Chile: Miles votaron por la lista combativa en la USACH
“Nos estamos preparando para nuevos desafíos y luchas que se avecinan”
19/01/2012
¿Qué balance hacen de la lucha estudiantil y las elecciones universitarias?
Javiera: Existen 2 balances instalados a nivel nacional. El del gobierno que plantea que nuestra lucha estaba condenada de antemano y no tenía ningún efecto en la realidad salvo cambios parciales como inyectar mayores recursos a través de becas (aumentándolas de 170 a 280 mil) y créditos blandos para poder estudiar con un menor costo de endeudamiento. Y eso, manteniendo la educación de mercado que instaló la dictadura. La Concertación, en esta misma lógica, peleaba por más recursos y leyes que fiscalicen el lucro manteniendo también el mercado educativo. Por otro lado el de las direcciones oficiales de la Confech, que independiente de las diferencias de matices, creen y dicen que era imposible conseguir la educación gratuita, que era una ilusión que sólo podía conseguirse en varios años como acumulación gradual. Para ellos era posible sólo obtener educación gratuita para algunos sectores de escasos recursos vía mayores beneficios de becas y una mayor “regulación” del negocio educativo en universidades privadas. Esto era común. Y decían que la única forma de conseguir esto era presionando al parlamento para que en la Ley de Presupuesto esto se expresara en conquistas concretas. Aunque luego los colectivos populares hayan salido diciendo que la Concertación los traicionó y que el parlamento no servía, fueron parte de la política de desvío y desmovilización llevando todo al callejón sin salida del parlamento binominal. Nosotros, y como parte de la lista “Seguimos en pie” en la USACH salimos a instalar un tercer balance del conflicto y llegar a miles de estudiantes que rechazaron la política de las direcciones de que sí pudimos conquistar nuestras demandas, que había una relación de fuerzas para hacerlo: un gobierno debilitado, sobrepasado y sin estrategia; un apoyo popular increíble; movilizaciones de masas históricas e incluso con jornadas de trabajadores y estudiantes en las calles como el 25 de Agosto; una juventud que salió a pelear por sus derechos y la desnaturalización de una ideología neoliberal de que la educación gratuita era impensable. Nosotros dijimos que las direcciones oficiales que mantuvieron todo burocráticamente para imponer su política tuvieron un rol fundamental en la desarticulación y llevando a confiar en el parlamento binominal que nada podía resolver. Y llegamos a la actualidad, donde pese a que el gobierno no logró imponer hasta el final su agenda, hoy da pie para que hayan ataques a secundarios y profesores. Pero aún así, emergieron amplios sectores que se empiezan a organizar y con mucha experiencia que les ha dado el proceso, los desvíos y la desconfianza hacia los partidos políticos patronales.
¿Cuál fue la política de LAC y del PTR en estos meses?
Javiera: Desde el PTR nos opusimos a la salida pactada con los rectores y con el gobierno, que lo único que pretendían era llevarnos a negociar al parlamento binominal para imponer sus criterios técnicos e intereses mercantiles. Finalmente fue eso lo que pasó. Creíamos y creemos que la fuerza radicaba en los cientos de miles que marchaban, en las tomas que las direcciones se jugaron por desgastar y no amplificar para que se transformaran en fenómenos de masas donde los estudiantes pudiéramos deliberar las políticas y salidas al conflicto; el apoyo popular creciente y que se reflejó en cacerolazos y manifestaciones; en la pelea por incentivar la salida de los trabajadores, que eso podía dejar de rodillas al gobierno, y que era justamente lo que no quería la burocracia sindical de Arturo Martínez (PS) de la CUT y Gajardo (PC) del Colegio de Profesores. Para eso era clave buscar la unificación real con los distintos sectores a través de organismos comunes con cientos de delegados que expresen la masividad, combatividad y el ánimo que durante meses se expresó en multitudinarias protestas. En vez de eso, hubieron organismos corporativos, que dividían la fuerza real y orgánica de los estudiantes, no solo entre secundarios, universitarios y profesores (¡No existió ni una sola asamblea en común en todo el proceso!), sino incluso había una división profunda entre secundarios creada por la misma burocracia estudiantil y los colectivos populares. Se mantuvieron divididos y profundamente burocratizados mientras en las calles había unificación y cientos de miles manifestándose de diversas formas. Nosotros tratamos de hacer pequeñas experiencias donde estábamos. En secundarios dimos la batalla en la COMES y ACES para unificar los organismos y luchar por delegados de liceos unificados que pelearan por una perspectiva en común. En la Confech lo mismo, y luchamos por impulsar una Asamblea por la Educación Gratuita que en un primer momento organizó a cientos de estudiantes. Y en lugares como la USACH donde dimos una amplia pelea contra la burocracia, desarrollamos asambleas de zonales buscando una real coordinación mientras nos querían imponer un programa de “reforma” de la educación neoliberal y la salida pactada con el gobierno. En el A90, un liceo de la comuna de San Miguel, fuimos parte de una de las experiencias más avanzadas que fue la auto-gestión que sentó un importante emblema en el movimiento secundario.
¿Cuáles son las perspectivas que ven?
Javiera: El conflicto educativo sigue abierto. Ni los empresarios quedaron contentos con esto, ni el movimiento estudiantil. Y sigue abierta una profunda crisis del régimen político heredero de la dictadura. Las últimas encuestas siguen señalando que hay un 80% de apoyo de la población a las demandas estudiantiles, y crece el rechazo al gobierno, a las instituciones y a los partidos empresariales, mientras baja fuertemente su aprobación a mínimos históricos. Eso mismo hace que en el régimen se sucedan los roces: en la propia derecha (coalición de gobierno) y entre la propia Concertación. Pues ahora buscan cambios cosméticos de reformar el binominal para oxigenar al régimen en crisis. Y a la vez, tensionan más al ambiente al criminalizar al pueblo mapuche con los incendios en el sur; los alcaldes salen a atacar con despidos de profesores y pérdida de matrículas. En una comuna, Ñuñoa (epicentro de “los cacerolazos”) esto, y que el alcalde de RN haya dicho que el Instituto Nacional Femenino era un “puterío” abrió un escándalo en la comuna y a nivel nacional, con protestas reprimidas por la policía y escraches. Io Guria, vocera del Liceo y militante del PTR salió en la prensa a denunciar estos hechos y se armaron varias manifestaciones que reunieron a cientos de secundarios que resisten estas políticas criminalizadoras. Por otra parte, los pobladores están saliendo nuevamente a luchar reclamando por viviendas. Asimismo los damnificados del sur. Y el pueblo mapuche resistiendo. Aunque no sabemos los ritmos, este año será muy político y hay cientos de procesos de organización en curso, algo subterráneo pero donde la juventud, y centralmente los secundarios, han despertado sin miedo, que quieren ir por todo y echar abajo la herencia del pinochetismo. La alerta de los empresarios, del “cuestionamiento al modelo” se empieza a traducir en organización y politización que no habíamos visto en años, pero que empieza a emerger con fuerza, pues 2011 ha sido un primer round, y nos estamos preparando desde ya para nuevos desafíos y luchas mayores que se avecinan.