VENEZUELA
La escasez y el desabastecimiento complican a Maduro
28/08/2014
Bajo el argumento de combatir la escasez y el desabastecimiento, el presidente venezolano Nicolás Maduro lanzó una fuerte campaña contra el contrabando. Según declaraciones de su propio gobierno a través de sus principales voceros, un 40% de alimentos básicos salen por el llamado contrabando de extracción hacia Colombia. A esto se le sumaría también el lucrativo contrabando de la gasolina, además de otros productos incluyendo medicinas que, por ser subsidiados por el gobierno venezolano o por su bajo valor en el territorio nacional, son revendidos en suelo colombiano con enormes ganancias.
El gobierno lanzó una fuerte campaña mediática en este sentido que se combinó con un importante despliegue militar en la frontera con Colombia. Como parte de la campaña contra el contrabando, Maduro anunció la implementación de un sistema biométrico, más conocido como captahuellas, para establecer un control sobre las compras en los supermercados. Con ello el gobierno da a entender que buena parte del contrabando, sobre todo en la parte de alimentos, es adquirido directamente por consumidores para ser destinados por distintos mecanismos hacia la frontera colombiana. Se trataría del contrabando de “bachaqueo”, es decir, el que miles de personas traspasarían en pequeñas cantidades, pero que de conjunto representarían cuantiosos volúmenes de mercancías.
Un contrabando con complicidad de los aparatos estatales
Aunque el contrabando realmente existe, muy lejos está de ser la causa central de la escasez y el desabastecimiento existente en el país, donde la causa fundamental se trataría de una crisis que le ha explotado al gobierno de Maduro. El gobierno cede a los pedidos de los empresarios en liberar precios o autorizar el aumento de los mismos centralmente en los de la cesta básica, las facilidades para la adquisición de divisas, autorización de los despidos en las fábricas, mientras prepara una serie de medidas de ajuste para ser aplicados durante este año.
Por otra parte, es un hecho notorio que para que exista un contrabando en los niveles que alude el gobierno, es difícil de realizarse si no hay una completa complicidad de los aparatos estatales, como el propio Ejército y la Guardia Nacional, quienes justamente hacen el control en la frontera. También es difícil pensarlo sin que estén inmersos sectores empresariales –sobre todo los ligados a la distribución- en este negociado fraudulento como para responsabilizar al contrabandeo minorista de traspasar semejantes volúmenes al territorio colombiano o hacia otros países de la región del Caribe por barco de alto calaje.
Si ya es difícil para el gobierno hacer creer que el problema del desabastecimiento tiene sus raíces en el contrabando, es aún más complicado, en medio de la crisis imperante, instalar la idea de que ese contrabando se origina en la compra minorista en los supermercados del país. Es por esto que la instalación de un sistema biométrico de control en todo el territorio nacional cómo subproducto de esta campaña, no sólo tiene poca credibilidad, sino que genera malestar en la población.
La derecha opositora aprovecha la situación
Por su parte la derecha usa el desabastecimiento para fustigar al chavismo en nombre del libre mercado tal como lo ha venido haciendo hasta ahora, y en esta ocasión no perdió tiempo, comparando el sistema de control biométrico con la libreta de racionamiento cubana y propagandizando sus medidas de mayor liberalización de la economía. No es casualidad, que la coalición opositora derechista de la MUD convocara a acciones callejeras así como a un cacerolazo nacional para este jueves por la noche contra la implementación del sistema biométrico en supermercados. Como tampoco lo fueron las protestas generadas en la madrugada del lunes en ciudades como San Cristóbal –con cierta participación popular-, ubicada a 57 kilómetros de la frontera con Colombia, y que fueran violentamente reprimidas por el gobierno nacional.
Esta misma derecha que hoy busca capitalizar la crisis abierta y las medidas impopulares del gobierno de Maduro, es la que en los años ’90 aplicaba medidas de ajuste neoliberal, y buscaba hacer recaer la crisis sobre el propio pueblo venezolano. Hoy es la política del gobierno nacional la que le permite tomar demagógicamente estas banderas.
¿Cómo enfrentar la escasez y el desabastecimiento?
Muy probablemente por temor a que inmediatamente se le abrieran escenarios semejantes a los meses de febrero y marzo, en la tarde del martes el gobierno de Maduro anunciaba que la implementación del sistema biométrico sería voluntario. Tales declaraciones fueron interpretadas como un retroceso en la medida por parte del gobierno que no habría sabido calcular la repercusión que iba a tener en sectores de la población.
Pero el problema de fondo es que el gobierno se niega hacer caer con fuerza a los verdaderos culpables ni ataca a los que se benefician y que se han enriquecido, como los capitalistas. Mucho menos apela a la movilización de los trabajadores y el pueblo por temor a que lo desborden y se autoorganicen para intervenir en esta situación.
La escasez y el desabastecimiento se pueden enfrentar con comités populares de control de precios y abastecimiento, integrados por los sindicatos y comunidades. Estos comités podrían controlar los precios y garantizar la distribución de alimentos y otros artículos de primera necesidad como medida urgente. Al mismo tiempo el control obrero colectivo en fábricas y agroindustrias, coordinado con el control popular de precios y abastecimiento, son las mejores armas para combatir cualquier maniobra o sabotaje, como aduce el gobierno.