Argentina - Editorial
Su oportunismo y nuestros derechos
06/09/2012
Por: Ruth Werner
Fue en Tecnópolis donde se celebró el día de la industria. Rodeada de las cámaras empresarias, la voz de Cristina Fernández invadió el horario televisivo pico para enumerar los logros de lo que llamó “proyecto político de país”. La pantalla mostró las mesas listas para brindar mientras, casi al unísono, en los medios surgía el debate sobre el uso de la cadena nacional. Pero lo que ni detractores ni defensores dijeron fue que el discurso debió haber estado subtitulado en varios idiomas porque, a decir verdad, por más que la presidenta quiera pintar a la industria de “nacional” el 65% de las 500 empresas más grandes pertenecen al capital extranjero. La industria más importante, la automotriz, está integrada por unas pocas terminales imperialistas que actúan como ensambladoras, y giran año tras año a sus casas matrices millones de dólares.
La ficción decadente que todas las noches representa Tinelli, cedió su lugar a la del progreso industrial y el “agregado de valor”, frase repetida una y otra vez. Pero en estos años no se ha generado una sola rama industrial de peso y si bien la industria creció en términos absolutos, su participación respecto al Producto Bruto Interno no presenta avances significativos en relación a los ’90. Los actores de la trama kirchnerista ni siquiera califican para el Martín Fierro. La estatuilla se la llevan la soja y la minería contaminante. Pese a las luces de Tecnópolis la economía continúa altamente primarizada.
La oradora exclusiva también habló del “trabajo digno”. Debería haber figurado en mayúsculas que el 35% de la fuerza laboral está en negro y el 54% precarizada. Cristina presentó como un logro la reunión del Consejo del Salario, una farsa entre el Ministerio de Trabajo, la CGT oficialista y la CTA de Yasky para acordar que el mínimo llegue –en febrero- a $2875. Omitió decir que la canasta familiar es de $6000. Dicho sea de paso, un monto similar al que puede gastarse en una noche De Mendiguren de la UIA o cualquiera de los parásitos “nacionales” que Cristina sentó a su lado. Para los trabajadores no hubo ninguna buena noticia. Lo único espectacular, son las ganancias empresarias que entre 2002 y 2010 crecieron más del 350%.
Palos a los que luchan
Todos los 30 de agosto se conmemora el día del desaparecido. Ese día los trabajadores precarizados del Argentina Trabaja, junto a Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa, cortaron la Panamericana exigiendo un incentivo a los $1200 que cobran a fin de mes.
El gobierno se niega a girar ese aumento de $550 a los municipios “díscolos”. Algo similar sucedió con la provincia de Buenos Aires, con Scioli o en Córdoba con De la Sota, pero como ya es costumbre, los que pagan los vaivenes de la interna peronista y la crisis fiscal son siempre los pobres.
Esta vez, como respuesta oficial recibieron un violento operativo de la Gendarmería que, con perros y garrotes avanzaron pisoteando a niños y mujeres. Un ex carapintada, hoy Secretario de Seguridad, dirigió el operativo en persona. Sergio Berni comenzó su alineamiento con los Kirchner en Santa Cruz, infiltrándose como “servicio” entre los mineros de Río Turbio cuando éstos tomaron la mina allá por 1994. Los mineros terminaron echándolo. Quizá Berni recordó esa escena mientras, sobre la Panamericana, detenía ilegalmente a 65 manifestantes para llevarlos a Campo de Mayo.
Bajo la dictadura, Campo de Mayo fue un temible Centro Clandestino de Detención. Hoy funciona allí el centro de inteligencia de Gendarmería que dio origen al Proyecto X. Berni actúa en nombre de Cristina contra los piquetes y cortes de ruta. El mismo prometió encargarse de “agilizar los tiempos de la justicia”. Nada menos que lo que exige la derecha (ver página 5). En el día del desaparecido, el gobierno “popular” lanzaba toda una advertencia a los luchadores.
Todos los derechos
Si el gobierno pegó “por derecha” en la Panamericana, el plato fuerte “por izquierda” vino con el anuncio del derecho al voto para los jóvenes de 16 años y los inmigrantes. Es parte de la tradición socialista luchar porque los jóvenes e inmigrantes tengan derecho no sólo al voto sino porque éste sea universal y obligatorio (ver páginas centrales). La posición de la derecha opositora y de sectores de la Iglesia no pudo ser más retrógrada y oscurantista; son los mismos que piden más penas para los jóvenes y avalan la esclavitud laboral para los inmigrantes. Pero en manos del kirchnerismo el planteo del derecho al voto es una hipocresía. No sólo porque tiene como objetivo la “pequeña política” de la carrera electoral en vistas al 2013 y 2015. Sino porque los jóvenes y los inmigrantes son los más condenados por el “proyecto de país” que defiende Cristina. Los jóvenes trabajadores son usados como mano de obra barata en los trabajos precarios y los inmigrantes, explotados a mansalva, en talleres clandestinos, sin protección social, cuando no son objeto de la represión más bestial como vimos en el Indoamericano. Nuestra lucha es para que los jóvenes e inmigrantes conquisten plenos derechos políticos, sindicales y de organización, por acabar con la superexplotación y la precarización laboral (ver páginas centrales y 6).
“Operativo reelección”
Los intelectuales de Carta Abierta y otras organizaciones kirchneristas vienen impulsando la reforma de la Constitución con el argumento de que los “nuevos derechos adquiridos” merecen ser reconocidos en la Ley Suprema. Por supuesto ni hablan de cambiar el estatus impuesto en los ‘90 (que hoy sigue en pie) contra la clase trabajadora mediante la flexibilización laboral y el trabajo en negro. Mucho menos de afectar los intereses de las mineras imperialistas. Tampoco proponen una solución para los “sin techo” atacando la propiedad de los grandes grupos inmobiliarios y ni hablar de la propiedad terrateniente de los “sojeros destituyentes”. El discurso de Carta Abierta es la envoltura “progre” del “Operativo reelección”.
Para lograr la reelección el gobierno necesita el objetivo bastante improbable de contar con dos tercios en las cámaras del Congreso. Pero, “de mínima”, el “operativo” le sirve para chantajear con esta perspectiva, y no perder poder de acá al fin del mandato, así como para encolumnar a gobernadores e intendentes. Cristina Kirchner cuenta a su favor con una oposición patronal dispersa y que dentro del Justicialismo, salvo el derechista De la Sota, los que manifiestan disidencias aún no se animan a romper abiertamente, como es el caso de Daniel Scioli. Pero los K vienen fracasando desde hace años en construir una fuerza propia. Ahora, con atraso considerable, “La Cámpora” promueve una nueva corriente, “Unidos y Organizados”.
Nuestros objetivos
El PTS se propone pelear para que los jóvenes combativos y los trabajadores inmigrantes se pongan de pie por todos sus derechos políticos y sociales, para acabar con el gatillo fácil, contra la superexplotación y la precarización laboral.
En la Conferencia Obrera Nacional que realizamos en el estadio cubierto de Ferro el 8 de julio, donde resaltamos la potencialidad de esa unidad entre jóvenes, inmigrantes y trabajadores, hicimos un llamado a los luchadores y a las organizaciones de izquierda que conforman el FIT a convocar en común a una Asamblea Nacional Clasista. Una gran tribuna, no sólo para organizar al activismo antiburocrático y combativo, sino para levantar la perspectiva de lucha por “sindicatos sin burócratas”, para plantar una alternativa a la CGT y a la CTA de Yasky que va detrás de Cristina, a la CGT de Moyano que busca acordar con el peronismo de derecha o la CTA de Pablo Micheli alineada con el FAP del sojero Binner. En este camino es que promovemos la exigencia a las centrales sindicales de un verdadero plan de lucha por las demandas de toda la clase trabajadora, los inmigrantes y la juventud.
La “fuerza política” que quieren construir los K, está impulsada desde el Estado y repleta de arribistas. Estamos en la vereda opuesta, y estamos llevando a miles de trabajadores la idea de que es necesario construir un partido propio, “un partido de trabajadores sin patrones para que la crisis la paguen los explotadores”. En esta batalla, desde el PTS, estamos abriendo el camino para construir la izquierda revolucionaria para vencer a los capitalistas.