BRASIL - CRISIS POLITICA
Brasil: por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana impuesta por la fuerza de la movilización
10/12/2015
El pedido de impeachment de Dilma impulsado por Cunha abre una nueva coyuntura en el país. Por qué es necesario poner de pié una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
El pedido de impeachment (destitución) de Dilma impulsado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (PMDB) abre una nueva coyuntura en el país. La crisis política se profundiza, a la vez que los escándalos de corrupción en Petrobras investigados en la operación conocida como “Lava Jato” continúan y el plan de ajuste avanza. El hecho es que esta situación a primera vista impone de inmediato una división en el país: aquellos que defienden el impeachment y aquellos que defienden el gobierno pidiendo “que se quede Dilma”. Sin embargo, no solo es posible sino que es necesaria una política de clase independiente. Ni impeachment ni “que se quede Dilma”.
Hay una enorme insatisfacción popular con el gobierno y en particular con la corrupción. Lo que ambos sectores de la burguesía quieren, tanto el gobierno como la oposición de derecha que defiende el impeachment, es canalizar esta insatisfacción imponiendo que los trabajadores elijan un lado. Pero el hecho es que ninguno de esos lados es el lado de los trabajadores y de la juventud. El gobierno que controla las direcciones de las centrales sindicales y estudiantiles, como la CUT y la UNE, a través del PT, quieren profundizar la idea de “mal menor”, intentando ocultar que es el propio gobierno que está aplicando los planes de ajuste. La oposición de derecha quiere aprovechar el sentimiento de rechazo al gobierno de Dilma y mentirles a los trabajadores, intentando aparecer como una “nueva política”, pero que aplicarían el plan de ajustes de la misma manera o peor. Ganan confianza con las recientes victorias electorales de la derecha en Argentina con Macri y ahora en Venezuela, que significan un giro a derecha en la superestructura de la región.
Para todos los jóvenes, trabajadores, mujeres que están indignados con la situación política, pero que además están siendo parte de los procesos de resistencia en las fábricas y lugares de trabajo, en las escuelas y en las luchas por los derechos de las mujeres; no hay ninguna otra alternativa que no sea un camino independiente. Es urgente poner en pie un verdadero movimiento nacional contra los ajustes, que significan despidos, precarización del trabajo, quita de derechos, cierres de escuelas, es decir, significa descargar la crisis sobre nuestras espaldas. Este movimiento nacional debe darse por dentro de las huelgas, en la lucha de clases, buscando coordinar las luchas y rodear de solidaridad los procesos de resistencia. Exigimos que la Central Sindical y Popular (CSP-Conlutas), las Intersindicales y todos los sindicatos y centros de estudiantes dirigidos por la izquierda como el PSOL y el PSTU se pongan a la cabeza de esta tarea, lo que en el caso del PSOL será necesario romper con el Frente Pueblo Sin Miedo, ya que no es posible luchar seriamente del lado del PT.
En medio de este proceso de lucha y enfrentamiento, los trabajadores y la juventud necesitan dar una respuesta política a la situación del país. Esa respuesta no puede ser impeachment ni elecciones generales, ni “que se quede Dilma” o “que se vaya Cunha”. Una respuesta independiente y que cuestione profundamente este régimen político podrido solo puede surgir de las manos de los trabajadores y la juventud que hoy luchan, que podrían imponer por fuerza de la movilización una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, ya que no basta cambiar a uno u otro. Una Constituyente que, unificando el ejecutivo y el legislativo, sirva para debatir los grandes problemas políticos, sociales y económicos del país, y que no sea “exclusiva” (restringida a algunas reformas políticas) como tanto el PT como el PSOL proponen y que sea directamente contra el gobierno, y para eso es necesario que las organizaciones sindicales y estudiantiles rompan con el gobierno y se pongan del lado de los trabajadores.
En una Constituyente como esa, con representantes del pueblo que ganen el salario de un docente y sean revocables en cualquier momento, seria natural aprobar que esas normas democráticas elementales sigan valiendo para el futuro. En el camino de esa lucha, enfrentando también los ajustes, los propios trabajadores harán su experiencia con esta democracia de ricos, y podrán avanzar hacia sus organismos de poder en la lucha por un gobierno de los trabajadores. Esquerda Diario es un instrumento al servicio de esta perspectiva.
Por qué una Asamblea Constituyente Libre y Soberana y un debate con otras respuestas a la crisis
El debate sobre el impeachment trae problemas que surgieron en 2005, cuando el escándalo de corrupción en el Congreso conocido como “mensalão” le permitió a la derecha burguesa una primera ofensiva contra el gobierno del PT. El PT sigue intentando fingir que es de izquierda, que estaría obligado a “seguir las reglas del juego”, pero intentaría jugarlo considerando los intereses de los trabajadores y de los más pobres y por eso sería un “mal menor” a ser defendido.
Pero el verdadero problema está en el “juego” y en sus “reglas”. Los marxistas planteamos que es necesaria una revolución que derrumbe al capitalismo y de lugar a un gobierno de trabajadores. Pero la crisis política, económica y social que devasta al país, golpea la conciencia de millones de trabajadores y jóvenes, amplios sectores de masas que ven la necesidad de cambiar el régimen político pero que no están de acuerdo todavía con una revolución. Por eso necesitamos una respuesta democrática de fondo, inmediata, que realmente de respuesta a los deseos y necesidades de “los de abajo”, una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para resolver problemas como:
– La corrupción y los privilegios de los políticos son blancos de la rabia popular. Cortemos todos los privilegios, reduciendo el salario de todo político o alto funcionario al salario promedio de un obrero. Que los políticos dejen de ser una “casta” diferenciada incontrolable y pasen a ser directamente responsables ante sus electores, mediante la revocabilidad de todos los mandatos. Que todos los corruptos sean presos de manera ejemplar, pero principalmente: que sus bienes y los de sus familiares sean confiscados hasta que sea devuelto el último centavo que le robaron a la nación.
– Si las riquezas naturales del país, como el petróleo y los minerales, son explotados por un puñado de monopolios en los que el capital extranjero se lleva la gran parte y para el pueblo queda solo una estela de tragedias y destrucción, como hemos visto en Minas Gerais: entonces que todas las grandes empresas como Petrobras y Vale, así como todas las ramas estratégicas de la economía sean completamente reestatizadas, pero bajo control de los trabajadores, eliminando cualquier participación de los accionistas extranjeros en la dirección de estas empresas públicas, con plena transparencia de las cuentas ante la población. Así terminaremos con el saqueo de la riqueza nacional, le damos basta a la corrupción desenfrenada que tiene rienda suelta en el sistema actual y tendremos dinero para atender demandas como la de los secundarios en lucha por la educación.
– Si la sociedad civil está hoy tensionada de manera sin precedentes por la creciente demanda de derechos democráticos de las mujeres, los negros, la diversidad sexual, que tropiezan a cada paso con los sectores reaccionarios que dominan el Congreso Nacional, entonces que una Asamblea Constituyente delibere por toda una nueva legislación que asegure los derechos democráticos de los sectores oprimidos, empezando por el derecho al aborto seguro y gratuito, el matrimonio igualitario y otras demandas inmediatas de esos movimientos.
Una Constituyente Libre y Soberana tendría otras cuestiones que tratar, como el no pago de la deuda pública, una radical reforma agraria y la ruptura de acuerdos de subordinación al imperialismo, además de garantizar inversiones macizas en educación, salud, transporte y vivienda. Por eso se opone por el vértice a la farsa de “constituyente exclusiva” que Dilma señaló en medio de las movilizaciones de Junio de 2013, cuyo mayor defensor desde entonces viene siendo el PSOL, a partir del proyecto del diputado Chico Alencar (el único elaborado por el partido a pesar de las acrobacias verbales de corrientes como el MES de Luciana Genro). La diferencia es simple: o la Constituyente trata los temas políticos, económicos y sociales del país, revirtiendo las medidas económicas tomadas en contra de la población como los ajustes fiscales y chocando de frente con el gobierno petista, o entonces será “exclusiva” para la reforma política, hecha en acuerdo con el PT, sin tocar los grandes temas y así incapaz de despertar las masas para que tomen en sus manos sus destinos.
Más profunda es la diferencia con las “elecciones generales” que viene siendo defendida de manera lamentable por el PSTU, como si una nueva elección para renovar los mismos cargos que están ahí, con los mismos partidos que están ahí, pudiese dar respuesta a la crisis. Sin cambiar las reglas del juego, el probable victorioso en una nueva disputa sería la derecha demagógica del PSDB y sus aliados, como parece demostrar claramente los resultados en las recientes elecciones en Argentina y Venezuela.