Declaración de Clase contra Clase del Estado español
Viva la lucha de los trabajadores del Metro de Madrid
01/07/2010 Organizar la solidaridad para romper el “cerco criminalizador”
Los trabajadores del Metro de Madrid están librando un durísimo combate contra la rebaja de sus salarios y la vulneración de su Convenio Colectivo por parte del Gobierno de la Comunidad. La convocatoria de tres días de huelga general (28,29 y 30 de junio) se ha radicalizado en su segunda jornada con el incumplimiento total de los servicios mínimos, y amenaza con convertirse en indefinida a partir del 1 de Julio. A esta combatividad hay que sumar el hecho de que los trabajadores se hayan dotado de instrumentos de democracia obrera básicos como las Asambleas Generales, donde se discute y vota a mano alzada los siguientes pasos a tomar día a día. La cohesión de la plantilla es enorme, como lo demuestra que aún llenando de policías los andenes de la línea 8 (que une el centro con Barajas), no han podido poner en marcha ningún tren por falta de conductores esquiroles.
Sin duda se trata de un duro conflicto que sirve de ejemplo al conjunto de los trabajadores del Estado español. Los ataques que combaten se están ya presentando a millones de nosotros, sólo el camino por el que han optado los trabajadores del Metro puede conducir a conseguir derrotarlos.
Los recortes de Zapatero se extienden. y alguien tenía que empezar a plantarles cara con contundencia
Los ajustes sobre el salario de los trabajadores públicos del Gobierno de Zapatero se extienden sobre cada vez más sectores. A pesar de que el “decretazo” aprobado recientemente excluía del recorte a las empresas públicas con convenio propio, como RENFE o AENA, la Comunidad de Madrid ha sido la primera en hacer extensiva la bajada del 5% del salario a las empresas que dependen de su Administración. Es el caso del Metro de Madrid, que emplea a 7.500 trabajadores, que el lunes vieron como en la Asamblea de Madrid se aprobaba un decreto que convertía en papel mojado su convenio 2009-2012.
La política de Esperanza Aguirre es una demostración de que el “salariazo” de Zapatero es compartido por el conjunto de los partidos del Régimen, que allí donde gobiernan lo aplican e incluso endurecen. Y además es una nefasta señal de que después de los 2,5 millones de trabajadores públicos afectados por el “decretazo”, se pretende seguir con el conjunto de los empleados de servicios públicos (ferrocarriles, aeropuertos, correos…) y la empresa privada. Además de la bajada salarial el ataque a los trabajadores del Metro de Madrid es doblemente peligroso, ya que anula un Convenio Colectivo de la noche a la mañana por Decreto Ley. De convertirse esto en antecedente, junto con la desmantelación de la negociación colectiva que incluye la nueva Reforma Laboral del Gobierno, estaremos cada vez más cerca de volver a relaciones laborales decimonónicas, donde las condiciones de explotación se terminen acordando casi individualmente.
Por ello la contundente respuesta que están dando los trabajadores del Metro no puede más que despertar el apoyo y la solidaridad del conjunto de la clase trabajadora. Ellos están plantando cara como se merece a unos ataques históricos, que si terminan pasando nos harán retroceder décadas en nuestras condiciones de vida y derechos. Las molestias ocasionadas a los usuarios no son responsabilidad de los trabajadores, sino de quienes desde Moncloa o la Puerta del Sol quieren pasar por encima de nuestra clase para seguir salvando a la banca y la patronal. La dureza de la huelga está en proporción con la magnitud de un ataque que si es derrotado será una victoria para el conjunto de los trabajadores del Estado español.
Un sindicalismo que asusta a todos los sectores de la burguesía
La decisión de no cumplir los servicios mínimos ha multiplicado los efectos de la protesta. Es la primera vez en 20 años que el Metro de la capital tiene que cerrar, y por lo tanto que el conjunto de los trabajadores pueden ejercer su derecho a huelga. Los distintos gobiernos locales, autonómicos o el central, acostumbran a imponer servicios mínimos rompe-huelgas, que acaban descafeinando las protestas de los trabajadores de los servicios. El caso del transporte urbano es quizá el más sangrante. Sólo en esta Huelga Aguirre había impuesto que el 50% de los trabajadores asistieran obligatoriamente a su puesto de trabajo. Además la dinámica asamblearia hace que los trabajadores puedan tener un mayor control de sus representantes en el Comité de Huelga. Esto dificulta los amaños con dirigentes vendidos a los que suelen estar acostumbrados patrones y gobernantes. Sin duda la huelga está yendo mucho más allá de lo que desearían los Toxo y Méndez, sin embargo éstos tienen de momento que tragar y aceptar por el peso de la plantilla organizada desde abajo.
La Huelga del Metro está recuperando algunas de las mejores tradiciones del movimiento obrero, a la vez que “reconquista” lo retrocedido en cuanto a la cerceración del derecho de huelga. Y esto es algo intolerable para el conjunto de la patronal y los partidos del Régimen. Todos ellos, junto con sus medios de comunicación y los más diversos “todologos” y tertulianos, han puesto el grito en el cielo. Delincuentes, irresponsables, chantajistas, secuestradores… son algunas de las lindezas que se pueden oír desde la “fascistoide” Intereconomía hasta la “progre” Sexta. Tratan de culpabilizar de las consecuencias del conflicto a los trabajadores, exculpando a quienes rebajan salarios y anulan convenios, presentando eso como algo natural y legítimo.
Además de las descalificaciones, desde el Gobierno de la Comunidad ya se oyen amenazas de expedientes sancionadores contra los huelguistas, e incluso llamamientos al Fiscal General para que procese por lo penal a los representantes de los trabajadores. Todo unido a la planificación de políticas de esquirolaje como la contratación de autobuses discrecionales o incluso la militarización de algunas líneas.
El conflicto del Metro no sólo pone en evidencia la fuerza que tenemos la clase trabajadora para poder poner contra las cuerdas a la patronal y sus gobiernos, sino también que cuando esto ocurre salen a relucir los peores fantasmas franquistas.
Por una gran campaña de apoyo y solidaridad a los trabajadores del Metro
Esta ofensiva reaccionaria contra la Huelga del Metro es el principal enemigo de los trabajadores en lucha. Es por ello que es imprescindible que el conjunto de los sindicatos, y especialmente CCOO y UGT, inicien una gran campaña de apoyo y solidaridad a su lucha. Hay que explicar las razones que les han llevado a la huelga total, que se trata de una lucha que si vence será todo un ejemplo y un varapalo para los planes de ajuste de los distintos gobiernos… y organizar actos de apoyo y solidaridad en las empresas, polígonos… También las organizaciones de izquierda debemos sumarnos a esta campaña, así como las asociaciones de vecinos de los barrios obreros, las organizaciones estudiantiles… Esto es aún más urgente ante las previsibles sanciones, persecuciones y medidas de esquirolaje que ya se anuncian.
Se trata de convertir el conflicto del Metro en algo más que un conflicto acotado a una empresa. Es una lucha que pone encima de la mesa unos métodos y un camino a seguir diametralmente opuesto a la dinámica de paz social y concertación de los últimos años, y que sólo ha traído millones de despidos y rebajas. Por ello debe ser tomada en forma de solidaridad y apoyo por el conjunto del movimiento obrero, la izquierda y las organizaciones sociales y juveniles. Ayudarles a vencer.
Si conseguimos romper el “cerco criminalizador” que se va a tratar de imponer sobre la huelga a través de actos públicos, mesas, manifestaciones, paros… los trabajadores del Metro estarán más cerca de conseguir una victoria para ellos, y también para el conjunto de los trabajadores y sectores populares.