Argentina - Frente de Izquierda y de los Trabajadores
Una campaña electoral militante
27/05/2011
El juez Eduardo Quelín había ordenado el desalojo de los docentes que hacen piquetes en la refinería Las Heras 3. No les alcanzó con el envío de la Gendarmería a Pico Truncado ni con la amenaza de represión frustrada por la movilización hace una semana. Todo un símbolo. El gobierno “nacional y popular”, en la fecha que se conmemora el inicio del proceso independentista contra la corona española, amenaza con imponer el orden para defender los intereses de la Repsol y los monopolios petroleros que, gracias a las privatizaciones de los ’90, obtuvieron la expoliación de los recursos naturales, statu quo que el kirchnerismo se esfuerza por respetar.
Con los hechos de Santa Cruz y la represión a la marcha de la CGT y la CTA en Corrientes, todo el régimen democrático burgués se pone a tono con el discurso de la presidenta que semanas atrás había calificado de “extorsión” la acción directa de los trabajadores. Desde el Frente de Izquierda y de los Trabajadores condenamos la represión en Corrientes y nos sumamos a la exigencia del retiro inmediato de la Gendarmería y la satisfacción plena de los reclamos de los docentes y petroleros santacruceños.
Filmus-Tomada: un funcionario de Grosso y un amigo de Pedraza
El endurecimiento del régimen y el gobierno ante la protesta social se da en momentos en que se aceleran las definiciones de las candidaturas electorales de los partidos patronales. El kirchnerismo lanzó, por orden de Cristina, la fórmula Filmus-Tomada en la Ciudad de Buenos Aires. Con esta jugada, intenta ganarle a Pino Solanas el voto progresista. La decisión fue un castigo a la burocracia sindical moyanista que apoyaba al ex hombre de la UCeDe Amado Boudou, pero también un intento de preservar al ministro de Economía de lo que consideran una probable derrota en territorio porteño. Los intelectuales de Carta Abierta y los movimientos sociales K quieren ver en esta fórmula una alternativa progresista. Habría que recordarles que Filmus fue funcionario del corrupto menemista Carlos Grosso y uno de los autores intelectuales de una de las leyes que destruyeron la educación pública en los ’90. Con Tomada es más sencillo: alcanza mencionar el diálogo amistoso que el ministro mantuvo con el instigador del crimen de Mariano Ferreyra, José Pedraza. En esa comunicación telefónica, ambos conspiraron contra la organización de los trabajadores tercerizados (ver nota en página 3).
El dilema del centroizquierda
El resultado de las primarias santafesinas -que consagraron al kirchnerista Agustín Rossi, al candidato apoyado por Hermes Binner, Antonio Bonfatti, y al menemista Miguel del Sel por el PRO- volvió a sacudir las filas de la oposición patronal (ver nota en página 6). Binner se encuentra en la disyuntiva entre postularse a presidente por un frente de centroizquierda o ir como vice de Ricardo Alfonsín, aceptando los acuerdos de la UCR con el derechista De Narváez, algo difícil de tragar para su base electoral. De tomar la primera opción, rompería lanzas con su aliado histórico, el radicalismo, poniendo en riesgo la victoria del Frente sojero en Santa Fe que necesita del apoyo del radical Barletta para lograrlo. En el reciente acto en la ciudad de Córdoba Binner se mostró junto a Luis Juez, y también estuvieron De Gennaro, Victoria Donda (Libres del Sur) y Vilma Ripoll (MST), todos por Proyecto Sur, quienes presionaron por la candidatura del gobernador santafesino. “Alentamos categóricamente la potencia y la responsabilidad de Binner de encabezar esta esperanza. Creo que nos vamos a poder instalar con una ética intachable”, declaró el líder histórico de la CTA. Para De Gennaro esa “ética intachable” incluye que Binner, que gobierna la provincia para las patronales sojeras, fuera parte del Comité de crisis que comandó la represión policial en Rosario (él era intendente) en diciembre del 2001 cuando fueron asesinadas 8 personas, entre ellos el militante de la CTA Pocho Lepratti. Durante su gobernación Binner ha garantizado la impunidad de los responsables políticos y materiales de aquellos crímenes.
La izquierda de los sojeros
El derrotero del MST no deja de asombrar. No sólo abandonó todo principio de clase sino que ha dejado de lado todo vestigio de izquierda. Vilma Ripoll acaba de celebrar la alianza con Juez enfatizando la necesidad “construir una herramienta por fuera de los viejos partidos”, calificando como “una gran noticia para el proyecto popular un triunfo de Juez en Córdoba”.
Luis Juez es un defensor de los intereses de los explotadores. Su fanatismo hacia las patronales sojeras durante el lockout de 2008, como hacia los empresarios de la industria, es ampliamente conocido.
Actualmente cuenta entre sus “equipos técnicos” a representantes de los grandes grupos económicos cordobeses, como Claudio Giomi, gerente del Grupo Arcor, Raúl Hermida (ex Bolsa de Comercio) y Juan Grundy, vicepresidente de la Cámara de Industriales Metalúrgicos. No es algo nuevo. Ya el juecismo había consagrado en 2007 al vicepresidente segundo de la Unión Industrial de Córdoba, Eduardo Bischoff, en la legislatura provincial, y años atrás a Raúl Merino, representante de la multinacional Volkswagen, como diputado nacional.
Siempre criticamos al MST cuando impulsaba la “unidad de la izquierda” sin plantear la independencia política de la clase obrera. El tiempo nos dio la razón porque esa falta de delimitación política convirtió al MST en un grupo sin principios que ahora apoya, sin sonrojarse, directamente a los representantes de los explotadores.
Frente de Izquierda y lucha de clases
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores se constituye sobre la base de la más absoluta independencia política de clase respecto a los partidos patronales y los carreristas pequeñoburgueses. Desde la formación del Frente, el PTS viene desarrollando una intensa campaña electoral militante, impulsando en primer lugar la formación de comités de base comunes de las organizaciones frentistas. Estamos promoviendo en el activismo obrero y juvenil y en los simpatizantes de la izquierda una militancia opuesta por el vértice a la de los partidos capitalistas que alienta el arribismo en busca de cargos en las listas y en la “gestión” del Estado de los patrones. Las actividades de campaña electoral que mostramos en las páginas de este periódico tienen el objetivo preciso de incidir en la conciencia y en la organización de los luchadores para que asuman una posición de clase en las elecciones, hoy el principal terreno de lucha política contra la burguesía y sus partidos. Por eso, nuestra “campaña militante” significa también intervenir activamente en la lucha de clases: impulsando la solidaridad internacionalista con el Mayo español; organizando el apoyo a los maestros santacruceños; en los conflictos de Procter, Donnelley y de la alimentación, contra los despidos y por el salario.
El PTS se propone impulsar la extensión de una izquierda militante entre los trabajadores y la juventud. Para defender y ampliar las posiciones conquistadas por el “sindicalismo de base” y los marxistas en la lucha de clases. La campaña electoral es una tribuna de denuncia y de agitación, pero debe servir a su vez para fortalecer la lucha por un partido revolucionario de la clase obrera.