Millones en las calles
Brasil dice ¡Basta!
27/06/2013
Entrevistamos a Leticia Parks, militante de la agrupación Juventude ás Ruas y de la LER-QI
¿Cómo surgió el movimiento y por qué se masificó al punto de convertirse en el mayor proceso desde el “Fora Collor” de 1992?
Estamos ya ante un momento histórico. El movimiento empezó por el rechazo al aumento de la tarifa del transporte colectivo en varias ciudades como San Pablo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte, que ya de por sí es muy caro e ineficiente. Todos sabemos que es así para garantizar las ganancias patronales, que además de recibir subsidios de los gobiernos cobran una tarifa carísima. Eso desató un movimiento sobre todo de la juventud secundaria y universitaria por la reducción de la tarifa, que ya había ocurrido otros años pero nunca con esa fuerza.
Las tres primeras manifestaciones en San Pablo fueron reprimidas por la policía. Pero el movimiento crecía, lo que muestra un nuevo fenómeno en la juventud, que no tiene miedo a la policía ni tampoco se referencia en el PT. Es una juventud que sale por primera vez a la calle superando la ausencia de movilizaciones que caracterizaron los años de gobierno petista. En la tercera manifestación en la capital paulista hubo una represión más dura, con muchos presos y periodistas heridos por bala de goma. Las personas tuvieron una pequeña muestra en plena Av. Paulista de lo que hace la policía a diario en los barrios pobres. Eso desató una bronca mayor que hizo que la siguiente manifestación creciera hasta cien mil personas y obligó al gobierno a retroceder en el aumento del pasaje y la represión policial.
En Rio de Janeiro y Belo Horizonte la movilización también fue enorme. En ese momento todos decían ya que no se trataba sólo de los veinte centavos de aumento. El movimiento planteaba menos dinero para el Mundial y más para salud y educación, iba contra la corrupción del país y denunciaba a la casta política, tanto al PT como a la oposición burguesa que no logra capitalizar el proceso. Además se reclama por los derechos de las mujeres y homosexuales que por la relación de Dilma con la bancada evangélica vienen sido muy atacados. Hay cada vez más manifestaciones menores también en los barrios pobres, con sectores más obreros y populares que salen por sus pésimas condiciones de vida y contra la violencia policial, como lo hicieron recientemente los pobladores de algunas de las principales favelas de Río.
Las manifestaciones lograron la anulación del aumento de la tarifa del transporte. Pero el gobierno no logró con eso parar las movilizaciones, ¿a qué se debe la continuidad del movimiento?
El movimiento sigue pues la gente es cada vez más consciente de que el “Brasil potencia” no la favoreció como a los grandes empresarios, que sacan millones con sus negocios con el estado, como es la Copa del Mundo que envuelve licitaciones enormes, por ejemplo. Entonces los sectores que están en la calle, en especial la juventud y las clases medias, siguen exigiendo más dinero para la salud, la educación, que se termine con la corrupción. Sobre esto hay mucha rabia pues todos saben que es un mecanismo de funcionamiento normal en la democracia burguesa brasileña practicado por todos los partidos. Pero hacia al PT la bronca se hace mayor pues antes de ser gobierno se presentaba como el partido de la ética. Recientemente se realizó el juicio del mensalào – que fue el escándalo de 2005 cuando se supo que el gobierno de Lula compraba votos de los parlamentarios con un pago mensual – donde se condenó a gente como Zé Dirceu y Genoino, entonces altos dirigentes del PT, pero la pena aún no se efectivizó y el partido de Lula hizo fiestas en homenaje a ambos. Como resultado del juzgamiento se fortaleció Joaquim Barbosa, un ministro negro que defendió penas más duras y que la oposición burguesa adula, mientras el PT salió mal, alegando que todo eso era un intento de la derecha para sacar la popularidad del gobierno. Además la gente está harta de los pactos políticos que hace el PT, que involucran por ejemplo a Maluf, político de derecha defensor de la dictadura militar, que forjó lemas como “si puede robar que se robe pero hay que hacer” o entonces “si quieres estuprar, estupren, pero no maten”.
Otra cuestión es que Dilma por cálculos electorales se alió a la bancada religiosa. Cuestiones que siempre tuvieron eco en el propio electorado del PT como el derecho al aborto seguro, gratuito y legal fueron negados por la presidenta. Ella apoyó la elección de un pastor Marcos Feliciano a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos y Minorías que es un tipo abiertamente homofóbico y racista. El primer proyecto que se votó en dicha comisión es conocido como “cura gay” ya que autoriza a los psicólogos a participar en terapias para “curar” la homosexualidad. Otro proyecto terrible apoyado por el gobierno es conocido como “beca estupro” o Estatuto del Nascituro en el que la mujer víctima de violencia sexual que quede embarazada tendría el “derecho” de que su violador registre el hijo y que le pague una pensión! Por eso hay sectores que reclaman por los derechos democráticos de las mujeres y homosexuales.
Ahora el gobierno de Dilma está confundido. La presidenta hizo un pronunciamiento criticado por todos diciendo que iba a convocar un plebiscito por una Asamblea Constituyente. Pero después se dio cuenta de que eso en un momento de movilización podría salir al revés de lo deseado, y entonces retrocedió cobardemente declarando que sería una medida ligada solamente a la reforma política que quieren hacer y no una nueva Constituyente. El PT además se vio obligado a abandonar un proyecto de ley de su propia autoría, llamado PEC 37, frente al temor del repudio de los manifestantes. Este proyecto tenía la finalidad de disminuir el poder del Ministerio Publico para investigar los delitos de los políticos y era rechazado por amplios sectores sociales por ser una verdadera "ley de impunidad". Además dijeron que 75% de los ingresos que deja el petróleo iban a ser destinados a educación. Todo eso demuestra el temor que tiene el gobierno petista y su intento de cerrar la nueva situación. Pero se le puede volver en contra pues la gente puede entender que es posible ir por más ganando las calles.
¿Qué organizaciones dirigen el movimiento y cuál es su política? ¿Qué posturas ha tenido la izquierda?
El movimiento tiene un carácter muy espontáneo y no se puede decir que hay una dirección clara que lo organice. Las primeras manifestaciones fueron llamadas por Facebook por una organización llamada MPL (Movimento pelo Passe Livre). El MPL tiene unas pocas decenas de miembros que son fundamentalmente estudiantes universitarios y tienen una tendencia autonomista. A pesar de plantear que defienden la estatización del transporte en su programa, en la práctica reivindican una política más reformista radical - “Tarifa Cero”- pero sin terminar con los subsidios a los empresarios, reivindicando un proyecto de ley presentado por la prefectura de San Pablo en la época de Luiza Erundina cuando estaba en el PT. Ahora que el movimiento los sobrepasó no saben muy bien qué hacer, pero es claro que no están a la altura de lo que pasa hoy. La izquierda como el PSOL y el PSTU han intervenido en las marchas, pero sin poner en movimiento el peso que tienen en colegios y universidades donde dirigen, como la USP, donde están en el Directorio Central de Estudiantes, al servicio de organizar una dirección basada en las asambleas y comités de delegados electos y revocables, capaz de politizar y unificar en primer lugar a nivel regional y quizá nacionalmente al movimiento. Además, ahora el PSTU reivindica el congelamiento de las tarifas del transporte, pero las tarifas son altísimas incluso sin el aumento. Aunque planteen también la necesidad de luchar por la tarifa cero, el congelamiento hoy no responde a las necesidades del pueblo. El PSOL por su parte se hizo eco, acriticamente, de la demanda de los manifestantes contra la PEC 37, que era entendida como una "ley de impunidad" para los políticos. Sin embargo esta no puede ser una salida para la izquierda ya que deja la tarea de investigación de la corrupción a la policía y al Ministerio Púbico, pero no denuncia que esta MP es la misma que se encarga de los procesamientos de los trabajadores, estudiantes y luchadores sociales como en el caso de los 72 procesados en la Universidad de San Pablo.
Los sindicatos ahora llaman a una paralización general el día 11 de julio, de todas las centrales: la CUT, Força Sindical, UGT, CGTB, Conlutas, Intersindical, etc. Sin embargo la están convocando con consignas generales que no dialogan con el movimiento. Veremos cómo se desarrolla, pero si entra la clase obrera en escena, la situación se puede acelerar.
¿Cómo está participando la LER-QI y qué programa están levantando ante este gran movimiento que se ha abierto?
Estamos interviniendo con nuestras modestas fuerzas y con mucho entusiasmo, desde las agrupaciones Juventude ás Ruas y del colectivo Pão e Rosas. Luchamos ahora por el pase libre para los jóvenes, trabajadores desempleados y jubilados. Exigimos también que se abran los libros de contabilidad de las empresas del transporte colectivo, para que se muestre que ellos tienen ganancias enormes y se puede aumentar los sueldos de sus trabajadores. Para que se termine con la mafia de los transportes y se resuelva ese problema que afecta a millones, peleamos por la estatización del transporte bajo control de los obreros y usuarios, financiado por impuestos progresivos a las grandes fortunas. Que no salga un solo centavo de la salud y educación. Contra la carestía de la vida peleamos por un sueldo mínimo igual R$2900 y ajuste de los salarios de acuerdo a la inflación. Peleamos contra la represión y por la libertad de los presos por luchar.
Para terminar con la corrupción, planteamos que todo funcionario público, juez y político ganen lo mismo que un trabajador medio. Además peleamos por la disolución del Senado y por la institución de una cámara única, con revocabilidad de los mandatos. Vemos muy importante terminar con la influencia de la religión sobre el estado, que el gobierno de Dilma profundizó. Eso se traduce hoy en luchar por la destitución de Marcos Feliciano y todos los integrantes de la Comisión de los Derechos Humanos, que solo actúan en contra de los oprimidos, además de derribar los proyectos “Cura Gay” y “Estatuto do Nascituro”.
¿Qué perspectivas ven para el movimiento?
La tendencia general es que se siga fortaleciendo, aunque en ciudades como San Pablo las marchas tienden a ser menores y por reivindicaciones más específicas, como las cuestiones democráticas de las mujeres y de los homosexuales. Sin embargo es claro que el movimiento persiste y ya es histórico, que ha logrado eliminar el aumento del pasaje, poner al gobierno a la defensiva y que la oposición burguesa no capitalice el movimiento. El historiador inglés Perry Anderson decía el año pasado que el gran triunfo del lulismo había sido acabar con las movilizaciones en Brasil a través de una ilusión en mejoras de vida gradualista y pacífica. Eso empieza a llegar a su fin y las protestas toman un claro tono político. Por tanto, hay que seguir peleando por nuestras demandas, con un programa que logre conquistarlas y por la unidad de todos los sectores que ya salieron a la calle con los trabajadores y el pueblo.