Primera visita del mandatario chileno a Argentina y Brasil
La reconstrucción de Chile, una oportunidad de negocios capitalistas
15/04/2010
Cierta expectativa envolvía la visita del presidente de Chile y megaempresario derechista Sebastián Piñera a la Argentina. El “cambio de signo político” ocurrido en las elecciones en las que se impuso Piñera, de la coalición de centroizquierda patronal (la Concertación) a la derecha pinochetista (Coalición por el Cambio), había sido presentado como un viento huracanado en las costas del progresismo latinoamericano. Piñera fue ungido como el primer presidente de derecha elegido democráticamente en Chile desde 1958. Si a alguien se le ocurrió que esto podía generar cortocircuitos en las fecundas relaciones entre Chile y la Argentina, tan abonadas entre la Concertación y los K, la presidenta Cristina Fernández se encargó enfáticamente de despejar esa idea absurda. Dejó en claro que en la escala de valores K, la frondosa billetera estatal y privada exhibida por el presidente-empresario chileno para la reconstrucción del vecino país devastado tras el brutal terremoto así como el comprometido voto de Chile a favor de la presidencia de UNASUR para Néstor Kirchner, valen más que algunos principios “progre”.
El paso por la Argentina
La primera gira del multimillonario presidente-empresario chileno al exterior estuvo signada por la gigantesca tarea de reconstrucción de la infraestructura destruida por el terremoto de fines de febrero y sus interminables réplicas, cuyo costo se estima en US$ 30 mil millones (14% del PBI). Las decenas de miles de millones que serán destinados en forma directa a su realización han despertado la simpatía de empresarios argentinos y brasileros, que ven la oportunidad de llenar sus bolsillos con los ahorros y el endeudamiento del pueblo chileno. Como dijo la presidenta en un almuerzo de honor que ofreció junto a la crema empresarial argentina, el megaempresario germano-chileno Horst Paulmann dueño de Cencosud (Jumbo y Disco) y algunos artistas K, “estoy segura que muchísimos empresarios que van a ir a Chile a participar en esas tareas de reconstrucción, empresarios que no solamente se dedican en su actividad al sector de la construcción, que seguramente será el que en un primer momento mayor demanda tendrá, van también a descubrir oportunidades de negocios que van a permitir lograr inversiones importantes”, para lo que ya se está organizando una misión comercial para mayo.
Visita a Brasil
En su visita a Brasil, lo llamativo fue que haya comenzado por San Pablo, con el gobernador interino Alberto Goldman como anfitrión, junto al candidato a presidente por la oposición, José Serra. Pero con el mismo espíritu emprendedor con el que fue recibido en la Argentina, el mandatario chileno fue galardonado con la Orden del Mérito Industrial de San Pablo, otorgado por la mayor patronal de Brasil, la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP). Luego de haber tenido que designar un embajador de carrera en Brasil tras el rechazo de su designado pinochetista, Piñera se despachó asimilando la campaña electoral de Serra a la suya, haciendo un paralelismo en el sentido de haber logrado imponerse sobre la popularidad del presidente saliente. Sin embargo, en su paso por Brasilia, apoyó la reivindicación de Brasil por un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU porque “Brasil es una potencia y merece nuestro apoyo... por todo lo que representa, es una garantía de libertad, paz y respeto a los derechos humanos” (sic). No lo dirá por el liderazgo que ejerce en las infames tropas de la MINUSTAH en Haití, o por su no muy lejano retroceso en el proyecto de castigar a los militares y jueces de la dictadura...
De integración y demás negocios
Bajo el manto de palabras inspiradoras como integración, cooperación, unidad, hermandad regional y tantas otras, los presidentes de Chile, Argentina y Brasil volvieron a hablar durante la gira del “corredor bioceánico”, del “banco del sur”, de integración militar, energética y tantos otros proyectos que, hechos a medida de las necesidades empresariales, serán construidos y pagados con el sudor del pueblo trabajador, mientras que las ganancias se las van a llevar los capitalistas. Se han sucedido al menos 2 mandatos de gobiernos autodenominados “progresistas” en los tres países y los índices de pobreza, de explotación de los trabajadores y de impunidad en los crímenes de las dictaduras apenas se mueven. Es una aberración que la reconstrucción de Chile sea presentada como una “oportunidad de negocios” para los empresarios, y a eso se le llame cooperación fraternal. Una vez más, los capitalistas nos demuestran que la verdadera integración, la verdadera solidaridad y la verdadera hermandad solo será realidad de la mano del pueblo trabajador latinoamericano.
Embajador pinochetista para la Argentina K
Desde que asumió la presidencia, Piñera ha sido una máquina de nombrar empresarios y genocidas para dirigir el Estado chileno. Además de formar un gabinete empresario para el ejecutivo, hecho que causó mucho rechazo, a apenas horas de embarcarse en su gira nombró como director general de Gendarmería a un general retirado implicado en el caso de tres profesionales degollados en el año 1985, en plena dictadura de Pinochet.
Consecuente con esta línea en su política exterior, Piñera nombró como embajadores para Brasil y para la Argentina a dos fervientes defensores del golpe del ’73. Octavio Errazuriz, quien fuera canciller de Pinochet en varios países, fue rechazado por Lula pero fue nombrado nada más ni nada menos que embajador ante la ONU.
Miguel Otero Lathrop, designado por Piñera para la Argentina, fue Contralor de Pinochet y responsable de expulsiones y despidos de profesores y estudiantes de la Universidad de Chile durante la dictadura, y también senador por la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente en reemplazo del reconocido “ideólogo de la dictadura” Jaime Guzmán Errázuriz. Y por si a alguien le quedó alguna duda de sus simpatías hacia el gobierno militar genocida, en recientes declaraciones ampliamente difundidas por los medios, él mismo se encarga de despejarlas: “Seamos claros, gracias a ese gobierno somos lo que somos hoy día, donde muchos de los que todavía nos critican estaban de acuerdo con la llegada de los militares en esa época” (www.cambio21.cl).
Sin embargo, lo verdaderamente asombroso para algunos no fueron tanto las declaraciones de un pinochetista confeso, sino la aceptación por parte de Cristina “La Progre” Fernández del ahora flamante embajador pinochetista ante el autodenominado “gobierno de los derechos humanos”.