LA NACION - 07-03-2011
Khadafy logra frenar el avance rebelde
07/03/2011
Con intensos bombardeos, forzó el repliegue de los insurgentes, que pretendían tomar su ciudad natal, Sirte; cruentos combates en el Este.
Lunes 07 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa
BENGHAZI.- En el marco de un conflicto que se extiende y toma cada vez más la forma de una prolongada guerra civil, el líder libio Muammar Khadafy detuvo ayer el avance de los rebeldes sobre Sirte e impidió con intensos bombardeos que se apoderaran de su ciudad natal, bloqueando el avance de la insurrección.
En tanto, tropas rebeldes y leales mantenían encarnizadas batallas en el este de Libia, en medio de contradictorias versiones de ambos bandos, que se atribuyen el control de Misurata, un estratégico bastión opositor, y de otras localidades del este del país.
Por segundo día consecutivo, los militares fieles a Khadafy bombardearon por aire y con tanques las ciudades tomadas por los rebeldes en el este de Libia, en un claro intento por desarticular la insurrección que se hizo fuerte en esa zona del país. Los medios del régimen hablaban de victorias en Zawiya, Ras Lanuf, Misurata y Tobruk, y anunciaron que el ejército sigue su marcha triunfal hacia Benghazi, epicentro de la rebelión.
Sin embargo, residentes de Misurata, localidad situada 200 kilómetros al este de Trípoli, desmintieron categóricamente esas versiones y afirmaron que la ciudad sigue en manos de los rebeldes, aunque admiten haber oído durante la madrugada algunos disparos cerca del aeropuerto y en los accesos a la ciudad, donde se encuentran desplegadas tropas leales a Khadafy.
En la ciudad petrolera de Ras Lanuf, las agencias de noticias occidentales comprobaron que la insurrección seguía en control y logró resistir dos ataques aéreos perpetrados por Khadafy. Los bombardeos no dejaron víctimas, según los primeros informes, pero provocaron movimientos de pánico en la población, que corría por las calles en busca de refugio.
Lo que no fue desmentido por la oposición es que el líder libio logró impedir la toma de la ciudad de Sirte y forzó el repliegue de los rebeldes, en clara inferioridad de entrenamiento y poderío bélico con respecto a las tropas leales y, en particular, ante sus ataques aéreos.
Muchos rebeldes que avanzaban hacia el Oeste con la idea de marchar sobre Sirte, feudo de Khadafy sobre el mar Mediterráneo, se encontraron en medio de los combates en forma sorpresiva. "Estábamos a tres kilómetros de la ciudad y las bombas caían sobre nosotros. Todo el mundo daba marcha atrás", indicó Jamal al-Garra, un ciudadano norteamericano de origen libio que se sumó como voluntario a las fuerzas rebeldes y utiliza por primera vez en su vida un arma.
Mientras tanto, el conflicto se agrava y ninguno de los dos bandos parece dispuesto a ceder. Las fuerzas rebeldes resisten a pesar de que cuentan con un modesto arsenal de armas ligeras, ametralladoras, lanzagranadas, baterías antiaéreas y cañones antitanque, frente a un ejército profesional que posee tanques, artillería pesada, aviones y helicópteros. En este contexto, la situación en Libia parece acercarse cada vez más a una prolongada guerra civil y alejarse de una rápida revolución, tal como ocurrió en Túnez y en Egipto.
En Trípoli, que tiene dos millones de habitantes y está principalmente en manos de Khadafy, los habitantes se despertaron antes del amanecer por el estruendo sostenido de disparos de alto calibre, que duró por lo menos dos horas. Algunos de los disparos se oyeron alrededor del campo militar Bab al-Aziziya donde vive el histórico líder libio, lo que motivó rumores de que quizás había habido enfrentamientos internos entre las fuerzas leales dentro del fuerte.
En Zawiya, sitiada desde hace tres días por las tropas de Khadafy, continuaron los enfrentamientos; allí, las comunicaciones con los residentes se ven dificultadas tras el implacable castigo artillero y el cerco a la población, cuyo suministro eléctrico fue interrumpido, al igual que la telefonía celular.
El vocero opositor Abdel Hafiz Ghogan admitió la escasez de suministros de la población, pero negó que Khadafy hubiera recuperado la ciudad y descartó cualquier negociación con su régimen.
"No hay negociación de paz con Khadafy", subrayó el vocero en una conferencia de prensa en la que explicó el fallido intento británico de contactar al mando rebelde en Benghazi (ver Pág. 3).
En el plano internacional, tres influyentes senadores norteamericanos reclamaron la creación de una zona de exclusión aérea en Libia, a pesar de las reservas que mantiene la Casa Blanca al respecto. El demócrata John Kerry negó que esa medida implique un gran operación militar para destruir las defensas aéreas libias, como sostuvo el jefe del Pentágono, Robert Gates. "Se pueden bombardear aeropuertos y pistas de aterrizaje para que queden inutilizables por un tiempo", dijo Kerry.