Universidad de San Pablo - Brasil
Estudiantes, profesores y trabajadores se levantan contra la represión
11/06/2009
Publicamos a continuación un artículo de los compañeros y compañeras de la Liga Estrategia Revolucionaria, organización hermana del PTS en Brasil, que vienen participando de la movilización y la lucha de los trabajadores, profesores y estudiantes de la Universidad de Sao Paulo. Lea más sobre la huelga en www.ler-qi.org.
El rectorado de la Universidad de San Pablo (USP) encabezado por Suely Vilela, el gobierno de Serra y el secretario de Seguridad Pública de San Pablo, Ronaldo Marzagão, mostraron el día 9 de junio su verdadera cara al reprimir brutalmente la movilización pacífica de los estudiantes, trabajadores y profesores de la USP, UNESP y Unicamp, que realizaban una marcha en las inmediaciones de la universidad. Los tres sectores de las universidades estatales paulistas habían convocado esta movilización, que reunió alrededor de 2000 personas, para defender una cuestión democrática elemental: el retiro de de las tropas policiales que hace días ocupan la universidad, impidiendo las actividades en el campus, violando la autonomía universitaria y como un intento de impedir a los trabajadores ejercer su derecho elemental de huelga garantizado por la Constitución.
La huelga de los trabajadores de la USP comenzó el día 5 de mayo y ha sido una lucha ejemplar por sus reivindicaciones, que van desde el aumento salarial hasta la reincorporación de Claudionor Brandão, dirigente del SINTUSP y de la LER-QI, despedido por la persecución política de la rectora. Desde sus comienzos la huelga de trabajadores se encontró con la presencia de las tropas policiales en el campus, que fue ampliamente rechazada por profesores y estudiantes.
Lo que está por detrás de la militarización de la universidad es la política de intentar liquidar la libertad de organización y acción sindical y política dentro de la USP; de imponer pérdidas salariales de más del 42 % en los últimos años; de poner en riesgo el empleo de más de 5 mil trabajadores no-docentes por no cumplir las normas legales de contratación; de avanzar en la tercerización y en la “naturalización” de las condiciones de trabajo semi esclavo a las que los tercerizados están sometidos. Es contra esto que se levantaron los trabajadores. Ahora los otros dos sectores de la comunidad universitaria, profesores y estudiantes, adhirieron a la huelga a partir de la demanda de retiro de la policía.
Pero como si no bastase la violencia que significa la ocupación del campus por la policía, ahora se reprimió duramente la movilización. Como parte de la represión la policía enarceló a Claudionor Brandão que según testigos solo quería negociar que otro compañero no fuese preso, además de un empleado y un estudiante.
La represión a la marcha del 9 de junio parecía una batalla campal, en la que policías fuertemente armados lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de goma contra la manifestación pacífica, invadiendo el predio de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la USP, protagonizando una verdadera caza de manifestantes no vista desde los tiempos de la dictadura militar, dejando un saldo de varios heridos, además de las detenciones.
Un profesor de ECA (Escuela de Humanidades y Artes) describe así lo ocurrido: “La multitud de casi 500 personas quedó atrapada en este edificio cercada por la policía y cuatro helicópteros. El clima era de pánico. Durante cerca de una hora, por lo menos, se oyó la explosión de bombas y el olor de los gases invadía el predio de Historia (...) En mi opinión si la comunidad académica no se moviliza ante estos hechos gravísimos que atentan contra el diálogo, el buen juicio y la libertad de pensamiento y acción, ya no sé que puede pasar”. O, como dice otro profesor: “la fotografía en la tapa de hoy del diario Folha de Sao Paulo es contundente: un estudiante con su arma, un libro, es amenazado por la represión brutal de la Policía Militar. ¿Acaso le recuerda esto a la profesora los ‘años de plomo’ en plena dictadura militar? Viendo las fotografías de los diarios y las imágenes de la TV, otros deben recordar la irracionalidad de los tiempos del nazi-facismo. Como ex estudiante de la USP, no sólo me duele sino que protesto contra la brutalidad de la acción de la Policía Militar que –en caso de que el buen juicio y la sensatez tuvieran cabida en esta Rectoría– podría haber sido enteramente evitada”. Además de los propios profesores de la USP, senadores del PT de Sao Paulo como Eduardo Suplicy y Aloisio Mercadante también condenaron la acción de la policía y la actitud de la rectora.
Este sentimiento se generalizó y desató un potente movimiento democrático por el retiro de la policía y por la renuncia de la rectora Suely Vilela. En respuesta a la brutal represión, los estudiantes realizaron una masiva asamblea que contó con la presencia de más de 2.000 personas en la cual se reforzaron las reivindicaciones de Fuera la policía del campus; Abajo Suely Vilela; Elección Directa del Rector; recorrer los cursos para ampliar el apoyo a la huelga; apoyo a los piquetes de los trabajadores y la reivindicación de que el Congreso Nacional de Estudiantes, llamado por la Conlute (Coordinación Nacional de Lucha de Estudiantes) –cuya organización mayoritaria es el PSTU que también dirige el Directorio (Centro) de Estudiantes de la USP- se realice en la USP y no en Río de Janeiro como estaba originalmente previsto.
Pero uno de los elementos que representa el mayor salto en la movilización es, como mostraron las declaraciones arriba mencionadas, el repudio de los profesores a la represión y a Suely Vilela. Esta adhesión de los profesores al movimiento, que los medios burgueses intentan esconder a toda costa por el inmenso peso social que los profesores de la USP tienen en Brasil, fortalece inmesamente la movilización. La perspectiva de unidad entre trabajadores, estudiantes y profesores plantea la posibilidad de elevar la presente lucha a un cuestionamiento más profundo no sólo de la Universidad, que es extremadamente racista y elitista, sino que en su desarrollo puede cuestionar los planes de desmantelamiento de la educación pública por parte del gobierno tucano (como se conoce al Partido de la Socialdemocracia Brasilera-PSDB) de Serra, transformándose en un imporante ejemplo de lucha.
Ya contamos con una serie de apoyos fundamentales de diversas organizaciones sindicales y políticas de países como México, Bolivia y Argentina, como es el caso de la moción de apoyo enviada por los trabajadores de Zanon. Ahora es preciso redoblar este apoyo. Llamamos a todas las organizaciones políticas y sindicales, de la juventud y de derechos humanos a sumar su solidaridad.