Con el aval de Estados Unidos
En Honduras los golpistas preparan las elecciones fraudulentas
20/11/2009
Una semana después del acuerdo reaccionario alcanzado entre el presidente depuesto Manuel Zelaya y el golpista Roberto Micheletti, Zelaya anunció su retiro del llamado pacto Tegucigalpa-San José, luego de que Micheletti anunciara el 5/11 que él mismo encabezaría el “gobierno de unidad nacional”. Tras más de 4 meses de seguir a la rastra la política imperialista de diálogo con los golpistas, el 14/11 Zelaya envió una carta a Obama en la que cínicamente dice que las negociaciones sirvieron para fortalecer a Micheletti y le pide a Estados Unidos que no apoye las elecciones fraudulentas del 29/11.
El acuerdo Tegucigalpa-San José, alcanzado bajo la tutela del imperialismo norteamericano, comprendía -entre otros puntos- un gobierno de unidad nacional con los golpistas y la validación de las elecciones fraudulentas, mientras que la restitución de Zelaya debía ser resuelta por el Congreso, que el 17/11 anunció que recién el 2 de diciembre, es decir, después de las elecciones, se reunirá para discutir el tema.
Luego de meses de diálogos y pactos con los golpistas, y de aceptar todas las condiciones impuestas por estos, Zelaya denuncia ahora que este acuerdo busca legitimar el régimen de Micheletti. Luego de alimentar expectativas en salidas negociadas, con el auspicio y el respaldo del imperialismo y la OEA, el presidente derrocado –rayando el cinismo- convoca hoy al pueblo hondureño que resistió la represión y la persecución del ejército golpista. En una entrevista, Zelaya declaró “El que participe en una farsa como esta significa que es un instrumento, para prestarse a que este país siga siendo manoseado por quien quiera. Y yo no participo en farsas ni en fraudes de esta naturaleza”.
Zelaya avaló todas las instancias de negociación con los golpistas, desde el Plan Arias al diálogo Guaymuras, incluida la entrega de la demanda de una Asamblea Constituyente, mientras que los golpistas se mantuvieron duros en todo momento. Desde el golpe, Zelaya siempre utilizó las acciones de la resistencia para intentar fortalecer su posición en la mesa de diálogo y llamó a la “resistencia pacífica” evitando que sean los trabajadores y el pueblo hondureño en las calles los que acaben con los golpistas. El callejón sin salida de las negociaciones fueron un factor de desmoralización y desorganización de la resistencia. Después de haber llamado a confiar hasta último momento en una salida negociada con los golpistas, que no era otra que legitimar su régimen por medio del gobierno surgido de las elecciones del 29/11, el llamado de Zelaya a desconocer la trampa electoral, sólo 2 semanas antes, es un manotazo de ahogado que busca preservar su imagen ante un fraude ya consumado.
Obama y el respaldo internacional a las elecciones fraudulentas
Tras el acuerdo Tegucigalpa-San José, que fue “facilitado” por los enviados de Obama (ver LVO N° 350), EE.UU. se prepara para darle aval internacional a las elecciones del 29/11. Es que después del acuerdo del 30/10 entre Zelaya y los golpistas, Obama aprovechó para cerrar uno de los frentes internos que tenía en el parlamento de su país y que le impedía efectivizar las designaciones de sus funcionarios por presión de la bancada republicana. Así, el gobierno de Obama le dio garantías al senador republicano Jim DeMint, de que EE.UU. apoyaría las elecciones en Honduras más allá de que Zelaya sea restituido o no; a cambio de que ese senador dejara de bloquear las designaciones de funcionarios de Obama. El acuerdo llegó a buen puerto porque a los pocos días el embajador norteamericano en Honduras, Hugo Llorens, declaraba que las elecciones “van a ocurrir, esto es claro, el pueblo hondureño tiene derecho de elegir su presidente (…) y sería un error histórico y de grandes proporciones negar ese derecho”.
Ante la carta enviada por Zelaya, EE.UU. reiteró que mantiene su posición: que se cumpla el Acuerdo Tegucigalpa-San José. Y le recordó a Zelaya que el mismo acuerdo faculta al congreso hondureño a decidir su restitución sin fecha predeterminada. El secretario para América Latina del Departamento de Estado norteamericano, Craig Kelly, subrayó que para EE.UU. la clave del acuerdo fue y es la instauración del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional; y dado que el mismo se ha conformado, EE.UU. mantendrá su apoyo a las elecciones, otorgando por enésima vez un espaldarazo a los golpistas.
El boicot a las elecciones
La dirección mayoritaria del Frente Nacional de la Resistencia que en todo momento ha respaldado por acción u omisión la política del derrocado Zelaya, llama hoy, con demora, a desconocer las elecciones del 29/11. Uno de sus principales voceros, el dirigente sindical Juan Barahona, declaró “Votar en estas elecciones es traicionar la resistencia”.
Después de haberse retirado de las elecciones la lista de la candidatura independiente encabezada por Carlos Reyes, los dirigentes zelayisas están presionando para que se retiren las listas de la Unificación Democrática (UD) y la candidatura de César Ham.
A dos semanas de las elecciones, ni la política de la UD ni la de los zelayistas apunta al boicot del fraude electoral y acabar con los golpistas. La máxima aspiración de los zelayistas hoy es plantearle formar un partido en común a la UD, que será parte del futuro régimen surgido del golpe de Estado aunque los zelayistas hablen de un partido “representativo y combativo”. Por su lado, los dirigentes de la UD ven el retiro de las otras listas como una oportunidad de armar su propia bancada en el Congreso y hacia allí apuntan todos sus esfuerzos.
Esta nueva demostración del carácter reaccionario de los acuerdos y del fraude electoral que preparan los golpistas para legitimarse exige redoblar la movilización y la lucha consecuente por el boicot efectivo de las elecciones. Vuelve a ponerse sobre la mesa la necesidad cada vez más imperiosa de alentar y organizar la movilización independiente de todas las variantes burguesas, que intentarán capitalizar el descontento de trabajadores, campesinos, mujeres y jóvenes. Estos últimos, que con su disposición a la lucha resistieron en las calles a los golpistas, mostraron que otro camino es posible: derrotar a los golpistas y su fraude electoral retomando las calles.