Asia
Crece la tensión en la península coreana
30/05/2010
Las tensiones políticas y militares entre Corea del Norte y Corea del Sur han ido en aumento desde que el 20 de mayo el gobierno de Corea del Sur culpó a su vecino del norte por el hundimiento del barco de guerra Cheonan, ocurrido a fines de marzo de este año en el Mar Amarillo en las proximidades de la disputada línea de demarcación que divide ambos países. Este confuso episodio dejó un saldo de 46 marinos surcoreanos muertos.
El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, dio a conocer las medidas punitivas que tomó su gobierno en represalia, entre ellas, la suspensión de las actividades comerciales y de las inversiones, y la prohibición a los barcos norcoreanos de ingresar en sus aguas continentales; a la vez, anunció que presentará el caso en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, buscando una censura internacional para el régimen de Kim Jong Il.
El gobierno de Corea del Norte rechazó la acusación y respondió interrumpiendo todas las comunicaciones civiles y militares a ambos lados de la frontera y repudió el tratado de no agresión, alertando sobre la posibilidad de un conflicto bélico.
Inmediatamente, Estados Unidos usó el incidente para avanzar en su línea agresiva para aislar internacionalmente al régimen estalinista norcoreano, con el que se encuentra duramente enfrentado, y obligarlo a aceptar un programa de desarme nuclear. Además, puso en alerta a sus tropas estacionadas en la región y anunció ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur.
La Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, aprovechó su visita a China para tratar de que el presidente Hu Jintao reconozca la responsabilidad del gobierno de Corea del Norte en el hundimiento del Cheonan y acepte, o al menos se abstenga de vetar, el programa de sanciones que probablemente propongan las Naciones Unidas.
Pero a pesar de la presión, Hillary no obtuvo lo que buscaba y el gobierno chino sólo se limitó a lamentar el incidente. Corea del Norte es un aliado histórico de China, que no sólo le asegura un régimen “amigo” con el que comparte una extensa frontera, sino también le garantiza una “zona de amortiguación” con Corea del Sur, donde están estacionados alrededor de 21.000 soldados y marines norteamericanos. Para China el régimen estalinista de Kim Jong Il es un contrapeso al dominio militar de Estados Unidos y también un reaseguro contra Japón.
El gobierno chino, además, está interesado en evitar que la hambruna que ya ha asolado a Corea del Norte desestabilice el régimen y desate una crisis en su propia frontera. En los últimos años, se ha convertido en el principal proveedor de alimentos de su empobrecido vecino y ha desarrollado un importante programa de inversiones en Corea del Norte. Sólo este año ha destinado alrededor de 10.000 millones de dólares en infraestructura y otras ramas industriales.
Aunque en otras oportunidades China ha apoyado sanciones contra el régimen coreano debido al desarrollo de su armamento nuclear, sólo lo hizo una vez que se aseguró que estas sanciones no afectaran los pilares del régimen, por lo que parece muy difícil que esta vez actúe según la línea norteamericana.
El incidente parece haber enterrado definitivamente la política de acercamiento y diálogo iniciada en 1997 bajo el gobierno del ex presidente Kim Dae Jung, con la que Corea del Sur buscaba disminuir las tensiones regionales y lograr la apertura de la economía del norte para sus inversiones.
Esta política, conocida como “sol brillante”, siempre fue resistida por el derechista Gran Partido Nacional, al que pertenece el presidente Lee, quien ganó las elecciones a fines de 2007 prometiendo endurecer la política hacia el régimen norcoreano condicionando toda ayuda humanitaria a que el régimen estalinista abandonara definitivamente su programa nuclear. Indudablemente, Lee intentará aprovechar la situación en las próximas elecciones regionales del 2 de junio en las que buscará reforzar el control de su partido.
Sin embargo, el temor a las consecuencias impredecibles de una escalada militar, que pondría en riesgo también la importante relación comercial que Corea del Sur mantiene con China, se sintió casi inmediatamente en los mercados financieros con la caída de la moneda coreana frente al dólar y de la bolsa.
Aunque tanto el gobierno norteamericano como el de Corea del Sur mantiene la cautela y su objetivo no es ir al enfrentamiento militar con Corea del Norte ni desencadenar una crisis regional de proporciones, sino acorralar al régimen de Pyongyang, y eventualmente forzar su caída, la escalda del conflicto en el que están en juego poderosos intereses, puede tomar una dinámica inesperada.
Claves
Península de Corea: antigua posesión japonesa, ocupada por la ex URSS (norte) y Estados Unidos (al sur del paralelo 38) tras la Segunda Guerra Mundial. Corea del Norte se transformó en un estado obrero deformado gobernado por una dictadura burocrática encabezada por Kim Il Sung. A pesar de ser un país pobre, el régimen estalinista de Corea del Norte construyó un imponente ejército, que es su principal base, y desarrolló armamento nuclear. A la muerte de Kim Il Sung lo sucedió su hijo, el actual presidente Kim Jong Il.
Guerra de Corea: 1951-1953, durante la Guerra Fría, en 1950, Corea del Norte que actuaba como un “estado tapón” a favor de la Unión Soviética, cruzó el paralelo 38 hacia el sur. Esto provocó una dura respuesta militar de Estados Unidos que derivó en un conflicto bélico. Finalmente en julio de 1953 se firmó un armisticio y se redefinió la frontera alrededor del paralelo 38.