DESPUÉS DE LA CONFERENCIA NACIONAL DE TRABAJADORES
Una nueva etapa con grandes desafíos
13/07/2012
Por: Laura Lif y Fernando Rosso
La masiva Conferencia Nacional de Trabajadores se realizó en un momento de inflexión en la escena política y de la lucha de clases internacional y nacional.
El combate de los mineros en el Estado Español evidencia dos cuestiones. Por un lado, la profundidad de la crisis, con un nuevo y brutal ajustazo; y por el otro, la no menos profunda respuesta obrera que retoma las mejores tradiciones de su historia de lucha, pese a los límites que imponen las burocracias sindicales. Nuestros compañeros de Clase Contra Clase del Estado Español están interviniendo activamente en los apasionantes acontecimientos y en la primera fila del combate junto a los heroicos mineros (ver contratapa).
En nuestro país, la combinación de la crisis económica, que golpea con ritmos aún no catastróficos, pero que se hace sentir bajo la forma de una fuerte desaceleración; y las peleas internas de la coalición gobernante, comienzan a tener como resultado los inicios de una escisión y ruptura de sectores de la clase obrera con el gobierno (ver pág. 2).
En este momento particular, la Conferencia reunió a referentes y activistas de lo más destacado de la vanguardia clasista, con fuerza en las principales concentraciones obreras del país. Desde los luchadores del Ingenio La Esperanza en Jujuy, pasando por los trabajadores del citrus de Tucumán, los automotrices de Córdoba, representantes de las distintas fábricas de esa gran concentración del proletariado argentino que es la zona norte del Gran Buenos Aires, de los servicios estratégicos como el subte o el ferrocarril, hasta dirigentes de los mineros de Río Turbio, obreros inmigrantes y una amplia delegación de la vanguardia neuquina, encabezada por los legendarios ceramistas (ver pág. de 7 a 13)
En un marco en el que ni el mismo gobierno, que cuenta con todo el aparato del Estado, sus de funcionarios y militantes rentados, ni las burocracias sindicales y sus aparatos con inmensos recursos, logran ampliar su capacidad de movilización; que los clasistas y militantes revolucionarios del PTS hayan realizado una Conferencia obrera con más de 4 mil compañeros y compañeras, un domingo de fin de semana largo, es más que significativo. Pero además, el éxito de la Conferencia se vio en la cantidad y calidad de las y los dirigentes obreros que mostraron en sus discursos (que expresaban su propia práctica política), estar en las antípodas de una perspectiva meramente corporativa o sindicalista. Se pudo constatar su desarrollo hacia verdaderos “tribunos populares”, que levantan en su lucha cotidiana las demandas de toda la clase trabajadora y sobre todo de los sectores más oprimidos (la mujer obrera, los inmigrantes, la juventud, los compañeros y compañeras LGTBI), que también tuvieron su representación en Ferro.
Una batalla política fundamental
El mismo éxito de la Conferencia en la situación que se abre en el movimiento obrero deja planteado los nuevos desafíos. La campaña de agitación votada por “sindicatos sin burócratas y un Partido de Trabajadores sin patrones”, resumió las ideas fuerza para ir a batallar en el seno de la clase trabajadora y la juventud contra las propuestas de los que enfrentan al gobierno pero desde alternativas políticas patronales.
La oposición al gobierno no se reduce hoy sólo a la vanguardia del “sindicalismo de base”, sino que comienza a incluir a sectores más amplios (como los camioneros o los 550 mil estatales en lucha de la provincia de Buenos Aires), y mientras los burócratas sindicales quieren arrastrar esa fuerza detrás de alguna variante patronal, el desafío es sembrar la idea de construir un Partido de Trabajadores, que para nosotros debe adoptar un programa revolucionario y socialista como salida estratégica de respuesta a la crisis. Un primer desafío actual es convencer a amplios sectores de trabajadores, que se multiplican al calor de su experiencia con un gobierno cada vez más antiobrero, de una idea elemental: no hay que subordinarse a nuevos fraudes políticos patronales, de los que son serviles las burocracias sindicales. Como Moyano que afirmó en Plaza de Mayo que “el peronismo no morirá nunca” y “que los obreros y los patrones somos todos trabajadores” para ir detrás de un nuevo proyecto peronista encolumnado con Scioli; como Micheli que apoya al “socialista” sojero Binner. La posibilidad o no de concreción de ese partido dependerá de la lucha viva y la relación de fuerzas. Esta batalla es una obligación hoy y facilitará el camino para fortalecer las filas de los revolucionarios con aquellos que avancen en la ruptura consciente con las variantes patronales y abracen las ideas y el programa revolucionario y socialista. El Frente de Izquierda es un punto de apoyo importante, necesario pero no suficiente, si no se plantea esta perspectiva mayor. La unidad de las principales fuerzas que se reivindican revolucionarias plantea igualmente la labor ineludible de convencer a las decenas de miles que comienzan su experiencia con el peronismo kirchnerista de la perspectiva de independencia política de clase, que vaya más allá del terreno electoral.
Nuestra tarea inmediata combina en una misma jerarquía, la participación activa en las luchas, como lo hacemos ahora en la pulseada de la provincia de Buenos Aires contra el ajuste sciolista (del cual es cómplice cínico el gobierno nacional); con la pelea por convencer a los trabajadores de la necesidad de un Partido de Trabajadores.
Nuevas tareas y nuevas fuerzas
La Conferencia con más de 4 mil compañeros y compañeras fue la actividad más importante dentro de un intenso despliegue e intervención política del PTS en las últimas semanas. Las Juventudes realizaron un acto con más de 1200 compañeros en Capital y más de 250 en Córdoba y Rosario, en todos contaron con la presencia de militantes revolucionarios y dirigentes estudiantiles de Chile. Además fuimos parte sustancial de la columna clasista que fue con sus propias banderas a la plaza en el paro convocado por la CGT de Moyano.
Esta amplia intervención y la misma Conferencia muestran las fuerzas de las que partimos. Con dirigentes, cuadros y nuevos militantes para responder a los desafíos que el momento presente y los tiempos por venir le plantean a la izquierda revolucionaria.
La participación de un cualitativo sector de jóvenes trabajadores, en su gran mayoría precarios, mostró su potencialidad y disposición a organizarse. Y dejó planteado un desafío al conjunto de la Juventud del PTS: construir una fuerte juventud obrera y estudiantil. La unidad de la juventud precarizada, la juventud estudiantil combativa, con los sectores obreros organizados en las principales concentraciones de la industria y los servicios, muestran una potencialidad y una dinámica imparable para avanzar en la construcción de un poderoso partido revolucionario (ver Suplemento “Revolución”).
Pero lejos estamos de conformarnos con lo conquistado. A través de las principales consignas que votó la Conferencia: “sindicatos sin burócratas y un Partido de Trabajadores sin patrones”, pretendemos que los miles que organizamos hoy se abran paso hacia decenas de miles, para prepararnos para llegar a millones cuando la realidad plantee esa posibilidad. Intervenir en la lucha de clases y acompañar activamente la experiencia de sectores de las masas con las distintas variantes del peronismo.
No se trata sólo de comprender y analizar periodísticamente el momento histórico, hay que traducirlo en programa de acción, en tareas y en fuerza militante con capacidad de incidir decisivamente en la realidad para transformarla.
La izquierda revolucionaria, para no ser testimonial o un puro discurso, debe demostrar capacidad y creatividad para conquistar fuerza material: dirigentes y fracciones en las principales concentraciones obreras y entre los sectores más oprimidos de la sociedad. Multiplicar los dirigentes obreros y juveniles, como los que se expresaron en Ferro que superan en su propia práctica la fragmentación y todo tipo de corporativismo funcional al rol adjudicado por la clase dominante, que pretende que los obreros se limiten como mucho a la lucha sindical, pero jamás se eleven a la batalla política. No alcanza con proclamar de manera fatalista la crisis del gobierno y del sistema, hay que demostrar ser necesarios. Nos sentimos orgullosos de contar con dirigentes que hablan con voz propia y con pasión militante, como la que inundo a la Conferencia de Ferro. Que encarnan aspectos de la intencionalmente negada experiencia histórica de la clase trabajadora y de las mejores tradiciones de la juventud. La Conferencia Nacional de Trabajadores mostró esa potencialidad, pero es sólo un inicio, los primeros pasos y las primeras tareas que la historia vuelve a plantear, como oportunidad y como perspectiva concreta a todos los que vibraron al calor de los discursos y los debates de esa intensa jornada.
11 de julio de 2012