El pasado 5 de agosto, 33 mineros quedaron atrapados a 700 metros de profundidad por el derrumbe de la mina San José en la comuna de Copiapó (norte de Chile). Mientras el gobierno derechista de Sebastián Piñera monta una parafernalia rescatista de película para escalar en las encuestas de aprobación ciudadana, deslinda toda responsabilidad sobre el pago de salarios y cargas sociales de los cientos de trabajadores que quedaron en la más absoluta desprotección. Los dueños de la mina se apoyan en la institucionalidad “democrática” heredada de la dictadura para declararse en quiebra, buscando eludir las responsabilidades derivadas del desastre, que fue consecuencia de la irresponsabilidad patronal y gubernamental. La trascendencia que ha tenido este hecho ha llevado a muchos trabajadores a cuestionarse las condiciones en las que desarrollan sus labores. Reproducimos la entrevista que Clase contra Clase, organización hermana del PTS en Chile, realizó desde la ciudad de Copiapó a un técnico geomecánico que trabaja en la fortificación de las minas donde se desarrollan los trabajos de excavación.

CcC: ¿Cuál es tu visión, como fortificador, del accidente en la mina San José, donde aún permanecen atrapados 33 mineros?

No es casualidad que se produzcan los derrumbes. El cerro avisa. No había trabajos de control geomecánicos al interior de la mina, no había fortificación de acuerdo al diseño de las galerías (túneles), ya que la mediana minería es bajo tierra , a diferencia de la gran minería que es a cielo abierto. Sin duda que se produjo un desarrollo y explotación irresponsable en la planificación, incluso se habían falseado o no se manejaban a cabalidad los datos de la topografía. Los dueños de la mina ya habían tenido que evacuar anteriormente la mina San Antonio por derrumbe, por tanto tenían conocimiento y experiencia de la peligrosidad que involucraba explotar una mina en las condiciones que se encontraba.

CcC: ¿Cómo son las condiciones laborales al interior de la mina?

La función de fortificar debe estar presente en cada frente en el que se explota el mineral. Por ello mi función consiste en advertir al jefe de turno, frente a la eventualidad de que se produzca un desprendimiento de rocas o placas, derrumbe etc., los cuales ponen en grave riesgo la vida de los mineros. Y es el jefe de turno quien decide parar o continuar los trabajos, teniendo que elegir entre arriesgar la vida de los trabajadores o parar para fortificar y entregar el turno con menor producción. Por ello, los bonos de producción actúan en estos casos como un arma de doble filo. Motivan la falta de seguridad y en todo momento se juega con la vida de los trabajadores en el interior de las minas.

CcC: ¿Qué piensas del manejo de la seguridad en las minas en general?

En la gran minería se ocultan los índices de accidentes en base a la subcontratación, debido a que el porcentaje de los trabajadores de planta es muy inferior, en comparación con el porcentaje de trabajadores subcontratados, y la responsabilidad o, mejor dicho, la estadística de los accidentes no recae en la empresa mandante, sino en la contratista. El tema aquí es que no se maneja con seriedad el índice de accidentes en las empresas contratistas. En la mediana minería, la cual se concentra principalmente en la Región de Atacama, se ha manejado históricamente una política reactiva en vez de preventiva. El rol de los capataces fue siempre el de preocuparse de la explotación y no de la seguridad. La fortificación hoy es más masiva producto de los propios accidentes. Tenían que suceder estos para que se comenzaran a utilizar medidas de seguridad en la mediana minería, por ejemplo, como sucede con los “auto rescatadores”. Estos se comenzaron a implementar luego del accidente ocurrido en la mina Carola, el cual se cobró la vida de dos mineros. Si bien se ha avanzado en términos de seguridad, ésta carga con muchos accidentados. En la pequeña minería, la cual tiene menores ganancias, las condiciones son totalmente precarias. En el umbral entre la pequeña y la mediana minería nos encontramos con trabajadores con doble turno y condiciones de trabajo inseguras.

Las ganancias en la minería y la explotación de los mineros

En 2009, de la mano del boom del cobre, la mediana minería alcanzó una facturación de US$ 1.800 millones. Los trabajadores de este sector (6.774 personas) son el 12,6% de la minería metálica en Chile. En 2009, la productividad por trabajador en este sector fue de 46 toneladas [1]. Sin embargo, según datos del Servicio Nacional de Geologia y Minas, dos tercios de los trabajadores mineros de Chile son subcontratados, bajo condiciones de trabajo precarizadas. Los salarios y las jornadas laborales develan la desenfrenada explotación de los trabajadores por las empresas. En lo que va del presente año, se han desarrollado dos huelgas en este sector, en las cuales los trabajadores han salido ha denunciar años de congelamiento salarial, mientras la patronal cuenta con el código del trabajo para sofocar las luchas obreras.