumán.
El giro a la derecha del kirchnerismo también se ve en la interna del principal partido de gobierno. La derrota electoral los empujó a los brazos del PJ como tabla de salvación. Ahora acordaron con Scioli postular al intendente de La Matanza, Fernando Espinosa, al frente del justicialismo bonaerense. Una demostración de que la sucesión de Cristina será discutida entre los “barones” de las provincias y los caciques territoriales del PJ. Por su parte, Sergio Massa planea postularse como fuerza nacional para aglutinar al peronismo opositor aunque mantiene fichas en el PJ donde alguno de sus intendentes afines disputarán la conducción del PJ en sus municipios.
La burocracia sindical también juega al ritmo de la división del peronismo y la debilidad del gobierno. Con una gran crisis de legitimidad en la base obrera y cada vez menos poder político, no es de descartar la unificación entre lo más recalcitrante de la CGT oficialista, los “gordos” ex menemistas (que apostaron por Massa), con la CGT de Moyano (que apoyó al derechista De Narváez). La unificación de gran parte de la CGT es la carta que Massa quiere mostrarle al gobierno. Pero no sólo la debilidad oficialista alienta esa unidad. La gran elección del FIT en sectores de la clase trabajadora resulta peligrosa para los burócratas sindicales. El mismo diario La Nación del 11/9 lo explicita en sus editoriales (pág. 6).
Reagrupar a las organizaciones obreras combativas
Las elecciones legislativas provinciales en Salta confirmaron el ascenso mostrado en octubre por la izquierda clasista. Esta vez, el Partido Obrero, con quienes integramos el FIT a nivel nacional, ganó en la capital salteña con el 26,7% de los votos y obtuvo 4 diputados provinciales (pág. 7). Se confirma que el avance extendido del FIT expresa el giro a izquierda de una franja importante de la clase trabajadora y la juventud que ve en el Frente una opción para fortalecer sus luchas y reclamos.
En medio de los ataques contra los trabajadores y los sectores populares, toda la burocracia sindical se encolumna detrás de proyectos políticos patronales. A un año del parazo nacional del 20N la CTA-Micheli llama a una marcha, de la que participaría, según trascendidos, Hugo Moyano. La convocatoria fue decidida entre cuatro paredes y los diarios anunciaron que también estaría Eduardo Bussi de la sojera Federación Agraria.
Para la izquierda clasista está planteado reagrupar a todas las organizaciones obreras y estudiantiles combativas para apoyar las luchas en curso, contra el tarifazo del subte, el impuestazo en la provincia de Buenos Aires, contra la Intervención del INDEC (que con la patota de UPCN quiere impedir la entrada al trabajo de la candidata del FIT y miembro de la JI de ATE, Marcela Almeida), en apoyo a los despedidos de VolksWagen Córdoba contra la empresa imperialista, por la absolución de los trabajadores petroleros presos de Las Heras y contra el fraude en Córdoba, para que se abran las urnas y devuelvan la banca que le corresponde Liliana Olivero del FIT. En cada provincia o región está planteado reagrupar a las organizaciones obreras combativas y al activismo, para intervenir en común en todos los conflictos y debatir los acontecimientos nacionales.
Se trata de levantar un pliego de reclamos que incluya un plus de fin de año para todos los trabajadores, la eliminación del impuesto al salario, que el sueldo se ajuste con una cláusula gatillo según la verdadera inflación y que se eliminen el trabajo precario y en negro. Para que los patrones paguen la crisis de “su” modelo. Hay que realizar asambleas en cada lugar de trabajo en las que se vote este programa y se exija a las direcciones de los sindicatos que convoquen a medidas de lucha contundentes y con continuidad.
El PTS en el Frente de Izquierda se propone dar esta pelea como parte de su lucha estratégica por recuperar las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos de manos de la burocracia sindical, y entre la juventud para conquistar centros de estudiantes militantes que se propongan poner de pie al movimiento estudiantil. Cada banca parlamentaria obtenida será utilizada para elevar la conciencia y voluntad de lucha de la clase obrera y la juventud, para impulsar el desarrollo de un gran partido de trabajadores revolucionario que incida decisivamente en la lucha de clases.
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