Brasil: Día Nacional de movilización
30 de marzo: por una política independiente de los patrones y del gobierno
30/03/2009
Lula gobierna el país de la mano de señores como José Sarney, Renan Calheiros y Michel Temer y a través del PAC riegan con centenares de millones de reales a empresas como Camargo Correa, que vía Fiesp pagan caro los votos de diputados y senadores para que las medidas que les son favorables sean aprobadas. Como si fuera poco, Lula, ante la crisis, mientras tira centenares de miles de millones de reales a las manos de banqueros y empresarios, dice que los trabajadores no pueden luchar por aumento de sueldo en este momento y que si no ayudan a las empresas a aumentar sus ventas será imposible “retener a los trabajadores”. Con sus paquetes, como el paquete habitacional, hace demagogia lanzando a su candidata (Dilma) para las elecciones de 2010, pero no ofrece ninguna alternativa a las medidas de desempleo y reducción salarial aplicadas por la patronal.
En la última semana los petroleros, con una fuerte huelga nacional que duró cinco días, mostraron que, al revés de Lula, no están dispuestos a aceptar las medidas patronales. Entraron en huelga pidiendo una mayor participación en las ganancias, garantía de empleo para los tercerizados, pago integral de horas extras, mayor seguridad en el trabajo, entre otras reivindicaciones. Al cierre de esta edición, la FUP (Federación Única de los Petroleros, de la CUT), había cerrado un acuerdo con la dirección de la empresa, pero las asambleas locales aún no se habían pronunciado y no se conoce exactamente los términos de ese acuerdo. A pesar de la traba que significó la dirección oficialista de la CUT, que utilizó las demandas de los tercerizados para negociar solo los intereses de los efectivos, los petroleros indicaron a todos los trabajadores del país el camino a seguir para enfrentar la crisis capitalista.
El 30 de marzo, levantar una política independiente de los patrones y de los gobiernos
Solo dos días después del final de la huelga petrolera, las principales centrales sindicales del país estarán realizando un día de movilización contra la crisis capitalista. Sin embargo, al revés de lo que hicieron los petroleros que cuestionaron en la práctica las enormes ganancias de Petrobrás, la CUT, la CTB y Força Sindical, entre otras centrales menores, no van a levantar el 30 de marzo una política que enfrente la verdadera raíz de los problemas: las ganancias capitalistas. Al contrario, la convocatoria para el 30, según la CUT, “subraya la necesidad de reducción de los intereses para fortalecer las inversiones públicas e impulsar el desarrollo del mercado interno.” No por nada la concentración del acto en San Pablo va a ser en la Fiesp, pues la política de reducción de intereses y fuerte inversión estatal para fortalecer el mercado interno es la misma que la patronal paulista está exigiendo al gobierno Lula, a la vez que ataca a los trabajadores.
La unidad de las centrales sindicales y de todos los trabajadores es una necesidad vital para que la crisis no sea descargada en nuestras espaldas. Los intereses de los patrones y de los trabajadores son antagónicos, no pueden ser conciliados. Somos nosotros o ellos. Para no pagar los costos de la crisis necesitamos atacar las ganancias de los patrones, luchar por el mantenimiento de los empleos, por la efectivización de los tercerizados y temporales (siempre los primeros a ser despedidos), exigir salarios dignos y rechazar las medidas de Lula que depositaron centenares de miles de millones de reales en las manos de banqueros y de la patronal que despide.
En este sentido, defendemos en las reuniones de Conlutas e insistimos hasta el último momento en la necesidad de que esta central organice un bloque independiente de la CUT y demás centrales sindicales este 30 de marzo. Un bloque que levante un programa alternativo, que reivindique el ejemplo de los petroleros, que ponga en el centro de las movilizaciones la lucha para frenar los 4270 despidos en Embraer y exija su estatización bajo control de los trabajadores. Un bloque que denuncie la política de conciliación de clases de la CUT, CTB, Força Sindical y cia. y exija de esas centrales un verdadero plan de lucha a nivel nacional en el camino de la preparación de una huelga general que frene todos los ataques capitalistas. Insistimos: no va a ser solo con actos de presión, como este del día 30, que vamos a derrotar a la patronal. Los días de movilización unificada deben estar al servicio de preparar un plan de lucha que sea llevado adelante en cada lugar de trabajo, para unificar y coordinar todas las luchas. Por eso proponemos a Conlutas que, como parte de ese plan encabece un encuentro nacional de delegados de base que pueda votar e implementar todas las medidas de lucha que se necesitan en este momento.
Infelizmente, la dirección del PSTU sigue con una orientación política que deja a Conlutas impotente para combatir los ataques de la patronal y desenmascarar a la burocracia sindical oficialista. Poner, como hace la dirección de Conlutas, en el centro de las reivindicaciones la exigencia a Lula de una medida provisoria (MP) que garantice la estabilidad en el empleo es un verdadero crimen en un momento en el que Lula se alía con señores como Fernando Collo y ya planteó claramente que no va a hacer nada para evitar los despidos en Embraer o en cualquier otra empresa. Además de eso, es completamente equivocado exigir de un gobierno burgués una medida autoritaria (bonapartista) que en seguida puede volverse en contra de los mismos trabajadores. Por ejemplo, Lula utilizó para favorecer a los capitalistas la edición de una MP de reducción de los impuestos (IPI) mientras esas empresas seguían despidiendo.
Por eso, son completamente impotentes las exigencias a Lula, pues de lo que se trata, en última instancia, es unificar a la clase obrera en la estrategia de imponer un gobierno de los trabajadores y del pueblo pobre como única salida de fondo para atacar la raíz de los problemas: el sistema capitalista.