Corea del Sur
Movilizaciones y crisis política
12/06/2008
El pasado 10 de junio, cientos de miles de manifestantes colmaron las calles de Seul para protestar contra el gobierno pronorteamericano del presidente Lee Myong-bak, del derechista Gran Partido Nacional.
Aunque el principal motivo de las protestas fue la decisión del gobierno de Corea del Sur de abrir sus mercados a la importación de carne vacuna de Estados Unidos, luego de que en 2003 se suspendiera por temor al mal de la “vaca loca”, es un emergente de una situación signada por la presión inflacionaria sobre los precios de los alimentos y el combustible y un rechazo al alineamiento del gobierno con Washington.
Este es un gran golpe para el gobierno de Lee Myong-bank que había ganado las elecciones en diciembre del año pasado, con la política de reconstruir la alianza política y económica de Corea del Sur con Estados Unidos y de endurecer la posición contra el régimen de Corea del Norte.
El gobierno de Lee enfrentó las primeras protestas del movimiento estudiantil que comenzaron un mes y medio atrás, reafirmando su rumbo pronorteamericano y sus planes neoliberales a favor de los intereses de los principales chaebols, las grandes corporaciones como Hyundai y de inversores extranjeros, que contemplaba la privatización de empresas públicas y el recorte de gastos estatales.
La política de permitir el ingreso de carne vacuna de Estados Unidos fue una concesión que hizo el gobierno coreano a cambio de que el Congreso norteamericano apruebe el Tratado de Libre Comercio que vienen negociando hace al menos un año y medio. Esto está arruinando a los productores locales que se lanzaron masivamente a la protesta.
Lee respondió con promesas de cambiar el rumbo y llamó a la “unidad nacional” para superar la crisis económica que combina una fuerte desaceleración con el aumento de precios de los alimentos y los combustibles. Todo su gabinete puso a disposición su renuncia y ya hay rumores de que podría ofrecerle el cargo de Primer Ministro a su rival dentro del Gran Partido Nacional, la conservadora Park Geun-hye, hija del ex dictador Park Chung-hee.
La movilización del 10 de junio, que coincidió con el aniversario de las movilizaciones democráticas que pusieron fin a la dictadura 21 años atrás, marcó el renacimiento de las protestas antigubernamentales que habían desaparecido de la escena desde fines de los ’90, desviadas por el gobierno de Kim Dae Jung. El fuerte tono antinorteamericano va más allá de las importaciones de carne. Miles de manifestantes volvieron a exigir la disolución de alianza militar de Corea del Sur con Estados Unidos, el desmantelamiento de las bases y el retiro de los más de 28.000 soldados norteamericanos que están en el país.
Es cierto que, como plantean algunos medios “los manifestantes parecían representar una amplia gama de intereses contradictorios”. Y que en la misma movilización participaron trabajadores, estudiantes, hasta sectores medios, productores, y algunos que decían que estaban “a favor del tratado de libre comercio con Estados Unidos pero que desaprueban el estilo autoritario del presidente Lee (...) Otras llevaban pancartas con consignas antinorteamericanas y prometían proteger la industria ganadera coreana. Mientras que otros manifestantes decían que principalmente estaba allí motivados por la alta inflación” (NYT, 11/6). Pero también puede ser el inicio de un proceso que, alimentado por la crisis económica y sus consecuencias políticas, tome un curso inesperado, llevando al protagonismo de la clase obrera y sus aliados en el movimiento estudiantil y el campo.