La Juventud del PTS frente al voto a los 16 años y para los inmigrantes
¡Vamos por todos nuestros derechos!
14/09/2012
Por Leni Rodríguez y Esteban Martino
Desde hace semanas un debate recorre todas las escuelas, fábricas, barrios y hogares. El proyecto de ley para permitir el voto optativo a los jóvenes de 16 años y a los inmigrantes que viven en el país, desató las más variadas posiciones. La derecha de museo opina que son lo suficientemente grandes para ir presos desde los 14 años, o incluso para laburar desde los 7 años en una plantación de ajo, pero que están incapacitados para opinar, debatir e intervenir en política. El kirchnerismo arma un discurso de “inclusión” y “ampliación de derechos”, pero en realidad lo mueve un objetivo más concreto: ampliar el caudal electoral e “institucionalizar” a la juventud.
Los revolucionarios nos opusimos históricamente a la idea de que la juventud no esté “capacitada”, idea que sólo sirve a quienes quieren conservar lo establecido. Por eso peleamos por plenos derechos civiles y políticos para los jóvenes de 16, en pie de igualdad con los hoy “mayores de edad”. Exigimos el voto universal y obligatorio, poder emanciparnos de nuestras familias, salir del país, o postularnos en elecciones. Y así como defendemos la ampliación de derechos, combatimos la restricción y la legislación sobre el cuerpo, prácticas y elecciones personales. Por eso estamos a favor del derecho al aborto y de la legalización del consumo de drogas. Y en el plano de la organización colectiva rechazamos cualquier injerencia del Estado y los gobiernos.
Derechos formales, problemas reales…
El kirchnerismo habla de “ampliación de derechos”, pero no dice que el 46% de los jóvenes de 20 a 24 años no terminó la secundaria (según el propio censo 2010). Es que no hay ley que te ampare cuando tenés que dejar el colegio para laburar. El Estado, en vez de garantizar becas, viandas y un boleto educativo gratuito para todos, te manda a laburar gratis para las empresas. Crece el embarazo adolescente, pero no se garantiza la educación sexual en las escuelas, y son miles las jóvenes que dejan el colegio para cuidar a sus hijos, y cientos las que mueren por abortos clandestinos. Cuando conseguís tu primer trabajo, lo hacés en negro, precarizado, tercerizado, y por un sueldo que a veces ni llega al mínimo miserable de $2.800, como el 60% de los jóvenes. Y cuando salís del trabajo o del lugar de estudio, te das cuenta que la diversión, la música, el cine y eventos culturales, son un lujo que poquísimos pueden darse. La peor parte, se la llevan los inmigrantes, los grandes ausentes en este debate. A ellos no se los escucha debatiendo en los medios. Los que tienen los peores trabajos, superexplotados, con jornadas interminables; que cuando efectivamente se organizan y luchan por conseguir un derecho elemental como la vivienda, la derecha y los “progres” responden de la misma manera, reprimiendo a mansalva, como en el parque Indoamericano. Suponiendo su acceso al voto, muchos de los compañeros inmigrantes se toparían con el "pequeño" detalle de no tener documento.
No tan distintos...
Cristina Fernández, Binner en Santa Fe, gobernadores K y hasta sectores del PRO “celebran” la participación de los jóvenes en asuntos políticos y sociales y apoyan el voto a los 16. Pero cuando hacemos efectiva esa participación, organizándonos, luchando por la educación, contra la precarización, por el derecho a la tierra, entre otros, nos topamos con la peculiar “celebración” de esos políticos patronales. Persecución, represión y muerte. Mariano Ferreyra asesinado por la burocracia sindical aliada al kirchnerismo, Cristian Ferreira en manos de mercenarios contratados por los terratenientes amigos del gobierno en Santiago del Estero. Patón, Mono y Jere asesinados por la policía santafesina por organizar los barrios. Esto expresa hasta donde se nos permite “llegar” en el ejercicio de nuestros derechos. La propiedad privada, la soja, la precarización laboral y la mafia en los barrios no se tocan, nos dicen los Nac & Pop, repite la oposición, y lo ejecuta su “ejército” de burócratas, matones, mercenarios y fuerzas represivas varias.
Libertad para organizarnos. Organizarnos para ser libres
La base para pelear por cualquiera de estos derechos, es la libertad más amplia de organización y expresión en todos los lugares de trabajo y estudio. Es una hipocresía total que se llenen la boca hablando de "la participación de la juventud", cuando en las fábricas sostienen a la burocracia podrida, que si levantás la cabeza te manda al frente con la patronal. En los colegios secundarios, hay que combatir permanentemente la regimentación estatal, con iniciativas como el decreto 330 de Macri en Capital, o la resolución 4.228 de Scioli en la Provincia de Buenos Aires, o con La Cámpora en las escuelas. Desde la Juventud del PTS venimos avanzando en desarrollar una campaña con decenas de compañeros en todo el país, por el voto a los 16, y todos los derechos para la juventud y los inmigrantes. Llevamos cartas exigiendo a las autoridades que se escuche la voz de la izquierda, y no sólo las de los distintos Gobiernos. En secundarios de Capital, La Plata, Córdoba y Rosario, entre otros lugares, participamos de diversos de debates en los cursos y asambleas sobre el rol de la juventud. A 36 años de la Noche de los Lápices, estamos haciendo charlas y proyecciones en decenas de colegios de todo el país y participamos en distintos canales de TV como América 24 y programas radiales como el de Víctor Hugo Morales, entre otros.
Enfrentamos a quienes dicen fomentar la participación pero pretenden censurar a la izquierda. En el colegio Mariano Acosta, con fuerte presencia del kirchnerismo, simpatizantes y militantes de la Juventud del PTS lograron que pueda participar Myriam Bregman, dirigente del PTS, denunciante del Proyecto X, a pesar de la intención de La Cámpora y otras vertientes K, de censurarnos.
Las actividades y los objetivos que nos proponemos, como el de poner en pie un movimiento contra la precarización laboral y por justicia para Mariano Ferreyra, impulsando distintas instancias de organización como comités, la campaña por el voto obligatorio a los 16 años y para los inmigrantes, o la pelea que vamos a dar hacia el Encuentro Nacional de Mujeres en Misiones y la lucha por los derechos de las trabajadoras y el derecho al aborto, son parte de una misma pelea. Los patrones y sus gobiernos pueden ceder ciertos derechos, en tanto sus intereses no se vean afectados. Podés votar, pero tenés que aceptar la realidad como dada, por más triste e injusta que sea. “Igualdad” por arriba, miseria y explotación por abajo.
La lucha por la conquista de derechos democráticos no puede estar escindida de la pelea contra las condiciones terribles en las que viven millones de trabajadores. El derecho a votar tiene que ir acompañado del derecho a mejores condiciones de trabajo, mejores salarios, vivienda, educación salud. Como así también del derecho a expresarse, organizarse, protestar. Son miles los estudiantes y trabajadores procesados por luchar. Son millones las personas que viven un día a día penoso. Esta situación se hace cada vez más evidente para muchos sectores de la clase trabajadora y la juventud. Las discusiones políticas y sobre distintos problemas sociales empiezan a extenderse en aulas y fábricas. Los jóvenes que comienzan su vida laboral o que arrancan sus estudios, lo hacen en el contexto de un kirchnerismo al que su propio “mito” le queda grande. Los constantes ataques de Cristina en sus interminables mensajes por cadena nacional a los trabajadores (como a los docentes, trabajadores del subte, petroleros), la escalada represiva y asesinatos a luchadores en provincias K, los despidos y el aumento de precarización en el trabajo (que afecta sobre todo a la juventud). Son solo algunos de los factores que propician un escenario de mayor discusión y politización. Tomamos nota de este cambio donde la disidencia con las distintas variantes político-empresariales empieza a emerger, a la vez que la izquierda -especialmente el Frente de Izquierda- adquirió más peso en la escena nacional el año pasado. Bajo estas premisas, la influencia política ganada por el FIT debe traducirse en una mayor presencia militante en el movimiento obrero y la juventud.
Es una situación propicia para llegar a miles con nuestras ideas. Como revolucionarios tenemos la responsabilidad de asumir este difícil, pero apasionante desafío. Las campañas por derechos democráticos, el movimiento contra la precarización, la exigencia de justicia por Mariano Ferreyra, son pasos que ligan las demandas más sentidas por los jóvenes trabajadores y estudiantes, en un contexto de politización creciente. Pero no es suficiente. Asumir las oportunidades planteadas implica multiplicar nuestras fuerzas organizando a cientos de nuevos compañeros en Centros de Estudiantes, colegios, facultades, terciarios y lugares de trabajo, y asumir la batalla por emerger -frente al desgaste del kirchnerismo- como la principal corriente de izquierda del movimiento estudiantil y de la juventud trabajadora.
Avanzar en este camino, es ineludible para abrir paso a la construcción de un partido revolucionario que pueda enfrentar el contexto de crisis capitalista y trace una solución para todas las demandas de los explotados y oprimidos. La libertad y la democracia plena llegarán cuando llegue el fin de la propiedad privada y la explotación.
12.-09-2012