La Argentina del pueblo trabajador, sumergida
Solidarios los de abajo, culpables los de arriba
13/04/2013
La Argentina del pueblo trabajador sumergida: la metáfora podría graficar a los miles de desesperados, trabajadoras y trabajadores, desocupados, ancianos con jubilaciones mínimas, jóvenes en negro o precarizados, y sectores de la clase media, que de la noche a la mañana, se convirtieron en las víctimas de un crimen social evitable. Ellos son los damnificados. Pablo Bruera, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, los responsables. No sólo porque no hicieron las obras para evitar las consecuencias desgarradoras de la tormenta. Esa noche, los vecinos quedaron a la deriva, arrasados por el agua. La solidaridad obrera y popular no se toma vacaciones de fin de semana largo. Los vecinos acuden en tropel a colaborar, y de ese modo evitaron más muertes y mayores pérdidas. Al día siguiente, la puesta en escena de quienes estuvieron tan lejos de la tragedia como del sentir del pueblo al que dicen representar. Se da a conocer el tweet trucho de Bruera, y los “tours” de Cristina o Berni en gomón por las zonas arrasadas. No hay sonrisas de campaña, porque del otro lado está el desgarro popular, y esa bronca se trasforma en abucheo a Scioli y a Alicia Kirchner y en recriminaciones a la presidenta.
El régimen patronal busca encubrir su responsabilidad
Los anuncios de CFK a tres días del temporal buscaron mitigar el temor a un estallido que por esas horas quitaba el sueño a los políticos del régimen. La presidenta debió lanzar un plan de créditos, aumento de jubilaciones y de planes sociales. Son medidas insuficientes y burocráticas. ¿Por qué deberían los afectados cargar con nuevas deudas? ¿Quién puede creer que a un jubilado le alcanzan $4200 adicionales para recuperar lo perdido? ¿A quién le quedan fuerzas para hacer interminables colas por un trámite?
La noticia de las medidas “salvadoras” vino en paralelo a la institucionalización de la ayuda. Todos los políticos patronales, la Iglesia, y los medios de comunicación cerraron filas buscando imponer un clima de unidad nacional para cubrir sus responsabilidades. Las cámaras se apostan en la Catedral, mientras corre la noticia que desde el Vaticano, ese Estado famoso por sus grandes estafas, se donaron 50 mil dólares para las víctimas. Se suman las ONGs, las parroquias, las empresas, los de la Cámpora, todos en campaña.
Lo que está a la orden del día es el desprestigio del régimen político patronal. La presidenta intenta recuperar la iniciativa con los proyectos para reformar la Justicia. Pero, casi al mismo tiempo, otro escándalo impacta en la cara a dos de sus principales funcionarios. Se hicieron públicas las escuchas telefónicas del ministro de Trabajo Carlos Tomada y la viceministra Noemí Rial con el asesino José Pedraza. La amigable conversación tuvo lugar después del crimen de Mariano Ferreyra a manos de la patota de la Unión Ferroviaria (pág. 3). En ese entramado que une al gobierno con empresarios que cada tanto masacran al pueblo con sus crímenes sociales, como pasó en la Estación de Once el año pasado, también está presente la burocracia sindical.
Impulsar la movilización
El epicentro del temporal, la provincia de Buenos Aires, y particularmente La Plata, es un hervidero. No sólo por su intendente, el mentiroso Bruera. Las dudas sobre cuántos fueron los muertos crecieron, aún más, cuando un oficial de Policía le negó a un Juez entrar a la morgue para corroborar el número de fallecidos. Pero no estamos sólo ante un ejemplo de la podredumbre que recorre a la casta política, capaz de jugar con la vida y la muerte de los afectados.
Scioli ya está siendo golpeado por la situación, aunque el kirchnerismo haya declarado una tregua en la “interna” peronista para evitar que la catástrofe los aporree a todos. No es un dato menor. Es la principal provincia del país y el gobernador es el recambio más importante que tiene el régimen burgués para las presidenciales de 2015 ante la crisis de sucesión kirchnerista. Quizás el golpe más importante que haya recibido el kirchnerismo es el repudio popular que sufrió Alicia Kirchner, postulada para ser la primer candidata a diputados por el FPV para las legislativas de este año.
Pero las malas noticias para Scioli también vienen desde “abajo”. En La Plata, aunque todavía es inicial el movimiento, comenzaron a extenderse las asambleas en los barrios y se amplía el activismo estudiantil en universidades y colegios.
Los militantes del PTS impulsamos la solidaridad obrera, estudiantil y popular. Pero además, estamos promoviendo un gran movimiento para echar a Bruera, para denunciar a los responsables políticos del crimen social, por la indemnización a las víctimas, para reparar íntegramente los daños y por un plan de obras públicas en base a impuestos a los grandes capitalistas. En La Plata, hay que impulsar las asambleas donde se reúnen los vecinos, así como una gran asamblea interbarrial.
Los dirigentes de las centrales sindicales, en su mayoría, sólo se sumaron a organizar la ayuda oficial (los de la CGT-Caló) o a colaborar con la Iglesia (los de la CGT-Moyano), mientras reparten elogios, los primeros al gobierno, los segundos a los políticos patronales opositores. En las fábricas y establecimientos, la solidaridad de los trabajadores pudo organizarse, en muchos casos, gracias a las comisiones internas combativas. En las escuelas, los dirigentes oficialistas del SUTEBA promovieron la distribución de mercadería junto a corrientes políticas responsables del desastre, como Unidos y Organizados. Hay que exigir e imponer a las CGTs y a las CTAs que rompan su subordinación a los políticos patronales y pongan todos sus recursos a disposición de los damnificados y de la pelea por la reparación total a las víctimas. La solución para los damnificados no vendrá ni del gobierno, ni de Macri, ni de De Narváez, ni de esa nueva Alianza donde se juntaron el FAP de Binner y la UCR. Al cierre de esta edición, ante una intensa lluvia, Santa Fe ciudad, gobernada por los “socialistas” comenzaba a tener serios problemas.
Para que la bronca contra el régimen político no sea canalizada por variantes de derecha y de la oposición patronal, hay que impulsar la movilización y defender una perspectiva política de independencia de clase, partiendo de fortalecer el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
Atacar los intereses de los empresarios y banqueros
“Falta Estado” dicen los periodistas y los políticos patronales haciéndose los progresistas. Pero esto que suena a gran verdad es una mentira. El Estado está en manos de políticos que gobiernan para una pequeña minoría de parásitos capitalistas contra la gran mayoría obrera y popular. Ya lo decía Carlos Marx en el Manifiesto Comunista: “el gobierno del Estado no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa”. Y ese Estado estuvo “presente” en los miles de millones que se van en subsidios para empresarios que provocan crímenes sociales como los de Once, en los dólares que reciben los fondos “buitres”, en las empresas públicas que continúan privatizadas y en las riquezas que se llevan las mineras sin pagar un peso de impuestos. En 10 años de crecimiento K la infraestructura sanitaria, urbanística y habitacional está devastada, igual o peor que en los ‘90.
A la desidia que condujo al crimen social hay que oponerle la lucha por un programa que afecte de raíz los intereses de los grandes empresarios de la ciudad y el campo y los banqueros.
El gobierno nacional, el de la provincia de Buenos Aires y el de la Capital, deben indemnizar ya mismo a todos los afectados, con el sólo trámite de que se constate el domicilio. Son las patronales las que tienen que pagar los días no trabajados a los trabajadores damnificados. Las grandes empresas alimenticias y las cadenas de supermercados están atiborradas de productos y aprovechan la catástrofe para aumentar los precios, hasta de la lavandina. Hay que pelear para que se confisquen las mercaderías necesarias para poder resolver las penurias de los inundados. Peleamos por un plan de obras públicas controlado por los trabajadores para realizar las tareas de saneamiento y prevención de inundaciones, redes cloacales y viviendas. Hay que expropiar las tierras de los grandes propietarios inmobiliarios para construir viviendas populares y reubicar a quienes viven en zonas inundables, así como renacionalizar sin pago bajo control de trabajadores y usuarios a las empresas privatizadas. El dinero para estas medidas hay que sacarlo de la suspensión inmediata de los pagos de la usuraria deuda externa, los subsidios a la ganancia de los capitalistas, la imposición de un impuesto extraordinario al gran capital y a la gran propiedad urbana y rural.
Este 1° de Mayo el PTS convoca a realizar, junto al FIT, un acto en Plaza de Mayo y en todo el país (contratapa). Para alzar la voz por los damnificados del crimen social, contra los políticos patronales y por esta perspectiva de lucha anticapitalista, para que gobiernen los trabajadores.