Medio Oriente
Franja de Gaza: Una retirada que legitima la ocupación
25/08/2005 LVO 170
El lunes 22 de agosto los medios de comunicación anunciaban el histórico “fin de 38 años de ocupación” al desmantelarse el último asentamiento judío en la Franja de Gaza. Por el lapso de casi una semana, las pantallas de TV mostraron a las fuerzas israelíes desalojando a los colonos judíos de sus hogares como gesto de buena voluntad para reiniciar el proceso de negociaciones con los palestinos y así alcanzar una paz justa. Sin embargo, el objetivo del plan de “desconexión” de Sharon es completamente otro.
La retirada
El 15 de agosto las tropas israelíes entregaban órdenes de desalojo a los colonos residentes en los 21 asentamientos judíos establecidos en la Franja de Gaza. El 17, comenzaron el desalojo de aquellos que se negaron a retirarse por voluntad propia. La operación, que se esperaba duraría entre 3 y 6 semanas, no tomó siquiera una. La entrega del territorio a la Autoridad Palestina (AP) quiere ser presentada como paso hacia la constitución de un “Estado palestino”.
Sin bien los palestinos ven la retirada como un triunfo relativo, y en cierto sentido es un reconocimiento de su heroica resistencia, el gobierno israelí persigue una agenda reaccionaria consistente en renunciar a una mínima porción de los territorios ocupados en 1967 para profundizar su dominio sobre Cisjordania, el territorio más extenso y rico, donde viven la gran mayoría de los casi 400.000 colonos judíos. Israel no sólo continúa construyendo un muro de separación y nuevos asentamientos que dejan a los poblados palestinos aislados entre sí en “bantustanes” (verdaderos ghetos) en ese territorio, sino que cínicamente ha trasladado a algunos colonos desalojados de la Franja de Gaza a Cisjordania.
Incluso la pequeña porción de 224 km2 que constituyen la Franja, donde viven alrededor de 1.400.000 palestinos, seguirá bajo control del Estado sionista. “Israel mantendrá sus tropas estacionadas en la frontera de Gaza con Egipto, a lo largo del llamado corredor Filadelfia, y seguirá controlando las entradas y salidas de personas que la atraviesen. Los palestinos de Gaza sólo tendrán acceso a las aguas territoriales que cruzan un segmento de 5 kilómetros, mientras Tel Aviv se reserva el dominio de la costa marítima, el espacio aéreo, las telecomunicaciones, el suministro de electricidad, la mayoría de los recursos hídricos y los lindes de la Franja.” [1] Lejos de tender a la creación de un Estado, todo esto mantiene el dominio colonial de Israel sobre el pueblo palestino.
Con esta retirada, el premier israelí Sharon pone fin a una situación demasiado onerosa y problemática desde el punto de vista de la seguridad nacional. Responde también a las presiones internacionales, centralmente del imperialismo yanqui, que pretende fortalecer como interlocutor de un futuro “acuerdo de paz” al presidente de la AP Mahmoud Abbas. Este último ya ha demostrado su buena voluntad de mantener a raya a las alas radicales de la resistencia palestina, y tanto los sionistas como el imperialismo apuestan a que pueda conducir a los palestinos, a través de la negociación de “concesiones” mínimas, a la liquidación definitiva de sus aspiraciones nacionales aceptando los términos coloniales de Israel.
Tras la retirada, Abbas y Sharon ya convinieron reiniciar las negociaciones [2]. Por su parte, “los EE.UU. ven la desconexión israelí de Gaza como una importante oportunidad para re-energizar la hoja de ruta” [3], siendo esta última el “plan de paz” propuesto por EE.UU., la UE, Rusia y la ONU tras la victoria yanqui en Irak. La “paz”que están planteando el Estado sionista y el imperialismo se basa en el establecimiento de un inviable seudo-Estado palestino bajo el completo dominio de Israel, como lo demuestra el estatus de la Franja de Gaza pretendidamente liberada.
Algunas perspectivas
Al interior de Israel, el plan de desconexión de Sharon ha generado una fuerte oposición por parte de sectores religiosos de ultraderecha y de los colonos, que se ha expresado en grandes marchas y enfrentamiento físico a los desalojos en los asentamientos. Si bien la mayoría de la población apoya la retirada, según las encuestas este apoyo llega sólo al 59% [4]. La proliferación de partidos ultraderechistas y la escisión por derecha del partido de Sharon, el Likud, todos opuestos a la retirada, son muestra de una crisis política que podría profundizarse a futuro.
Del lado palestino, es poco probable que las masas se conformen sólo con la retirada de la Franja de Gaza y de 4 de las 120 colonias establecidas en Cisjordania. Las direcciones radicales de la resistencia ya han anunciado que continuarán las luchas hasta recuperar ese territorio, así como Jerusalén. Conociendo los planes de Israel para Cisjordania, podemos prever nuevos enfrentamientos entre la resistencia y el Estado sionista.
Abajo el bastión colonial israelí
Una de las condiciones fundamentales de Israel en cualquier negociación de “paz” es que los palestinos renuncien para siempre al derecho de retorno de los refugiados palestinos expulsados de sus tierras a partir de 1948. Y es que el Estado de Israel fue construido, previa limpieza étnica, sobre el territorio histórico del pueblo palestino. Esta es la ocupación que tanto Israel como el imperialismo se niegan a poner en cuestión. La existencia misma del Estado sionista, concebido desde el principio como un estado racista y creado bajo la égida del imperialismo para mantener la opresión sobre el conjunto de los pueblos árabes, es incompatible con las aspiraciones nacionales palestinas. Sólo la destrucción de este Estado colonial y racista y la expulsión del imperialismo pueden abrir paso al establecimiento de una Palestina Obrera y Socialista donde convivan libre e igualitariamente árabes y judíos.
Claves
– 1920: Gran Bretaña recibe el “mandato” de la Sociedad de Naciones sobre Palestina. La población árabe se levantará repetidas veces contra la ocupación imperialista, pero será aplastada por los ingleses ayudados por los colonos sionistas.
– 1948: Se proclama el Estado de Israel. En 1949 termina de ocupar la mayor parte de Palestina, avanzando sobre los límites fijados por la ONU en 1947.
– 1967: En la “Guerra de los 6 días”, Israel ocupa la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Oriental, los Altos del Golán y la Península del Sinaí. Más tarde, el Sinaí será devuelto a Egipto.
– 1987: Estalla la 1° intifada palestina. Esta acaba con la firma de los acuerdos de Oslo en 1993, en los que Arafat reconoce por 1ª vez al estado sionista y se crea la AP.
– 2000: Estalla la 2° intifada.
El movimiento de colonos
Desde fines del siglo XIX, la política del sionismo para colonizar Palestina fue el establecimiento de asentamientos judíos en la “tierra prometida”. Estas colonias, punta de lanza de la limpieza étnica a través de métodos terroristas, fueron la base para la fundación del estado de Israel. Tras la guerra de 1967, Israel tuvo como política oficial el establecimiento de asentamientos en los territorios ocupados tras cada avance territorial.
Siguiendo los escritos bíblicos, los colonos consideran que el territorio palestino les corresponde. Fanáticos religiosos ultra ortodoxos ideológicamente comprometidos con el expansionismo sionista, siempre actuaron como verdaderas bandas paramilitares contra la población árabe. Hoy son la oposición al gobierno de Sharon, quien paradójicamente siempre fue uno de sus principales promotores.