Chile
La lucha de Aysén y la crisis del régimen neopinochetista
01/03/2012
Nicolás Miranda, PTR (organización hermana del PTS en Chile)
En el lejano sur de Chile, a 1.500 Km. de su capital Santiago, la Región (Provincia) de Carlos Ibañez del Campo, conocida como la Región de Aysén, lleva 3 semanas de una lucha que alcanza hasta la localidad más pequeña, en un movimiento policlasista que va desde el empresariado local, los partidos empresariales de la derecha y la Concertación, hasta la clase trabajadora de la zona, pasando por los pobladores, los jóvenes precarizados, los estudiantes y las mujeres. Esto que parece ser su mayor fortaleza, es su mayor debilidad, preñada de peligros para la lucha del pueblo trabajador de la zona.
La lucha de Aysén le cambió la agenda política al gobierno. Sus demandas motoras, principalmente la lucha contra la carestía de la vida y el autoritarismo centralista, hacen de esta lucha otro episodio en las luchas que, con las movilizaciones estudiantiles del 2011 y la lucha de Magallanes (vecina a Aysén), se vienen desarrollando en Chile contra toda la herencia pinochetista que los gobiernos de la Concertación y la derecha conservaron y profundizaron, y que muestran una tendencia que llegó para quedarse.
Y fue justamente en la Región donde el gobierno de la derecha de Sebastián Piñera obtuvo su más alta votación (más del 60%) hace apenas dos años. ¿Cómo se explica esto?
La lucha por demandas locales que tienden a una lucha contra toda la herencia pinochetista
Partió con la lucha de los pescadores artesanales contra la Ley de pesca que privatiza los recursos del mar a favor de los grandes grupos económicos. Rápidamente se extendió a una lucha en toda la región contra la carestía de la vida y el autoritarismo: Los salarios de hambre que reinan en Chile se mezclan en esta zona extrema con el alto costo de la vida que es 30% superior al resto del país: el combustible es más caro y encarece toda la vida, no hay construcciones viales porque no son rentables en un país donde todo está privatizado, las empresas imperialistas depredan sus recursos naturales (el agua principalmente), no hay universidades y sus jóvenes deben migrar a otras Regiones. En las Regiones de Chile los Intendentes (Gobernadores) no son elegidos sino que son designados por el Presidente, y no cuentan con presupuesto propio. Esto hizo que una lucha local escalara rápidamente apuntando con sus demandas al Gobierno de Piñera.
Estas demandas locales son expresión de la herencia del pinochetismo, mantenida y profundizada por los gobiernos de la Concertación y la derecha.
Las demandas de los pescadores fueron desoídas por la Intendenta que estaba de vacaciones. Pronto comenzarían las movilizaciones. Todas las rutas y caminos de acceso a las ciudades y localidades fueron tomadas y cortadas. Las barricadas se extendieron por las dos principales ciudades: Coyhaique y Puerto Aysén. Se declaró un paro regional de los empleados públicos. Las marchas se suceden casi diariamente. Son los manifestantes los que deciden si se puede transitar o no. Y para negociar sus demandas, rechazaron a la Intendenta y exigieron la presencia de ministros del Gobierno.
Aunque el Gobierno se vió obligado a enviar dos ministros para negociar, en el que se llegó a acuerdo en 1 de los 11 puntos de las demandas, su respuesta inmediata fue la más dura represión. El Gobierno mandó destacamentos desde otros lugares para la represión de las movilizaciones (Fuerzas Especiales) de la policía (Carabineros), militarizando la Región, y generando un estado de sitio de hecho. La decisión era aplastar la lucha: disparan bombas lacrimógenas al cuerpo, utilizan balines de acero, ocupan las poblaciones, persiguen a los heridos hasta en los hospitales para detenerlos, los insultan con gritos como “muertos de hambre, en Santiago hay comida”. A un obrero mecánico le dispararon al cuerpo, lo derribaron, le dispararon otro tiro gritándole “acá te rematé”.
Toda esta represión no frenó la lucha en las calles. Por el contrario, se fortaleció para enfrentar la represión. En lo que ya se llama “la batalla del Puente Ibañez” en la ciudad de Puerto Aysén, trabajadores, jóvenes y mujeres hicieron retroceder y dispersarse a Carabineros.
Pero la enorme fuerza de la lucha en las calles de Aysén, tiene un peligro que puede llevarla a la derrota.
Un movimiento policlasista
Lo que aparece como la mayor fuerza de la lucha, es su mayor debilidad. A las demandas de los pescadores artesanales, no sólo se unieron los trabajadores, jóvenes y pobladores. También lo hicieron los empresarios locales, persiguiendo sus propios intereses: la rebaja del costo de los combustibles, para aumentar sus ganancias. Y también lo hicieron los partidos empresariales de la Concertación y la derecha, en un año de elecciones y en medio de la crisis de sus partidos que los tiene fragmentados y divididos.
Los empresarios locales, agrupados en la Multigremial, llaman a terminar con las negociaciones y sentarse a negociar con el Gobierno, que al momento de escribir estas líneas envió otro ministro, el de Energía Rodrigo Alvarez. Su mayor preocupación es terminar con las movilizaciones, y obtener algunas migajas para que no se desarrolle como una lucha abierta de los trabajadores y el pueblo contra sus salarios de hambre y sus partidos de la Concertación y la derecha. Al momento de escribir estas líneas, se desarrollaba la primera reunión con el ministro de Energía, que fracasó por su exigencia de suspender las movilizaciones para iniciar el diálogo y la imposibilidad de los dirigentes de satisfacerlo: "la exigencia del ministro no se puede cumplir, porque no tenemos nada que ofrecer a la gente para desarticular las tomas", declaró.
La mesa de los dirigentes, lleva ya las negociaciones que se hacen a puertas cerradas en la Intendencia. Llamaron a levantar los cortes de ruta y barricadas como “un gesto de buena voluntad”, en una tregua de hecho que solo favorece al gobierno. Y ya anunciaron que “algunas” de las demandas no podrían ser conseguidas. Están llevando la lucha de los trabajadores y el pueblo de Aysén a un callejón sin salida.
¡Por una Asamblea Obrera y Popular sin empresarios ni sus políticos de la Concertación y la derecha para fortalecer la lucha! ¡Por un Paro Regional indefinido!
La izquierda, principalmente el Partido Comunista, que está en un pacto político-electoral con la Concertación para las elecciones municipales de este año, se limita a lamentar que el Gobierno no mandara ministros antes (a tiempo para evitar que se desarrollara la lucha) y exigirle que vayan con propuestas concretas. La Central Unitaria de Trabajadores- CUT (la central sindical de Chile), dirigida por la Concertación y el Partido Comunista, no ha dado un solo paso para fortalecer la lucha, como llamando a un paro regional, tan sólo alguna declaración de solidaridad y recolección de ayuda junto al envío de sus dirigentes como Gajardo y de la Puente.
Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios, planteamos que para evitar negociaciones por arriba, es necesario pasar de las reuniones de dirigentes, a poner en pie una Asamblea Obrera y Popular sin empresarios ni sus partidos de la derecha y la Concertación. Con delegados revocables y rotativos de las barricadas, de las juntas de vecinos, de cada lugar de trabajo, de cada lugar de estudio. Garantizando que todas las negociaciones sean públicas, que las decisiones las tomen estos delegados, y que todas las demandas sean cumplidas.
Para llevar esta lucha hasta el final y conseguir todas las demandas, hay que convocar a un Paro regional indefinido de todos los trabajadores de la Región.
Una tendencia a una mayor lucha de clases en Chile
Aysén es un episodio de las luchas que comienzan a irrumpir en Chile contra toda la herencia pinochetista. El año pasado fue una lucha similar en otra región del sur de Chile, Magallanes. Y alcanzó su punto más alto en las movilizaciones estudiantiles de 7 meses contra el negocio de la educación que instaló la dictadura y conservó y profundizó la Concertación, y ahora la derecha.
Si durante todos los gobiernos de la Concertación durante 20 años, se esperaba con resignación, se buscaban acuerdos entre empresarios y trabajadores en las “mesas de diálogo” que promovía la Concertación, ahora la lucha de clases está comenzando a irrumpir en Chile. Con un gobierno y un régimen que venían debilitados y ahora están siendo golpeados por estas luchas. Ya se habla del peligro de la “ingobernabilidad”. El apoyo al Gobierno en las encuestas es de apenas 30%, y a los partidos aún menor: alrededor de un 20%.
La lucha de Aysén está en un callejón sin salida, pero aún sigue abierta. Y se anuncian nuevas movilizaciones: de los trabajadores portuarios, de otras regiones y ciudades.
Las direcciones oficiales, de colaboración de clases, burocráticas, con el Partido Comunista a la cabeza, intentan poner paños fríos. Los dirigentes estudiantiles burocráticos (JJCC, Autónomos, etc) intentarán que no se repitan las luchas del año pasado: ya están llamando a no movilizarse con tomas y paros.
Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios, luchamos por poner en pie una alternativa trotskysta, con una política de clase independiente, ni derecha ni Concertación, para terminar con toda la herencia pinochetista.
29-2-2012