Brasil: Debate sobre los años ’70
Exitosa presentación Estrategia Internacional
19/06/2008
DEBATE EN LA IZQUIERDA SOBRE EL ASCENSO OBRERO DE LOS AÑOS ‘70
La Liga Estrategia Revolucionaria-Cuarta Internacional, LER-QI, realizó una semana de debates en la Universidad de Campinas, la Universidad Católica de San Pablo (PUC) y la Universidad de San Pablo (USP) como parte de la presentación del N° 3 de la revista Estrategia Internacional-Brasil. A la convocatoria asistieron representantes de los partidos de la extrema izquierda brasilera, e incluso el dirigente del MAS argentino Roberto Sáenz. Valerio Arcary del PSTU (LIT), Osvaldo Coggiola profesor de la USP, vinculado al Partido Obrero argentino, el intelectual e investigador del movimiento obrero Ricardo Antunes, los profesores Antonio Rago y Pedro Fassoni fueron algunos de los panelistas que debatieron con los dirigente de la LER-QI Val Lisboa y Edison Salles.
El debate abarcó el contenido de las tesis que la LER-QI lanzará a fin de mes sobre las lecciones de la lucha de la clase obrera contra la dictadura en los años ’70.
Val Lisboa abrió el debate saludando la presencia de los dirigentes de las corrientes de izquierda y los intelectuales con los que sostenemos posiciones críticas y reivindicó el método de discusión de cara a la vanguardia, al contrario de los intelectuales conciliadores, en particular los estalinistas avergonzados que renuncian a los debates de ideas y estrategias, en nombre de una falsa unidad de la izquierda.
Lisboa resaltó que las tesis presentan una visión nueva y distinta al prisma de la historia oficial del PT, que esconden que la traición de Lula a la huelga de los metalúrgicos de 1980 abortó e interrumpió el proceso de radicalización obrera y facilitó el plan burgués e imperialista de reforma democrática del régimen, preservando las bases del sistema capitalista. La importancia de este debate está en sacar lecciones de ese importante proceso para preparar en mejores condiciones el presente, en la perspectiva de un futuro ascenso proletario.
Sobre las tesis señaló que el período abarca el proceso de resistencia a la dictadura que va de 1968 a 1980, constituyendo para nosotros una gran oportunidad para que el proletariado derrocase a la dictadura con sus métodos y avanzara en la perspectiva de la toma del poder político. Creemos que las condiciones permitían y exigían que las corrientes revolucionarias de la época se posicionasen en ese sentido, pero a nuestro entender la izquierda no salió del terreno de la estrategia de desgaste, combinando sindicalismo y tácticas electorales.
La primera etapa de ascenso comienza en 1968, coincidiendo con el levantamiento obrero-estudiantil internacional, que en Brasil tuvo como eje la consigna “Abajo la dictadura”. Este primer ascenso dejaba como enseñanza la necesidad de vincular las demandas democráticas formales, estructurales y obreras a esa consigna central de derrotar a la dictadura en el terreno de la lucha de clases. Pero también marcó la actualidad de la alianza obrero-estudiantil. La derrota prematura que combinó una dura represión a los estudiantes y la vanguardia obrera, con algunas concesiones económicas, abortó el desarrollo del proceso y provocó un importante retroceso de la lucha de clases que volvió a la resistencia clandestina en las fábricas.
En esta etapa el trotskismo no jugó ningún rol ya que la única corriente existente en ese momento, el POR (posadista), venía de varios años de entrismo en el PCB (Partido Comunista Brasileño) y de adaptación al nacionalismo burgués, que lo llevó a la decadencia junto con el Partido Comunista luego del golpe militar.
La segunda etapa está marcada también por los acontecimientos internacionales, la crisis económica abierta en 1973/74, la derrota de EE.UU. en Vietnam y la revolución de los claveles en Portugal. En Brasil entra en crisis el “milagro económico”, se produce la ruptura de las clases medias con el régimen y los militares inician el proceso de apertura “lenta, gradual y segura”. Creemos que se abrió una etapa preparatoria que ponía a la orden día retomar las banderas del ’68 y trabajar en la perspectiva de “Abajo la dictadura”. Comenzaba la reorganización fabril desde la base en San Pablo, en el ABC se combinaba esa recomposición con los preparativos de los “auténticos” encabezados por Lula como recambio a los sindicalistas más odiados y también en este período se instalaban las organizaciones trotskistas vinculadas a las corrientes internacionales (mandelistas, lambertistas y morenistas).
Lisboa criticó la política de la Liga Operaria, hoy el PSTU, que quedó como ala izquierda de la transición a la democracia junto al MDB (Movimiento Democrático Brasileño), indicando que esos errores tenían su raíz en la teoría revisionista de Nahuel Moreno de “revolución democrática”, para un cambio en el régimen político como una etapa independiente de la revolución socialista. El mismo Arcary reconoció esos “errores de juventud”, pero Lisboa señaló que entendemos los errores que pudo haber cometido una pequeña organización, pero al seguir reivindicando la teoría de Moreno los fueron profundizando tanto en el ascenso 1978-80, en la lucha por “las directas” (campaña por la elección directa del presidente) o en el “fuera Collor” (en referencia al ex presidente Fernando Collor de Mello) bajo dirección burguesa. En el debate, Arcary, lo confirmó y reivindicó que era progresivo ir bajo dirección de Fernando Henrique Cardoso y después de Brisola.
La huelga metalúrgica de 1978 abre una situación pre revolucionaria que llega hasta 1980. Con el desarrollo de las huelgas metalúrgicas masivas en el ABC, la capital y el interior paulista, junto a la ampliación del ascenso popular y estudiantil que ya se mostraba con fuerza desde 1977, se desarrolla un enfrentamiento abierto con la dictadura militar. La política de los sindicalistas “auténticos” en ese período dejó de lado concientemente la consigna de “Abajo la dictadura”, siendo agentes de la transición “democrática” en las filas del movimiento obrero. La izquierda al hacer seguidismo a los reformistas también la abandonó. La derrota de la huelga de 1980, traicionada por Lula, abortó el proceso de ascenso obrero, sacando de la escena política al joven y concentrado proletariado del ABC que se había transformado en una referencia nacional y preparó así el camino para la reforma por arriba del régimen. Esta definición elemental que hacemos nos diferencia de la historia oficial petista, pero nos separa también de la interpretación de los intelectuales y corrientes de izquierda que preservan a Lula.
Por fin, en esta etapa es fundamental la consideración del desarrollo del clasismo de los trabajadores que dieron por tierra con todos los planes pequeño burgueses de fundación de partidos amplios de tipo populista sin delimitación de clase, e impusieron la creación del PT que luego fue usurpado por la dirección reformista de los “auténticos” lulistas y encaminado como parte del sistema de partidos de la transición.
Una parte importante del debate fue alrededor del entrismo en el PT, tanto por el tiempo (más de una década) que la izquierda permaneció dirigida por Lula, como la política que llevaron adelante. Si para nosotros, los revolucionarios debían ser parte del PT en sus inicios, cuando estaba en formación y no tenía aún un programa y una perspectiva definida, era para luchar en su interior por un programa y una estrategia revolucionarios, es decir, para avanzar en la construcción de un partido revolucionario. Opuesto por el vértice a lo que planteaba la Convergencia Socialista (morenista), cuya estrategia demostró ser la construcción de un partido común con los reformistas y no un partido revolucionario. Así lo planteaban en la época: “Defendemos este PT y sus banderas de lucha. Y vamos a combatir a los que quieren modificar los objetivos trazados desde el inicio por los compañeros Lula, Bittar, Cicote, Ibrahim, Skromov y demás dirigentes sindicales. No queremos que el PT tenga todo nuestro programa”. Esta estrategia los llevó a permanecer en el PT hasta ser expulsados en 1992 y luego desde afuera a levantar la consigna “volver al PT de los orígenes” hasta 2004.
Para los integrantes de la LER-QI fue emocionante que en medio de la charla pidiera la palabra Brandão, actualmente dirigente del SINTUSP (sindicato de no-docentes de la USP), que cuando Valerio Arcary nos tildara como un grupo de nivel pero estudiantil que no está presente en el movimiento obrero, declaró que después de haber pertenecido al PSTU y haber estado unos años alejado de la militancia, anunciaba su incorporación orgánica a la LER-QI, corriente con la cual siempre coincidió estratégicamente.
Invitamos a seguir este debate con la lectura y discusión crítica del contenido de las tesis que en las próximas semanas serán editadas como parte de la Colección de Cuadernos de Estrategia Internacional-Brasil (puede leer este y otros materiales en la página web de la LER-QI).