EL PAIS - 20-08-2011
El brazo armado de Hamás suspende la tregua con Israel
20/08/2011
El cese de hostilidades estaba vigente desde 2009, tras la Operación Plomo Fundido. - La Liga Arabe convoca una reunión de emergencia para mañana por el conflicto
EL PAÍS | AGENCIAS - Madrid/ Gaza - 20/08/2011
El brazo armado del movimiento islamista Hamás se ha desvinculado del acuerdo de tregua alcanzado entre Israel y el gobierno de Gaza tras la operación Plomo Fundido, entre diciembre de 2008 y enero de 2009, a raíz de los últimos bombardeos contra esta franja. Milicianos de Hamás y de los Comités de Resistencia Popular dispararon ayer 20 misiles sobre ciudades israelíes, sin víctimas mortales. La aviación israelí lanzó a su vez contra Gaza 10 bombardeos, en los que murieron dos personas
"No hay más tregua con el enemigo", informaron la pasada madrugada los Batallones Azedin Al Qasam en un breve comunicado difundido por una emisora del movimiento. El mensaje justifica la decisión en la continuación de las "masacres israelíes injustificadas contra el pueblo palestino", alusión a la última ola de bombardeos aéreos en Gaza tras los atentados del jueves en los que murieron ocho israelíes.
La Liga Arabe celebrará mañana una reunión de emergencia para estudiar la situación en la Franja de Gaza tras los últimos enfrentamientos. Antes el presidente palestino, Mahmud Abás, había pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidad para que ponga fin a los bombardeos israelíes sobre Gaza, que han dejado hasta ahora catorce muertos, entre ellos tres menores de edad, y que comenzaron el jueves por la tarde tras un múltiple atentado lanzado por palestinos en las cercanías de la ciudad de Eilat.
Días de alta tensión
El jueves, un comando de los Comités de Resistencia Popular (un grupo aliado de Hamás pero autónomo) penetró desde Gaza al sur de Israel, pasando por el Sinaí egipcio, y mató a seis civiles, un soldado y un agente de policía. También murieron siete de los miembros del comando; los demás, estimados entre ocho y 12, lograron escapar de nuevo hacia el Sinaí, infroma Enric González.
Mientras aún se combatía en el desierto (cinco soldados egipcios murieron en el fuego cruzado entre israelíes y milicianos de un lado y otro de la frontera), Israel lanzó bombardeos de represalia contra Gaza en los que murieron seis personas, cinco de ellas militantes de los Comités de Resistencia Popular, incluido el jefe, Kamel Nirab, y la sexta, un bebé de dos años, según diversos testigos palestinos.
El Gobierno israelí aseguró que el propósito de los milicianos consistía en secuestrar un soldado, además de matar el mayor número posibles de israelíes. Hamás ya dispone de un soldado secuestrado, Gilad Shalit, preso en algún lugar de Gaza desde hace cinco años, y hace poco reanudó en El Cairo las negociaciones con representantes israelíes para realizar un intercambio sobre la base de mil por uno: mil presos palestinos, entre ellos numerosos condenados por acciones terroristas, a cambio de Shalit.
El general Yoav Mordechai, portavoz del Ejército de Israel, aseguró que si Hamás quería una intensificación de los combates pagaría "un alto precio por ello". Mordechai no quiso descartar la opción de un ataque terrestre si las hostilidades siguieran aumentando en intensidad. La última vez que Israel lanzó un ataque por tierra fue en diciembre de 2008, en la Operación Plomo Fundido, con el resultado de unos 1.400 palestinos y 14 israelíes muertos. El jefe del Ejército, general Benny Gantz, fue más comedido e indicó que aún no se había llegado al punto de considerar acciones devastadoras.
Los Comités de Resistencia Popular, formados en 2000 con antiguos militantes de Fatah que rechazaban la vía de las negociaciones y con militantes de Hamás de orientación laica, tomaron a la milicia libanesa chíi Hezbolá como modelo. Ayer reconocieron que su jefe y varios altos dirigentes habían muerto en los bombardeos del jueves y anunciaron que su venganza contra los israelíes sería "muy amarga". También se atribuyeron la responsabilidad por siete de los misiles disparados ayer.
Casi todos los misiles Grad y Kassam lanzados desde Gaza cayeron en zonas deshabitadas. Uno, sin embargo, hizo impacto en una nave industrial en el puerto de Ashdod e hirió a seis personas, una de ellas grave. La Cúpula de Hierro, el sistema de baterías antimisiles recientemente estrenado por Israel, logró interceptar uno de los proyectiles. Ciudades como Ashdod y Ashkelon están a muy pocos kilómetros de la frontera de Gaza, por lo que los misiles alcanzan su objetivo en segundos y apenas hay tiempo para alarmas o intercepciones.
El Ejército israelí informó de que su aviación había atacado ayer dos fábricas de armas en la zona central de Gaza y "bases terroristas" en el norte y sur de la franja. Adham Abu Salmiya, portavoz de los servicios médicos de Gaza, aseguró en cambio que los objetivos habían sido una fábrica de cemento, el campo de refugiados de Nuseirat, la zona de Rafah (donde están los cientos de túneles que permiten cruzar clandestinamente la frontera egipcia) y varios edificios de la ciudad de Gaza.
El incremento de la tensión se reflejó en Jerusalén. Las autoridades israelíes prohibieron el acceso a la Explanada y a la mezquita de Al Aqsa a los hombres menores de 50 años, con el fin de evitar disturbios en el lugar más sagrado de la ciudad para judíos y musulmanes. La medida no es infrecuente, pero ayer, por ser viernes de Ramadán y porque los ánimos estaban inflamados, resultó muy mal acogida. Centenares de jóvenes palestinos armados con palos, piedras y cócteles molotov iniciaron una cadena de batallas campales y algaradas en la Ciudad Vieja y otros barrios de Jerusalén Oriental contra los soldados y la policía antidisturbios israelíes. Anoche se desconocía aún el número de heridos y detenidos.