América Latina
Chile: se realizó el I Congreso de Clase contra Clase
18/11/2010
Con la presidencia honoraria de los trabajadores y la juventud francesa, del compañero Mariano Ferreyra, y de León Trotsky a 70 años de su asesinato, sesionó los días 30 y 31/10 y 01/11 el I Congreso de Clase contra Clase, sección chilena de la FT-CI. Decenas de jóvenes trabajadores y compañeros de la “generación pingüina” de la enorme lucha de 2006 fueron parte de las apasionantes jornadas de debate sobre la crisis internacional y sus perspectivas, el Manifiesto Programático de la organización, la situación nacional y las tareas de los revolucionarios. A continuación, publicamos extractos del informe publicado en el periódico Clase contra Clase, que puede leerse completo en www.clasecontraclase.cl
(...) Hubo una rica discusión de la situación nacional y sus perspectivas tras un informe a cargo del compañero Fabián Puelma, dirigente nacional. Discutimos el fin de ciclo que significó la derrota de la concertación y el triunfo de la derecha en las últimas elecciones, y una mejor caracterización del gobierno derechista para prepararse ante nuevos acontecimientos, enfrentar los ataques de la derecha e intervenir revolucionariamente ante este nuevo ciclo político.
Luego, la compañera Dolores Mujica, dirigente nacional de la organización, abrió reflexiones sobre los nuevos desafíos. Una primera etapa de Clase contra Clase estuvo concentrada en reinstalar las banderas del trotskismo en Chile, a través de un balance de los principales procesos históricos de la lucha de clases en el país (…) y también estuvo concentrada en una sistemática elaboración política y programática, a través del periódico que desde 1999 hasta el día de hoy no ha perdido su regularidad primero mensual y ahora quincenal. También dimos los primeros pasos en la construcción de la organización en el movimiento estudiantil impulsando junto a compañeros independientes la corriente de estudiantes marxistas Las Armas de la Crítica y los primeros pasos en el movimiento obrero. Aun con nuestras modestas fuerzas, hemos participado de los principales procesos de la lucha de clases de los últimos años, como la lucha secundaria del 2006 o huelgas como la de los subcontratados del 2006, 2007 y 2008. En estos años se han forjado nuevos cuadros y dirigentes revolucionarios. En el Congreso discutimos la necesidad de pasar a una nueva etapa que condense lo mejor de la etapa anterior y que sea capaz de superar las características de un grupo inicial. Una etapa en la que cobren más peso los elementos de acción, es decir, la actuación de los militantes revolucionarios en la lucha de clases.
Aun hay muchos pasos por dar en este sentido. Será necesario construir la organización en el movimiento obrero, con el fin de levantar una alternativa a la colaboración de clases del PC y a las políticas del PS y la Concertación. El compañero Diego C., dirigente obrero, abrió este punto. Además, las compañeras Alicia Sepúlveda y María Rojas, obreras y dirigentes de Pan y Rosas abrieron una muy rica discusión en torno a la explotación de la mujer trabajadora y cómo ésta, junto a la juventud trabajadora, es un sector estratégico para los trotskistas revolucionarios al cual debemos dirigir nuestra inserción. Se dieron apasionados debates en esta sesión del congreso. Se discutió las contradicciones del grupo. Cómo nuestra fortaleza podía transformarse en una debilidad si no éramos capaces de ligar nuestras ideas a un sector de los trabajadores. Porque no bastan las ideas revolucionarias. Es necesario que esas ideas sean tomadas por millones de hombres y mujeres explotados y explotadas. Es la única forma de enfrentar al capital seriamente y no permanecer en declaraciones. Diversos compañeros señalaron la dificultad de este trabajo en las distintas fábricas y empresas y contaron las ricas experiencias del trabajo que venimos haciendo en el movimiento obrero. La conclusión es que la organización debe avanzar a ponerse a tono en esta tarea estratégica, que avanzará aun más en la medida en que surjan sectores de vanguardia de los trabajadores en Chile.
Los compañeros del PTS fueron un enorme aporte para pensar una inserción orgánica del movimiento obrero ante la experiencia que vienen teniendo en el sindicalismo de base, y luchas tan importantes como las de Zanón y Kraft. Plantearon la necesidad de recomponer los lazos de solidaridad en los lugares de trabajo, destruidos por la dictadura. Lazos que resurgirán no solamente por ideas políticas, sino por retomar prácticas efectivas de unidad obrera, creando instancias sociales, que vayan generando una unidad capaz de contrarrestar el individualismo impuesto por años de derrota.
El Congreso resolvió cambiar el nombre de la organización a Partido de Trabajadores Revolucionarios. No porque seamos ya un partido, sino como bandera de lucha. En un Chile donde la clase trabajadora es dirigida por partidos que defienden la colaboración de clases, es necesario levantar una alternativa partidaria obrera y socialista (…)
11 de noviembre